La COP26, que está siendo realizada en Glasgow (Reino Unido), de 31 de octubre a 12 de noviembre, ha sido tema de reflexión para Mons. Jorge Eduardo Lozano. A la luz del trabajo realizado hace pocos días por la Alianza de Redes Eclesiales para la Ecología Integral, el Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), llamaba a reflexionar sobre la situación del Planeta.

 

Responsabilidad humana en el cambio climático

El arzobispo de San Juan de Cuyo recordaba las palabras del texto, donde señala que “Nuestro mundo está en llamas, se está derritiendo, inundando, sufriendo sequías extremas e impactos en múltiples ámbitos de la sociedad. La responsabilidad de la humanidad en el cambio climático de nuestro planeta es ahora un hecho. El sistema que sostiene nuestra forma de vida en la Tierra está enfermando a nuestro planeta”.

Ante esa situación, el prelado argentino ha insistido en que “no es cuestión de seguir echándole la culpa al termómetro. Es urgente establecer vínculos amigables entre la humanidad y el planeta. La voracidad consumista se está llevando por delante la casa común”. El secretario general del CELAM define la situación actual diciendo que “un atropello que lo invade todo y sólo busca rentabilidad a cualquier costo. Los más afectados, como siempre, son los pobres y las comunidades que viven en entornos aún naturales”.

 

Inequidad entre los ricos y quien busca el bien común

Basándose en la encíclica Laudato Si´, escrita por el Papa Francisco en 2015, hizo ver que “como contrapartida al maltrato del ambiente, hay muchas personas y organizaciones que están realizando esfuerzos enormes por salvar al planeta y a la humanidad que lo habita. Pero la disparidad de fuerzas y recursos es enorme. Hay una gran inequidad entre los pocos que concentran riqueza y poder, y los que buscan el bien común, la justicia y la solidaridad”.

Para encontrar una solución ante esa acuciante realidad, “no alcanza con unos cuantos parches. Hace falta un cambio de paradigma en los estilos de vida y de producción”, reconoció el arzobispo. Según él, “el cambio climático produce calentamiento global. Y con este aumento paulatino de la temperatura se derriten los glaciares, aumenta el nivel de los océanos, se contamina el aire, no hay posibilidades de vida para unas cuantas especies”.

Sin mucha esperanza ante lo que se avecina, pues las probabilidades de lograr acuerdos eficaces en la COP26 “son todavía inciertas”, Mons. Lozano recordó las palabras del Santo Padre a los participantes de la cumbre, en el que pedía acompañarla con la oración y demanda de justicia”. Ante esa realidad, advirtió que “se está comprometiendo el presente y el futuro del planeta, que es único. No hay otro al cual mudarnos cuando este no soporte más. Cuidemos la casa que es de todos”.

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Nota publicada originalmente en la página web de CELAM.   Con informaciones de AICA.