En el frontis del centro de salud de Caballo Cocha, se celebró la ceremonia de entrega de una planta de oxígeno que permitirá abastecer a la población de 48 balones de 10 m3 por día, lo cual constituye un importante avance en la lucha contra la pandemia COVID-19 en la provincia fronteriza de Ramón Castilla, en Perú, muy cercana a los países vecinos de Colombia, a través de Leticia, y Brasil, cuya ciudad más cercana es Tabatinga.
La planta llegó a través de la iniciativa “Respira Perú” de la Conferencia Episcopal Peruana y fue entregada por la hermana Martha Alicia Reynoso HFJC, responsable del puesto de misión de Caballo Cocha, junto con el diácono Jovino Arimuya, ambos en representación de Mons. José Javier Travieso Martín, obispo del Vicariato Apostólico de San José del Amazonas y autoridad de la Iglesia católica en la región.
Los representantes presentes en este evento agradecieron a la Iglesia su preocupación en favor de la población, que ha sufrido y sigue sufriendo en esta pandemia, y enfatizaron que “gracias a Dios ya tenemos la planta oxígeno que abastecerá las necesidades de los pacientes que todavía siguen afectados y los que están en recuperación del COVID”. También expresaron que Caballo Cocha ya está preparada para enfrentar la siguiente ola que se avecina.
El alcalde provincial no accedió a firmar el acta de entrega en público, aduciendo que no se firma un documento en la calle. De hecho, los días anteriores había manifestado a la población que por su medio se logró todo, puesto que tocó muchas puertas. Esto puede corroborarse en la página web municipal, donde se lee que “la MPMRM (Municipalidad Provincial de Mariscal Ramón Castilla) entrega planta de oxígeno”, o que “la autoridad municipal concretó este logro”.
En la ceremonia de entrega, sin embargo, aceptó y declaró que la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) es quien hizo posible obtener esta planta de oxígeno. La realidad se visualizó en la firma del acta de entrega, verificada horas más tarde, en la que el alcalde rubrica que recibe de la CEP, a través del Vicariato representado por la hna. Martha Reynoso, la planta de oxígeno, en cesión de uso por un año.
Los equipos, que se siguen fabricando con la pretensión de alcanzar los 7.000, han sido diseñados en Loreto íntegramente. Tienen una placa solar incorporada y su carcasa es de un material biodegradable. Representantes de más de 40 comunidades indígenas y ribereñas participaron en el acto de entrega. Las radios llegarán hasta aquellas familias que, al menos, tienen un hijo o hija en edad escolar.
Todo arrancó de una creciente preocupación puesta en común. "Llevo meses soñando este momento, desde septiembre de 2020 cuando con el padre Miguel Ángel, Oraldo Reátegui y Dante Encinas nos lanzamos a conseguir radios solares y ecológicas y que, así, los niños y adolescentes pudieran seguir ‘Al Son del Manguaré’ para estudiar". El administrador diocesano del Vicariato de Iquitos, el misionero agustino Miguel Fuertes, confiesa que él es la voz pero que tras esta iniciativa existen decenas de personas que, desde su espacio, han aportado su granito de arena. ¿La aventura? Confeccionar y regalar cientos de radios ecológicas, con un mecanismo de placas solares, para que miles de niños y niñas en decenas de comunidades indígenas y ribereñas de Loreto puedan, por este medio, acceder a un derecho fundamental: la educación.
La entrega de 1,200 radios realizada esta semana es solo el inicio. “Seguimos trabajando para tener cuanto antes muchas más”, apuntó Fuertes en un sencillo acto de entrega, en el Complejo Centenario de los Padres Agustinos, en Iquitos, con la participación también del obispo electo, Miguel Ángel Cadenas, la jefa del Área de Gestión Pedagógica de la UGEL Maynas, Sandra Huamán, y el ingeniero Dante Encinas, además de representantes de unas 40 comunidades. A ellos y ellas les pidió que transmitan “a las familias de sus comunidades todo el esfuerzo que hay detrás de estos pequeños receptores”. Las palabras del padre Miguel Miguel reiteraban su visión, y la de todo el Vicariato de Iquitos, de que la educación es la base para salir adelante en la vida. Palabras que también reafirmaban el compromiso histórico de la Iglesia con la educación, con los niños y niñas. Todo por ellos, todo “para que los niños y jóvenes de la región Loreto tengan las mismas oportunidades que los demás”.
Cabe mencionar que estas radios han sido diseñadas y fabricadas íntegramente en Iquitos desde el mes de enero. El creador ha sido el ingeniero Dante Encinas. “Él hizo la placa madre y todo el diseño. Tiene una placa solar incorporada en la parte superior que carga con una batería. También se puede recargar con luz eléctrica porque tiene entrada USB y es ecológica porque la carcasa de la radio es una especie de cartón prensado que, cuando se boten, se irá degradando y no contaminará la Amazonía”, detalló el padre Miguel. Además, adelante tiene un foco led para ayudar con la iluminación en las noches.
Objetivo: eliminar brechas
El reto es calibrar la balanza en las zonas rurales de la Amazonía, para que, al igual que en las zonas urbanas, se pueda contribuir a que se cierren brechas en el acceso a la educación. “El objetivo es que quienes no tienen otros medios puedan tener una radio solar, para que de esa forma puedan seguir los programas del Ministerio de Educación, no pierdan el año escolar, y no queden desfasados con el resto de niños y adolescentes que sí pueden seguirlo porque tienen más posibilidades”, explicó.
Gracias al aporte de la gente de buena voluntad que mostró su preocupación por la educación se hizo posible esta primera entrega. Ahora se tiene la esperanza de poder ensamblar, como mínimo, otros 7000 radio-receptores y conseguir un transmisor de AM de 25 kw que cubra prácticamente toda la región Loreto. En esa línea, se busca también la generación de más de 20 puestos de trabajo para apoyar a las familias y que, además, las instituciones estatales y las privadas, además de la iglesia, puedan tener un medio de comunicación con los pueblos de la región, especialmente con los más alejados.
Los vicariatos apostólicos de Puerto Leguízamo-Solano (Colombia) y de San José del Amazonas (Perú) han hecho oficial lo que ya era realidad: un equipo intervicarial, integrado por misioneros de las dos iglesias, que trabaja a la vez en las dos orillas del río Putumayo con un proyecto compartido. Una experiencia prototípica y revolucionaria que responde al pedido del Sínodo de la Amazonía de superar fronteras y generar redes de apoyo y espacios sinodales entre iglesias vecinas, persiguiendo el sueño de ir plasmando una Iglesia con rostro amazónico y con rostro indígena.
Por: César Caro (Vicariato San José del Amazonas)
Frente a Soplín Vargas, en el lado peruano del alto Putumayo, está Puerto Leguízamo, capital de la orilla colombiana. Funciona como un pulmón económico para esta zona, la gente va y viene para comprar, visitar a los parientes, ir al médico… La moneda en ambas márgenes es el peso colombiano, muchas personas tienen las dos nacionalidades, todo está conectado, y poco a poco la iglesia lo va entendiendo y viviendo.
Leguízamo es la sede del Vicariato de Puerto Leguízamo-Solano, de Colombia, y Soplín Vargas pertenece al Vicariato San José del Amazonas, de Perú. Desde hace algunos años estas dos jurisdicciones han ido estrechando lazos y concretando modos de colaboración a través de los Misioneros de la Consolata como hilo conductor: ellos tienen a su cargo el vicariato colombiano, con su obispo Mons. Joaquín Pinzón a la cabeza, y están presentes en el vicariato peruano, donde el misionero Fernando Flórez, colombiano y miembro de este instituto, es el responsable del puesto de misión de Soplín.
Ir con Fernando a Leguízamo es acompañarlo a su casa. Allí están sus compañeros y compatriotas, además de su amigo y antiguo formador Joaquín, el obispo. Esa cercanía, junto con el convencimiento de que “el río no nos separa, sino que nos une” es la que ha ido haciendo fluir las buenas relaciones y el trabajo conjunto entre las dos iglesias. Fernando lleva tiempo echando una mano en el lado colombiano, y a la vez cuenta con gente de allí para ir haciendo realidad el proyecto “Misión Putumayo” en la orilla peruana.
Lo vemos en Puerto Lupita. La señora Tania Ruiz, colombiana, es la responsable del proyecto en esta población cercana, pero peruana. A través de mingas formativas, talleres, reuniones y diversas actividades, se buscafortalecer a los líderes de la comunidad, empoderar a las mujeres y caminar hacia la recuperación de la cultura originaria, en este caso kichwa, mediante la artesanía, la danza y por supuesto el idioma. El equipo de facilitadores, que incluye al sabedor de la lengua, procede del vicariato vecino. Es una evangelización de primera línea que no comienza por los sacramentos o la doctrina, sino que busca puntos de encuentro e interés como el cuidado de la casa común.
Para apostar por este trabajo con las comunidades en toda la cuenca, y en ambos lados, el obispo de Puerto Leguízamo, Mons. Joaquín, ha dado un paso decisivo: mediante un decreto, ha creado un nuevo puesto de misión en su jurisdicción, un territorio aproximadamente gemelo del puesto de misión peruano de Soplín Vargas, y ha encomendado su cuidado pastoral a Fernando Flórez (que pertenece a San José del Amazonas – Perú) y a Alejandro Sánchez, diácono diocesano de etnia murui que pertenece a Puerto Leguízamo – Colombia).
El obispo ha hecho oficial lo que ya era realidad: un equipo intervicarial, integrado por misioneros de las dos iglesias, que trabaja a la vez en las dos orillas con un proyecto compartido. Claro que técnicamente él no puede dar un oficio a un sacerdote que no es suyo, ni destinar a su diácono al vicariato vecino, pero el documento dice “en estrecha comunión pastoral”, a buen entendedor pocas palabras bastan. Y así lo conversamos profusamente él y yo, obispo de Puerto Leguízamo y vicario general de San José del Amazonas, en una agradable cena entre hermanos en su casa, entusiasmados por lo conseguido y por las perspectivas.
Realmente se trata de una experiencia pionera y revolucionaria que responde al pedido del Sínodo de la Amazonía, que en el número 112 del Documento Final propone “replantear la forma de organizar las iglesias locales, repensar las estructuras de comunión en los niveles provinciales, regionales, nacionales y, también, desde la Panamazonía. Por ello, es necesario articular espacios sinodales y generar redes de apoyo solidario.Urge superar las fronteras que la geografía impone y trazar puentes que unan. El documento de Aparecida ya insistía que las Iglesias locales generen formas de asociación interdiocesana en cada nación o entre países de una región y que alimente una mayor cooperación entre las iglesias hermanas (cf. DAp 182)”. Pues he aquí una iniciativa modesta, pero original y rompedora.
Joaquín, hombre tan inteligente como bueno, me entregó el documento a la espera de que por parte de nuestro vicariato haya un reconocimiento especular pero igualmente firme y legal. Somos dos iglesias siamesas, peruana y colombiana, unidas por el alto Putumayo, en la aventura de trabajar juntas como una sola fuerza. Por nuestras venas corre la misma pasión misionera y el mismo sueño de ir plasmando una Iglesia con rostro amazónico y con rostro indígena.Fernando forma parte de Puerto Leguízamo y Alejandro está ya en la lista de nuestro Vicariato San José. Y todos, juntos, pertenecemos a la Amazonía.
Para la misionera Marianella Huapaya, quien acompaña al pueblo shawi de Loreto desde hace 36 años, el principal problema para los pueblos indígenas amazónicos es que desde Lima la selva se conciba como un mercado, ignorando que ahí hay poblaciones con una historia y un proyecto propio de desarrollo. “Cuando un occidental ve un árbol piensa en dólares. Cuando un indígena ve un árbol piensa en su vida, en su historia, se ve ahí reflejado”.
La frase que encabeza este texto pertenece a Marianella Huapaya. Misionera desde hace 36 años esta mujer de baja estatura, mirada humilde y sonrisa sincera atesora en su experiencia grandes enseñanzas de vida. Las que le ha regalado Dios a través del acompañamiento a los pueblos indígenas amazónicos del Vicariato de Yurimaguas, en Perú. Su mayor cercanía es con el pueblo shawi, cuya historia y cultura conoce en gran medida. Incluso ha logrado aprender su lengua, participando en diversas iniciativas de rescate y revalorización cultural de la mano con las instituciones oficiales.
“Como Iglesia el primer reto que tenemos es descubrir cuál es la Buena Noticia en nuestros hermanos. El anuncio de la Palabra debe ir acompañado de otras muchas acciones, sobre todo cuando el pueblo está siendo explotado, sus territorios están siendo invadidos, la petrolera derrama y contamina las fuentes de agua, las personas mueren o llega una pandemia que puede arrasar a la población”, afirma. Para ella esa es la misión, esa es la religión en la que cree y a la que encarna en su día a día. Misión es estar con el pueblo, ver sus necesidades y de su mano solucionar cuantos obstáculos se pongan en el camino por la defensa de su vida y su dignidad.
“Hay sectores en nuestro vicariato en que la buena noticia es el acompañamiento en la lucha por la defensa de su territorio, de las aguas, evitando la contaminación ambiental”, enfatiza, “todo ello junto con la Palabra de Dios”. Desde su experiencia enumera los múltiples retos que ha constatado en la convivencia con el pueblo shawi. Retos similares a los que han afrontado cientos de misioneros a lo largo y ancho de la Amazonía, siempre con la fe y la ilusión como bandera.
“Cuando el Gobierno no les atendía en salud el misionero tenía que ser enfermero, profesor y todo a la ve. En mi caso he pasado de ser directora de una escuela a enfermera de una comunidad. Sin embargo, con alegría veo que el Gobierno va asumiendo estos servicios y nosotros seguimos ahí, acompañando. Por ejemplo, no dejamos la educación porque sabemos que cuanto más vigilemos vamos a hacer que nuestros hermanos sean protagonistas de su propio desarrollo en el campo de la fe, de la salud, de la educación y todo ello para una mejor calidad de vida”, explica. Al plano educativo centra ella, en la actualidad, la mayor parte de sus esfuerzos en la formación y acompañamiento de profesores bilingües de las escuelas en comunidades del río Paranapura.
Bicentenario del Perú: tiempo de reflexión
Es momento de hacer balance. A pesar de que el contexto social y político está, en cierto modo, empañando la celebración del Bicentenario de la Independencia del Perú, son varios los foros que se desarrollan en diferentes espacios, mayoritariamente virtuales, para abordar y analizar esta señalada fecha. En uno de ellos participó recientemente la hermana Marianella. Allí indicó que las poblaciones indígenas asentadas en la geografía del Vicariato de Yurimaguas, casi todas en la región Loreto, también han experimentado un positivo proceso de independencia al lograr salir, ya en el pasado siglo XX, de los momentos más duros de su historia marcados por las correrías y la explotación del caucho, así como de las reducciones jesuitas cuyo trato hacia el indígena era esencialmente paternalista y aculturador.
“Han logrado pasar a la autodeterminación, a su propia organización y autonomía, a exigir educación en su propia lengua y a contar con profesionales sanitarios de su propio pueblo”, enumera Huapaya, “en ese sentido ya no se sienten la vergüenza del país, algo que celebramos y con mucho orgullo ahora decimos que el Perú es un país plurilingüe y multicultural”.
Para la hermana Marianella hablar de misión en el contexto del bicentenario es reconocer los retos que aún existen y, especialmente, enfatiza, la cuestión de “la presencia”. Una presencia y cercanía sincera y desinteresada de la Iglesia con los pueblos que les “da fortaleza e impulsa a buscar su camino, a tomar sus propias decisiones y, sobre todo, a ir insertándose con su identidad cultural en nuestra cultura, en nuestro país”.
El misionero y la misionera significa, para las poblaciones más alejadas, un soporte y aliado de gran importancia. Históricamente, en la mayor parte de la Amazonía, ha sido así: “Te ven como la persona que les va a ayudar económicamente, en la educación, que les va apoyar, que les va a salvar en los conflictos”. Mientras tanto, indica, la Iglesia intenta ir desde abajo, buscando que sean ellos los protagonistas, formándolos para que busquen lo que necesitan y logren su desarrollo sostenible y una mejor calidad de vida.
Esto no significa una Amazonía idílica, sino que, a doscientos años de la independencia, queda muchísimo por hacer y los problemas e injusticias del pasado toman hoy nuevas formas y matices: “No podemos negar que estamos enfrentando grandes problemas, sobre todo tenemos que el gran problema territorial que, desde la sociedad de Lima, desde el Gobierno, se vea la Amazonía como el mercado, como la tierra de nadie. Y se olvidan que dentro hay poblaciones que tienen una historia. Poblaciones que buscan su desarrollo y que, desde sus valores, desde su cultura, ellos tienen también un proyecto que tal vez no se parezca tanto al del mundo occidental. Cuando un occidental ve un árbol, ve dólares, ve dinero, ve desarrollo económico. Un indígena cuando ve un árbol ve su historia, su vida, y se ve reflejado en el árbol”.
Reconocimiento e inclusión, dos aspectos clave para el Perú en el año del Bicentenario de su independencia.
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*Nota elaborada con la intervención de la hermana Marianella Huapaya en el conversatorio ‘Amazonía y Bicentenario: Memoria, transformación y compromiso’ el último 16 de junio organizado por la UARM, el CCJPA y el Museo Etnográfico Amazónico.
Ahí se centralizará el trabajo de Cáritas, ODEC, Radio Madre de Dios, RESSOP, Derechos Humanos y el Obispado con sus oficinas administrativas. El miércoles 16 de junio se realizó el acto de colocación de la primera piedra.
“Es bonito que en 121 años de historia de este vicariato nos hayamos preocupado de crear escuelas, hospitales, internados, residencias… se haya hecho de todo y que lo último sean las oficianas centrales del vicariato. Eso refleja una manera de hacer y cuáles son las prioridades para nosotros. Esta estructura de nada servirá si no responde a las necesidades reales de nuestra gente”. Con estas palabras Mons. David Martínez de Aguirre, obispo del Vicariato de Puerto Maldonado, reflexionaba sobre el significado que tendrá dentro de unos meses la infraestructura que conformará el Centro Pastoral y Administrativo cuya primera piedra se puso el último miércoles 16 de junio.
Con su presencia, así como la del gobernador regional, Luis Hidalgo y las arquitectas de la obra, la arquitecta del proyecto Yuliana Yabar, y la arquitecta contratista Sandra Yufra, entre otras personalidades, se llevó a cabo la ceremonia sobre los terrenos que, muy pronto, estarán edificados. En ese sentido, se realizó la entrega simbólica de los planos y libro de obra a las arquitectas responsables del proyecto. Se ubicará en la Misión San Jacinto de Puerto Maldonado y la obra tendrá un periodo de construcción de ocho meses. Es decir, a mediados de febrero del próximo año debería hacerse realidad.
La idea principal es concentrar a las principales instituciones del Vicariato con el objetivo de optimizar recursos humanos y económicos. En ese sentido allí se instalarán las oficinas de Cáritas Madre de Dios, la Red Educativa del SurOriente Peruano (RESSOP), la Oficina Diocesana de Educación Católica (ODEC), la Oficina de Derechos Humanos y los estudios centrales de Radio Madre de Dios. Igualmente, en un segundo edificio que estará interconectado a través de un puente donde se colocará una imagen de la Virgen del Rosario se ubicarán las oficinas centrales del Obispado, con espacio para las labores administrativas, salones pastorales y salas de reuniones, entre otros espacios.
“Esto se lleva planeando desde el 11 de octubre de 2014, el día en que me ordenaron aquí en la Catedral de Puerto Maldonado. Esa misma mañana en el seminario ya me lo sugirieron. De una manera más definitiva, comencé a retomar la idea tras la visita del Papa Francisco en enero de 2018”, explicaba Mons. David, “y en realidad este proyecto debería haberse realizado en 2020, pero como todos sabemos la pandemia nos descolocó y es ahora cuando definitivamente vamos a poder ejecutarlo”.
El obispo también confesó que esta sencilla ceremonia de colocación de la primera piedra le hacía especial ilusión principalmente por un motivo: “Ahí mismo, donde ustedes están sentados va a ubicarse precisamente el corazón de la Iglesia, ahí estarán las oficinas de Cáritas. Aquí vendrán las personas que día a día llaman a nuestra puerta pidiendo la solidaridad, comprensión y escucha”.
“Le hemos puesto mucho cariño”
La arquitecta Yuliana Yabar, profesional madrediosense, confesaba haber invertido mucho tiempo y cariño en el diseño de la infraestructura encomendada por el Vicariato. “Son edificios donde predomina la sencillez, que es parte de la esencia de la iglesia, pero viene cargado de mucho simbolismo y de trabajo de diseño en el sentido ambiental, pues tiene orientaciones que permitirán el confort térmico”, explicó ante Radio Madre de Dios, “se ha buscado que los ambientes permitan tener todos los usos del Vicariato y también que aquí se instale Radio Madre de Dios, la primera dela región, la que llega a todos lados y que para los madrediosenses es de suma importancia. Eso ha sido lo más complejo por los temas de acústica e iluminación que necesita el trabajo de prensa ahí”.
Por su parte el gobernador regional, Luis Hidalgo, cuyo padre estuvo vinculado y fue muy cercano al Vicariato y especialmente a la labor de Radio Madre de Dios, resaltó que esta obra “estará al servicio de toda la región” y recordó la encomiable labor de los misioneros y misioneras que han dado su vida en la Amazonía Sur del Perú.
Financiación interinstitucional
Cinco instituciones aportarán económicamente para que este proyecto se haga realidad. A todas ellas Monseñor David de Aguirre agradece su apoyo. Se trata de Obras Misionales Pontificias, el Secretariado de Misiones de Selvas Amazónicas, Misiones Diocesanas Vascas de la Diócesis de Vitoria (España), ADVENIAT y el propio Vicariato con los aportes de todos los feligreses.
El Grupo de Centros Sociales para Ecología Integral de la Red de Centros Sociales de la Conferencia de Provinciales para América Latina y el Caribe (RCS/CPAL), integrado por OLMA y SARES de Brasil; INFOCAP (Chile), ERIC (Honduras), CPDH (México), SEPSI (Perú) y Centro Montalvo (Rep. Dominicana), acaba de publicar la Serie de Podcats y programas de radio sobre Ecología Integral.
Fruto de Seminarios Virtuales realizados en 2020
Los programas son fruto de una Serie de Seminarios Virtuales sobre Ecología Integral, realizados en el año 2020, que han promovido la relación de la Ecología Integral con diferentes temas candentes de la realidad latinoamericana y caribeña, a partir de la participación de invitados especiales, combinando visiones técnicas y académicas con las perspectivas de los movimientos sociales y de los pueblos tradicionales y originarios.
El material elaborado permite encontrar, de forma dinámica y propositiva, reflexiones sobre Ecología Integral y Crisis Climática y Pandemia; Ecología Integral y Justicia Socioambiental; Ecología Integral y Derechos Humanos, Empleos Verdes para la Reactivación Sostenible; Ecología Integral y Sínodo por la Amazonía; Ecología Integral y Defensa de los Territorios.
Descarga gratuita
Los podcats se pueden descargar y escuchar gratuitamente aquí.
El lanzamiento de estos Podcats forma parte del universo de contribuciones del Grupo de Ecología Integral de la Red de Centros Sociales del CPAL, en el contexto de la Semana Laudato Si’ de 2021, buscando socializar y profundizar la práctica y la reflexión sobre la Ecología Integral.
La escucha se realizará, de manera virtual, el 24 de junio a horas 09:00 (hora Ecuador). Las mujeres interesadas en participar pueden inscribirse hasta el 20 de junio para asegurar su participación y distribución en los grupos de trabajo por temáticas.
El jueves 24 de junio se realizará el Foro Temático de Mujeres en la Panamazonía “Desde y para las mujeres” con el objetivo de garantizar la participación de todas las mujeres que forman parte de la Iglesia en la Panamazonía en el proceso de escucha de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.
El evento busca generar un espacio de reflexión y de escucha con, por y para las mujeres y de esta manera conocer sobre sus preocupaciones y propuestas para encaminar su plena participación en la iglesia y la sociedad.
Esta actividad es organizada desde el Núcleo de Mujeres de la REPAM y busca también animar la participación desde el territorio, en ese sentido, se dispondrá de insumos para quienes no cuenten con una conexión fija de internet y puedan hacer llegar sus aportes de manera manual.
Las mujeres interesadas en participar deben inscribirse hasta el 20 de junio, para asegurar su participación y distribución en los grupos de trabajo.
Sobre las temáticas que se abortarán en el foro se encuentran: aspectos que impiden ser una iglesia sinodal (estructuras, abusos de autoridad, clericalismo), también el tipo de iglesia que se sueña y se quiere.
Otra temática hace referencia a la participación de las mujeres en la iglesia y los roles que les gustaría desempeñar. También se reflexionará sobre el diaconado de la mujer, una propuesta abordada en el del Sínodo de Amazonía de 2019 para entender qué se entiende por diaconado y cómo se lo visibiliza, entre otros temas.
Para participar del Foro puede inscribirse en las siguientes fichas de inscripción:
Luego de visitar 16 comunidades de los ríos Nucuray y Pavayacu, en Loreto, el misionero del Vicariato de Yurimaguas, Miguel Ángel Marugán, advierte que el mayor problema de las zonas más recónditas de la selva es el total abandono educativo que vienen sufriendo y se pregunta si algún Gobierno cuantificará el gran daño que se está causando.
Los Animadores de la Palabra Achuar del Vicariato de Méndez (Ecuador) y Yurimaguas (Perú) han concluido el tercer curso de ministros de la Eucaristía. Hubo 18 participantes en un encuentro realizado en Wasakentsa. En octubre, Mashinkiash Shirap Chau será ordenado como diácono por Mons. Jesús María AristinLeer más
El papa Francisco reconoció el «martirio» por «odio de la Fe» de la religiosa peruana María Agustina Rivas López, conocida como «Aguchita», que fue asesinada en 1990 por el grupo Sendero Luminoso, por lo que podrá ser proclamada beata. La hermana ‘Aguchita’ nació el 13 de junio de 1920 en la localidad peruana de Coracora. Leer más