Por Luis Miguel Modino *
El nuevo secretario ejecutivo de la CEAMA resalta que “el Sínodo no habla propiamente de una Conferencia Eclesial, sino de una Conferencia Episcopal”. Fruto de la reflexión, algo que le parece muy acertado al padre Ferro, “hizo que se pensara en una Conferencia Eclesial, que es una novedad”. Ya han sido elaborados los estatutos, que han sido entregado a la Congregación de los Obispos, en el Vaticano, y ahora están en revisión. En cuanto se espera la aprobación canónica, el jesuita señala que “estamos en la elaboración de un reglamento para esa Conferencia Eclesial”.
Alfredo Ferro reconoce que “la responsabilidad de la secretaria ejecutiva es grande”, aunque él mismo afirma que será un trabajo en equipo, a lo que se une la perspectiva de “una fuerte articulación con los organismos eclesiales, con la REPAM, con el CELAM, dado que propiamente la CEAMA anida en el CELAM, aunque tiene su autonomía, también con la CLAR, con las Caritas, con las conferencias episcopales, con las jurisdicciones eclesiásticas”. En opinión del secretario ejecutivo de la CEAMA, “hay un interés muy grande de ir tejiendo esas relaciones al interior de la Iglesia”, destacando el clima favorable, de apertura, de búsqueda común, en esa propuesta de sinodalidad, de caminar juntos como Iglesia, “rompiendo fronteras y, al mismo tiempo, buscando un vínculo y una articulación muy fuerte”.
Plan de Pastoral de Conjunto
Una de las grandes expectativas, que asume como trabajo de la secretaría ejecutiva, es “ir formulando un plan de pastoral conjunto de la Iglesia amazónica”, que ve como “el foco de la tarea y de la misión”. Para concretarlo, “el Sínodo nos presenta como algunas pistas, sobre todo en la busca de ese rostro amazónico, de una Iglesia inculturada y en diálogo intercultural, una Iglesia muy cercana a los pueblos amazónicos”. En ese punto, el padre Ferro ve como uno de los desafíos de la CEAMA, “ver en qué manera se implican todos los estamentos eclesiales, pero no solo eso, las comunidades, los territorios, los pueblos en general, y sobre todo desde lo local, esas jurisdicciones eclesiásticas, que en la Amazonía son más de 100”.
En estos meses se han dado pasos importantes, “definiendo a partir de los sueños de Querida Amazonía y del Documento Final del Sínodo, una serie de puntos, que llamamos núcleos temáticos, que es donde nos queremos enfocar”, afirma Alfredo Ferro. Según él, “algunos son más específicos de la CEAMA, en general son los que surgen del sueño eclesial, pero otros son más específicos de la REPAM”. También hay puntos que deben ser asumidos en comisiones conjuntas, insistiendo en el trabajo común que está siendo llevado a cabo entre la CEAMA y la REPAM, sobre todo con su secretario ejecutivo, el hermano João Gutemberg Sampaio.
“El Sínodo nos ha puesto las bases para construir las novedades, para ir trabajándolas, para ir asumiendo esos compromisos”, afirma el jesuita colombiano. En su opinión, es necesario entender la CEAMA como parte de un proceso de varios años, “que se consolida, que se fortalece con todo el proceso preparatorio del Sínodo, donde la REPAM tuvo un papel muy importante, muy significativo”. Existe un gran reto, “en torno a la práctica concreta de la sinodalidad, lo que significa participación, escuchar, participación activa de los laicos, de las mujeres, dar la voz a lo local, a los territorios, a los pueblos, espacios de diálogo, de apertura a los grandes desafíos que tiene la Iglesia amazónica”.
Nuevos caminos para la Iglesia
Ferro coloca algunos ejemplos en los que se puede ver novedad, donde se pueden plantear preguntas nuevas, que ya vienen formulándose en este proceso. En primer lugar, habla del “rechazo a prácticas colonialistas, el esfuerzo de una Iglesia que no solo debe inculturarse, sino que debe entrar en un diálogo intercultural fuerte con los pueblos amazónicos”. Eso es visto como “una pregunta por nuevas formas de evangelización, de propuestas novedosas, que deben partir de un diálogo respetuoso con las culturas y de un encuentro que sea productivo y que, de alguna manera, confirme esa misión, ese anuncio, pero construido colectivamente”.
Un segundo elemento clave, “es el tema de la ministerialidad, una Iglesia ministerial, una Iglesia donde se reconozcan los servicios que ya prestan líderes en la Iglesia desde lo local”. En ese punto cita el ministerio del cuidado de la Casa Común, de la acogida a los desplazados, del ministerio de las mujeres, “otros tipos de ministerios que surgen de las necesidades que viven las comunidades, y en concreto los servicios que ya muchos hombres y mujeres prestan en el territorio amazónico”. Es una Iglesia servidora, que formaliza lo que ya están viviendo las comunidades.
Otro elemento que es destacado por el secretario ejecutivo de la CEAMA, tiene que ver con el rito amazónico, o para mejor decir, con los ritos amazónicos, dada la diversidad de culturas, afirmando que “desde la liturgia, desde los sacramentos, desde la celebración, la Iglesia también se hace algunas preguntas y ahí también podría haber una novedad”. Junto con eso, todo lo que tiene que ver con la Universidad amazónica, “como una propuesta de educación superior para la Amazonía”, para lo que se ha creado una comisión que ya está empezando a trabajar y a provocar reflexiones, sobre el significado y la contribución de la Iglesia en ese campo de la educación. También en ese mismo campo, cita las propuestas de educación bilingüe, algo planteado en el Sínodo, y de lo que ya se están llevando a cabo experiencias, algo muy importante en el proceso de inculturación y de diálogo intercultural.
El tema del diaconado y del presbiterado es otro elemento, en el que según el padre Ferro, “se ha avanzado poco”. Eso es algo que tiene que ver con la formación, preguntándose “cuál debería ser la formación de nuestros seminarios de presbíteros para trabajar en la Amazonía”. Eso debe llevar a revisar currículos, buscar propuestas alternativas, que debe ser vinculado con el tema de las vocaciones sacerdotales. Junto a ello el tema del diaconado permanente, afirmando que “de ninguna manera se pueden escapar las preguntas sobre los viri probati, sobre las posibilidades de hacer realidad la ordenación de hombres casados”, algo sobre lo que, a pesar de que no hay avances concretos por parte del Papa Francisco, “el Sínodo apuntó a pensar seriamente la posibilidad de ordenación de hombres casados”, lo que el jesuita ve como algo que “va a revivirse”, afirmando que está ligado al tema celebrativo y sacramental, sobre todo de la Eucaristía como centro de la vida cristiana y la dificultad que tienen las comunidades para celebrar la Eucaristía.
Un último elemento es “el tema de la mujer, de la presencia femenina en la Iglesia, el tema de los ministerios para las mujeres, y también, aunque no se habla mucho, el tema del diaconado para las mujeres”. El secretario ejecutivo de la CEAMA reconoce que hay otros temas fundamentales para seguir avanzando en lo que podría ser la novedad, no solo para la Iglesia amazónica, sino también para toda la Iglesia, y eso se ha visto muy claro en la repercusión que ha tenido el Sínodo en la Iglesia universal”.
Respuestas en tiempos de pandemia
Durante más de un año las actividades de la REPAM y de las circunscripciones amazónicas han sido muy pautadas por la pandemia, afirma el padre Ferro, algo inimaginable después del Sínodo, como “eso nos iba a afectar como Iglesia en lo que soñábamos para la devolución a los territorios, a las comunidades”. Aunque algo se ha hecho, el jesuita reconoce que esa devolución “ha estado muy limitada, por las condiciones, por las circunstancias, por los estragos que ha hecho la pandemia, por la dificultad de circular, por los cuidados que hay que tener”.
En esa coyuntura, “las jurisdicciones eclesiásticas se han tenido que adaptar a las condiciones, y con mucha dificultad se ha podido hacer lo que se soñaba y lo que se esperaba”, un elemento a tener en cuenta. En ese punto, “aparece todo ese servicio que la Iglesia debería prestar como Iglesia samaritana, como una Iglesia que está al servicio de la realidad que vive la gente en su cotidiano, de todos los contagios que hay, de las muertes, de los problemas de salud”. Por eso, el padre Ferro reconoce que “la pastoral del día a día y desde los territorios tiene que modificarse”. Un ejemplo es la intensificación de la pastoral de la salud, algo que “es una respuesta a las condiciones en que viven las comunidades”.
Desde su experiencia en Leticia, en la Triple Frontera entre Colombia, Perú y Brasil, donde ha vivido en los últimos años, relata que “nos dimos cuenta que el trabajo que había que hacer, cuando empezaba la primera ola de la pandemia, era estar al lado de las comunidades, acompañándolos, prestando servicio de suministrar alimentos, herramientas, plantas de oxígeno”, respondiendo así a las necesidades de las comunidades. Eso es visto como “una respuesta concreta a las necesidades que estaban viviendo las comunidades”. Lo interesante fue que “no había frontera, si eran comunidades de Brasil, de Perú, de Colombia, tratamos de acudir a esas necesidades, también articulándonos entre nosotros y viendo de qué manera, desde las pastorales sociales, vida religiosa, Caritas, podíamos enfrentar esta situación”.
Iglesia en la post pandemia
A pesar de que ya se ha empezado la vacunación, todavía no se puede cantar victoria, afirma el secretario ejecutivo de la CEAMA, que relata otros problemas que están surgiendo, como es el hecho de que muchos indígenas no quieren vacunarse. Eso le lleva a preguntarse qué significa y cómo se va a enfrentar eso, “de qué manera trabajar esos problemas concretos que van apareciendo en la pandemia y que seguramente van a parecer en la post pandemia”. Hablando de la ciudad colombiana de Leticia, que vive en gran parte del turismo, que se acabó completamente, se pregunta “qué significa retomar la misión de la Iglesia, formularla a partir de una situación de crisis en términos de desempleo, de pobreza, de hambre, de todas las dificultades que están viviendo las comunidades, tanto en la parte urbana como en las comunidades rurales”.
El camino es “tener una gran cercanía con las comunidades, entender la realidad que están viviendo y replantear la pastoral”. Según Alfredo Ferro, “somos no solo tienda de campaña, sino que también tenemos que encarnar esa vocación como Iglesia samaritana”, algo que se debe traducir en “una pastoral de conjunto, que es como el gran desafío que tiene la CEAMA”, para lo que se debe tener en cuenta esta y otras realidades, porque “las consecuencias de esta pandemia son tremendas y eso va a ser muy tenido en cuenta en las opciones, en las prioridades pastorales que deba tener la Iglesia amazónica”.
* Luis Miguel Modino, es miembro del equipo de comunicaciones del CELAM