Internados de hambre
Este año el gobierno peruano ha retirado el presupuesto para alimentación de los internados rurales, que posibilitan el acceso a la educación secundaria a los adolescentes procedentes de las zonas más alejadas y pobres... justo aquellos que, durante la pandemia, no pudieron estudiar por no tener conectividad
Por: P. César Luis Caro, vicario general de San José del Amazonas
Cuando vi salir al chibolo a patear el penal decisivo, lo presentí: “Ya fuimos” – dije, mientras el arquero australiano hacía molinos con sus brazos. Mirábamos el repechaje al mundial en el internado de Estrecho, con los diez o doce chicos y chicas residentes, entre risas adolescentes y comiendo canchita. “No quiero verlo” - dijo Yanitza, y se fue.
¿Por qué tan pocos muchachos en un internado que normalmente recibe a más de 80 estudiantes de secundaria? Porque este año el gobierno no ha dado el presupuesto habitual para alimentación, sino que ha decidido que los alumnos coman con lo que llega por Qali Warma. Algunas someras explicaciones bastarán para entender la dimensión de esta barbaridad e injusticia.
En todo el Perú los internados están ubicados en ciudades o cabeceras de distrito, y reciben chicos y chicas de entre 11 y 17 años de zonas rurales pobres y alejadas, a quienes así se les posibilita estudiar la secundaria. El Estado proporciona hospedaje, manutención, reforzamiento escolar y asistencia, garantizando así el derecho a la educación de los jóvenes con menos oportunidades. Hay una partida para alimentos, otra para sueldos de los profesores y cuidadores, para mantenimiento de los edificios, etc.
En 2020 y 2021 los internados estuvieron cerrados por pandemia; la enseñanza fue virtual casi todo ese tiempo. Los alumnos de ríos y quebradas remotos, en comunidades donde no hay conectividad, sencillamente no pudieron estudiar; no tenían whatsapp, ni radio, ni tele… Dos años escolares perdidos para los muchachos más pobres. Justo el año siguiente, este 2022, el gobierno, en lugar de apostar fuerte por ayudar a estos rezagados a igualarse en nivel académico… quita a los internados la dotación para comida. Así de fuerte.
Pero no hay problema, porque se alimentan con Qali Warma. Según su web institucional, El Programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma “garantiza la alimentación de los estudiantes de colegios públicos del país durante el año escolar, de acuerdo con sus características y las zonas donde viven. Contribuimos a mejorar la atención de los estudiantes durante las horas de clases, el aprendizaje, la asistencia escolar y los hábitos alimenticios, así como a promover la participación y la corresponsabilidad de la comunidad local”.
Bellas teorías, pero vamos a la realidad. Ahora estamos en el internado de Islandia, río Yavarí, sacando fotos de los víveres de los que disponen gracias a Qali Warma: arroz, alverjas, conservas de atún y de pavo, fideos, avena, algún frejol… Lo mismo que una familia lleva a la casa por su hijo colegial, lo recibe el internado por cada uno de sus alumnos. Es decir, nada de productos frescos: nada de huevos, pollo, verduras, carne de res, pescado, fruta… Se tienen que apañar solo con alimentos envasados y secos.
La señora Juanita, la cocinera, me cuenta que se ven obligadas a tratar de vender algunas cosas para comprar al menos tomate o papas; o cambiar en las bodegas paquetes de lentejas o galletas por ají dulce, culantro… o sal. ¡No tienen condimentos, ni siquiera sal para preparar la comida! Las toronjas que se ven en la imagen las ha traído un papá de las comunidades.
En la noche, cuando pregunto a los chicos qué tal les va en el internado, la respuesta es unánime: “Bien, solamente lo más peor la comida”. No se puede comer todos los días lo mismo, aunque el ingenio de las cocineras sea incalculable. Es un insulto pretender que estos muchachones estudien y crezcan sin carne, pescado, fruta o huevos. Tampoco tienen agua, se van a bañar al río… pero ese es otro rubro.
“Visión: Ser un programa eficiente, eficaz y articulado, que fomenta el desarrollo humano a través del servicio alimentario de calidad, en gestión conjunta con la comunidad local”. Vaya chiste en Loreto, donde el dato de anemia y desnutrición infantil rebasa la escalofriante cifra del 50%. Pero no hay miedo, porque cuentan con leche evaporada marca Gloria… supongo que saben que en la Amazonía hay mucha intolerancia a la lactosa, que la leche está ausente de su dieta desde la noche de los tiempos, pero les da igual, con tal que la empresa correspondiente haga el negociazo de vender toneladas de leche al Estado para Qali Warma.
Escribo esto el 28 de julio, día de fiestas patrias. Felicidades Perú, país paradójico donde la desigualdad es una herida abierta por la que te desangras en tus jóvenes. Siento rabia e impotencia, y una tristeza mucho más sólida que cuando aquel marró el penalty. Estamos fuera del mundial, aunque lo peor es que, con estos mimbres, estamos lejos del futuro.