15 años de impulso misionero, así ha definido Mons. Miguel Cabrejos el camino recorrido desde la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe, celebrada en el Santuario donde se venera a la patrona de Brasil, Nuestra Señora Aparecida.

Aparecida, un hito en la Iglesia de América Latina y del Caribe

Para conmemorar esos 15 años, se están realizando una serie de actos los días 12 y 13 de mayo en este Santuario, entre ellos el Rosario que recuerda el que rezó en aquel momento el Papa Benedicto XVI. Ha sido en este rezo en el que el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, que ya participó de la V Conferencia, se ha dirigido a las Iglesias del continente para recordar “este hito del caminar de la Iglesia de América Latina y del Caribe”.

En aquel momento, ha señalado Mons. Cabrejos, “pudimos constatar ‘cómo los obispos se sentían alentados, acompañados y en cierto sentido, inspirados por los miles de peregrinos que acudían cada día a confiar su vida a la Virgen’”, algo recordado por el Papa Francisco, relator general del Documento de Aparecida, en su visita al Santuario en 2013. Un Documento, siguiendo con palabras del actual pontífice, que “nació precisamente de este tejido entre el trabajo de los Pastores y la fe sencilla de los peregrinos, bajo la protección materna de María”.

Aparecida, un gran momento en la historia del continente

El presidente del Celam no ha dudado en definir Aparecida como “un gran momento para la Iglesia de este continente: un auténtico Kairós que generó un profundo impulso misionero”. En su opinión, “la dimensión misionera fue, ciertamente, uno de los ejes conductores de Aparecida, en continuidad con las cuatro Conferencias Generales que la precedieron”, teniendo como metodología “el ver-juzgar-actuar, y reafirmando la opción preferencial por los pobres y por el cuidado de la Creación”.

Citando el Documento, el presidente de la Conferencia Episcopal Peruana ha recordado que “la Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente”, apelando también a la conversión pastoral, para “que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera”. Mons. Cabrejos ha recordado otros elementos destacados de Aparecida: ser discípulos misioneros, asumir la Misión Permanente como inaplazable.

Revitalizar los procesos pastorales

Todo ello desde un llamado a “encarnar y a revitalizar nuestros procesos pastorales en las más diversas latitudes y de cara a los ‘signos de los tiempos’, bajo el liderazgo y el fructífero aporte de nuestros hermanos en el episcopado, así como de miles de presbíteros, religiosas y religiosos, laicas y laicos de todos nuestros países”, insistió el presidente del Celam.

Ha sido un tiempo, resaltó el prelado peruano, en que Aparecida “ha permeado la naturaleza misionera y sinodal de nuestra Iglesia en América Latina y el Caribe”, también del Celam. Un Documento que nutre el actual proceso sinodal, en el que se busca “la implementación de los desafíos pastorales que emergieron de la Asamblea Eclesial”, que se nutre en Aparecida, y sobre lo que Mons. Cabrejos afirma que “¡De ello no tenemos ninguna duda!”.

Misión, comunión, colegialidad y sinodalidad

El presidente del Celam ha llamado a “reafirmar nuestra identidad de discípulos misioneros, de ser una Iglesia en salida, sinodal y misericordiosa, de llevar la Misión Permanente a los nuevos areópagos de nuestra historia y a las fronteras geográficas y existenciales donde reconocemos los rostros sufrientes de Cristo, y de asumir con decisión la conversión pastoral permanente a partir de nuestro encuentro con Jesucristo”. Algo que lleva a “fortalecer la misión, la comunión eclesial, la colegialidad y la sinodalidad”.

Desde ahí, “animados y enviados por Jesucristo, Camino, Verdad y Vida (cf. Jn 14,6) nos sentimos urgidos a asumir el Evangelio con coherencia y desborde, encarnando los valores del Reino y construyendo comunidades de vida que sean signos de evangelización y novedad, de profetismo y fidelidad al mandato misionero, para que en Jesucristo todos los pueblos tengan vida y vida en abundancia (cf. Jn 10,10)”, concluía Mons. Cabrejos.

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Artículo publicado originalmente en la web de Prensa Celam. Se puede leer aquí.