Por: Monseñor Rafael Cob, vicepresidente de la REPAM y obispo del Vicariato de Puyo (Ecuador)

Como Cristo Resucitado mostró las heridas de su victoria en la cruz, la REPAM en su gira por la OEA y la ONU ha mostrado también las heridas que la Amazonia tiene por defender la vida de la naturaleza, de este bioma amazónico y de los derechos de los pueblos que la habitan.

La REPAM alza la voz de nuestros pueblos en las más altas esferas de nuestro mundo globalizado. La Amazonía, paradigma y referente del equilibrio ambiental de nuestro planeta, facilita hacer un mundo más limpio y respirable por su oxígeno y con más calidad de vida por su agua dulce que da al mundo. Dos elementos sin los cuales el mundo no puede vivir: oxígeno y agua.

Cuando la REPAM presenta un informe ante las instancias mayores de este planeta, la ONU y la OEA, sobre los derechos vulnerados en nuestra Amazonia, muestra esas heridas abiertas que hemos de reconocer, viene a compartir y buscar el respaldo de trabajar juntos por armonizar la humanidad de este mundo, para reflexionar juntos sobre la realidad de estos territorios en los que la vida no solo esta en peligro sino la vida que se da en la defensa de sus derechos, de los derechos que son su tierra, parte de su vida; los arboles y los ríos, sus cascadas ,su flora y su fauna. Todo ello es su vida y es vida para la humanidad de nuestro planeta tierra.

La riqueza de este bioma Panamazónico no es un espacio para explotar por la codicia sin medida y desenfreno, no es una despensa inagotable y renovable de la que quieren extraer sin medida. Es una riqueza para contemplar y defender, para escuchar y aprender. Una sabiduría escondida que debemos conocer. Hoy nos volvemos a preguntar: ¿cuál es el fin para el cual Dios Creador nos ha dado esta tierra?

El árbol y el rio están cumpliendo una misión para la vida de nuestra tierra. Si talamos el árbol, si contaminamos el agua si explotamos sus entrañas, ¿cómo podremos sobrevivir ante esta atmosfera que cada día se hace más irrespirable, con un calentamiento global que amenaza nuestro planeta y nuestra casa común, la cual debemos cuidar para no tener que lamentarnos después. Si no ponemos nuestro compromiso de cuidarla, defenderla y protegerla, quizá mañana será demasiado tarde.

Sabemos que en nuestro planeta todo esta interconectado, y lo que hago aquí repercute allá y viceversa. Lo hemos escuchado y debemos asumirlo como prioritario, debemos unir nuestras fuerzas y juntos caminar en la misma dirección como pueblo que nos reconocemos hermanos, como nos enseña S. Francisco, patrono de la ecología, vivendo el amor a la naturaleza, expresión de la belleza divina. Hermanos y necesitados unos de otros, todos necesarios para formar un mundo unido y fraterno. No enfrentado, violento o agresivo, y buscando caminos de paz y de justicia. La Amazonia da vida para el mundo ¿Qué da el mundo para la vida de la Amazonía?


Como dice la canción, si se calla el cantor, calla la vida. Y, ¿qué es la vida sin el canto? La REPAM quiere ser el cantor de la sinfonía que es la Amazonia y escuchar su canto
y tejer en ese canto las relaciones y voluntades para articular, tanto esfuerzo que hombres y mujeres hacen, por detener la violencia en este bioma Amazónico y de otros biomas en el mundo, sembrar la paz y el amor por la naturaleza de esta casa común para todos, y ser aliados de los derechos de los guardianes de la selva.

Que las futuras generaciones que vengan detrás encuentren huellas para seguir protegiendo y defendiendo la vida de esta casa común. Que no nos digan que fuimos guías
ciegos, que no quisimos ver los peligros y amenazas de destrucción, que no supimos contemplar la belleza de esta creación que Dios nos regaló, no para ser dueños de ella, sino buenos administradores para el bien común por encima de intereses particulares.

Que las futuras generaciones que vienen detrás no nos tengan que decir que fuimos sordos a los gritos de la tierra y de los pueblos que hicieron oir su voz pidiendo paz, justicia
y respeto.

Que las futuras generaciones que llegan no nos tengan que decir que fuimos como mudos, que no alzamos nuestra voz profética de denuncia y de anuncio de la buena nueva,
vida en plenitud que Jesús ha traído para todos.

Nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos nos pedirán cuenta sii ahora no sabemos leer e interpretar los signos de los tiempos, a través de los cuales Dios sigue hablando a nuestro mundo.

Hoy es el Kairós que Dios nos da, es la hora en que debemos responder, que su Espíritu inspire y dirija nuestros pasos en estos tiempos que nos toca vivir. El es dueño de la vida y el tiempo. Vivamos su vida, vivamos en el tiempo que él nos da sembrando esperanza para recoger paz