Tres cuartos de siglo han pasado desde que, oficialmente, el Papa Pío XII crease la Prefectura Apostólica de San Francisco Javier del Marañón, confiándola a los religiosos de la Compañía de Jesús (Jesuitas). Era el año 1946 y, desde dos años antes, ya los primeros misioneros habían comenzado a llegar. “El primero fue el padre Palacios. Era un misionero en la India a quien se le confío venir a inspeccionar o a revisar y confirmar el territorio”, recuerda Monseñor Alfredo Vizcarra, actual obispo, haciendo un poco de historia, “y eso fue lo que hizo, llegó en el año 1944 acá. Al llegar a Bellavista, celebró la primera misa”. Ahora el obispo pide a todos los fieles que el recuerdo sea, en especial, para los catequistas que tanto han aportado en la historia social del territorio vicarial, por ejemplo, en el surgimiento de las rondas campesinas o en el cuidado de los bosques.
En recuerdo de aquellos pioneros, y en el de tantos misioneros, misioneras, laicos, laicas y agentes pastorales que han dejado buena parte de su vida al servicio de las comunidades cristianas de todo el Vicariato Apostólico de Jaén es que el pasado 29 de julio se recordó esa primera eucaristía con una celebración de gala en ese mismo lugar, en Bellavista. Fue uno de los primeros eventos en conmemoración de los 75 años de este vicariato que cuenta, en la actualidad, con un territorio es de 32,572 km2.
No sería hasta 1971 que se elevase la Prefectura Apostólica de San Francisco Javier, a Vicariato Apostólico, designando a Monseñor Antonio de Hornedo Correa SJ., como primer Obispo Vicario Apostólico.
Involucrar a todos y rescatar la historia
El diseño de un logotipo, la elección de un lema y la composición de un himno conmemorativo son solo tres de los concursos programados. Los dos primeros ya se realizaron, como lema se escogió ’75 años en caridad y al servicio del prójimo’ y, en este mes de julio, la feligresía está esperando saber cuál es el himno ganador. Una melodía cuya letra podrá, si así se desea, sonar en cualquiera de los tres idiomas presentes en el Vicariato: castellano, awajún o wampís. El 31 de julio se conocerá la letra y música escogidas.
El padre Ramiro Vega, director del Centro Pastoral del Vicariato San Francisco Javier de Jaén y encargado de la coordinación de las actividades por el aniversario, comenta que también habrá un concurso de coreografía, en agosto, y una exposición fotográfica, en septiembre. De la evolución de la pandemia dependerá si esta es virtual o presencial.
Sin embargo, uno de los principales propósitos y quehaceres que tendrán los párrocos será rescatar la historia. “Aunque tenemos libros del padre Martín Cuesta y del padre Guallar sobre la historia, todavía se cuenta con fuentes orales de aquellas primeras décadas que son muy valiosas. Por eso queremos que cada sacerdote se dé el tiempo de recabarlas para que eso se sistematice y se obtenga una línea del tiempo mucho más rica, que nazca de la gente”, reflexiona Vega.
En ese camino es que en el mes de noviembre cada parroquia celebrará sus propios foros con la población de cada lugar porque “tenemos agentes pastorales que conocen muy bien la historia y la pueden transmitir desde otra visión muy interesante”.
Fechas clave en estos meses serán el 31 de julio, San Ignacio de Loyola, el 14 de septiembre, que es el Señor de Huamantanga como patrón de Jaén, y el 3 de diciembre, cuando se festeja San Francisco Javier y se culminarán los eventos de celebración.
Palabras de Mons. Vizcarra
Luego de la eucaristía del 29 de junio, celebración de San Pedro y San Pablo, realizada en Bellavista, Mons. Alfredo Vizcarra rescataba ante los micrófonos de Radio Marañón de Jaén parte de la historia del Vicariato. Estas fueron sus palabras:
“Hoy hemos querido significar el inicio de algo que ya estamos haciendo, que es recordar que este año se cumplen 75 años de la erección de una nueva jurisdicción eclesiástica, porque todo ese territorio pertenecía al obispado de Cajamarca y había sacerdotes diocesanos por acá. No muchos, pero había. Era un territorio muy grande. Entonces, a pedido del gobierno peruano, la iglesia invita a la compañía de Jesús a los padres Jesuitas para que se ocupen de este territorio como un territorio de Misión por estar en la frontera, y por tener una población indígena awajún y wampís. Incluso, la historia pues muestra que había otros grupos indígenas también en esta zona, en la parte de San Ignacio, yéndose hacia la selva.
Quien llegó primero fue el padre Palacios. Era un misionero en la India, a quién se le confío el venir a inspeccionar o a revisar y confirmar efectivamente el territorio. Y eso fue lo que hizo, llegó en el año 44. Al llegar a Bellavista, porque es por acá por donde se llegaba desde la costa Chiclayo, celebra la primera misa aquí.
Más tarde, en el 45, viene el Padre Martín Cuestas. Y recuerda que quien lo recibió fue una familia que tenía un fundo aquí, y ahí estuvo durante unos días esperando poder continuar el viaje hacia lo que va a ser la sede de la nueva jurisdicción eclesiástica: la Prefectura Apostólica San Francisco Javier del Marañón.
Así es como se llamaba en aquella época. Y mientras esperaba, hasta que ya pudo encaminarse, se fue a Chirinos, por donde ya había pasado el padre Palacios. Al Padre Palacios lo recuerdan ahí porque fue dejando como tareas para la población como la construcción de un convento, la construcción de una iglesia… y cuando pasa por ahí el Padre Martín Cuestas, efectivamente, se encuentra con esas obras iniciadas, para que justamente los misioneros que iban a llegar pudieran establecerse en esos lugares en su visita. Entonces hemos querido hoy, porque es la fiesta de San Pedro y San Pablo, la solemnidad eclesial. Es el inicio de la Iglesia, también de esta nueva jurisdicción eclesiástica.
Han pasado 75 años y es importante recordar a nuestros fundadores. Una de las cosas que Martín Cuestas recuerda en sus escritos es la devoción que existía en la población por donde él iba pasando. En San José de Lourdes Namballe, Tabaconas, Chirinos… todos esos lugares que eran, además, un solo distrito, el distrito de Chirinos por un lado, y el distrito de San Ignacio.
Y eso ha sido el germen de la labor posterior, cómo ha sido el trabajo de los catequistas. Todos somos muy conscientes de la importancia que han tenido los catequistas, después incluso la influencia que ellos han tenido en el trabajo de las rondas campesinas, en el trabajo del cuidado de los bosques. Gente que han entregado sus vidas por defender estos espacios, estos terrenos para que se pudiera conservar la naturaleza y el medio en el que se vive aquí.
He invitado durante la misa aquí, en todas partes el vicariato, recordemos, recuperemos la memoria de todas estas personas, sacerdotes, religiosas, catequistas, u otras personas miembros de la comunidad, que se han caracterizado porque han sido muy queridos, por haber querido tanto, por haberse preocupado tanto de su propia población, de sus hermanos, del cuidado del bosque”.