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10 Feb 2022

La ira silenciosa del río golpea Santa Clotilde

Por: P. César Caro

Ocurrió hace tres semanas, el 10 o el 11 de enero. La violencia del río, persistente e incansable, mostró su lado más cruel derrumbando las orillas y sembrando el pánico en la población. Es lo que se llama “desbarranque”, un fenómeno tan amazónico como inevitable que nos hace sentir como muñecos clicks de Playmobil en manos de la naturaleza, ante cuya fuerza nada podemos.

No es un golpe súbito y devastador como la ola de un tsunami, no. El río trabaja despacio, sin cansarse nunca, habitado por todo tipo de criaturas y fieras, trufado de espíritus malos y dominado por la Boa… Va horadando, penetrando la tierra de la ribera, desgastándola sin piedad en alianza con el viento y las corrientes subterráneas de agua.

Es una furia lenta y a la vez implacable, que me recuerda al descenso de la colada de lava en la isla de La Palma. Una destrucción en super slow motion que, curiosamente, siempre sobresalta y sorprende, a pesar de que la amenaza del río está ahí, inamovible como el volcán. Aquella mañana los vecinos se levantaron pisando grietas en paredes y pistas; el nuevo mercado, a punto de ser terminado, apareció resquebrajado por doquier. Un tercio de las casas del pueblo fueron afectadas; entre ellas la de los misioneros.

 

 

El día 24 llegué para acompañar, ver, sentir. Los franciscanos me cuentan cómo primero la escalera de entrada a la casa se separó del tabique porque el terreno cedía. Más tarde, fue la pared la que se vencía hacia la escalera a medida que se iba desfondando toda la base de la construcción. Un día cabían dos dedos por las grietas de las paredes, al día siguiente una mano, y así se podía seguir el ritmo y la magnitud del destrozo.

Un paseo con la hermana Eliana para observar y apreciar. La pista cuarteada y completamente rota en muchos lugares. El salón parroquial-iglesia (en plena reforma y mejora), moteado de rajas y fisuras. Viviendas literalmente partidas en dos, como la de la imagen; franjas enteras de calle totalmente hundidas; inmensos socavones… Mucha gente ha tenido que abandonar sus casas y buscar asilo con familiares ubicados en la loma, más arriba y a salvo de las agresiones del Napo. Una señora miraba cómo varios trabajadores municipales desarmaban lo que quedaba de su vivienda: “Nos han dado terrenos y nos apoyan para rescatar las calaminas buenas, pero ¿cómo voy a levantar mi casita nueva? Mis hermanos están fuera, somos puras mujeres”.

La misión ha corrido la misma suerte del pueblo. Aunque las casas de las religiosas se han salvado, y también el colegio y el hospital, los franciscanos se vieron de un día para otro acogidos por las hermanas, y la Eucaristía del domingo se celebra en el internado porque todos los inmuebles siniestrados han sido precintados, templo incluido.

Conocemos que han llegado varios organismos regionales y gubernamentales para estudiar el alcance real del accidente y el estado de los suelos. Fuimos a la municipalidad a informarnos, pero hay mucha confusión, no se sabe si se podrá volver a levantar edificios junto al río y si necesariamente habrá que tumbar los restos que quedan en pie. De momento la casa misionera está siendo desarmada.

 

 

Detecto en la gente una mezcla de fatalismo, susto e inquietud, una especie de conmoción cristalizada desde generaciones a la misma velocidad que la acción del río. Como si esa furia fría hubiera ido carcomiendo las almas a la vez que las arcillas. “Qué se puede hacer”, “así son las cosas”… Es una demolición siempre en proceso, inexorable, no hay contestación ni previsión posible. Qué rabia y qué impotencia.

Los misioneros no damos paso atrás, no huimos, afrontamos la situación y compartimos el destino de nuestra gente. Vamos a luchar para que el Napo no resquebraje sus esperanzas. Todo el Vicariato alentando e inspirando valentía y compromiso. Especialmente cuando el piso se hunde y hay sufrimiento por la incertidumbre y la desgracia, nos quedamos con ellos.

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Artículo publicado originalmente en el blog de KPAYO: Misionero en la Amazonía peruana. Se puede leer aquí.

18 Jun 2021

Tras 121 de presencia, el Vicariato de Puerto Maldonado construye su sede central pastoral y administrativa

Ahí se centralizará el trabajo de Cáritas, ODEC, Radio Madre de Dios, RESSOP, Derechos Humanos y el Obispado con sus oficinas administrativas. El miércoles 16 de junio se realizó el acto de colocación de la primera piedra.

“Es bonito que en 121 años de historia de este vicariato nos hayamos preocupado de crear escuelas, hospitales, internados, residencias… se haya hecho de todo y que lo último sean las oficianas centrales del vicariato. Eso refleja una manera de hacer y cuáles son las prioridades para nosotros. Esta estructura de nada servirá si no responde a las necesidades reales de nuestra gente”. Con estas palabras Mons. David Martínez de Aguirre, obispo del Vicariato de Puerto Maldonado, reflexionaba sobre el significado que tendrá dentro de unos meses la infraestructura que conformará el Centro Pastoral y Administrativo cuya primera piedra se puso el último miércoles 16 de junio.

Con su presencia, así como la del gobernador regional, Luis Hidalgo y las arquitectas de la obra, la arquitecta del proyecto Yuliana Yabar, y la arquitecta contratista Sandra Yufra, entre otras personalidades, se llevó a cabo la ceremonia sobre los terrenos que, muy pronto, estarán edificados. En ese sentido, se realizó la entrega simbólica de los planos y libro de obra a las arquitectas responsables del proyecto. Se ubicará en la Misión San Jacinto de Puerto Maldonado y la obra tendrá un periodo de construcción de ocho meses. Es decir, a mediados de febrero del próximo año debería hacerse realidad.

En el acto de colocación de la primera piedra participaron misioneros y misioneras, así como otras personalidades. Foto: Paolo Peña

La idea principal es concentrar a las principales instituciones del Vicariato con el objetivo de optimizar recursos humanos y económicos. En ese sentido allí se instalarán las oficinas de Cáritas Madre de Dios, la Red Educativa del SurOriente Peruano (RESSOP), la Oficina Diocesana de Educación Católica (ODEC), la Oficina de Derechos Humanos y los estudios centrales de Radio Madre de Dios. Igualmente, en un segundo edificio que estará interconectado a través de un puente donde se colocará una imagen de la Virgen del Rosario se ubicarán las oficinas centrales del Obispado, con espacio para las labores administrativas, salones pastorales y salas de reuniones, entre otros espacios.

“Esto se lleva planeando desde el 11 de octubre de 2014, el día en que me ordenaron aquí en la Catedral de Puerto Maldonado. Esa misma mañana en el seminario ya me lo sugirieron. De una manera más definitiva, comencé a retomar la idea tras la visita del Papa Francisco en enero de 2018”, explicaba Mons. David, “y en realidad este proyecto debería haberse realizado en 2020, pero como todos sabemos la pandemia nos descolocó y es ahora cuando definitivamente vamos a poder ejecutarlo”.

Entre los participantes estuvo el gobernador regional de Madre de Dios, Luis Hidalgo. Foto: Paolo Peña

El obispo también confesó que esta sencilla ceremonia de colocación de la primera  piedra le hacía especial ilusión principalmente por un motivo: “Ahí mismo, donde ustedes están sentados va a ubicarse precisamente el corazón de la Iglesia, ahí estarán las oficinas de Cáritas. Aquí vendrán las personas que día a día llaman a nuestra puerta pidiendo la solidaridad, comprensión y escucha”.

“Le hemos puesto mucho cariño”

La arquitecta Yuliana Yabar, profesional madrediosense, confesaba haber invertido mucho tiempo y cariño en el diseño de la infraestructura encomendada por el Vicariato. “Son edificios donde predomina la sencillez, que es parte de la esencia de la iglesia, pero viene cargado de mucho simbolismo y de trabajo de diseño en el sentido ambiental, pues tiene orientaciones que permitirán el confort térmico”, explicó ante Radio Madre de Dios, “se ha buscado que los ambientes permitan tener todos los usos del Vicariato y también que aquí se instale Radio Madre de Dios, la primera dela región, la que llega a todos lados y que para los madrediosenses es de suma importancia. Eso ha sido lo más complejo por los temas de acústica e iluminación que necesita el trabajo de prensa ahí”.

El dominico Fray Pablo Zabala, con toda una vida dedicada a la misión, también participó del evento. Foto: Paolo Peña

Por su parte el gobernador regional, Luis Hidalgo, cuyo padre estuvo vinculado y fue muy cercano al Vicariato y especialmente a la labor de Radio Madre de Dios, resaltó que esta obra “estará al servicio de toda la región” y recordó la encomiable labor de los misioneros y misioneras que han dado su vida en la Amazonía Sur del Perú.

Financiación interinstitucional

Cinco instituciones aportarán económicamente para que este proyecto se haga realidad. A todas ellas Monseñor David de Aguirre agradece su apoyo. Se trata de Obras Misionales Pontificias, el Secretariado de Misiones de Selvas Amazónicas, Misiones Diocesanas Vascas de la Diócesis de Vitoria (España), ADVENIAT y el propio Vicariato con los aportes de todos los feligreses.