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26 Mar 2024

Misioneras de Iquitos y San José del Amazonas reafirman su compromiso de servicio en la Amazonía

Por medio de un manifiesto, mujeres de la Iglesia católica amazónica renovaron su deseo de insertarse en condición de hermanas en lo profundo del territorio. 

Las Hermanas de la Vida Religiosa Femenina que peregrinan en los Vicariatos de Iquitos y San José del Amazonas reafirmaron su compromiso de acercarse a las comunidades más necesitadas como compañeras y aprendices en misión. A través de un manifiesto, y guiadas por la voz de Dios y el llamado del Papa Francisco en “Querida Amazonía”, expresaron su deseo de participar activamente en la pastoral de los vicariatos, respetando la identidad y ritmos de las comunidades.

Según señala el documento, ellas quieren ser expresión de la Buena Noticia de Jesús, privilegiando el testimonio sobre las palabras. Anhelan llegar a los más necesitados, aquellos privados de sus derechos, y abrazarlos con un amor que dignifique, al tiempo que se dejan sorprender por la presencia de Dios en la sacralidad de una tierra que acoge y cautiva con su belleza y desafíos. Asimismo, buscan encarnar la Iglesia, siendo hermanas que se aman, se cuidan y se animan mutuamente en la vivencia misionera compartida.

"Nos animamos unas a otras a cuidar de la dignidad humana, de la tierra, del agua y de las culturas", afirmaron las hermanas en su manifiesto. "Estar en la Amazonía es un privilegio que nos alegra el corazón… aquí nos quiere Dios… Somos misioneras y el cuidado de la Amazonía es una prioridad. Sabemos que algunos quedan encantados por la selva, otros la ven como una despensa para un equivocado desarrollo, algunos no quieren saber de ella, pero nosotras seguimos aquí, hemos aprendido a amar este pueblo", mencionaron.

Foto: Vicariato de Iquitos.

Este documento se realizó luego del encuentro de religiosas de los Vicariatos de Iquitos y San José del Amazonas, realizado del 16 y 17 de marzo. Un espacio de formación que se llevó a cabo con la Hna. Gloria Liliana Franco Echeverri, ODN, presidenta de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR). "Estos días como las mujeres del alba, nos dejamos llevar al ritmo del Espíritu, para salir con el corazón ensanchado a anunciar con ternura y coraje a Jesús en nuestros hermanos en la Amazonía", refirieron.

A continuación, lee el documento completo:

Manifiesto de la Vida Religiosa que Peregrina en los Vicariatos de Iquitos y San José del Amazonas:

  1. Nosotras, Vida Religiosa Femenina que peregrina en los Vicariatos de Iquitos y de San José del Amazonas, renovamos nuestro deseo de insertarnos en condición de hermanas en lo profundo del territorio.
  2. Estamos aquí porque hemos escuchado la voz de Dios a movilizarnos, a salir; porque nos hemos sentido enviadas y en lo cotidiano el Señor nos va revelando su querer en esta “Querida Amazonía”.
  3. Permanecemos, porque hacemos eco de la voz del papa Francisco, y deseamos ser Iglesia en salida; aproximarnos a las orillas más empobrecidas del territorio en calidad de compañeras de nuestro pueblo, para ser las hermanas que aprenden, que se dejan sorprender por Dios en lo sagrado de una tierra que acoge y que seduce con un derroche de belleza y desafíos. Queremos ser y sentirnos Iglesia, hermanas que se quieren y se cuidan, que juntas se animan a vivir en misión.
  4. Nos moviliza la pasión por los pobres y el deseo de trabajar juntas por el Reino. Queremos ser expresión de la Buena Noticia de Jesús, aprendiendo del pueblo y que hable más el testimonio que nuestras palabras.
  5. Queremos prolongar la misión que otras hermanas, antes que nosotras iniciaron, sabemos que la misión de la mujer en la Iglesia es savia de vida nueva. Queremos participar activamente de la pastoral de los vicariatos, participar en las estructuras y procesos de nuestra Iglesia, pero, por sobre todas las cosas queremos caminar y navegar con nuestra gente, respetando sus ritmos y bebiendo de la riqueza de su identidad. Queremos llegar a los más necesitados que no gozan plenamente de sus derechos y abrazarlos con amor que dignifica.
  6. Que no nos gane el miedo. Nos animamos unas a otras a cuidar de la dignidad humana, de la tierra, del agua y de las culturas. Estar en la Amazonia es un privilegio que nos alegra el corazón…aquí nos quiere Dios…Somos misioneras y el cuidado de la Amazonia es una prioridad.
  7. Sabemos que algunos quedan encantados por la selva, otros la ven como una despensa para un equivocado desarrollo, algunos no quieren saber de ella, pero nosotras seguimos aquí, hemos aprendido a amar este pueblo, y renovamos hoy nuestro deseo de sembrar nuestro sí en este territorio como hermanas.

 

14 Mar 2024

Asamblea del Vicariato San José del Amazonas: Fortaleciendo el trabajo en equipo en sinodalidad

Del 26 de febrero al 2 de marzo en Indiana, Loreto, agentes pastorales de 16 puestos de misión se reunieron para evaluar el trabajo realizado, revisar metodologías y planificar acciones conjuntas, continuando el camino sinodal seguido por la Iglesia católica en la Amazonía. 

Con el fin de consolidar el trabajo pastoral en la Amazonía peruana, más de 110 personas se congregaron en la Asamblea del Vicariato San José del Amazonas, celebrada del 26 de febrero al 2 de marzo en la ciudad de Indiana, en la región Loreto. Convocados en un esfuerzo sinodal, agentes pastorales y religiosos procedentes de los 16 puestos de misión se sumergieron en intensas jornadas de evaluación, análisis y planificación.

Esta asamblea, la primera tras la culminación del plan pastoral y un año de trabajo con la metodología de programación, se centró en revisar la eficacia de los métodos empleados y en reforzar el compromiso con la sinodalidad, el trabajo en equipo y la comunión. Se llevaron a cabo sesiones de evaluación exhaustiva, donde se abordaron dudas, se modificaron lenguajes y se corrigieron percepciones equivocadas para una mejor implementación de la metodología.

Además del análisis interno, se dedicó una parte importante de la agenda a examinar la realidad social de la Amazonía y del país en general. Un momento de retiro, centrado en la encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado del planeta, Laudate Deum, proporcionó un espacio para la reflexión espiritual y la conexión con la fe. Asimismo, se realizó una iluminación detallada de las propuestas surgidas en la primera sesión del Sínodo de la Sinodalidad.

Foto: REPAM Perú

Entre los temas destacados, la formación de nuevos agentes pastorales laicos y en los ministerios ocupó un lugar central. Se anunció la creación de estructuras innovadoras de formación, con el objetivo de identificar y implementar los ministerios necesarios para la iglesia local, en sintonía con las necesidades detectadas y la voluntad divina.

La pastoral juvenil fue otro punto de enfoque relevante, junto con el impulso a la pastoral social y la pastoral indígena, en línea con el quinto objetivo del plan pastoral. Se discutieron estrategias para acompañar a los pueblos indígenas, escuchar sus necesidades y fortalecer su presencia en la comunidad eclesial.

La Asamblea del Vicariato San José del Amazonas en Indiana concluyó con un renovado compromiso por parte de todos los participantes de trabajar unidos en la misión evangelizadora y el servicio a los más necesitados, marcando así un paso significativo en el camino de la fe y la acción pastoral de la Iglesia católica amazónica.

14 Ene 2024

Papa Francisco: Pakrachu, Mai moö, Deoji, Moenxi… ¡Gracias!

Querido Papa Francisco: un saludo cariñoso desde Indiana, a orillas del río Amazonas, donde nos encontramos los participantes en la Escuela de Formación de agentes de pastoral “Lorenzo Guibord”. Unas 90 personas, entre misioneros y laicos, soñando juntos una Iglesia con rostro amazónico y con rostro indígena; por esa ruta es por donde quiere navegar nuestro Vicariato San José del Amazonas, en Perú.
 
Tú eres nuestra gran inspiración, Papa Francisco. Sabemos que formamos parte de tus sueños, y estos días de estudio y capacitación acudimos con mucha frecuencia a tus palabras y escritos. El Sínodo Amazónico, que tú impulsaste, el documento Querida Amazonía, y todo este camino sinodal en que estamos embarcados son una gran luz en nuestro discernimiento y a la vez fuente de felicidad y energía.
Hace menos de un año terminamos nuestro Plan Pastoral. En él decimos que queremos ser “una Iglesia con rostro amazónico, inculturada e intercultural, impulsada por el Espíritu de Jesucristo en la defensa de la vida, la tierra y la cultura, con las personas y los medios necesarios para testimoniarle”. Como ves, en este sueño hay palabras textuales tuyas, porque tus propuestas son para nosotros tesoro y soplo del Espíritu.
 
En esta semana de formación, trabajamos en torno a la importancia capital de los laicos en el futuro de nuestra Iglesia selvática, y concretamente en el papel de la mujer. ¿Sabes que, en nuestro grupo, quizá por primera vez, hay más mujeres que varones? Han venido mamás con sus niños, profesoras, amas de casa, estudiantes… Todas ellas, junto con sus compañeros, han llegado con la ilusión de prepararse para servir a nuestro pueblo como Iglesia samaritana y acogedora.
 
Están también los indígenas, miembros de algunos de los nueve pueblos originarios que hay en nuestro territorio. Hablamos de defender las culturas, de dialogar con los saberes ancestrales, de preservar las raíces, de promover el cuidado, especialmente de los más vulnerables. Es así como nos has enseñado, querido Papa Francisco. Gracias.
 
Nos formamos especializándonos en diferentes servicios y ministerios que como Iglesia entendemos que necesita hoy nuestro pueblo: ministerio para el cuidado de la Casa Común, promotor de derechos humanos, acompañamiento de personas en situación de vulnerabilidad, catequista, acompañante de jóvenes, animador, ministerio de la comunión, de la Palabra, de música… Vamos vislumbrando la fisonomía de nuestra Iglesia vicarial, que desea ser cada vez más sinodal y ministerial, como tú pides a los católicos del mundo entero.
 
Tenemos tanto que agradecerte… Te sentimos como uno de los nuestros, y sabemos que contamos contigo. Por favor, envíanos tu bendición; y nosotros también te bendecimos desde este rincón de la Amazonía peruana, porque bendecir es invocar la presencia bondadosa de Dios y la protección de su amor. Por favor, no te desanimes ante las críticas, no siempre leales; ya sabes que el Señor Jesús tuvo muchas, pero eso no le detuvo en el cumplimiento de su misión. Somos muchos más los que te admiramos y agradecemos a Diosito el don que eres para la Iglesia y para el mundo.
 
Ashka pakrachu, mai moö, deoji, moenxi… ¡Muchas gracias, Papa Francisco!
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Nota publicada originalmente en el blog Kpayo. Se puede leer aquí.
15 Abr 2023

“Ama, cuida y protege la vida”: Pascua frente a los abusos

Por: César Caro (Vicariato San José del Amazonas)

La cruz ingresó cargada por adolescentes del internado, llegados de todo el Putumayo para poder estudiar; chicas y chicos muy pobres, indígenas bastantes de ellos, vulnerables. La habían decorado con dibujos que mostraban el horror que acometimos, como hilo conductor, durante toda la Semana Santa: la injusticia y la muerte en los abusos sexuales a los menores.

Cantábamos “Cristo te necesita para amar”, hasta que esa gran cruz llegó al presbiterio, donde las manos de los jóvenes la mantenían parada. Fueron saliendo chicas; una señalaba una de las ilustraciones mientras otra hacía una petición breve y rotunda: “por las niñas y niños que son abusados”, “por las mujeres maltratadas” … después de cada oración, resonaban en la iglesia repleta fuertes martillazos: clavos enormes hienden la madera, quebrantan los huesos de Jesús, crujen las almas de los ultrajados.

Se unieron otras voces adultas desde su sitio: “por las autoridades que no hacen nada” … “por todos nosotros, indiferentes a ese sufrimiento” … Y cada vez, los golpes, crueles y solemnes, sobre el silencio incómodo y aplastante, trasunto del mutismo que a menudo nos infecta cuando conocemos situaciones de abuso, cuyo escenario más frecuente es la propia familia del menor.

“¿Con qué personaje de la Pasión podemos identificarnos cada uno de nosotros?” – pregunté en esta homilía de Viernes Santo. Un relato que fue proclamado por voces femeninas y juveniles, y que vuelve a ocurrir hoy; una historia de la que todos formamos parte… ¿Tal vez como Judas, traicionando con ese machismo enquistado? ¿O como Pedro, que niega la evidencia? O formando parte de una turba ciega y manipulada. O peor, lavándonos las manos, “eso no es asunto mío, que lo resuelva la policía"...

En el frontis del altar, esta frase: “Ama, cuida y protege la vida”. Necesitamos desencadenar un cambio cultural para erradicar esta atrocidad, que fue desgraciadamente naturalizada y recubierta con escombros del viejo patriarcado. Lo primero es afrontarla, mirar la cruz sin miedo, con decisión. Basta ya de eufemismos y de disimulos cobardes. El madero de la tortura está elevado y no admite paliativos.

Los seguidores de Jesús se fueron acercando a la cruz para venerarla. Todos la tocaron. Unos se arrodillaban; otros besaban las heridas santas de nuestros niños y niñas; otros abrazaban esas laceraciones interiores de tantas vidas infantiles destrozadas; muchos lloraban, impactados por la ferocidad con que el egoísmo humano sigue matando a Jesús hoy. Desde donde estaba sentado, yo podía ver y dejarme impactar por lo que cada persona desprendía.

Adorar, inclinarse, servir. Acariciar y lavar con reverencia los pies manchados de sangre inocente. Armados con la ternura, “el camino elegido por los hombres y mujeres más fuertes y valientes” (FT 94) para atrevernos a compartir ese dolor sin nombre, como Iglesia que se acerca, que escucha, que vuelve real el amor del Cordero sacrificado, del Siervo humilde.

Pero también hay que levantar la voz. Gritar que en la cruz de Jesús están clavados muchos niños, niñas, adolescentes, mujeres; maltratados, violados, denigrados. Hay que incluir esta realidad en los programas de formación de agentes pastorales, en las capacitaciones de profesores, papás y mamás, en reuniones parroquiales, en las visitas a las comunidades… Es urgente denunciar, ponerse de pie, alzar la mano con la vela prendida, sin dudar, sin fisuras, juntos.

Hemos servido el pan consagrado el Jueves, como prescribe la liturgia. Era una única gran torta de pan ácimo que partimos y compartimos, cuyos pedazos, un día después, estaban más duros; un pan difícil de tragar. Duele comulgar con el Cristo roto, absolutamente destruido en tantos pequeños indefensos. Es difícil seguir a Jesús encarnado en esta humanidad fracasada, que sin embargo Él contempló siempre preñada de esperanza. Cuesta entender, pero hay que comprometerse. Feliz Pascua.

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Artículo publicado originalmente en el blog Kpayo: Misionero en la Amazonía peruana. Se puede leer aquí.

08 Abr 2023

Vicariato de San José del Amazonas traza su camino hacia una Iglesia con rostro amazónico con la culminación de su Plan Pastoral

Con más 80 participantes provenientes de las cuencas del Putumayo, Napo, Yavarí y Amazonas, ha terminado el proceso para la elaboración del Plan Pastoral 2023-2028, iniciado hace tres años con el fin de ir plasmando una Iglesia con rostro y corazón amazónicos.

Después de tres años de espera, el camino iniciado para la elaboración del Plan Pastoral del Vicariato Apostólico de San José del Amazonas, que empezó a recorrerse a mediados de marzo de 2020, culminó. Con la presencia y participación de más de 80 participantes entre misioneros, agentes pastorales y laicos, se terminó de trazar el documento que guiará la labor de este vicariato, -uno de los ocho que conforman la Amazonía peruana-, por los próximos cinco años.

El Plan Pastoral 2023 - 2028 no es solo un papel, sino una experiencia de convergencia a la luz del Sínodo de la Amazonía y de los sueños del Papa Francisco en “Querida Amazonía”. Se ha conformado luego de un largo proceso sinodal de discernimiento y decisión. El documento recoge además los aportes compartidos en la última Asamblea del Vicariato de San José del Amazonas, realizada el 15 al 21 de marzo en la localidad de Indiana, en la provincia de Maynas, Loreto.

Foto: Vicariato de San José del Amazonas

En una primera etapa se dibujó la situación social, económica, política, ambiental y religiosa del vicariato con el mayor realismo y rigor posibles para conformar el marco situacional. La navegación continuó reflexionando y discerniendo acerca de los elementos que debían integrar el propósito; y así, en la Asamblea Vicarial de 2022 quedaron definidos la misión, la misión y los valores: qué somos, qué hacemos, a dónde queremos llegar, qué se quiere lograr como Iglesia amazónica y con qué estilo.

Foto: Vicariato de San José del Amazonas

El estudio de los documentos, el debate, la escucha mutua y el diálogo para descubrir los puntos más relevantes y significativos para la Iglesia en la Amazonía peruana condujo a la composición del marco doctrinal, para finalmente plantear los objetivos estratégicos a donde se apuntarán durante los próximos cinco años, y dirigir la proa hacia los horizontes identificados y compartidos, e ir plasmando una Iglesia con rostro y shungo (corazón) amazónicos.

01 Feb 2023

Compartir reconociendo sus raíces: Pueblos Murui, Kichwa y Bora participan del II Congreso de la Mujer

La ciudad de El Estrecho, en Putumayo, albergó por segundo año consecutivo a más de 50 lideresas de 19 comunidades indígenas de la región Loreto. Un espacio en el que pudieron plantear a las autoridades locales presentes sus propuestas sobre las dificultades que les impiden alcanzar el Buen Vivir en sus comunidades.

Por: CAAAP

Un espacio para reconocer sus raíces, recordar a sus ancestros y autoidentificarse para elevar sus voces conociendo sus derechos. El II Congreso de la Mujer, realizado el 28 y 29 de enero en la ciudad de El Estrecho, en el distrito y provincia de Putumayo (Loreto), reunió a 59 lideresas de los pueblos Murui, Kichwa y Bora, representantes de 19 comunidades indígenas de la cuenca del Putumayo. Mirándose a los ojos, compartieron sus experiencias para empezar a asumir su participación como autoridades comunales.

Un año atrás se desarrolló el primer congreso que marcó un comienzo a este proceso donde las participantes buscan impulsar un cambio en sus comunidades para alcanzar el Buen Vivir, así como contribuir en el cuidado de la Casa Común. Continuando con este camino, ellas se volvieron a encontrar, convocadas, nuevamente, por la Parroquia San Antonio de Padua, del Vicariato Apostólico de San José del Amazonas, y con el acompañamiento del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP).

Ser lideresa en comunidad

Durante este espacio, las lideresas contaron sus procesos de autoidentificación y la importancia de reconocerse para hacer valer sus derechos. “No me había identificado antes. Mirando mis raíces, mi cultura, me identifiqué ante mi madre. Soy Murui (…) Pero cuántas hermanas de diferentes culturas no lo saben (…) Estamos perdiendo nuestra cultura. Enseñen a sus hijos y a sus nietos la lengua. No se avergüencen”, sostuvo Olga María Alvarez Flores, representante de la Federación de Comunidades Nativas Fronterizas del Putumayo (FECONAFROPU).

Foto: Parroquia San Antonio de Padua

Otro punto abordado por las participantes del congreso fueron las principales problemáticas y dificultades que enfrentan para asumir sus liderazgos en sus comunidades. “Donde hay una mujer, hay un varón, donde hay un varón hay una mujer. Ambos juntos debemos trabajar en armonía, dejando el machismo de lado. Tenemos ahora igualdad de género. Las mujeres tenemos la misma capacidad de asumir cargos”, indicó una de las participantes.

Tejiendo puentes

Además de reconocerse y compartir sus experiencias, las mujeres, provenientes de los distritos de Rosa Panduro y Putumayo, lograron tejer puentes con autoridades locales del Estado, tales como la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL), el centro de salud y el Centro de Emergencia Mujer (CEM). “Ellos han venido a aprender de nosotros, y a ayudarnos a despertar nuestra mente, de cómo debemos vivir en nuestras comunidades como autoridades y comuneras, como podemos dialogar. Eso nos están enseñando”, expresó otra de las participantes.

Luego de analizar en grupos cada una de las brechas que se deben atender por las autoridades presentes, las lideresas propusieron, en el sector educativo, que se supervise la mejora de la infraestructura de las instituciones educativas y se fortalezca la supervisión a los docentes, a fin de que estos cumplan con sus horarios y respeten las normas de las comunidades. En salud física, se solicitó mayor personal médico y enfermeras; y en el área de salud mental, realizar capacitaciones y sensibilización entorno a la violencia, en coordinación con el CEM.

Las demandas respecto al CEM fueron el fortalecimiento del equipo para la atención integral de las personas víctimas de violencia. Asimismo, tener un rol más activo en la prevención con la ejecución de actividades de prevención en las comunidades indígenas de la zona.

Foto: Parroquia San Antonio de Padua.

Para la coordinadora del proyecto y representante del CAAAP, Andrea Bernal, este encuentro es importante porque permite compartir experiencias, saberes y estrategias para seguir fortaleciendo a la mujer indígena e ir generando una red de apoyo, ante las falencias de atención que hay por parte del Estado y otras problemáticas estructurales. “Se ha evidenciado como cada una de las participantes fortalece su vocería y liderazgo. Se espera que en el tercer encuentro puedan participar más mujeres de comunidades del Alto Putumayo, para así seguir potenciando la participación de jóvenes”.

En el II Congreso de la Mujer participaron también Elizabeth Cortez Mananita, del Centro de Emergencia Mujer del Estrecho; Inés Zavala Cabrera, psicóloga del Centro de Salud del Estrecho, Dina García Hernández, en representación de la Policía; Helen de los Ángeles Romero Rengifo, de la UGEL Putumayo y Madeleine M. Ramos Vargas, del Programa País.

20 Ago 2022

“Yo estuve contigo”

Deseamos concretar el Sínodo y proyectar el futuro con audacia, respondiendo al desafío del sueño de Dios a través de rutas nuevas. Aportamos, debatimos y matizamos en medio de bromas y risas, muy relajados. Lo que emerge en el diálogo bajo la maloka, después se refuerza en las conversaciones en el comedor o en los descansos, desenfadadas, afectuosas. Y se apuntala con fuertes shungos de cariño y convicción compartida en la jornada de descanso y convivencia o en la “noche cultural”.

Por: P. César Caro.

Cuando pasen algunos años y miremos atrás, recordaremos estos días. Este encuentro será como un fogonazo en la ilusión, el momento en que nos sentimos Iglesia creadora y vivimos la aspiración de lo nuevo, la posibilidad de hacer realidad los sueños.

Indiana es el corazón del Vicariato, donde todo comenzó, el escenario de los esfuerzos de los pioneros, de sus perplejidades ante la realidad y sus primeros descubrimientos. Entre los misioneros de hoy, tan distintos de aquellos, fluye la complicidad y reverberan las sonrisas. Experimentamos que nos queremos.

Por supuesto que, en un grupo humano tan variado en culturas y bagajes formativos y vitales, se dan discrepancias y erosiones, pero la sensación que predomina es la de converger. Somos y deseamos profundamente ser una iglesia sinodal, no piramidal, no clerical. Un colectivo mayoritariamente participativo, femenino, laical, igualitario, circular. Es nuestro ADN desde hace décadas.

Esta mañana hemos puesto a punto el Marco Doctrinal de nuestro Plan Pastoral. Nuestro horizonte inspirador, las ideas fuerza en torno a las cuales vertebrar nuestra misión en los próximos años: Iglesia en salida, inculturada e intercultural, comprometida con la defensa de la vida, identificada con los más vulnerables… Iglesia que escucha, camina y ama entrañablemente nuestra Amazonía.

Aportamos, debatimos y matizamos en medio de bromas y risas, muy relajados. Lo que emerge en el diálogo bajo la maloka, después se refuerza en las conversaciones en el comedor o en los descansos, desenfadadas, afectuosas. Y se apuntala con fuertes shungos de cariño y convicción compartida en la jornada de descanso y convivencia (dinámicas, juegos, deporte, piscina…), en el taller de artesanía y en la “noche cultural”, la fiesta en la que todos salimos a actuar, bailar y cantar. Y comemos torta y canchita.

Hay espacio para tratar de descender de los grandes principios a los programas concretos, y ahí el discernimiento colisiona con los mecanismos acostumbrados y la inseguridad que provoca plantear cambios. En la misión también hay zona de confort y buscamos ensayar fórmulas diferentes ante los nuevos retos soñados por Diosito. Es más lento y más espinoso, pero nunca se ausenta el afecto entre nosotros.

La Eucaristía es el colofón, la hora de ofrecer y agradecer todo lo vivido y trabajado. Cada cual interviene expresando un sentimiento, un deseo, una plegaria. El final es el envío y la bendición, y esta vez lo hicimos con las semillas que en el Evangelio de ese día (San Lorenzo) Jesús usaba como imagen de la entrega total de uno mismo y también de morir a los paradigmas viejos; justo en la oración de la mañana habíamos hecho el gesto de quemar -desaprender- los esquemas, modos de pensar y de hacer que ya no suman para plasmar una Iglesia con rostro amazónico.

De modo que las semillas, cuidadosamente preparadas durante todo aquel día (como hace nuestra gente linda), se pusieron en las manos venerables de los misioneros más experimentados de cada cuenca, los corazones más sabios: Belén por el Amazonas, la madre Socorro por el Napo, Félix por el Putumayo e Ivanês por el Yavarí (dos laicos y dos religiosas). Mientras cantábamos, nos acercábamos y ellos nos entregaban unas pocas semillas; y así se renovó nuestro envío y así nos bendijo Dios: a través de nuestros hermanos, como es su elección y su gusto.

Sí, voltearemos la vista y en nuestra memoria refulgirá este tiempo en que quisimos concretar el Sínodo y proyectar el futuro con audacia, respondiendo al desafío del sueño de Dios a través de rutas nuevas. No sé si lo lograremos (el tiempo lo mostrará), pero podremos decir con orgullo: “Yo estuve allí. Yo estuve contigo”.