Agua, Vida y Sabiduría: el papel de la biodiversidad y la cultura amazónica en la preservación de los recursos hídricos

En el corazón de la selva amazónica, donde los ríos son más que cursos de agua — son caminos de vida, alimento, fe y cultura — empieza a faltar agua. No por ausencia de la naturaleza, sino por el avance de las acciones humanas que desequilibran ciclos ancestrales. Frente a la creciente escasez y contaminación de las fuentes hídricas en la región, la REPAM (Red Eclesial Pan-Amazónica) lanza una alerta: es urgente implementar acciones que protejan este bien común, esencial para la biodiversidad y la supervivencia de los pueblos amazónicos.

En aldeas aisladas del Alto Solimões, por ejemplo, la realidad cotidiana de las comunidades indígenas revela la complejidad de los impactos ambientales y sociales causados por la ausencia de políticas públicas adecuadas. El agua que antes se recolectaba directamente de la naturaleza ahora necesita ser tratada. Y los métodos tradicionales de purificación, como el uso de la semilla de moringa (o moringolfera), se convierten en alternativas sostenibles frente al uso de químicos como el sulfato de aluminio, cuyos efectos secundarios pueden incluir riesgos para la salud como problemas estomacales e incluso enfermedades neurológicas.

La técnica con la moringa, enseñada de forma adaptada a la vida cotidiana de las familias, representa no solo una solución práctica, sino una herramienta de autonomía para estas poblaciones. “La capacitación se realiza con base en medidas simples, como el número de semillas. Esto permite que cualquier persona de la comunidad entienda, se apropie y difunda el conocimiento”, relata Adriana Ribeiro Francisco, Dra. en Ingeniería Agrícola con énfasis en técnicas de tratamiento de agua para pequeñas comunidades.

Junto a esto, la reutilización creativa de botellas PET — abundantes en comunidades donde el consumo de productos industrializados crece — se transforma en una solución. Estas se reutilizan para almacenar y filtrar agua, reduciendo la generación de residuos y dando un nuevo propósito a un material que, sin infraestructura adecuada de recolección selectiva, sería enterrado o quemado, agravando aún más el impacto ambiental.

“Reutilizamos las botellas PET no solo para almacenar el agua tratada, sino también como estructura de filtros caseros. Esto transforma lo que sería basura en solución, respetando la vida cotidiana de las familias y reduciendo el impacto ambiental”, completa Adriana.

Pero las soluciones locales necesitan de apoyo sistémico. La REPAM refuerza que la protección de las aguas amazónicas requiere más que iniciativas aisladas. “Necesitamos garantizar el derecho al agua como un derecho humano, ligado a la salud, a la cultura y a la dignidad de los pueblos de la selva”, afirma la coordinación de la Red.

Entre las acciones propuestas están:

  1. Educación y sensibilización de las comunidades sobre los riesgos de la contaminación y el uso sostenible del agua;
  2. Movilización social para presionar a gobiernos y empresas a respetar los derechos de los pueblos y proteger las cuencas hidrográficas;
  3. Creación de mecanismos de monitoreo para registrar y denunciar violaciones, como deforestaciones ilegales, contaminaciones por minería y destrucción de manantiales.

El agua, en la Amazonía, es vida — para las plantas, para los animales, para los rituales, para los sueños. Proteger el agua es proteger la selva. Es proteger a quienes en ella viven y a quienes la cuidan.

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REPAM Panamazonía