Del 22 al 23 de febrero, en la capital de la provincia del Putumayo, en Loreto, mujeres de 19 comunidades se volvieron a reunir para continuar con el fortalecimiento de sus liderazgos. Tres años después del primer encuentro, algunas de ellas han asumido el rol de cacique en sus comunidades.

Por: Bea Prusinowska (Vicariato San José del Amazonas)

Bajo el lema «con los pies en la realidad», se llevó a cabo del III Congreso de Mujeres Indígenas en la localidad de San Antonio del Estrecho, ubicada en la provincia del Putumayo, en la región Loreto. En este encuentro, organizado por la Parroquia del Estrecho del Vicariato Apostólico San José del Amazonas del 22 al 23 de febrero, participaron 50 lideresas de distintas comunidades Murui, Bora, Kichwa y descendientes de los pueblos  Secoya, Ticuna, Ocaina y Maijuna.

Provenientes de los distritos Putumayo y Rosa Panduro, las participantes se reencontraron por tercer año consecutivo en este espacio que busca rescatar y fortalecer sus tradiciones ancestrales, así como empoderarlas para que asuman su rol como lideresas en sus comunidades. Durante ese tiempo, se dio a conocer que tres de ellas lograron asumir como caciques de su comunidad, mientras que la mayoría continúa como mujer líder, formando parte de la junta directiva de sus pueblos.

Desafíos y retos

El primer día se compartió el resumen de la realidad mundial y nacional y local, y los conflictos se viven en los distintos territorios,. Se analizó también diferentes casos sobre la participación de la mujer en la sociedad y los retos que enfrenta a través de las historias cotidianas. «Por muchos años hemos sufrido atropellos de parte de varones, ahora mujer indígena cada vez asume más funciones en la sociedad», sostuvo Olga Álvarez Flores, lideresa de la Federación de las Comunidades Fronterizas del Putumayo (FECONAFROPU).

Foto: Bea Prusinowska

Jacqueline Morris Ramírez, abogada del vicariato, presentó una charla sobre los derechos fundamentales de cada persona, insistiendo en que a cada derecho le corresponde un deber, y explicando cuáles son las diferencias y cómo reconocerlos. A nivel de instituciones, Lucila Manihuari Flores, regidora y encargada del despacho municipal de la provincia del Putumayo, compartió su experiencia de mujer lideresa, algunos proyectos productivos del municipio para la cuenca del Putumayo y resolvió las preguntas de las asistentes.

Era tiempo de aprender, reflexionar pero sobre todo compartir las experiencias y sabidurías de cada una de las que llegaron al congreso. La joven Zayra Rios Dahua, vice cacique de la comunidad del Ocho de Diciembre explicó sobre la beca del Programa de Mujeres Indígenas de la Amazonia de la ONG Conservación Internacional, motivando a todas para que no tengan miedo de postular a los concursos, así podrían realizar cosas muy beneficiosas para su familia, comunidad y medioambiente.

Compartiendo en comunidad

Las mujeres sabias, como doña Milena Buinajima, de la comunidad de Ocho de Diciembre; Felicita Gutiérrez, de San Francisco, Isabel Chepez, de Flor de Agosto; y Ermelinda Jimetre, del Estrecho, se dirigieron en lengua nativa y presentaron sus artesanías, exhortando a sus compañeras a sentirse orgullosas de su cultura y trasmitir a sus hijos y nietos sus tradiciones ancestrales. Las participantes también expresaron su deseo de regresar a su comunidad para hacer réplica de lo aprendido e involucrar cada vez a más mujeres.

Foto: Bea Prusinowska

Se rescató el empoderamiento de las mujeres, quienes en los trabajos grupales manifestaron su realidad, deseos y esperanzas para seguir formándose y animando sus comunidades. Un fructífero compartir experiencias, de apoyarse unas a otras y sentirse fortalecidas en el servicio que realizan, sabiendo que el vicariato y la parroquia estarán siempre para acompañarlas. «En el I Congreso no hablaban y ahora comparten lo que pasa en su comunidad», mencionó Jandira Gutiérrez, profesora del Estrecho y coorganizadora del evento.

Propuestas para la vida comunitaria

En la tarde cultural, pusieron de manifiesto sus canciones, bailes según su grupo étnico, un espacio de revalorar la cultura y hacer memoria de los ancestros y ancestras que les han precedido. Casi al finalizar el encuentro, las participantes se reunieron en grupos según el interés y redactaron propuestas concretas para mejorar su vida comunitaria y la de toda la cuenca del Putumayo.

En el sector de salud, las mujeres indígenas recordaron que cada ciudadano tiene derecho a tener una buena salud y el deber de cuidarse. En ese sentido, exigieron que cada comunidad tenga un promotor de salud capacitado, y también contar con un botiquín comunal bien implementado. Indicaron que requieren las visitas de técnicos o enfermeros a comunidades aledañas, además de la visita de brigadas al menos dos veces al año. Por las necesidades, solicitaron que el centro de salud del Estrecho cuente con una sala de emergencia.

Foto: Bea Prusinowska

En educación, manifestaron que es un sector muy importante para los niños de las comunidades. Por eso, exigieron que los maestros identificados como bilingües sepan leer, escribir y que hablen en su lengua originaria. Que el docente sea activo, responsable, puntual en las actividades del pueblo, que haga reuniones con los padres de familia y que tengan la escuela limpia y ordenada con mobiliarios adecuados. También pidieron que las autoridades de la UGEL visiten a los maestros durante el año escolar.

Sobre la familia, las participantes declararon que para fortalecer el pilar de la sociedad se necesita talleres para parejas, diálogos de padres con hijos, así como la visita de autoridades competentes para abordar la violencia en el hogar. Expresaron la necesidad de que un psicólogo les visite en las comunidades, además de hacer reuniones de autoridades comunales y así cumplir con sus deberes y hacer respetar sus derechos para vivir en armonía.

Sobre el cuidado del territorio, primordial para mantener bien a las comunidades, expresaron que están abiertas a trabajar con algunas organizaciones públicas y privadas sobre el manejo sostenible de distintos frutos como el irapay, huasai, aguaje, ungurahui, entre otros.

Asimismo, expresaron la necesidad de informarse mejor sobre la propuesta de establecimiento del Área de Conservación Regional Medio Putumayo Algodón, y otras zonas protegidas; buscar soluciones para eliminar las deudas de las comunidades y mejorar el sistema de vigilancia comunal para prevenir la explotación de madera por parte de foráneos.

Respecto al fortalecimiento del liderazgo de la mujer amazónica, indicaron que es importante ser apoyadas por los padres, esposos y el pueblo en general. Detallaron que las lideresas deben ser elegidas por la comunidad y poseer cualidades como ser comunicativa, alegre, transparente, honrada y humilde. En ese sentido, remarcaron la importancia de las capacitaciones tanto de las instituciones del Estado como de organizaciones privadas y la Iglesia.

Finalmente, mencionaron que es crucial recordar que una buena lideresa pone en práctica las capacitaciones que recibe, y planificar reuniones anuales para evaluar los problemas comunitarios y buscar soluciones. Por último, demandaron el respaldo de la federación a los líderes de cada comunidad para su desarrollo.