La ciudad de El Estrecho, en Putumayo, albergó por segundo año consecutivo a más de 50 lideresas de 19 comunidades indígenas de la región Loreto. Un espacio en el que pudieron plantear a las autoridades locales presentes sus propuestas sobre las dificultades que les impiden alcanzar el Buen Vivir en sus comunidades.

Por: CAAAP

Un espacio para reconocer sus raíces, recordar a sus ancestros y autoidentificarse para elevar sus voces conociendo sus derechos. El II Congreso de la Mujer, realizado el 28 y 29 de enero en la ciudad de El Estrecho, en el distrito y provincia de Putumayo (Loreto), reunió a 59 lideresas de los pueblos Murui, Kichwa y Bora, representantes de 19 comunidades indígenas de la cuenca del Putumayo. Mirándose a los ojos, compartieron sus experiencias para empezar a asumir su participación como autoridades comunales.

Un año atrás se desarrolló el primer congreso que marcó un comienzo a este proceso donde las participantes buscan impulsar un cambio en sus comunidades para alcanzar el Buen Vivir, así como contribuir en el cuidado de la Casa Común. Continuando con este camino, ellas se volvieron a encontrar, convocadas, nuevamente, por la Parroquia San Antonio de Padua, del Vicariato Apostólico de San José del Amazonas, y con el acompañamiento del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP).

Ser lideresa en comunidad

Durante este espacio, las lideresas contaron sus procesos de autoidentificación y la importancia de reconocerse para hacer valer sus derechos. “No me había identificado antes. Mirando mis raíces, mi cultura, me identifiqué ante mi madre. Soy Murui (…) Pero cuántas hermanas de diferentes culturas no lo saben (…) Estamos perdiendo nuestra cultura. Enseñen a sus hijos y a sus nietos la lengua. No se avergüencen”, sostuvo Olga María Alvarez Flores, representante de la Federación de Comunidades Nativas Fronterizas del Putumayo (FECONAFROPU).

Foto: Parroquia San Antonio de Padua

Otro punto abordado por las participantes del congreso fueron las principales problemáticas y dificultades que enfrentan para asumir sus liderazgos en sus comunidades. “Donde hay una mujer, hay un varón, donde hay un varón hay una mujer. Ambos juntos debemos trabajar en armonía, dejando el machismo de lado. Tenemos ahora igualdad de género. Las mujeres tenemos la misma capacidad de asumir cargos”, indicó una de las participantes.

Tejiendo puentes

Además de reconocerse y compartir sus experiencias, las mujeres, provenientes de los distritos de Rosa Panduro y Putumayo, lograron tejer puentes con autoridades locales del Estado, tales como la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL), el centro de salud y el Centro de Emergencia Mujer (CEM). “Ellos han venido a aprender de nosotros, y a ayudarnos a despertar nuestra mente, de cómo debemos vivir en nuestras comunidades como autoridades y comuneras, como podemos dialogar. Eso nos están enseñando”, expresó otra de las participantes.

Luego de analizar en grupos cada una de las brechas que se deben atender por las autoridades presentes, las lideresas propusieron, en el sector educativo, que se supervise la mejora de la infraestructura de las instituciones educativas y se fortalezca la supervisión a los docentes, a fin de que estos cumplan con sus horarios y respeten las normas de las comunidades. En salud física, se solicitó mayor personal médico y enfermeras; y en el área de salud mental, realizar capacitaciones y sensibilización entorno a la violencia, en coordinación con el CEM.

Las demandas respecto al CEM fueron el fortalecimiento del equipo para la atención integral de las personas víctimas de violencia. Asimismo, tener un rol más activo en la prevención con la ejecución de actividades de prevención en las comunidades indígenas de la zona.

Foto: Parroquia San Antonio de Padua.

Para la coordinadora del proyecto y representante del CAAAP, Andrea Bernal, este encuentro es importante porque permite compartir experiencias, saberes y estrategias para seguir fortaleciendo a la mujer indígena e ir generando una red de apoyo, ante las falencias de atención que hay por parte del Estado y otras problemáticas estructurales. “Se ha evidenciado como cada una de las participantes fortalece su vocería y liderazgo. Se espera que en el tercer encuentro puedan participar más mujeres de comunidades del Alto Putumayo, para así seguir potenciando la participación de jóvenes”.

En el II Congreso de la Mujer participaron también Elizabeth Cortez Mananita, del Centro de Emergencia Mujer del Estrecho; Inés Zavala Cabrera, psicóloga del Centro de Salud del Estrecho, Dina García Hernández, en representación de la Policía; Helen de los Ángeles Romero Rengifo, de la UGEL Putumayo y Madeleine M. Ramos Vargas, del Programa País.