Papa León XIV, un pastor con alma peruana
Tras más de cuatro décadas de servicio pastoral en el Perú, Robert Francis Prevost ha sido elegido el nuevo sucesor de Pedro, convirtiéndose en el primer Sumo Pontífice con nacionalidad peruana. Su elección marca un momento histórico para la Iglesia universal y llena de esperanza a los fieles peruanos que lo conocieron como obispo, misionero y pastor cercano al pueblo.
17.00h | 12 de mayo del 2025.- El pasado 8 de mayo, el Colegio Cardenalicio determinó la elección del nuevo Sucesor de Pedro. En una jornada histórica para la Iglesia, la blanca señal de la fumata emergió desde la Capilla Sixtina y trajo consigo la buena nueva: ¡Habemus Papam! El elegido fue el entonces cardenal Robert Francis Prevost, quien ha asumido el nombre de León XIV como 267º Papa de la Iglesia Católica.
Su elección es especialmente significativa para el Perú. El Santo Padre no solo vivió más de cuatro décadas en tierras peruanas, sino que también posee la nacionalidad peruana. Fue administrador apostólico de la diócesis de Callao, y durante sus años como obispo de la Diócesis de Chiclayo (2014–2023), ofreció su vida al pueblo con humildad y cercanía. En su primer saludo como Pontífice, expresó con emoción: “A mi querida diócesis en Chiclayo, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo una Iglesia fiel a Jesucristo”.

Un pontificado con visión amazónica y espíritu sinodal
El ministerio petrino de León XIV ha sido acogido con esperanza y emoción desde el inicio, siendo reconocido como un pastor cercano que conoce los desafíos y esperanzas de los pueblos de la Amazonía.
Mons. Miguel Ángel Cadenas, obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos, expresó con emoción: “Lo recibimos con mucha sorpresa, mucha alegría. Tenemos la suerte que es un papa que ha vivido mucho tiempo en Perú, y lo conoce mucho. Los actuales obispos amazónicos todos lo conocemos, y todos hemos tenido relación personal con él”. Subrayó además su formación agustiniana: “Como agustino lleva en el alma el tema de formar comunidad”.
En un mundo herido por conflictos y fracturas, el nuevo Papa evocó un llamado profundo a la reconciliación y la paz. Mons. Cadenas destacó sus palabras iniciales: “Él desea una paz desarmada y desarmante, y en un mundo lleno de conflictos bélicos me parece sumamente importante, siguiendo la estela del Papa Francisco”.
Asimismo, evocó una coincidencia histórica: “Los Vicariatos Apostólicos en el Perú surgieron en 1900, cuando León XIII era papa, y eso me parece sumamente importante. Ahora en el pontificado de León XIV deseamos que él nos dé un nuevo impulso para esta iglesia de caminar amazónico”.

Un camino pastoral forjado en tierra peruana
La vida de León XIV está profundamente entrelazada con el norte peruano. Llegó como misionero agustino en los años 80, desempeñándose en comunidades como Chulucanas, Trujillo, Callao y finalmente Chiclayo, donde su testimonio caló hondo en el corazón de los fieles. Su integración a la vida local fue total, participando en las actividades cotidianas de las parroquias, fortaleciendo proyectos pastorales y forjando una presencia fraterna y constante.
Durante su servicio episcopal, mostró una profunda conexión con las expresiones de fe del pueblo. La Cruz de Motupe, símbolo de devoción lambayecana, fue llevada por primera vez a Chiclayo en 2019, y él presidió una misa multitudinaria en el parque principal de la ciudad, generando un encuentro espiritual entre el campo y la ciudad.
Frente a las adversidades, como el fenómeno de El Niño de 2017 y la pandemia del COVID-19, su respuesta fue inmediata y solidaria. Caminó entre el barro para asistir a los damnificados, llevó el Santísimo a las calles en medio del aislamiento, y gestionó la instalación de plantas de oxígeno junto a la organización Cáritas para salvar vidas.
La elección de León XIV representa un signo providencial en un momento de grandes desafíos para la humanidad y para la Casa Común. Su trayectoria en el Perú, su sensibilidad pastoral y su cercanía con los pueblos más vulnerables abren un horizonte de esperanza para toda la Iglesia.
Se confía en que su pontificado será luz para los procesos de sinodalidad, justicia social y cuidado de la creación. En él, se reconoce a un pastor con corazón latinoamericano y mirada universal, capaz de tender puentes, promover la escucha y acompañar con humildad el clamor de los pueblos amazónicos y del mundo entero.