Este país sudamericano vive un periodo de Adviento caracterizado por una fuerte desestabilización política. El pasado domingo, el Papa Francisco rezó para que prevalezca el diálogo para superar «una crisis que aflige a la población». Padre Roberto Carrasco: “En el Perú necesitamos paz y la paz es producto de la justicia, pero de una justicia realmente que abarca a todos por igual”.
Por: Andrea De Angelis / Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
Cuatro de cada cinco peruanos son católicos y la Navidad es uno de los momentos más esperados del año. Sin embargo, este tiempo de Adviento coincide con fuertes tensiones sociales en Perú, vinculadas a la detención del ex presidente Castillo, destituido el 7 de diciembre tras su infructuoso intento de disolver el Parlamento. El tercer país más grande de Sudamérica, habitado por 33 millones de personas, se caracteriza por el océano y los Andes, además de la Amazonia. Precisamente aquí vive desde hace casi 15 años el padre Roberto Carrasco, misionero de los Oblatos de María Inmaculada (OMI) y nuevo Superior Mayor de la delegación general de Perú y Bolivia. Escucha y descarga el servicio con la voz del padre Roberto Carrasco.
El poder económico que domina todo El domingo 18 de diciembre, último Domingo de Adviento, el Papa Francisco rezó para que este país sudamericano ponga fin a la violencia y emprenda el camino del diálogo para superar la crisis política y social que aflige a la población. “La Conferencia Episcopal Peruana ha llamado a todos a rezar por la paz, pero el pueblo siente que le roban la esperanza. Hay demasiada desinformación, incluso en Lima. La situación – explica el padre Carrasco – es difícil, mucha gente no piensa en la Navidad”, al menos no como les gustaría.
“Tras la detención del Presidente Castillo, hubo y sigue habiendo muchas manifestaciones, protestas. Por desgracia, dentro del grupo de los que protestan también hay infiltrados, individuos violentos. Hemos visto destrucción. La pregunta que me hago -dice el misionero- es cómo es posible que el poder económico esté por encima del valor de la vida. La Iglesia nos pide que recemos por la paz y en mi opinión debe decir una cosa clara, la digo yo: el poder económico domina al poder político, domina al poder militar. Me parece que domina todo”.
El Estado de emergencia no conviene a nadie
Después de la caída de Castillo, después de que el Congreso lo haya vacado y haya juramentado la señora Dina Boluarte, señala el padre Carrasco, pareciera que una elite, un pequeño grupo ha tomado el control del Estado. “Es un pequeño grupo, es una élite que ha tomado el control, cómo el poder económico ha tomado el control del poder político, pareciera que ha tomado el control del poder incluso hasta de las fuerzas armadas, de las fuerzas policiales. Porque este Estado de emergencia que se acaba de decretar hace 2 días trajo como consecuencia, el primer día nada más 8 muertos y más de 50 heridos. Y así como hay heridos en la sociedad civil también hay heridos en la Policía Nacional. Pero el Estado de emergencia no es justo, no es justo porque no conviene a nadie realmente, no conviene a nadie”.
El pueblo siente que le han robado la esperanza
El misionero Oblato de María Inmaculada también dijo que, el expresidente Castillo representa para un campesino, para un poblador de los Andes, para quien ha votado por él, representa a la persona en quien ellos han confiado, en quienes ellos han puesto su confianza, más allá de si Castillo hizo bien las cosas, o si está preparado o no, si tiene la capacidad o no, ese es otro tema. “El tema es como que le han robado la esperanza a la gente más sencilla y hay que diferenciar entre aquel que protesta realmente y es del pueblo, porque hay muchos lugares del Perú que han salido a protestar pacíficamente y aquellos que son vándalos, yo no les puedo llamar terroristas, porque si voy a usar la palabra terrorista, pues también tendría que decir, el terrorismo de Estado que cada vez se impone”.
El Adviento una oportunidad para la conversión
En medio de toda esta zozobra, en medio de toda esta situación, afirma el padre Carrasco, el tiempo de Adviento en el Perú es una oportunidad no solo para rezar y para convertirnos en teoría, sino que la conversión pasa por una actitud concreta, y para mí particularmente pasa por una actitud de denuncia. Yo no puedo callar frente a voces que gritan ser escuchadas.
“El Papa Francisco habla del grito de los pobres, para mí aquí está el grito de los pobres, yo como sacerdote y como ciudadano peruano, no puedo quedarme callado, si tengo responsabilidad sí, pero como cristiano, como ciudadano, conocedor de mis derechos, conocedor de mi realidad, que puedo decir yo que, me uno a la voz de los sin voz, y condeno todo acto terrorista, no solo vandálico, terrorista y terrorista es aquel que crea terror y terror no es solamente la destrucción de la propiedad privada, no es solamente la destrucción de la propiedad particular, terror también es aquella Institucional, es aquel poder, es aquella persona que controla, domina. Voy a decirlo con estas palabras – indica el misionero – manipula la verdad, compra los medios, compra porque tiene el poder y trata de callar y nosotros como Iglesia, como cristianos a la manera de Jesucristo no podemos callar. Yo tengo que hacer eco de Jesús, tengo que hacer eco de la sana doctrina social de la Iglesia”.
La paz es producto de la justicia
La Navidad para los peruanos va a ser una Navidad donde no se va a tener que celebrar como normalmente se celebra. Porque es injusto celebrar una Navidad en medio de tanta sangre derramada – subraya el padre Carrasco – es injusto pensar en una Navidad que se celebra en medio de tanto dolor, de tanta zozobra. En medio de una convulsión no podemos gritar como los ángeles, “Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. En el Perú necesitamos paz y la paz es producto de la justicia, pero de una justicia realmente que abarca a todos por igual.
“Un cristiano está llamado a ser un signo de esperanza y de promover la comunión, un cristiano está llamado a apostar por la figura de Cristo, de un Cristo que se hace niño, se hace pobre, se hace pequeño y en esa imagen de Cristo Niño, pequeño, yo veo el rostro de cada pobre que grita, que quiere que este con él, y ahí yo tengo que ver a Jesús, ahí está mi Navidad. No quiero quitar ese brillo de esperanza, ese grito de los ángeles que se confrontan, el grito del cielo con el grito de la tierra, en ese confrontó de ambos gritos, yo creo que Jesús nace para apostar por la vida, para seguir apostando por una verdadera paz donde todos realmente podemos sentirnos hermanos, respetarnos, donde podamos trabajar por la igualdad y esto no es un ideal, esto es un mandato: Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad, a los hombres que ama el Señor. Feliz Navidad”.
___________________________________________
Fuente: Vatican News.