Por: Monseñor. Rafael Cob García, Obispo del Vicariato Apostólico de Puyo (Ecuador) y presidente de la REPAM.

En el día del patrón de la Ecología desde la REPAM, deseo compartir este pensamiento al clausurar el mes de la creación. Hace algunos años una declaración de la Conferencia Episcopal del Ecuador titulada “Cuidemos el planeta” a la luz del documento de Aparecida, decía: “La revelación nos presenta este mundo en que vivimos como la obra de Dios. En él se manifiesta su sabiduría, su bondad, belleza y poder. (Aparecida 470) “Contemplar la belleza de la Creación es un estímulo para reconocer el amor del Creador, ese amor que mueve el sol y las estrellas.

También la creación es manifestación del amor providente de Dios, nos ha sido entregada para que la cuidemos y trasformemos en fuente de vida digna para todos, nuestra casa común es lugar de la alianza de Dios con los seres humanos y con toda la creación “Esta concepción teológica deja sin fundamento a la idea de que el universo es solo un objeto de estudio, una mercancía de compra o venta o un espacio sacralizado e intocable”.

El discípulo misionero a quien Dios le encargó la Creación, debe contemplarla, cuidarla, y utilizarla, respetando siempre el orden que le dio el Creador” Aparecida 125.

Para reflexionar, el Papa Benedicto XVI decía: si quieres cultivar la paz, custodia la Creación” En medio de una lucha a veces violenta y a veces sistemática se ha ido destruyendo la Creación por intereses económicos y políticos.

Es el tiempo de actuar, quizá mañana sea tarde, pero aún estamos a tiempo, nos lo recordaba el Papa Francisco. La lucha por el medio ambiente tiene un precio muy alto, en el que se juegan con vidas humanas. Ante la economía poderosa que corrompe las conciencias dando paso a la deforestación y explotación, dejando rastro de muerte y queriendo hacer callar la verdad. Pero la voz de los pobres es más fuerte que la del dinero de los poderosos que se creen dueños de la tierra. El grito del pueblo “la selva no se vende, la selva se defiende, y el pueblo unido resiste y no se rinde” sigue resonando en este continente de la esperanza, en nuestra Amazonia, su eco nos cuestiona ¿cómo vivimos y defendemos la creación divina?

El sueño ecológico implica unir el cuidado del ambiente y el de las personas, pues la tierra y el hombre son inseparables, los dos son obra creadora de Dios. El Papa Francisco nos decía: “La primera ecología es el cuidado de los hermanos, como el Señor nos cuida.” Todo en el cosmos está interconectado.

Quisiera en el día de la fiesta de S. Francisco, que nos comprometamos como él a crear fraternidad, llamar a la creación hermana tierra o hermano sol, hermana agua o hermana luna, donde las relaciones del hombre con lo creado forman una misma familia, es entender que no podemos hacer daño al hermano de esta gran familia que es toda la Creación.

Como Francisco, su testimonio nos lleve a vivir en la práctica estilos de vida, de humildad y sencillez, de desprendimiento y confianza en el Padre providente, que sean testimonio que arrastre para la conversión que hoy necesita nuestra sociedad apegada al consumo voraz y a crear un mundo ficticio que nunca sacia la sed de felicidad del ser humano.

Hoy visitaba la selva contemplando árboles centenarios de los pocos que quedan por nuestros bosques, solo contemplar esta obra creadora de Dios nos hace admirarla belleza y el poder de las cosas creadas por Dios y pensar en la responsabilidad que tenemos de la conservación de esta selva, que junto con el hombre se eleva para decir “Laudato si, mi Signore” como S. Francisco. No nos dejemos robar la contemplación de la creación de Dios, que nunca será superada por el hombre. Trabajemos en los proyectos de Dios que son proyectos de vida y amor, Soñemos con Dios y sus sueños se harán realidad. No destruyamos los sueños de Dios. un mundo en armonía como Él le creó. “y vio Dios todo lo que había creado, y era muy bueno” (Gn.1,31)