Interconectados virtualmente desde toda la selva peruana, más de 50 representantes de los ocho vicariatos apostólicos y la prelatura de Moyobamba, brindan sus aportes grupales para el gran evento impulsado desde el Consejo Episcopal Latinoamericano. La preparación y coordinación de este foro virtual fue gracias a la articulación entre la comisión central para el proceso de escucha de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) la REPAM-Perú, CAAAP y CENAMIS.
“Si miramos a Jesús él nos dice cómo defender la vida. Se trata de abrir los ojos, la mente y el corazón; mirar y dar la vida. Se trata de no olvidarnos de las periferias porque allí hay mucha gente del Señor”. La misionera laica María Luisa Maduell, enraízada por medio siglo en la selva peruana al servicio de los más humildes, confiesa que a menudo se detiene en el Evangelio de Juan y se pregunta cómo ser pan, cómo ser el alimento que nutra y fortalezca el cambio, que propicie una verdadera conversión pastoral, cultural y ecológica, como pide el Papa Francisco. “Esta Palabra de Juan es uno de los evangelios que más nos motiva y nos impulsa a seguir en la defensa de los derechos y de la vida”, concluye.
Al otro lado de la pantalla unas 50 personas se unen en oración durante el inicio del Foro Virtual de Reflexión Grupal desde la Amazonía ‘Defensa de los derechos humanos y cuidado de la Casa Común’ realizado el viernes 13 de agosto. Es un grupo diverso con importante protagonismo de laicos/as y amplia presencia femenina. Mujeres y hombres que representan a los ocho vicariatos de la selva peruana y a la prelatura de Moyobamba. El objetivo es reflexionar juntos para, en último término, realizar aportes conjuntos a la Asamblea Eclesial convocada por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) para el mes de noviembre.
Aunque en cada jurisdicción se lleva meses difundiendo y recogiendo aportes para este proceso de escucha, pues cada vicariato ha pedido a sus parroquias, misiones e instituciones que socialicen y recojan insumos desde el territorio, resulta pertinente también una puesta en común que permita aunar la voz de la Amazonía Peruana. Se trata, además, de un territorio que ya realizó un proceso similar en 2018, como antesala al Sínodo de la Amazonía realizado en octubre de 2019.
Alfredo Vizcarra, obispo de Jaén y presidente de REPAM-Perú, se encargó de dar la bienvenida. “Hablaremos sobre derechos humanos y derechos de la Casa Común, temas que durante la pandemia han estado en el punto de mira por las brechas e injusticias que han aparecido claramente en nuestro país. Como Amazonía nos encontramos dentro de ese sector de la población más vulnerable. Se ha visto cómo ha continuado el extractivismo, han asesinado a ocho defensores... y muchas cosas más que ustedes conocen. Sobre ello vamos a conversar para dar nuestros insumos a la Asamblea Eclesial”, explicó. Otros obispos también participaron del encuentro como David Martínez de Aguirre, obispo de Puerto Maldonado y vicepresidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) y Javier Travieso, obispo de San José del Amazonas. Ricardo Calle, representante de la comisión central para el proceso de escucha de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), también animó y formó parte de este foro.
Por su parte la teóloga Birgit Weiler, invitada en calidad de integrante de esa misma comisión, recordó los últimos datos e informes sobre el calentamiento global que revelan la urgencia de tomar acciones concretas para el cuidado de la Casa Común y recordó que “la promoción y la defensa de los derechos humanos no es algo opcional para los cristianos, lo que implica un compromiso firme y sostenido porque es una exigencia de la fe”. Indicó además que cada vez hay más indicios de que el origen del Covid-19 está en la deforestación y que, ante ello, los científicos alertan: “Si la Amazonía no se cuida, este puede ser un inicio de bacterias y virus que afectarán primero a los más indefensos”.
Interrogantes para la reflexión
¿Qué importancia tiene la defensa de los derechos humanos y el cuidado de la Casa Común para la misión de la iglesia hoy? ¿Cuál ha sido el aporte de la Iglesia en la defensa de los derechos humanos y el cuidado de la Casa Común? ¿Qué debemos hacer para que la defensa de los derechos humanos y el cuidado de la Casa Común sea más central en la pastoral de la Iglesia? Con estas tres preguntas es que el encuentro pasó a su segunda fase: el trabajo en grupos pequeños. En este espacio el compartir experiencias e impresiones fue clave, pues en las salas primaba la diversidad al ser punto de encuentro entre diferentes vicariatos y personas con labores diversas de acción pastoral. Cabe mencionar también que se contó con la participación de profesionales relacionados con instituciones de los propios vicariatos, como las Cáritas de las regiones amazónicas, cuya mirada por su continuo contacto con las realidades de las poblaciones más vulnerables enriqueció mucho el aporte.
Mirar al futuro, pero sin olvidar el pasado, fue otro de los puntos de partida. Y es que la articulación y presencia de la Iglesia en la Amazonía peruana es de larga data y existieron momentos que revelan, décadas después, una verdadera mirada profética de los obispos y misioneros de tiempo atrás. “Recordemos que en 1971 los obispos de la Amazonía peruana se reunieron y enviaron una carta a todos sus misioneros y misioneras exhortándoles en la defensa de los derechos de los pueblos indígenas ante todas las amenazas que veían en ese momento, desde la necesidad de la titulación de tierras hasta la conformación de organizaciones indígenas”, recordó Manuel Cornejo, representante del CAAAP y miembro de la secretaría técnica de REPAM-Perú. Otro momento histórico se vivió tres años después, en 1974, cuando se dio el primer encuentro de misioneros y misioneras de la Amazonía Peruana. “Fue algo germinal, como el nacimiento de un río, el cauce que permitió la articulación posterior”, detalló. En ese sentido, recomendó que en el trabajo grupal se identificaran también las raíces que hoy se vienen fortaleciendo a la luz de los últimos documentos eclesiales y el magisterio del Papa Francisco sustentado en su confeso aprecio y amor por la Amazonía.
Desde la convivencia y el diálogo con los pueblos
“Escuchándonos unos a otros nos ilusionamos y nos sentimos más alcanzados en lo que, de forma individual, estamos haciendo. En este diálogo han salido cosas muy interesantes”. Como obispo de Puerto Maldonado y vicepresidente de CEAMA, David Martínez de Aguirre, fue el encargado de las palabras de cierre. De inicio recordó que, gracias al trabajo de articulación que se viene dando tras de la visita del Papa Francisco a Perú y el Sínodo de la Amazonía, los lazos y trabajo intervicarial se está fortaleciendo. “Esto nos permite recuperar, recordar lo que los más antiguos de los vicariatos han vivido en otros momentos, y nos cuentan”, dijo, “no olvidemos que la Iglesia amazónica en el Perú tenía una experiencia singular de caminar juntos estableciendo interrelación desde muchas décadas atrás”.
Respecto al tema de derechos humanos y cuidado de la Casa Común, Martínez de Aguirre aseguró: “Tenemos que decir, con mucha humildad, que en nuestros vicariatos buena parte de quienes estamos en ellos y nuestros agentes de pastoral están altamente sensibilizados con estos temas. Sin embargo, nunca es suficiente. Siempre tenemos que seguir atentos”. En ese sentido, para que se continúe junto a las poblaciones más vulnerables, acompañándoles en sus anhelos y luchando junto a ellas, le pidió “al Dios de la Vida” que “siga fortaleciéndonos para el cuidado de la Casa Común” porque “somos familia, formamos parte de la Familia Universal y tenemos una Casa Común que Dios nos ha regalado para cuidarla y vivir”.