A través de un sencillo homenaje, donde se develó una placa en su memoria, se ensalzó la figura del religioso pasionista que llegó a Perú en 1912 y, en 1921, fue nombrado como primer responsable de la entonces Prefectura Apostólica de San Gabriel del Marañón
“Tenía una personalidad un tanto reservada, intuitiva, como quien ve las cosas con claridad y optimismo, desde un fondo de cierta reserva. Muy inteligente, autodidacta, consiguió una brillante cultura por medios personales. Poseía una biblioteca privada con libros muy selectos. Firme y constante en su piedad personal. Celoso pastor. Durante toda su vida, hasta la última enfermedad, dirigió personalmente la catequesis de la catedral. Se sentaba todos los días antes de la misa en el confesionario”. De esta forma se describe en el libro “Una Esperanza en la Amazonía. Los Pasionistas en la selva peruana” la figura de Mons. Atanasio Jauregui Goiri. En una publicación más reciente sobre la Historia del Vicariato de Yurimaguas, en el marco del Centenario que se celebra este año 2021, se indica que fue el “primer responsable de esta ‘chacra’ del Señor’ considerando que hace justo un siglo, en 1921, fue designado como Prefecto Apostólico de San Gabriel del Marañón, jurisdicción eclesiástica que, en 1936, pasaría a ser el actual Vicariato de Yurimaguas.
Precisamente en el marco de este siglo de caminar evangelizador y misionero es que hoy, 30 de agosto, la capital de Alto Amazonas ha rendido un sencillo pero emotivo homenaje a la figura de este religioso pasionista que en 1912 dejó sus orígenes y se enraizó en la Amazonía. El recuerdo ha consistido en la develación de una placa bajo el busto de bronce que le recuerda en la plaza que lleva su nombre y la fecha no ha sido casual: un 30 de agosto de 1957, hace 64 años, fallecía.
El acto ha estado oficiado por el actual obispo, Mons. Jesús María Aristín, quien ha ensalzado la figura de Jáuregui. “Es un deber que le recordemos en este día no solo porque fuera nuestro primer obispo, sino porque hizo una labor enorme con una espiritualidad y una fuerza encomiable”, ha dicho, “sé que desde el Cielo nos protege y le pido que bendiga nuestro vicariato y nos ayude para seguir trabajando por la justicia social”.
El Foro Virtual ‘Escucha de los Pueblos. Hacia una agenda con las Iglesias’ desarrollado el 25 de agosto sirvió como punto de encuentro y diálogo entre representantes amazónicos y andinos para compartir experiencias y consensuar reflexiones y pedidos que lleguen, desde el Perú, hasta toda la Iglesia Latinoamericana
Bajo la premisa de que “todos somos compañeros de camino” y con el anhelo de “conocer cuál es el rostro de nuestra Iglesia que desean y necesitan nuestros pueblos indígenas y campesinos” se desarrolló el último miércoles 25 de agosto el Foro Virtual denominado ‘Escucha de los Pueblos. Hacia una agenda con las Iglesias’. Las palabras entrecomilladas se escucharon durante el saludo de bienvenida y las pronunció el padre Enrique Gonzáles, presidente de la Comisión Episcopal de Acción Social (CEAS). Esta institución, junto con la Red Eclesial Panamazónica en Perú, la Red Iglesias y Minería y el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica, fue la encargada de organizar y convocar el mencionado evento que congregó, desde diferentes puntos del Perú, a una veintena de representantes indígenas amazónicos, andinos y campesinos.
Con los oídos, la mente y el corazón dispuestos a escuchar es que los miembros de la Iglesia presentes, como la teóloga y religiosa Birgit Weiler, los obispos de Jaén y Caravelí, Mons. Alfredo Vizcarra y Mons. Reinaldo Nann, y el personal de CEAS y REPAM-Perú, recibieron en este encuentro a quienes se deseaba, sobre todas las cosas, escuchar. “Escucharse mutuamente significa que el uno está dispuesto a aprender del otro. Les invito a que este espacio sea de aprendizajes mutuos a la escucha. Construyamos una Iglesia que realmente sea fiel a Jesús”, pidió Weiler. “Lo principal es escucharles, es la esencia de este momento”, complementaba desde CEAS Javier Jahncke.
Organizados en cuatro grupos y tras cerca de una hora de diálogo interno llegaban esas respuestas. Nacían desde la realidad del pueblo Awajún, desde la selva norte; del asháninka, desde la selva central; y del Amahuaca o el Harakbut, desde la región Madre de Dios. Pero también desde humildes rincones de provincias costeras y andinas, como Piura o la Libertad. Una amalgama de procedencias que, pese a las distancias culturales y geográficas, encontraba rápidamente varios puntos en común para responder, casi a una misma voz, a las tres preguntas planteadas:
¿Qué nos dicen hoy los gritos de nuestros pueblos y nuestra Madre Tierra?
¿Cuáles son los temas de agenda que tienen nuestros pueblos que pueden apoyarse desde nuestras Iglesias?
¿Cuál es el rostro de iglesia que buscan nuestros pueblos?
Una Iglesia que acompañe en el camino
Los retos son enormes. Para la Iglesia, pero también para los pueblos. Son tan enormes como las amenazas que acechan y se incrementan bajo un mismo patrón extractivista que explota sin pudor los recursos naturales del país, sin importar el daño a la Casa Común ni a los pueblos que la habitan. Sin importar ni siquiera el futuro de las nuevas generaciones. En esa línea la petición fue unánime: se necesitan que las iglesias, tanto la católica como otras presentes, sean defensoras y compañeras. También que formen y que asesoren, que tengan preocupación, cercanía y empatía para estar firmes en la defensa de los derechos humanos y en la denuncia de cualquier tipo de explotación y violencia.
“Ahora sí veo, en esta Iglesia, que hay un buen grupo de personas que está tratando de comprender al hermano indígena,que sabe que es importante defender y denunciar las injusticias, pues el que mira y no dice nada es cómplice”, aportaba Yésica Patiachi, representante del pueblo Harakbut de Madre de Dios y asesora de la REPAM, “yo espero que la Iglesia continúe y fortalezca la alianza que el Papa estableció en Puerto Maldonado, que no se quede como observadora sino que acompañe en nuestros procesos. Por ejemplo, lo viene haciendo el cardenal Pedro Barreto, que cuando se da un conflicto da su manifestación, ese pequeño gesto tiene gran importancia porque lo que él dice es escuchado. Sí creo que la iglesia y los pueblos indígenas podemos caminar de la mano”.
Como portavoz y representante de la Iglesia Amazónica el obispo de Jaén y presidente de REPAM-Perú, Mons. Alfredo Vizcarra, exhortaba a la creatividad para que la Iglesia sea capaz de responder al pedido de los pueblos indígenas. Y es que la ausencia de vocaciones lleva a pensar en otra Iglesia más apegada a la realidad y, sobre todo, más inculturada.También llamaba a la unión entre iglesias hermanas porque todos sufrimos y luchamos “contra las mismas problemáticas”. Por su parte el obispo de Caravelí, Mons. Reinaldo Nann aseguró que "se necesita un mayor compromiso de la Iglesia peruana en favor de los pueblos indígenas y seguir con lo que manifiesta el Papa Francisco en su Magisterio, en defensa de la Casa Común".
Pastor Rafael Goto: “He aprendido mucho de ustedes”
En calidad de representante del Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP), participó en este foro el pastor Rafael Goto, cuyas impresiones enfatizaron en tres puntos principales. De un lado indicó que el acompañamiento a las comunidades en su lucha por la existencia y la defensa de la tierra debe trascender lo puramente eclesial y moral para tener una dimensión política. Como segundo punto enfatizó en que, como escuchó de los propios representantes indígenas, debe ser clave “respetar la espiritualidad, liberándonos de toda actitud colonizadora”. Para ello recordó que el Evangelio “nos enseña a descubrir en el otro el rostro de Dios, no porque sea igual, sino porque es prójimo, porque el otro también es humano”.
El tercer punto que destacó el pastor evangélico fue la frase que pudo escuchar de boca de la mencionada Patiachi quien, durante el trabajo grupal, comentó que la Iglesia no debe ver a los indígenas como “los pobrecitos”, sino como “sujetos que deben asumir y protagonizar su propia historia”. En esa línea compartió la idea de que las iglesias, como ya se dijo, deben ser compañeras de camino. “Me encantó estar con ustedes, he aprendido en menos de dos horas muchoy lo sumo a todo lo que lo que el padre Jaime Regan me enseñó en la universidad sobre Antropología Amazónica”, concluyó.
“Dios nos colocó en el Jardín del Edén y debemos dejar este mismo Jardín del Edén a las generaciones que nos siguen”.
Por: Miguel Ángel Cadenas, obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos
El mundo en el que vivimos no es nuestro, es de Dios. Él nos colocó en el jardín del Edén para que lo cuidemos. Esta idea ya está en el Génesis (2, 15). Nuestra tarea es dejar a nuestros hijos un mundo en las mismas condiciones que hemos encontrado. Y, si podemos, mejor incluso que el nuestro. Pero cabe preguntarnos, ¿qué es “cuidar”? Para responder nos vamos a servir de tres idiomas amazónicos. Gracias a ellos podemos percibir diversos matices en el “cuidar”. En los tres idiomas elegidos existe más de una palabra para expresar qué significa “cuidar” y esto nos indica, por tanto, la importancia que esta idea tiene para los pueblos indígenas.
Comenzamos con el idioma ikito, una lengua en serio peligro de extinción. Según datos del Ministerio de Cultural del Perú, apenas 500 personas manifestaron poder hablarla en el último censo del año 2017. Hasta cuatro términos encontramos entre los ikito que evocan la intención de cuidar de algo o de alguien.
‘Cariiniini’: cuidar algo, en el sentido de mirar fijamente a alguien o algo.
‘Cut++t++ni’: cuidar a una mujer que está dando a luz.
‘Imaani’: [un animal] pone un huevo y lo cuida.
‘Tasiitaani’: cuidar un objeto como una casa o una presa para que no se pierda.
Podríamos comentar varias cosas sobre esto, pero nos centraremos en una sola. Para los ikito es fundamental conservar la vida:tanto de los animales que ponen un huevo y lo cuidan, como de las mujeres en situación de parto. Es tan importante que tienen una palabra propia para cada uno de esos momentos. Pero hay todavía más. ‘Cum+t++ni’ significa “hacer crecer, criar a un niño o un animal cuya madre ha muerto, en el parto por ejemplo”. La vida, nuevamente, se pone por encima de todo. Más aún hoy, en tiempos de violencia contra las mujeres y los niños, conviene recordar particularmente este significado.
Vayamos ahora al idioma huitoto-muinane.En este caso encontramos, al menos, tres vocablos:
‘Acádotde’: cuidar en el sentido de aguardar.
‘Acádua+bitde’: venir para aguardar o cuidar.
‘Jooc+(de)’: guardar bien, tener cuidado y vigilancia de muchos.
De nuevo, de entre muchos posibles comentarios, elegiremos uno. Para el pueblo Huitoto cuidar está relacionado con la espera, aguardar, indicando que cuidar no es un asunto puntual y rápido, sino que exige dedicar tiempo.
En tercer lugar, analicemos qué nos dice el idioma kukama.
‘Aipata’: cuidar, criar en el sentido de hacer crecer. Se utiliza para hijos/personas, animales y plantas.
‘Mainani’: cuidar en el sentido de proteger. Se aplica a plantas, ancianos, enfermos, animales (a todos los que no se pueden valer por sí mismos).
‘M+mara’: criar, domesticar, amansar, en el sentido de cuidar, proteger y alimentar, se aplica a los animales y plantas pequeñas.
Aquí comprobamos cómo ‘aipata’, para los kukamas, significa ‘cuidar en el sentido de criar’. Y es que los kukama consideran esta tarea tan importante que la extienden a los niños, a los animales y a las plantas. De ahí que maltratar animales y plantas sea tan grave como maltratar a una persona.
En este breve análisis es evidente que dejamos muchos matices. Sin embargo, con un simple vistazo al diccionario se confirma y se aprecia, por ejemplo, la importancia que para los pueblos indígenas tiene cuidar a las mujeres en el momento del parto, según nos recuerdan los ikito. En estos tiempos en que algunos de sus compañeros las abandonan, es una llamada a la responsabilidad. Del mismo modo, vivimos en una época de prisas, estrés y ansiedad. En contraposición a ello, los huitoto-muinane nos indican también la importancia de dedicar tiempo al cuidado. Necesitamos concentrarnos en lo que estamos haciendo y hacerlo bien. Por último, los kukama nos recuerdan que la vida no es únicamente la atención al ser humano porque, de igual manera, debemos tratar a plantas y animales.
Y de los idiomas indígenas a las investigaciones actuales. Ya hace años que los pescadores denuncian que, cuando revisan sus trampas, no solo pescan peces, pues también estas agarran plásticos de todo tipo y origen. Pero vamos más allá de los ríos. Científicos del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) han encontrado microplásticos en los peces que se venden en los mercados de Iquitos. Así están las cosas. ¿Todavía quedan dudas? Es urgente: Necesitamos cambiar nuestro estilo de vida y evitar los plásticos.
Y en momentos de pandemia, otro ejemplo más: Los síntomas en las personas que padecen covid-19 y habitan en espacios con peor calidad de aire (dióxidos de nitrógeno que producen los buses, motocarros, motos…) se agravan más, hasta poder llegar a morir. Necesitamos otros modos de transportarnos en las ciudades y en los ríos. Es tiempo de un cambio de matriz energética.
Un tercer ejemplo: durante la última década la selva amazónica libera más cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera de la que absorbió, debido al cambio climático, la deforestación y los incendios.
Y, por último: la basura. Hay que colaborar entre todos: consumir menos y sacarla a su debido tiempo. Pero, además, necesitamos plantas de tratamiento de aguas residuales que regeneren las aguas antes de ser vertidas al río. Urge tomar medidas.
Dios nos colocó en el Jardín del Edén y debemos dejar este mismo Jardín del Edén a las generaciones que nos siguen.
Tras 55 años al aire, la casa radial de referencia dentro del Vicariato Apostólico de Yurimaguas renueva su compromiso con la evangelización a través de la información, la educación y el entretenimiento.
Por: Beatriz García, con información de Rosa Castro
“Radio Oriente rápidamente se hizo querer. Es una emisora de prestigio, la radio referente. Por eso, pido a quienes conforman el equipo actual que conserven esa imagen, reputación y prestigio.¿Y cómo lo vamos a hacer? Cuidando con mimo y detalle los contenidos en todos los programas”. Antaño trabajador y gerente de la emisora más antigua y emblemática de la provincia de Alto Amazonas, en Loreto (Perú), el profesor Ricardo Arévalo no se cansa de recordar los buenos momentos vividos en las instalaciones de Radio Oriente. Afirma, con rotundidad, que “más que un centro de trabajo ha sido un centro de formación”pues la mayoría de quienes hoy integran el grupo periodístico local, incluso varios que tienen sus propios medios de comunicación, iniciaron su aprendizaje frente a los equipos de esta emisora. “Para entrar había que aprender, de inicio, todo lo relativo al manejo de equipos, la parte operativa”, recuerda.
Para comprender el camino ya transitado y llegar al momento actual hay, inevitablemente, que mirar al pasado. Con la misma Plaza de Armas como escenario, concretamente un local entre las calles Comercio y Adolfo Morey de la ciudad de Yurimaguas, arrancó una historia que no estuvo, de inicio, protagonizada por ningún obispo ni sacerdote. Los verdaderos impulsores de Radio Oriente eran cuatro jóvenes. “Los hermanos Chu Ruiz, Emilio Alberto y Jorge acompañados de Juan Antonio Yap Panduro y Max Benzaquen Rengifo iniciaron esta gran aventura comunicacional sin medir la importancia que tendría este medio en la sociedad loretana”, apunta el libro ‘Historia del Vicariato de Yurimaguas’. Fue un 3 de marzo de 1966 que, mediante Escritura Pública, se logró la constitución. “La primera licencia, que todavía se conserva en los archivos de la radio, es la número 136 del Ministerio de Gobierno y Policía Junta Permanente Nacional de Telecomunicaciones”, apunta la joven periodista local, Rosa Castro, quien ha tenido acceso recientemente al documento.
Este grupo entusiasta e ilusionado se embarcó en esta gesta (la licencia les autorizaba la instalación, pero les daba un periodo de prueba de un año) motivado, principalmente, por el recuerdo que en ellos habían dejado las emisiones de Radio San Gabriel, la verdadera emisora pionera en la provincia pero que, impulsada por los misioneros pasionistas en 1956, pronto dejó de salir al aire. También influyeron las ondas de radios nacionales e internacionales que, con mejor o peor calidad, lograban alcanzar Yurimaguas. Entonces, ¿cómo así Radio Oriente terminó perteneciendo al Vicariato Apostólico de Yurimaguas? El libro antes mencionado lo resume así: “Con la finalidad de potenciar la participación de la Iglesia en ese medio de comunicación, unos años después Mons. Irízar logró asociar el Vicariato de Yurimaguas como copropietario de la misma (emisora). Y en el año 1985, Radio Oriente pasó a ser totalmente de la Iglesia”.
Y es que para el obispo de aquel entonces apostar por los medios de comunicación era fundamental, como se recoge de sus propios escritos: “Queremos cubrir de alguna manera esa laguna con una voz amiga, local, auténticamente misionera, sabedores como somos, de nuestra real imposibilidad de llegar a todos de forma personal, un puñado de misioneros y misioneras cubriendo distancias de más de 5 y 8 días de navegación fluvial en modestas y frágiles embarcaciones”.
Radio Oriente: hogar de decenas de voces
'La Voz del Oriente'. Así se llamó el primer programa de la emisora y era conducido por Jorge Emilio Chu Ruíz, impulsor y propietario, con el apoyo de Jorge Baluarte, Vicente Paredes y Ricardo Arévalo. El otro espacio pionero, denominado ‘El fascinante mundo del disco’ era un programa musical bajo la dirección del reputado conductor iquiteño Andy Chugeda. “Tenemos que recordar a todas las personas que han trabajado, son muchos y muchas. Todos, de una forma u otra, han sido parte de los logros la emisora”, solicita el profesor Arévalo.
Una de ellas fue Julia María Asunción quien destaca, ante todo, la importancia que los encargados de la radio han dado siempre a la formación: “Recibíamos capacitaciones sobre elementos básicos de la comunicación. Incluso venían comunicadores y profesores de prestigio desde diferentes universidades de Lima a capacitarnos permanentemente. Así hemos aprendido. Incluso había oportunidades de salir afuera, por ejemplo, yo fue también beneficiaria de un curso ofrecido por el CELAM. Nos fuimos por cuatro meses a la Universidad Javeriana de Colombia para aprender sobre comunicación pastoral”. La seriedad se imponía y se huía de la improvisación. De ahí la importancia del guión, que no podía faltar en ninguno de los espacios. ¿Qué conductor de Radio Oriente no escucho la frase: ‘Antes de poner la lengua en funcionamiento hay que poner la cabeza en movimiento’?
Luis del Águila y Javier Guerra son otras de las decenas de voces que se han puesto frente al micrófono de Radio Oriente. El primero recuerda con nostalgia los rápidos cambios que se vivieron desde la parte técnica. Pasar del vinilo al cassete, de ahí al disco compacto y, luego, a todos los formatos digitales es algo que no todos pueden contar. Cada pequeña ‘revolución’ técnica suponía una gran fiesta para el equipo. “Los jóvenes actuales ni se imaginan cómo se trabajaba con los discos de vinilo para hacer las cortinas y características, así como los spots. Para un spot de 30 segundos tenías que utilizar un cassete y debías ser muy hábil. No todos hemos podido pasar satisfactoriamente la labor de operador de radio. Había que tener mucha precisión para, en el momento exacto, soltar la característica, cuadrar el cassete con un lapicero… nada que ver con esta época”, asegura del Águila.
Hay que remontarse al 2002 para rescatar otro de sus más importantes recuerdos: el lanzamiento de la FM. “Impulsamos una FM muy novedosa, más enfocada a la diversión, mientras que la Onda Corta tenía un tono y contenido más formal, más seria con toda la parte informativa y cultural”, cuenta, “luego nos dimos cuenta que había que fundir ambos estilos”. Recuerda que, en aquel inicio del nuevo siglo, la FM supuso una verdadera “sensación para la juventud de ese momento”. El eslogan era ‘Oriente FM: La revolución de la radio’.
La emoción del deporte, con vibrantes partidos transmitidos desde el viejo estadio de Yurimaguas, tampoco faltaba especialmente durante el fin de semana. Javier Guerra, que durante su tiempo en la emisora integraba un equipo de 11 personas dedicadas a la parte de prensa, lo recuerda así: “La afición deportiva nos daba el respaldo porque nosotros sufríamos con ellos, nos sentíamos emocionados, ilusionados y muy seguros de lo que narrábamos”. Guerra habla de identidad, de confianza, esa que se gana solo a base de información veraz y objetiva: “Yo me sentía muy satisfecho porque éramos un equipo selecto”.
Hoy, bajo la dirección de Artime Gonzáles y con un grupo joven, dinámico y (algo a destacar en el ‘mundillo’ periodístico) cada vez más femenino, Radio Oriente continúa con paso firme, evangelizando a través de la información, la educación y el entretenimiento y, ante todo, llegando hasta rincones recónditos para acompañar la lucha y reivindicaciones de los más vulnerables de la provincia de Alto Amazonas.
Cerca de cincuenta jóvenes y 14 adultos de los vicariatos de San José del Amazonas (Perú), Leticia (Colombia) y la diócesis de Alto Solimões (Brasil), en representación de 12 comunidades, se reunieron en la ciudad de Leticia en busca de proyectos comunes, descubriendo que es posible superar las fronteras físicas, imaginarias y culturales.
A pesar de las dificultades para llegar, en una Amazonía donde las distancias no siempre facilitan la realización de este tipo de encuentros, los jóvenes respondieron a la invitación de los misioneros y misioneras que trabajan en las tres iglesias particulares que el río Amazonas une en esta parte de la Amazonía. Jesuitas, maristas, lasallistas, líderes locales indígenas y no indígenas, diáconos y misioneros laicos y laicas han trabajado juntos para hacer posible esta novedad en el caminar de la Iglesia que navega por los ríos amazónicos.
Superar las “fronteras”
De hecho, según Verónica Rubí, misionera laica de la diócesis de Alto Solimões, que forma parte de la coordinación del Eje Iglesia en Fronteras de la REPAM, la experiencia, que se realizaba por primera vez, fue muy positiva, y los desafíos de hablar diferentes idiomas (español, portugués, ticuna), de formar parte de diferentes nacionalidades y culturas y de la presencia de jóvenes indígenas (ticuna, yaguas y cocamas) y no indígenas, se superaron fácilmente.
Según la misionera, fue un “encuentro de comunión, las diversidades fueron una motivación para conocerse y trabajar juntos”. El encuentro comenzó con una mística, a cargo de la comunidad ticuna de Nazaret (Colombia), donde la imagen de María con rasgos indígenas, hecha en madera en la propia comunidad, mostró la importancia de una Iglesia inculturada. El encuentro fue un espacio para que los jóvenes conozcan los sueños que tienen, reflexionando juntos sobre sus anhelos profesionales, sociales y religiosos, para trabajar sobre las amenazas y descubrir quiénes son los “ladrones de sueños”, que muchas veces atacan los deseos de los jóvenes, según Verónica Rubí.
Sueños y compromisos
A lo largo del encuentro, los jóvenes trabajaron sobre los sueños de la Iglesia, presentados por el Papa Francisco en Querida Amazonía. Los participantes expresaron de diferentes maneras lo que es significativo para ellos en estos sueños que aparecen en la exhortación postsinodal del Sínodo para la Amazonía. Pero también pensaron en cómo concretar estos sueños en las diferentes realidades locales que forman parte de la vida de los participantes del encuentro y de las comunidades donde viven su fe. Todo esto llevó a compromisos que se presentaron en un momento de mística.
Este es un paso más en la implementación de las decisiones del Sínodo para la Amazonía, que colocó entre sus propuestas este trabajo que va más allá de las fronteras en la Amazonía, que muchas veces no responden al imaginario de los pueblos que la habitan y son fruto de las decisiones históricas de quienes llegaron de afuera y de diferentes maneras invadieron no sólo el territorio, sino también la vida de los pueblos que lo habitan. Lo importante es que los jóvenes, en la evaluación final, mostraron su deseo de continuar este camino iniciado en el encuentro, una esperanza más de que los sueños, cuando se sueñan juntos, pueden hacerse realidad.
El arzobispo de Lima, Mons. Carlos Castillo, ha emitido el ‘Edicto de Introducción de la Causa de Beatificación y Canonización del Siervo de Dios Luigi Bolla (1932-2013). El misionero salesiano entregó su vida al pueblo Achuar en la frontera amazónica entre Perú y Ecuador.
Yánkuam’ Jintia, nombre que el pueblo Achuar dio al hombre que caminó día y noche junto a él durante décadas, está un paso más cerca de la beatificación. Se trata del conocido y recordado padre Luigi (Luis) Bolla, misionero salesiano que evangelizó y defendió, soportando duras condiciones de vida, a los hermanos achuar localizados en la frontera entre Perú y Ecuador, a varios días de viaje de Yurimaguas, la ciudad de referencia más cercana.
Luego de que su congregación, de la que siempre se sintió uno más a pesar de, durante años, vivir sin estar integrado en ninguna comunidad religiosa por estar al servicio de su pueblo achuar, presentase la introducción de la causa de beatificación y canonización de este Siervo de Dios, ahora desde el Arzobispado de Lima esta solicitud ha sido aprobada y se abre el proceso respectivo. Así se ha comunicado desde la mencionada institución a través de un edicto que lleva la rúbrica del arzobispo de Lima, Mons. Carlos Castillo.
“Se invita a todos los fieles a proporcionar información y documentos útiles (cartas, escritos, etc.) referentes a la causa, para presentarlos al tribunal diocesano en la curia diocesana, en Jr. Chancay 282 – Cercado de Lima”, se lee en su portal web, así como en dicho edito que será informado “durante dos meses en la Catedral de Lima y se comunicará al Vicariato Apostólico de Yurimaguas (Perú), al Vicariato Apostólico de Méndez (Ecuador), y a la Diócesis de Vicenza (Italia)”.
Esta noticia provoca gran alegría no solo entre los miembros de la Sociedad de San Francisco de Sales (salesianos), sino también en todo el Vicariato de Yurimaguas y la Iglesia Amazónica pues el padre Luigi Bolla fue un gran ejemplo misionero que con su testimonio de vida, único y prolífico, inspira los nuevos caminos de la Iglesia sinodal, en salida e intercultural que solicita el Papa Francisco.
Interconectados virtualmente desde toda la selva peruana, más de 50 representantes de los ocho vicariatos apostólicos y la prelatura de Moyobamba, brindan sus aportes grupales para el gran evento impulsado desde el Consejo Episcopal Latinoamericano. La preparación y coordinación de este foro virtual fue gracias a la articulación entre la comisión central para el proceso de escucha de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) la REPAM-Perú, CAAAP y CENAMIS.
“Si miramos a Jesús él nos dice cómo defender la vida. Se trata de abrir los ojos, la mente y el corazón; mirar y dar la vida. Se trata de no olvidarnos de las periferias porque allí hay mucha gente del Señor”. La misionera laica María Luisa Maduell, enraízada por medio siglo en la selva peruana al servicio de los más humildes, confiesa que a menudo se detiene en el Evangelio de Juan y se pregunta cómo ser pan, cómo ser el alimento que nutra y fortalezca el cambio, que propicie una verdadera conversión pastoral, cultural y ecológica, como pide el Papa Francisco. “Esta Palabra de Juan es uno de los evangelios que más nos motiva y nos impulsa a seguir en la defensa de los derechos y de la vida”, concluye.
Al otro lado de la pantalla unas 50 personas se unen en oración durante el inicio del Foro Virtual de Reflexión Grupal desde la Amazonía ‘Defensa de los derechos humanos y cuidado de la Casa Común’ realizado el viernes 13 de agosto. Es un grupo diverso con importante protagonismo de laicos/as y amplia presencia femenina. Mujeres y hombres que representan a los ocho vicariatos de la selva peruana y a la prelatura de Moyobamba. El objetivo es reflexionar juntos para, en último término, realizar aportes conjuntos a la Asamblea Eclesial convocada por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) para el mes de noviembre.
Aunque en cada jurisdicción se lleva meses difundiendo y recogiendo aportes para este proceso de escucha, pues cada vicariato ha pedido a sus parroquias, misiones e instituciones que socialicen y recojan insumos desde el territorio, resulta pertinente también una puesta en común que permita aunar la voz de la Amazonía Peruana. Se trata, además, de un territorio que ya realizó un proceso similar en 2018, como antesala al Sínodo de la Amazonía realizado en octubre de 2019.
Alfredo Vizcarra, obispo de Jaén y presidente de REPAM-Perú, se encargó de dar la bienvenida. “Hablaremos sobre derechos humanos y derechos de la Casa Común, temas que durante la pandemia han estado en el punto de mira por las brechas e injusticias que han aparecido claramente en nuestro país. Como Amazonía nos encontramos dentro de ese sector de la población más vulnerable. Se ha visto cómo ha continuado el extractivismo, han asesinado a ocho defensores... y muchas cosas más que ustedes conocen. Sobre ello vamos a conversar para dar nuestros insumos a la Asamblea Eclesial”, explicó. Otros obispos también participaron del encuentro como David Martínez de Aguirre, obispo de Puerto Maldonado y vicepresidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) y Javier Travieso, obispo de San José del Amazonas. Ricardo Calle, representante de la comisión central para el proceso de escucha de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), también animó y formó parte de este foro.
Por su parte la teóloga Birgit Weiler, invitada en calidad de integrante de esa misma comisión, recordó los últimos datos e informes sobre el calentamiento global que revelan la urgencia de tomar acciones concretas para el cuidado de la Casa Común y recordó que “la promoción y la defensa de los derechos humanos no es algo opcional para los cristianos, lo que implica un compromiso firme y sostenido porque es una exigencia de la fe”. Indicó además que cada vez hay más indicios de que el origen del Covid-19 está en la deforestación y que, ante ello, los científicos alertan: “Si la Amazonía no se cuida, este puede ser un inicio de bacterias y virus que afectarán primero a los más indefensos”.
Interrogantes para la reflexión
¿Qué importancia tiene la defensa de los derechos humanos y el cuidado de la Casa Común para la misión de la iglesia hoy? ¿Cuál ha sido el aporte de la Iglesia en la defensa de los derechos humanos y el cuidado de la Casa Común? ¿Qué debemos hacer para que la defensa de los derechos humanos y el cuidado de la Casa Común sea más central en la pastoral de la Iglesia? Con estas tres preguntas es que el encuentro pasó a su segunda fase: el trabajo en grupos pequeños. En este espacio el compartir experiencias e impresiones fue clave, pues en las salas primaba la diversidad al ser punto de encuentro entre diferentes vicariatos y personas con labores diversas de acción pastoral. Cabe mencionar también que se contó con la participación de profesionales relacionados con instituciones de los propios vicariatos, como las Cáritas de las regiones amazónicas, cuya mirada por su continuo contacto con las realidades de las poblaciones más vulnerables enriqueció mucho el aporte.
Mirar al futuro, pero sin olvidar el pasado, fue otro de los puntos de partida. Y es que la articulación y presencia de la Iglesia en la Amazonía peruana es de larga data y existieron momentos que revelan, décadas después, una verdadera mirada profética de los obispos y misioneros de tiempo atrás. “Recordemos que en 1971 los obispos de la Amazonía peruana se reunieron y enviaron una carta a todos sus misioneros y misioneras exhortándoles en la defensa de los derechos de los pueblos indígenas ante todas las amenazas que veían en ese momento, desde la necesidad de la titulación de tierras hasta la conformación de organizaciones indígenas”, recordó Manuel Cornejo, representante del CAAAP y miembro de la secretaría técnica de REPAM-Perú. Otro momento histórico se vivió tres años después, en 1974, cuando se dio el primer encuentro de misioneros y misioneras de la Amazonía Peruana. “Fue algo germinal, como el nacimiento de un río, el cauce que permitió la articulación posterior”, detalló. En ese sentido, recomendó que en el trabajo grupal se identificaran también las raíces que hoy se vienen fortaleciendo a la luz de los últimos documentos eclesiales y el magisterio del Papa Francisco sustentado en su confeso aprecio y amor por la Amazonía.
Desde la convivencia y el diálogo con los pueblos
“Escuchándonos unos a otros nos ilusionamos y nos sentimos más alcanzados en lo que, de forma individual, estamos haciendo. En este diálogo han salido cosas muy interesantes”. Como obispo de Puerto Maldonado y vicepresidente de CEAMA, David Martínez de Aguirre, fue el encargado de las palabras de cierre. De inicio recordó que, gracias al trabajo de articulación que se viene dando tras de la visita del Papa Francisco a Perú y el Sínodo de la Amazonía, los lazos y trabajo intervicarial se está fortaleciendo. “Esto nos permite recuperar, recordar lo que los más antiguos de los vicariatos han vivido en otros momentos, y nos cuentan”, dijo, “no olvidemos que la Iglesia amazónica en el Perú tenía una experiencia singular de caminar juntos estableciendo interrelación desde muchas décadas atrás”.
Respecto al tema de derechos humanos y cuidado de la Casa Común, Martínez de Aguirre aseguró: “Tenemos que decir, con mucha humildad, que en nuestros vicariatos buena parte de quienes estamos en ellos y nuestros agentes de pastoral están altamente sensibilizados con estos temas. Sin embargo, nunca es suficiente. Siempre tenemos que seguir atentos”. En ese sentido, para que se continúe junto a las poblaciones más vulnerables, acompañándoles en sus anhelos y luchando junto a ellas, le pidió “al Dios de la Vida” que “siga fortaleciéndonos para el cuidado de la Casa Común” porque “somos familia, formamos parte de la Familia Universal y tenemos una Casa Común que Dios nos ha regalado para cuidarla y vivir”.
Un jardín botánico, la compañía de más de 20 especies animales de la zona, una catarata y una muestra fotográfica son los particulares atractivos de una casa de espiritualidad impulsada por los Misioneros de la Compañía de Jesús en plena selva amazónica. Un lugar que se abre para todas aquellas personas e instituciones interesadas en conectar y cuidar la Casa Común.
Crear un espacio “donde poder humanizarnos y encontrarnos, al margen de nuestras diferencias”. Ese es el sueño en el que trabaja sin descanso el joven sacerdote jesuita David Samaniego. Le encontramos en Santa María de Nieva, capital de la provincia de Condorcanqui, en la región Amazonas, jurisdicción del Vicariato Apostólico ‘San Francisco Javier’ de Jaén.
Navegamos apenas a 20 minutos por el río Nieva y, de su mano, nos adentramos en la Casa de Espiritualidad Tunaants, término que en idioma Awajún viene a significar ‘cataratas’. La elección del nombre no es casual, pues para los awajún es precisamente en la gran catarata donde se puede encontrar al Ajutap y dialogar con él. Muy cerca de allí, también viven los seres espirituales del bosque como Nugkui o Bikut que son grandes maestros para el aprendizaje de las costumbres y valores ancestrales de este pueblo con siglos de historia en la Amazonía peruana.
“Lamentablemente en Tunaants no contamos con una gran cascada, ya nos gustaría”, bromea Samaniego, “sin embargo, sí hay una pequeñita que ha sido incluida en el recorrido que hemos organizado para los visitantes”. Aunque este lugar no es nuevo, pues se impulsó a mediados de los años 80, los lineamientos del Papa Francisco sobre el Cuidado de la Casa Común recogidos en Laudato Sì y Querida Amazonía vienen alentando la convicción de que esforzarse por adaptarlo a las nuevas realidades es necesario.
Más de 100 hectáreas de exuberante vegetación amazónica son el escenario inigualable de un espacio que busca propiciar un sincero diálogo de fe desde la cosmovisión awajún-wampís, a través de sus mitos, leyendas y costumbres, y el cristianismo con el Mito de la Creación. A ello se suma la creciente preocupación por el cuidado de la creación, cada vez más violentada y explotada; así como por la conservación de especies en extinción. “Desde Tunaants queremos contribuir a la reflexión y ayudar en una pedagogía que aterrice en el cotidiano vivir de la gente. Por eso desde el Vicariato lo planteamos como un espacio abierto a todo público, por ejemplo, a universidades u otras instancias interesadas en el estudio de la botánica y la flora y fauna amazónica”, comenta el misionero que, desde 2020, es el director.
¿Qué encontramos en Tunaants?
A nivel de instalaciones esta Casa de Espiritualidad cuenta con espacios idóneos ahora refaccionados para la realización de retiros con hasta 40 personas, así como talleres de formación y capacitación para catequistas. Este es, de hecho, su uso habitual. Sin embargo, estas instalaciones van mucho más allá pues a pocos metros de allí el visitante se sumerge, literalmente, en la selva. Un completo jardín botánico con diversidad de especies de árboles y plantas medicinales, así como un recorrido entre más de 20 especies animales de la zona, una pequeña catarata y una exposición fotográfica permanente sobre la recolección del Huacharo, un ave tradicional de la zona, forman parte también del reclamo.
“En estos últimos meses hemos recibido sobre todo a funcionarios del Estado que están de paso por la zona”, indica Samaniego, “aunque también han llegado pobladores locales e instituciones educativas motivados principalmente por la inclusión de nuevas especies animales”. Y es que un ronsoco, dos tortugas, una anaconda, dos lagartos, un loro y una chozna son los últimos inquilinos de Tunaants. A su cargo, seis trabajadores locales hacen posible que todo luzca en buen estado. “Para darle calidad a la visita hemos elaborado un tríptico y nos ocupamos mucho de que los espacios estén limpios y resulten acogedores”, explica el director.
Conscientes de que este lugar tiene grandes posibilidades, ya se trabaja en lo siguiente. Será una muestra de artesanía, con presencia de piezas de los tres ríos de Condorcanqui y que sirva para exponer, vender y promocionar el trabajo de la gente local; y otra exposición fotográfica permanente, en este caso sobre la provincia de Condorcanqui. Además, en alianza con el Programa Horizontes, se espera lanzar el próximo mes de octubre una publicación pedagógica que dé a conocer toda la riqueza que habita en Tunaants.
¿Quieres visitar o saber más sobre Tunaants?
Recientemente, con el apoyo de la joven estudiante awajún Sekut Erika Manuin, Tunaants ya tiene página en Facebook para ir mostrándose al mundo. Para llegar hasta allí se debe arribar hasta la capital de Condorcanqui, Santa María de Nieva, y tomar desde allí un llevo-llevo (o peque-peque) cuyo costo es de S/.20 por trayecto (entran varias personas). Tu visita a Tunaants tendrá un costo de S/.4 para adultos, S/. 3 para estudiantes y S/. 2 para niños.
Religiosas de la Compañía Misionera, con décadas de acompañamiento al pueblo shipibo-konibo de Ucayali, fueron parte del equipo organizador y capacitador en alianza con las lideresas de la Organización Regional Aidesep Ucayali (ORAU) y la Federación de Comunidades Nativas de Ucayali (FECONAU). El taller ‘Destrezas para la Acción’ contó con más de 20 participantes y contó con pertinencia intercultural al considerarse sesiones en lengua shipiba, así como apoyos para la traducción.
Agradecida tras la ceremonia de clausura, tanto hacia las participantes como hacia las instituciones organizadoras, la directora del Programa Mujer de la Federación de Comunidades Nativas de Ucayali (FECONAU), Damarez Ramírez, valoraba el esfuerzo que muchas mujeres hacen por capacitarse. Habían llegado, varias de ellas, desde los ríos más alejados con la ilusión de recoger conocimientos y experiencias en bien de sus comunidades. “Estos talleres son muy importantes para nosotras. Creo que las mujeres se están marchando mucho más empoderadas sabiendo, con más claridad, cuáles son nuestros derechos y qué está pasando en nuestras comunidades con la presencia de grandes empresas”, comentaba, “sé que se han quedado con ganas de más”. Junto a ella, la mesa de clausura la completaban Judith Nunta, dirigente de la Organización Regional Aidesep Ucayali (ORAU), Graciela Reátegui, lideresa de FECONAU, y la religiosa María Amparo Zaragoza, de la Compañía Misionera y en representación del Vicariato Apostólico de Pucallpa.
El taller de capacitación ‘Mujeres indígenas: Destrezas para la acción’, realizado en Pucallpa (Ucayali) entre el 3 y el 5 de agosto convocó a más de 20 lideresas shipibas que, aprovechando cada minuto, confesaban estar ilusionadas por aprender más y más. Varias de ellas, incluso, solicitaban la réplica en sus propias comunidades para poder alcanzar a más mujeres, a aquellas que no suelen tener acceso a oportunidades formativas.
La alianza entre la Organización Regional Aidesep Ucayali (ORAU), la Federación de Comunidades Nativas de Ucayali (FECONAU), el Vicariato Apostólico de Pucallpa y el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), y la Red Eclesial Panamazónica REPAM- Perú, proporcionó excelentes frutos. “Creo que ha sido una experiencia muy bonita, son mujeres muy valiosas, auténticas líderes y tienen el derecho de aprender más”, valoraba la misionera María AmparoZaragoza quien, además, es la responsable del equipo de Pastoral Indígena del Vicariato Apostólico de Pucallpa.
Las participantes valoraron especialmente que el taller fuera brindado con pertinencia intercultural, pues aproximadamente el 50% de los contenidos se dictaron en lengua shipiba, especialmente aquellos relacionados con los impactos de la Hidrovía Amazónica y el Lote 200, así como el relativo a la Ley de Consulta Previa. Además, durante las sesiones impartidas en castellano, se contó con el apoyo permanente de las dirigentes de ORAU y FECONAU para las labores de traducción. De esa forma, ante determinados conceptos o tecnicismos brindados por las ponentes, se pudieron aclarar todas las inquietudes o consultas de las mujeres participantes.
Capacitación multitemática
¿Saben reconocer las mujeres indígenas su propia realidad? ¿Cómo deben afrontar la defensa de sus derechos individuales y colectivos? ¿En qué consiste el proceso de Consulta Previa? ¿Son capaces de alzar la voz, de ser verdaderas voceras? ¿Tienen claro cómo identificar y actuar ante los diferentes tipos de violencia? ¿Conocen el daño que ciertas políticas y actividades extractivas hacen sobre la Amazonía? ¿Serían capaces de armar una estrategia reivindicativa?
Estas y otras preguntas se plantearon y fueron resueltas a lo largo de los tres días de capacitación gracias a especialistas como Susy Gaby Díaz Gonzales, abogada de ORAU; Linda Carol Vigo Escalante, abogada de FECONAU, COSHICOX y asesora legal de la Comisión de Derechos Humanos de Pucallpa; Andrea Bernal, asesora legal del CAAAP; Jackye Méndez, coordinadora del CAAAP en Pucallpa; así como las mencionadas Nunta, Reátegui y Zaragoza, entre otras.
Apoyo sostenido a la mujer indígena
Como una de las personas encargadas de la organización, la coordinadora del CAAAP en Pucallpa, Jackye Méndez, recogió las demandas de las participantes de cara a futuras colaboraciones en capacitación con las organizaciones indígenas de Ucayali. “Están pidiendo, por ejemplo, que las capacitemos en el manejo de ciertas herramientas como Word, Excell, envío de archivos, Whatsaap… y es que, aunque es fundamental incidir en la conservación cultural, también lo es tener acceso a las tecnologías que nos facilitan la vida”, comentaba, “estamos al servicio de los pueblos indígenas y vamos a seguir apoyando en diferentes iniciativas de formación”.
Asimismo, recordó que, si bien el empoderamiento femenino es vital, no hay que olvidar capacitar a los varones para que, ellos también, “nos acompañen y entiendan cuál es la postura de la mujer y como ella se siente” pues, recordó, “se reportan muchos casos de violencia y abusos de todo tipo”. Considerando que la educación es la mejor arma contra las injusticias, se continuarán brindando destrezas que permitan erradicarlas tanto como sea humanamente posible.
Durante su asamblea anual el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, a través de sus misioneros y misioneras ratificaron su voluntad de escucha, acompañamiento y apoyo a las poblaciones originarias. Además, celebraron a su patrón, Santo Domingo de Guzmán, y presentaron su Plan Pastoral.
El último 7 de agosto el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, en el suroriente de la Amazonía peruana, realizó la Asamblea Anual del Vicariato para así compartir sus progresos en cuanto a los trabajos pastorales en cada una de las localidades. Todo ello en el marco de la fiesta de Santo Domingo de Guzmán del último 8 de agosto, pues es el patrón de esta jurisdicción eclesiástica.
Dicha reunión se llevó a cabo de forma combinada. Por un lado se realizaron pequeñas reuniones presenciales en varias sedes y, por otro, se virtualizaron algunos de los espacios comunes y el tiempo dedicado a la plenaria. Unas 150 personas estuvieron presentes desde diferentes puntos del vicariato que abarca toda la región Madre de Dios, la provincia de La Convención (Cusco) y la zona del Bajo Urubamba, en Ucayali. Por ejemplo, desde Puerto Maldonado hubo unas 50 personas, otras 30 desde la zona minera, unos 20 en Mavila, 8 en la provincia del Tahuamanu, unos 35 desde la capital de La Convención, Quillabamba, y por último diez miembros más desde la Misión de Kirigueti. También, en algunos momentos, se conectaron integrantes desde la zona del VRAEM, aunque con ciertas dificultades de conectividad.
Durante la reunión se trabajó el Plan Pastoral 2022-2026, un documento en el que se han establecido varios puntos principales. El obispo del VAPM, Monseñor David Martínez de Aguirre, explicó que se han descubierto nueve desafíos que se tienen como iglesia “al interior”, entre los que destacan la capacidad de acogida, las relaciones de hermandad, la vivencia de las celebraciones, además del trabajo con las familias. Además, durante este proceso, se han descubierto otros “cinco temas generadores que nos interpelan a dar una respuesta desde el evangelio, entre los que se encuentran destacados, la corrupción, la desintegración familiar, los impactos socio-ambientales, la migración y la pandemia”. Para responder a esto, el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado se ha marcado diez líneas de actuación presentadas como documento en esta Asamblea del Vicariato.
Se mencionaron también las líneas de acción a seguir: Generación de procesos de formación integral para los agentes de pastoral, profundización de la espiritualidad, promoción de la identidad cristiana y participación en la iglesia, reorganización de la misión apostólica, fortalecimiento de los ministerios ordenados y laicales, impulso de la iglesia en salida, acompañar el compromiso de fe de los agentes pastorales y comunidades cristianas, promoción de la responsabilidad personal y social frente a las situaciones de pobreza, integración de cosmovisiones y manifestaciones vivas de las distintas etnias y culturas dentro de la celebración litúrgica y la realización de encuentros fraternos, cercanos y festivos en las celebraciones.
Monseñor David también se refirió al trabajo de la iglesia católica en el Perú y la renovación de sus compromisos en el marco de este 9 de agosto en el que se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Aseguró que, como Iglesia, que busca mostrar y socializar “la riqueza ancestral y cultural de nuestro país cuyo centro se halla en las tradiciones y las personas que conforman dichos pueblos indígenas”. Además, remarcó que los misioneros y misioneras dominicas, presentes por más de un siglo en el sur de la Amazonía peruana, han podido identificar y aprender de ello durante esta larga historia de convivencia e interrelación con los pueblos indígenas.
“Ha existido siempre un compromiso de la Orden de los Dominicos con esta realidad de los pueblos indígenas porque, en su contacto, hemos aprendido mucho y queremos que occidente también sea transformado por ese contacto”, reflexionó Martínez de Aguirre. De igual forma, recordó que la visita del Papa Francisco a Puerto Maldonado en 2018 renovó esos compromisos, pues se escuchó y confirmó el acompañamiento por la defensa de los territorios, de la cultura y de la vida.
Por otro lado, la hermana Zully Rojas, misionera dominica, explicó que parte del plan pastoral del Vicariato Apostólico ha determinado fortalecer sus acciones en relación a la recuperación del diálogo intercultural, formación y conocimiento de la cosmovisión indígena para el Anuncio del Evangelio. “Queremos retomar las visitas a las comunidades indígenas y también venimos conversando sobre la atención a la pastoral indígena urbana. El año pasado se apoyó a familias de diferentes etnias, casi 120 de comunidades Harakbut, Ese Eja, Matsigenka, Yines, Shipibos… junto a otras instituciones [...]”, comentó asegurando que, aunque la pandemia frenó las visitas a los ríos, sí se generó una mayor relación con los indígenas presentes en la ciudad.
Por último, la hermana Zully manifestó que los delegados del Vicariato se han enfocado en el trabajo de identificar los “aspectos irrenunciables” de la Pastoral Indígena. En esta tarea, según sostiene, se ha trabajado en interconexión y diálogo con el resto de vicariatos de la selva, como parte de una misma red, con el fin de establecer los aspectos irrenunciables y actividades que permitirán la coordinación de líneas de acción comunes como vicariatos amazónicos.
Nota elaborada con el apoyo de: Radio Madre de Dios (Puerto Maldonado)