El presidente de la REPAM destaca el servicio y vocación de los misioneros en la defensa de los derechos de los pueblos amazónicos, y de aquellos que son marginados y vulnerados. Hace un llamado para que, pese a los desafíos, dificultades y contratiempos, se continúe caminando por una Iglesia sinodal, fraterna, misionera y en salida.

"Creo que un misionero en la Amazonía tiene claro que la naturaleza exuberante le habla, que debe contemplarla y continuar con el cuidado de la casa común que necesita hoy nuestro planeta. Es una gracia especial poder trabajar en territorio amazónico". Son las palabras de Mons. Rafael Cob, obispo del Vicariato de Puyo (Ecuador) y presidente de la Red Eclesial Panamazónica sobre la misión en la Amazonía.

El prelado ha vivido más de 32 años en la selva ecuatoriana, a donde llegó encomendado en misión desde su natal España, en 1990. Para él, la labor misionera en la cuenca amazónica se resume en “el amor al pueblo que vive en la Amazonía y a la naturaleza que se puede contemplar en ella”, y en “ser luz para los demás” e “iluminar” el camino como una vela.

“Nos sentimos contentos y orgullosos de poder trabajar en la Amazonía, pero también supone un desgaste. Somos la vela que se va gastando de poco a poco, pero sabiendo que está iluminando. Y esa es nuestra tarea, aunque a veces encontremos dificultades, contratiempos y desafíos (...) Con la ayuda de Dios y del Espíritu seremos lo que hoy nos está pidiendo la Iglesia”, refirió el presidente de la REPAM.

Al mismo tiempo, destacó la importancia de caminar como iglesia sinodal, juntos y bajo el mismo Espíritu; como iglesia fraterna en la que se sienta la hermandad, y como iglesia misionera y en salida. Recordó que, desde la REPAM, se tiene la gracia de poder servir a las comunidades que viven en la Amazonía, trabajando en el acompañamiento y en la defensa de sus derechos. “El planeta necesita del cuidado de la humanidad y la humanidad necesita de esta tierra que Dios nos ha regalado y que debemos cuidar”.

Encarnarse en la Amazonía

Para Mons. Rafael Cob, es esencial que la labor misionera sintonice con las comunidades a las que se sirven, estando cerca de la gente, aprendiendo su lengua y viviendo su cultura. "Supone la encarnación que tanto el Papa Francisco nos habla. Los misioneros que trabajamos en territorio amazónico también tenemos que encarnarnos en la Amazonía y enfrentar sus desafíos".

En esa línea, enfatiza las dos realidades de la iglesia Católica: ser una Iglesia samaritana, cercana a los que sufren y necesitan ayuda, y profética, que levanta la voz en defensa de los más vulnerables y denuncia las injusticias que se cometen, sobre todo, en territorio amazónico, donde habitan muchos pueblos olvidados por el Estado , refirió el presidente de la REPAM.