El obispo de Iquitos, Mons. Miguel Ángel Cadenas, recuerda que el modelo extractivista está fracasando a nivel mundial, pues “las grandes petroleras están invirtiendo en energías limpias” y, como señala el Papa Francisco, es urgente afrontar una transición energética. También pide que, desde las urbes, se busque la dignidad de todos y todas porque “los indígenas tienen los mismos derechos y necesidades que el resto de la población”.
Por: CAAAP / Rubén Meza (LVS)
“En primer lugar hay que decir que las poblaciones indígenas son ciudadanos y ciudadanas de primera clase, exactamente igual que aquellos que vivimos en la ciudad. Y tienen los mismos derechos y las mismas necesidades que el resto de la población. Mientras no entendamos esto no habrá solución a los problemas”. En entrevista realizada por el periodista Rubén Meza en La Voz de la Selva, emisora radial del Vicariato Apostólico de Iquitos, su obispo, Miguel Ángel Cadenas, se pronunció en referencia a los diferentes conflictos sociales y problemáticas medioambientales que enfrenta la región Loreto, la más grande de la Amazonía Peruana, que continúa siendo asediada desde diferentes frentes.
Y es que, a los reclamos desde diferentes distritos de los pueblos afectados por la actividad petrolera, que lleva décadas causando derrames y afectando directamente a las fuentes de alimento, a la salud y a la cultura de las poblaciones indígenas y ribereñas, se suma ahora la problemática minera en el río Nanay y otras cuencas fluviales. Todo ello mientras persiste y aumenta también el tráfico de madera ilegal, así como las problemáticas sociales (desnutrición, anemia, falta de oportunidades, alcoholismo, violencia…) que vienen de la mano. Un modelo extractivista sobre el que el obispo de Iquitos no tiene ninguna duda.
“En Loreto se sigue insistiendo en el tema extractivo. Creo que ese modelo está fracasando en todo el mundo. Las grandes petroleras en todo el mundo están invirtiendo en energías limpias. El Papa Francisco nos habla continuamente de la necesidad de una transición energética. Los cristianos tenemos que ponernos en esa situación. Me parece que ahora sería la oportunidad para exigir al Estado, y con él a las empresas, que inviertan mucho dinero en descontaminar. Y eso podría generar mucho trabajo también incluso en la ciudad”, afirmó Mons. Cadenas en la mencionada entrevista “por lo tanto, lo que pido es que la ciudad entienda los problemas que están sucediendo en el río. Busquemos el bien común, y en tiempos de cambio climático no es conveniente que contaminemos todo. Al contrario, lo que tenemos que hacer es exigir dinero para descontaminar lo que ya se ha contaminado en todas estas décadas pasadas”.
Asegurando, en coincidencia con los mensajes del Papa Francisco, que la política es necesaria, el obispo sí considera que “la política está fallando porque, muchas veces, los políticos se venden a intereses económicos y no buscan el bien común”. Recuerda que los problemas que sufre la región Loreto no son nuevos, sino que vienen de tiempo atrás: “No se resuelven, pero se prometen resolver y, por ello, cuando el tiempo pasa los niveles de crispación son más altos”. En esa línea invocó a las autoridades a actuar en base al bien común y a rebajar las tensiones “no de cualquier manera, como ha pasado hasta ahora, sino resolviendo los problemas de fondo”. En su opinión, además, la conflictividad social está en aumento porque las reglas de la industria extractiva no están claras y, además, a menudo no se cumplen.
Río Marañón, ¿sujeto de derechos?
Interrogado sobre la demanda contra el Estado interpuesta semanas atrás por la federación de mujeres kukamas ‘Huaynakana Kamatahuara Kana’, donde se pide que el río Marañón sea considerado como un Ser Vivo y tenga personalidad jurídica en base a la importancia que tiene para los pueblos indígenas que habitan sus riberas, Mons. Miguel Ángel Cadenas consideró que es un reclamo viable. También recordó que la Organización Mundial de la Salud incluye, al hablar sobre la definición de salud, el derecho a un medioambiente sano. “Necesitamos, por lo tanto, vivir en un ambiente que sea adecuado”, indicó. Ligando su postura a los lineamientos de toda la Iglesia Amazónica, amparados recientemente en el Sínodo de la Amazonía del año 2019, explicó que en dicho evento también se habló, y mucho, sobre los derechos de la naturaleza y la necesidad de defenderlos. “Defender el río Marañón como un ser vivo es la posibilidad de incluir la visión indígena y que tengan los derechos que merecen. Por lo tanto, es absolutamente necesario”, aseveró.
Durante su intervención el obispo de Iquitos abogó por incentivar una mayor reflexión y conciencia ciudadana para “buscar las mejores condiciones de vida para todos, no solo para nosotros”. Por ello consideró que es completamente inexplicable que desde las ciudades se impulse y abogue por actitudes que van en contra de los datos que demuestran que el calentamiento global y el cambio climático es, de facto, una realidad que nos afecta a todos.
Por último, con pesar, el obispo de Iquitos recordó públicamente le dolorosa época del caucho que llenó de sangre los ríos de la Amazonía y, en particular, de la región Loreto. “En aquellos años la ciudad de Iquitos fue ciega por no ver lo que estaba pasando”, lamentó, “décadas después nos dimos cuenta que fue una salvajada el asesinato de indígenas. Ahora tal vez todavía hay personas que se niegan a ver la realidad, pero dentro de varias décadas todo el mundo comprenderá que no hemos estado a la altura de las circunstancias porque hemos estado propiciando un extractivismo que nos ha llevado a nada”.