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17 Mar 2022

San Martín: Cáritas firma convenios de cooperación para apoyar el proceso de vacunación en comunidades awajún

Dentro del marco de la implementación del proyecto «Promoción y sensibilización de la vacunación en comunidades nativas de la Amazonía Peruana para la contención de los efectos letales de la pandemia», apoyado por Caritas Alemana y ejecutado por Cáritas del Perú, Cáritas Moyobamba y Cáritas Selva Central, se acordó la firma de un convenio marco con la región San Martín, así como otro de cooperación interinstitucional con la Dirección Regional de Salud de San Martin para coordinar el proceso de vacunación en las comunidades nativas del distrito de Awajún.

La vicegobernadora de la región San Martín, Dra. Noemí Aguilar Puerta  mencionó que es la primera vez que se trabaja con un aliado importante como es Cáritas y se mostró muy satisfecha de poder afianzar lazos y sumar esfuerzos para el desarrollo del proyecto. Además, acordó apoyar en la difusión de spots publicitarios, a través de la radio y la televisión local.

Mientras que, la representante de la Dirección Regional de Salud Lic. Vanesa Palomino comentó las acciones que vienen desarrollando a nivel de las comunidades nativas y agentes comunitarios de salud, indicando que las actividades que se plantean en el proyecto serán un aporte valioso.

Ángel Allccarima, gerente de Gestión de Riesgos y Cambio Climático de Cáritas del Perú sostuvo que la firma de ambos convenios interinstitucionales serán muy importantes para el desarrollo de las acciones del proyecto, de esa forma, mitigar los efectos del cambio climático, emergencias, entre otros.

Cabe indicar que, durante la firma de los convenios también estuvieron presentes Juan Carlos Romero Sánchez, administrador general de Cáritas Moyobamba, Mirella Maquera Vidangos, coordinadora del proyecto de Cáritas del Perú,  así como miembros del equipo de trabajo del proyecto.

El proyecto «Promoción y sensibilización de la vacunación en comunidades nativas de la Amazonía Peruana para la contención de los efectos letales de la pandemia», busca incrementar el número de personas vacunadas con la primera, segunda y tercera dosis en comunidades nativas para contrarrestar los efectos letales de la pandemia.

Se tiene programado atender a 19 comunidades nativas del ámbito de las Cáritas de Moyobamba y Selva Central, a través de la implementación de talleres y campañas de comunicación para enfrentar la desinformación y dudas a la vacunación, fortalecimiento de capacidades de los actores locales de salud para apoyar las campañas de vacunación y finalmente, el desarrollo de campañas de atención en salud y talleres de fortalecimiento a la Red Selva.

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Nota publicada originalmente en la web de Cáritas del Perú. Se puede leer aquí.

15 Feb 2022

Presentan documental que retrata la vida de la próxima beata peruana, Sor ‘Aguchita’

El mediometraje, producido por REPAM y SIGNIS ALC, muestra la vida de la religiosa Agustina Rivas, asesinada por un grupo terrorista mientras desarrollaba su misión pastoral con el pueblo Asháninka, en la selva central del Perú. La beatificación de ‘Aguchita’ fue aprobada por el Papa Francisco el año pasado y se realizará en la Florida, lugar donde vivió la última etapa de su vida, el próximo 7 de mayo.

Por: Gabriela Peña (CAAAP - REPAM Perú)

La Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y la Asociación Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (SIGNIS ALC) presentaron oficialmente, el 14 de febrero, el documental sobre el testimonio de vida de la próxima beata peruana, María Agustina Rivas, más conocida como ‘Aguchita’. El mediometraje forma parte del séptimo capítulo de la serie “La Vida por la Amazonía”, una producción que narra el testimonio de mujeres y hombres mártires que ofrendaron sus vidas en defensa de la Amazonía y sus pueblos.

Sor ‘Aguchita’, de la comunidad del Buen Pastor, fue asesinada por Sendero Luminoso el 27 de septiembre de 1990 mientras desarrollaba su misión pastoral con el pueblo Asháninka, en la selva central del Perú. Su beatificación fue aprobada por el Papa Francisco el año pasado, luego de que la Congregación para las Causas de los Santos reconociera el martirio de la Sierva de Dios.

María Agustina Rivas consagró su vida a la asistencia en salud, educación, ofreciendo alimentos y alfabetizando principalmente a mujeres. En medio de la violencia que azotaba el país, en 1987 la religiosa tomó la decisión de viajar a la localidad de La Florida, en la región Junín. Allí se dedicó a educar y ayudar a las mujeres del campo, enseñándoles actividades como rezar, tejer y cocinar.

“De la vida de Aguchita destaco dos cosas: el hecho de concientizar a la mujer sobre el valor que ella tiene como persona y como rol que cumple en la sociedad y la familia. Y el otro punto es la conciencia ecológica”, señaló Carlos Ferraro, presidente de SIGNIS ALC, durante el preestreno del documental, realizado este 14 de febrero.

“Podríamos buscar un sinnúmero de palabras o frases para describir a Aguchita. Sus hermanas que vivieron con ella la describen en una sola palabra: sencillez. Y donde hay sencillez hay humildad (…) Nos llevó a ir descubriendo rasgos marcados de su personalidad. Servicial y ecuánime con todos, sin distinción de personas”, comentó la Hna. Marlene Acosta, de la Congregación del Buen Pastor.

El evento virtual contó con la participación, además, de Monseñor Gerardo Zerdín, obispo del Vicariato Apostólico de San Ramón; Fernando Valdivia, documentalista de TeleAndes Producciones; el cardenal Pedro Barreto, presidente de la REPAM y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) y Manuel Cornejo, director del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP).

Un historia para inspirar

El documental recoge los testimonios de quienes conocieron a Sor Aguchita en los tres principales lugares en los que vivió. En Lima, con las religiosas del Buen Pastor; en Coracora, su ciudad natal, para conocer el contexto donde nació e inició su vínculo con la Iglesia; y también en la selva central; lugar en el que dedicó sus últimos años a la educación de los jóvenes asháninkas y a apoyar a las mujeres del campo.

La realización del mediometraje estuvo a cargo de la productora Teleandes, bajo la dirección de Fernando Valdivia. “Cuando nos propusieron este personaje, no lo conocíamos. Seguramente la historia de vida de Aguchita se perdía entre las cerca de 70 mil personas que murieron durante el Conflicto Armado Interno. Nos propusimos como premisa entonces conocer sus raíces, de dónde aparecía esta enorme bondad, de dónde salía su amor por la naturaleza”, relató Valdivia.

Para el equipo a cargo de esta producción audiovisual fue todo un reto encontrar a las mujeres asháninkas que conocieron a Aguchita. “Una de nuestras investigadoras viajo en moto en varias comunidades, tuvo varios accidentes, y no encontró ninguna mujer que conociera a Aguchita. Lo que ocurre es que han pasado más de 30 años, y la vida de la gente de la Amazonía es moverse constantemente. Es como buscar una aguja en un pajar”, sostuvo el director.

Para suerte de la producción, una vez iniciada la filmación, y con el apoyo de la Hna. Vilma Licuona, se pudo hacer contacto con dos mujeres indígenas de la comunidad Alto Inkariado, quienes lograron transmitir el cariño que guardaban por ‘Aguchita’. Ellas habían participado de los talleres que organizaba y también habían sido alimentadas por la religiosa, mencionó Fernando Valdivia.

Beatificación de Aguchita

El próximo 7 de mayo se realizará la ceremonia de beatificación de Sor ‘Aguchita’ en la localidad de la Florida, donde la misionera vivió sus últimos años. “Los animo a que participen activamente porque la sangre derramada por esta Mártir de Cristo nos da a nosotros una esperanza y una fortaleza muy grande”, indicó el Card. Pedro Barreto durante el preestreno del documental.

Asimismo, el próximo 28 de abril se presentará de forma presencial el documental ‘Aguchita’, en la sede de la Conferencia de Religiosos y Religiosas del Perú, ubicada en la ciudad de Lima. En este evento se contará con la participación de obispos, misioneros y misioneras de distintas congregaciones, así como de amigos, familiares, y personas que conocieron a María Agustina Rivas.

Mira el documental completo a continuación:

Mira el documental completo a continuación:

12 Feb 2022

Alistan preestreno del documental sobre la vida de Sor ‘Aguchita’

El próximo lunes 14 de febrero se llevará a cabo el preestreno del documental Aguchita, que registra el testimonio de vida de la religiosa peruana Agustina Rivas.  El documental es el séptimo capítulo de la serie “La Vida por la Amazonía”, producido conjuntamente por la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), y la Asociación Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (SIGNIS ALC).

Por: Pepe Mármol – SIGNIS ALC

La hermana Agustina Rivas, más conocida como Aguchita, fue religiosa de la comunidad del buen Pastor, cuya beatificación ha sido aprobada por el papa Francisco, luego de que la Congregación para las Causas de los Santos ha reconocido el martirio de la Sierva de Dios. La misionera, cuyo nombre original fue Antonia Luzmila Rivas López, fue asesinada por el grupo Sendero Luminoso, el 27 de septiembre de 1990, mientras cumplía su misión pastoral en el pueblo Ashaninka en la selva central del Perú, en la localidad de La Florida.

Aguchita consagró su trabajo a la asistencia en salud, educación, ofreciendo alimentos y alfabetizando principalmente a mujeres, a quienes las promovió a través de proyectos de capacitación productiva, organizando clubes juveniles y catequesis familiar en las comunidades rurales del pueblo del Valle del Yurinaqui, en el departamento de Junín.

La realización del documental estuvo a cargo de la productora Teleandes, bajo la dirección del comunicador y documentalista peruano Fernando Valdivia, y recupera los testimonios de personas que conocieron y trabajaron junto a la religiosa.  El rodaje del documental se realizó en las poblaciones en las que trabajó Aguchita, con la estrecha colaboración de la Congregación del Buen Pastor, el Vicariato Apostólico de San Ramón y el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctic (CAAAP).

La vida por la Amazonía

La serie documental “La vida por la Amazonía” busca acercar a la población a las acciones, el pensamiento y el espíritu que animaba la vida de estos mártires y suscitar reflexiones sobre la lucha de derechos y la defensa de la vida y del territorio. De igual manera, la serie quiere también inspirar al acompañamiento de los procesos de liberación de las poblaciones amazónicas y a ser sujetos de transformación en la sociedad y en la Iglesia.

Hasta el momento, la serie cuenta con 6 capítulos: Labaka (Ecuador); Kiwxi, Cleusa Rody Coelho y Ezequiel Ramin (Brasil); Alcides Jiménez (Colombia); y Nicolasa Nosa (Bolivia). El preestreno del séptimo capítulo de la serie, sobre la religiosa peruana Agustina Rivas, Aguchita, se realizará en un acto virtual que será transmitido en vivo, a través de las redes sociales de la REPAM, de SIGNIS ALC, del CAAAP y de otras organizaciones aliadas, desde las 9 de la mañana.

El programa de preestreno contará con la participación de la Hna. Marlene Acosta (Congregación del Buen Pastor), Mons. Gerardo Zerdin (obispo del Vicariato de San Ramón), Carlos Ferraro (presidente de SIGNIS ALC), Fernando Valdivia (documentalista de TeleAndeS Producciones) y del Cardenal Pedro Barreto, presidente de la REPAM y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana.

El tráiler del documental se puede mirar aquí:

10 Feb 2022

La ira silenciosa del río golpea Santa Clotilde

Por: P. César Caro

Ocurrió hace tres semanas, el 10 o el 11 de enero. La violencia del río, persistente e incansable, mostró su lado más cruel derrumbando las orillas y sembrando el pánico en la población. Es lo que se llama “desbarranque”, un fenómeno tan amazónico como inevitable que nos hace sentir como muñecos clicks de Playmobil en manos de la naturaleza, ante cuya fuerza nada podemos.

No es un golpe súbito y devastador como la ola de un tsunami, no. El río trabaja despacio, sin cansarse nunca, habitado por todo tipo de criaturas y fieras, trufado de espíritus malos y dominado por la Boa… Va horadando, penetrando la tierra de la ribera, desgastándola sin piedad en alianza con el viento y las corrientes subterráneas de agua.

Es una furia lenta y a la vez implacable, que me recuerda al descenso de la colada de lava en la isla de La Palma. Una destrucción en super slow motion que, curiosamente, siempre sobresalta y sorprende, a pesar de que la amenaza del río está ahí, inamovible como el volcán. Aquella mañana los vecinos se levantaron pisando grietas en paredes y pistas; el nuevo mercado, a punto de ser terminado, apareció resquebrajado por doquier. Un tercio de las casas del pueblo fueron afectadas; entre ellas la de los misioneros.

 

 

El día 24 llegué para acompañar, ver, sentir. Los franciscanos me cuentan cómo primero la escalera de entrada a la casa se separó del tabique porque el terreno cedía. Más tarde, fue la pared la que se vencía hacia la escalera a medida que se iba desfondando toda la base de la construcción. Un día cabían dos dedos por las grietas de las paredes, al día siguiente una mano, y así se podía seguir el ritmo y la magnitud del destrozo.

Un paseo con la hermana Eliana para observar y apreciar. La pista cuarteada y completamente rota en muchos lugares. El salón parroquial-iglesia (en plena reforma y mejora), moteado de rajas y fisuras. Viviendas literalmente partidas en dos, como la de la imagen; franjas enteras de calle totalmente hundidas; inmensos socavones… Mucha gente ha tenido que abandonar sus casas y buscar asilo con familiares ubicados en la loma, más arriba y a salvo de las agresiones del Napo. Una señora miraba cómo varios trabajadores municipales desarmaban lo que quedaba de su vivienda: “Nos han dado terrenos y nos apoyan para rescatar las calaminas buenas, pero ¿cómo voy a levantar mi casita nueva? Mis hermanos están fuera, somos puras mujeres”.

La misión ha corrido la misma suerte del pueblo. Aunque las casas de las religiosas se han salvado, y también el colegio y el hospital, los franciscanos se vieron de un día para otro acogidos por las hermanas, y la Eucaristía del domingo se celebra en el internado porque todos los inmuebles siniestrados han sido precintados, templo incluido.

Conocemos que han llegado varios organismos regionales y gubernamentales para estudiar el alcance real del accidente y el estado de los suelos. Fuimos a la municipalidad a informarnos, pero hay mucha confusión, no se sabe si se podrá volver a levantar edificios junto al río y si necesariamente habrá que tumbar los restos que quedan en pie. De momento la casa misionera está siendo desarmada.

 

 

Detecto en la gente una mezcla de fatalismo, susto e inquietud, una especie de conmoción cristalizada desde generaciones a la misma velocidad que la acción del río. Como si esa furia fría hubiera ido carcomiendo las almas a la vez que las arcillas. “Qué se puede hacer”, “así son las cosas”… Es una demolición siempre en proceso, inexorable, no hay contestación ni previsión posible. Qué rabia y qué impotencia.

Los misioneros no damos paso atrás, no huimos, afrontamos la situación y compartimos el destino de nuestra gente. Vamos a luchar para que el Napo no resquebraje sus esperanzas. Todo el Vicariato alentando e inspirando valentía y compromiso. Especialmente cuando el piso se hunde y hay sufrimiento por la incertidumbre y la desgracia, nos quedamos con ellos.

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Artículo publicado originalmente en el blog de KPAYO: Misionero en la Amazonía peruana. Se puede leer aquí.

25 Ene 2022

Misioneros peruanos reciben el Ministerio del Catequista a manos del Papa Francisco

Representando al Vicariato Apostólico de Yurimaguas, dos laicos de la Amazonía viajaron hasta Roma para formar parte de la ceremonia. Junto a personas que llegaron desde Brasil, Ghana y España, los fieles peruanos participaron de la Santa Misa presidida por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro.

El Papa Francisco concedió el Ministerio del Catequista a dos misioneros de la Amazonía peruana, durante la Santa Misa realizada en la Basílica de San Pedro en el Tercer Domingo de la Palabra de Dios. Se trata de los laicos Víctor Hidalgo Chumbe y Martiniano Dávila Yalta, pertenecientes al Vicariato Apostólico de Yurimaguas; quienes viajaron hasta Roma, junto a representantes de Brasil, Ghana y España; para asistir a la ceremonia realizada el último domingo 23 de enero.

El Ministerio del Catequista fue instituido mediante la publicación, en forma de Motu Proprio, de la Carta Apostólica Antiquum, el 10 de mayo de 2021. Este Ministerio es otorgado a manos del Sumo Pontífice a los laicos y laicas que han participado directamente en la difusión del Evangelio a través de la instrucción catequética. El rito, que se celebró por primera vez en esta Santa Misa, fue preparado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

Antes de la homilía, los candidatos a los distintos ministerios fueron llamados por sus nombres y se presentaron ante la Iglesia. Posteriormente, los catequistas aceptados recibieron una cruz, reproducción de la cruz pastoral utilizada primero por San Pablo VI y luego por San Juan Pablo II, a fin de recordar el carácter misionero del servicio que van a administrar.

Para Víctor y Martiniano, esta ceremonia será de gran importancia para sus diócesis, vicariatos y parroquias. "Lo que el Papa Francisco, nuestro Santo Padre, en esta oportunidad va a realizar es un acto que nos llena de privilegio y sobre todo de importancia a todos los catequistas del mundo, porque nuestro trabajo es de vocación, es de servicio”, mencionó Víctor Hidalgo en una entrevista, previa a la ceremonia, para Rome Reports.

Ambos misioneros se dedican de forma voluntaria a dar catequesis en las zonas más alejadas de la Amazonía peruana, donde muchas veces no hay sacerdotes, contaron. "Vamos a muchas comunidades donde no llegan muchos, ni siquiera el Estado peruano; caminando dos, tres, hasta quince o veinte días. Nosotros llegamos allí para dar el mensaje de nuestro Señor”, añadió Martiniano Dávila.

 

25 Ene 2022

Iquitos despide al Padre Nicolás Juárez, tras 65 años de profesión religiosa en la Amazonía

La población de la capital de Loreto se despidió esta tarde del Padre Nicolás Juárez Carro. Sacerdotes, religiosos, religiosas, y fieles en general se reunieron hoy en la Misa de Cuerpo Presente realizada en la Parroquia San Agustín, para darle el último adiós al misionero agustino, quien falleció este domingo 23 de enero a los 87 años de edad, luego de 65 años de profesión religiosa por toda la Amazonía y 61 años como Sacerdote.

La celebración eucarística fue presidida por Mons. Miguel Ángel Cadenas, obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos. “Desde el momento en que el Padre Nicolás se hizo agustino sabía que su vida estaba dedicada a la misión (…) Y aquí ha permanecido con nosotros, y aquí ha querido quedarse para siempre. Desde esta tierra de Iquitos lo ponemos en las benditas manos de Dios”, fueron algunas de las palabras que le dedicó el obispo. Al término de la Misa, los restos del Padre Nicolás fueron llevados en procesión hasta el Cementerio General de Iquitos, donde fueron sepultados.

Algunos grupos de religiosos y laicos que lo conocieron en vida se despidieron también del misionero, recordando su trabajo dedicado a los niños, jóvenes, adultos y ancianos de Punchana durante 23 años: “Queremos agradecerte por la espera y el amor a nuestra comunidad. Gracias Padre Nicolás por ser un misionero agustino valiente, alegre, generoso y orante. Ahora ya en la casa del padre, seguirás danzando con tu pañuelo blanco, sintiendo eternamente la alegría de la verdadera vida (…) Fueron muchos años que quedarán grabados en nuestros corazones”.

El Padre Nicolás Juárez nació el 26 de noviembre de 1934 en la localidad de Faramontanos de Tábara, Zamora, España. Ingresó al Seminario Menor en Valencia de Don Juan en León (España) en octubre de 1948, y recibió el hábito agustiniano el 27 de setiembre de 1955 en Valladolid. Realizó la profesión solemne en 1959 ante el Padre Felipe Calle, quien lo recibió en nombre del Padre General de la Orden de San Agustín.

Foto: Agustinos Iquitos

El 13 de enero de 1961, el Padre Nicolás recibió el oficio por el cual era designado a la misión agustiniana de Iquitos. Llegó a la capital Loretana el 23 de marzo de 1961. Allí se le designó la comunidad parroquial “San Juan Bautista”, y fue nombrado como Vicario Cooperador. Un año después fue destinado a la Parroquia Santo Cristo de Bagazán.

Trabajó con los nativos de la zona, entre ellos lo jíbaros, urarinas y kichwas. Se hizo párroco por casi 23 años de la Parroquia Inmaculada Concepción de Punchana. En las comunidades ribereñas de Barrio Florido, Padre Cocha, Sargento Lores, Momón y Centro Fuerte, gestionó la construcción de sus respectivas capillas. Estas obras las realizaba a pesar de lo dificultoso del traslado de los materiales de construcción.

El 14 de abril del 2001 asumió el cargo de párroco de la comunidad de Nuestra Señora del Rosario de Fátima. Junto a esta comunidad parroquial, celebró sus Bodas de Oro y Bodas de Diamante Sacerdotales. En febrero del 2019, a sus 84 años, dejó de ser párroco de esta comunidad, tras 18 años de arduo trabajo pastoral. Finalmente, el 28 de abril del 2021 fue trasladado a la Casa de los Padres Agustinos del Colegio Particular San Agustín de Iquitos, donde residió hasta el último día de su paso por este mundo.

20 Ene 2022

El Vicariato de Iquitos reivindica agua y saneamiento para todos: “Lavarse las manos no debe ser un lujo”

A la espera de una sentencia favorable del Tribunal Constitucional sobre la demanda presentada por dos asentamientos humanos del distrito de Punchana, en la capital de Loreto, para acceder al servicio de agua potable y saneamiento; el obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos envió un comunicado para recordar que lo que se exige "es un derecho humano elemental".

"Sueño que antes del próximo 22 de marzo, Día Mundial del Agua, podamos contar con una sentencia firme y positiva a favor de estos asentamientos humanos". Mons. Miguel Ángel Cadenas, obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos, se pronunció hoy sobre la demanda interpuesta en el Tribunal Constitucional por el derecho al agua y alcantarillado de la población de los asentamientos humanos Iván Vásquez y 21 de septiembre, ubicados en el distrito de Punchana, provincia de Maynas, Loreto.

A través de un comunicado, el obispo sostuvo que "en medio de una pandemia, lavarse las manos con frecuencia no debiera ser un lujo reservado a unos privilegiados". Y es que, desde 2016, la Iglesia Católica apoya la demanda presentada por estos dos asentamientos humanos para acceder a su derecho de gozar de un medio ambiente sano, equilibrado y adecuado, así como para contar con el servicio de agua potable y alcantarillado; pues la población de este sector de Iquitos enfrenta desde hace varios años la falta de recojo de basura, y el vertimiento de los residuos sólidos de EsSalud y el Camal de Punchana.

Como consecuencia de esta situación, las familias han presentado enfermedades de la piel, diarrea, vómito, problemas digestivos, entre otros males. "No es un problema económico, pero económicamente se pierde mucho dinero en tratamientos, bajas médicas y muertes tempranas. Además del dolor y sufrimiento que acarrean, las consecuencias son pavorosas: muerte y exclusión social. Siendo una zona de alta tasa de natalidad, estamos imponiendo trabas muy pesadas a los niños. Se merecen un futuro mejor", mencionó Mons. Miguel Ángel Cadenas.

 

Foto: Ginebra Peña

En el documento publicado hoy también hizo énfasis en las palabras del Papa Francisco, quien repite incansablemente que el agua potable es “un bien de toda la familia humana”, “un bien esencial para la vida”. "No puedo resignarme a la pobreza. Me duele. Reconozco que acompañar a estas personas ha sido una fuente de satisfacción para mí (...) No tenemos derecho a robarles la esperanza. El respeto a la dignidad de los humildes es la medida de nuestra humanidad. Confiamos en una respuesta positiva del TC para con estos asentamientos humanos", sostuvo el obispo del Vicariato de Iquitos.

 

14 Dic 2021

«Hemos denunciado, pero las acciones estatales no son efectivas. Nos siguen matando». Teresita Antasu ante la CIDH

«Hemos denunciado, pero las acciones estatales no son efectivas. Nos siguen matando». Teresita Antasu ante la CIDH

La integrante del consejo directivo de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), Teresita Antasu, expresó frente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), las amenazas que enfrentan  desde los territorios indígenas ante la falta de atención por parte del Estado. Junto a representantes de las regiones de Loreto, Madre de Dios, Amazonas y Ucayali, este lunes también se dio a conocer las situaciones de vulneración de los derechos humanos de los pueblos amazónicos.

«Desde que empezó la pandemia hasta la fecha, 15 de nuestros hermanos indígenas han sido asesinados. Pese a que hemos hecho denuncias, las acciones estatales no son efectivas. Nos siguen matando. No se identifica ni se sanciona a los responsables. Mucho menos hay reparación para las víctimas y sus familias». Así empezaba su participación Teresita Antasu, miembro del consejo directivo de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), durante la audiencia de este lunes frente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

En esta comparecencia, que reunió a representantes amazónicos de las regiones de Loreto, Madre de Dios, Amazonas y Ucayali, se dio a conocer la grave situación que enfrentan las comunidades indígenas por la privación de sus derechos y la ausencia del Estado en sus territorios. Se trata de los casos de los derrames de crudo ocurridos entre el 3 y 25 de enero 2016,  que generaron la contaminación del río Chiriaco en Amazonas, de la quebrada Cashacaño y del río Morona en Loreto; la contaminación de los ríos a causa de la minería ilegal en Madre de Dios; así como en la concesión del 2017 del Proyecto Hidrovía Amazónica, que afectaría con los dragados y remoción de los suelos a los ríos del Ucayali, Marañón, Huallaga y el Amazonas.

También se abordó el caso de los tres kukama asesinados el 8 de agosto de 2020, durante enfrentamientos con la policía en el Lote 95 de Loreto.  James Pérez Pacaya, presidente de la Asociación Indígena de Desarrollo y Conservación del Bajo Puinahua (AIDECOBAP), exigió justicia para los indígenas fallecidos, pues a más de un año de los hechos, la investigación del Ministerio Público continúa en etapa preparatoria. «Necesitamos encontrar a los responsables de este hecho, porque en una denuncia nos han incriminado diciendo que  estuvimos armados. Pero esto se ha visto desvirtuado este año, cuando nos han entregado los videos en la misma Fiscalía Corporativa Penal de Requena. Por todo ello, pedimos encontrar justicia a través de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos», explicó.

Derecho al agua y a los ríos

Por su parte, el representante de ORPIAN, Walter Eusebio Cuñachi, sostuvo que a pesar de que han pasado casi cinco años del derrame de crudo que se produjo en el distrito de Imaza, en la región Amazonas, hasta hoy las principales comunidades indígenas afectadas por la contaminación del río Chiriaco no saben si el agua y los peces son aptos para el consumo humano. Además, el líder indígena señaló que los resultados de los exámenes que se le practicaron a los niños de la zona, que determinarían las dimensiones de la afectación a la salud, todavía no se conocen.

En otro momento, el presidente de FENAMAD, Julio Cusurichi expresó que en la región Madre de Dios el mercurio, elemento utilizado por mineros ilegales para extraer oro de los ríos, continúa siendo un riesgo latente para las comunidades indígenas. En ese sentido, expresó ante la CIDH que el gobierno debe aplicar con urgencia estrategias para enfrentar estos problemas. “Nosotros somos altamente vulnerables a la contaminación. Nuestra dieta alimentaria es el pescado. No solamente el agua sirve para hacer minería, sino que para los pueblos indígenas es sumamente importante, pues se usa para beber, transportarse y pescar”, refirió.

Por otro lado, en febrero de 2016 se produjo un derrame de petróleo en el río Morona, en la región Loreto. Es por eso que las 21 comunidades afectadas por esta situación,  representadas por Milton Saquiray Pisuri, de la Federación Organización Única del Morona (NOUM), solicitaron a través de la CIDH contar con un inventario hídrico de las fuentes, quebradas, ríos, cuencas o sub cuencas; realizar la caracterización de la calidad de agua por la cantidad y el volumen que sería apto para las poblaciones; y unificar los anillamientos o criterios sobre la categoría de uso del agua entre el Ministerio de Salud y la Autoridad Nacional del Agua (ANA).

Hidrovía Amazónica

El presidente de ORAU, Berlín Diques, aprovechó su participación para pronunciarse en contra del proyecto de la Hidrovía Amazónica, y  pedir que se anule el contrato para su ejecución por los graves impactos que ocasionaría su ejecución en los ríos de la Amazonía peruana. “Estamos en una emergencia amazónica en este momento (…) los estudios generados por este proyecto indican claramente los grandes impactos que se generarán más adelante. No solamente la pandemia nos ha arrasado con este intento de exterminio, sino también el incremento de narcotráfico”, sostuvo.

En estas denuncias expuestas ante la CIDH, los líderes y lideresas indígenas están siendo acompañados, de manera conjunta, por la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), Cáritas Madre de Dios y la Pastoral de la Tierra del Vicariato Apostólico de Yurimaguas.

13 Dic 2021

Representantes Indígenas expondrán ante la CIDH privación del derecho al acceso al agua

Hoy lunes 13 de diciembre comparecerán ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), representantes y líderes indígenas amazónicos del Perú para explicar la grave situación que están viviendo por la privación de sus derechos y la ausencia del Estado en sus territorios. A petición de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), en coordinación con el CAAAP, la Pastoral de la Tierra del Vicariato Apostólico de Yurimaguas y Cáritas Madre de Dios, la audiencia se realizará a partir de las 9 de la mañana, en el periodo de sesiones n°. 182 de la CIDH.

 

Se trata de los casos de los derrames de crudo ocurridos entre el 3 y 25 de enero 2016, que generaron la contaminación del río Chiriyacu en Amazonas, de la quebrada Cashacaño y del río Morona en Loreto; la contaminación de los ríos a causa de la minería ilegal en Madre de Dios; así como en la concesión del 2017 del Proyecto Hidrovía Amazónica, que no cuenta con un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) y, por tanto, afectaría con los dragados y remoción de los suelos a los ríos del Ucayali, Marañón, Huallaga y el Amazonas.

 

Estas situaciones no solo afectarían el derecho al agua y a los ríos de los pueblos indígenas, sino que tienen relación con otros como el derecho a la identidad, al territorio, a la vida, a la salud, a la alimentación culturalmente adecuada, al libre tránsito, al goce a un ambiente sano y equilibrado, entre otros.

 

Es más, en la Supervisión Especial realizada del 27 al 29 de enero del 2019 del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) se sostiene que «se observaron películas de petróleo crudo en los cuerpos de agua de la zona, afectándose la fauna acuática y la flora ubicada alrededor de los cuerpos de agua. Asimismo, se verificó la presencia del suelo impregnado con petróleo crudo y plantas de cacao y plátano conminadas”.

 

Los líderes encargados de dar a conocer la realidad de sus territorios en las regiones de Madre de Dios, Loreto y Ucayali son Julio Ricardo Cusiruchi Palacios, de la Federación Nativa de Río Madre de Dios y afluentes (FENAMAD), Milton Saquiray Pisuri, representante de la Federación Organización Única del Morona (NOUM), Walter Eusebio Cuñachi, de Organización Regional de Pueblos Indígenas de la Amazonía Norte del Perú (ORPIAN) y Berlín Diques Ríos, de la Organización Regional Aidesep Ucayali (ORAU).

12 Dic 2021

Contra la muerte, fuerza y generosidad

Por: P. César Caro

Siempre he contado que en la muerte se ven muchas cosas, se aprende mucho de las familias, de los pueblos y de la vida. Pero lo que vi el otro día en el entierro de la señora Amadita, mamá de Nimia del Pilar, directora de la ODEC San José, superó cualquier expectativa o registro previo. Mi capacidad de asombro y admiración por nuestra gente de la selva no tiene límite, y eso me enorgullece aunque no tenga mérito.

Hace bien poco me invitaron a un exquisito arroz con pato justo en casa de Amadita, en Timicuro Grande, a una hora en bote desde Indiana. La salud de la mamá estaba débil hacía tiempo, pero en las últimas semanas empeoró: pruebas, hospitalización en Iquitos, tratamientos, más estudios… Su bella familia hizo todo lo humanamente posible, atendiéndola exquisitamente y gastando plata que no tenían, pero al final la muerte es como una lluvia que de pronto ves venir sobre el río y sabes que no te vas a librar de mojarte.

Así que, después de dos noches en vela y ya con todos los hijos presentes, nos fuimos a Timicuro a celebrar el sepelio. Por estos lares no son muy habituales las misas de cuerpo presente, pero aquella, en la casa, fue muy emotiva y participada. Tras los sentidos discursos de Nimia y de su hermano Helber, llegó el momento de dirigirnos al camposanto para la sepultura, y ahí llegó la primera sorpresa: “No padre, acá no hay cementerio porque el pueblo se inunda, la vamos a enterrar en Las Palmas”.

Las Palmas es otro pueblito que está a unos diez minutos, pero en el otro lado de la quebrada, de modo que hay que ir obligadamente en bote. Antes de salir hicimos como una procesión con el féretro por la plaza de armas; me impactaron las maneras de expresar el dolor, sobre todo las mujeres que se tapaban los ojos al paso de la comitiva, o aquellas que lloraban hablando o casi “cantando”. Doña Amadita era bien conocida de todos y una luchadora en la brecha de sacar el pueblo adelante.

Llegamos al puerto, es decir, al barro de la orilla. Había una canoa preparada para trasladar el ataúd y asombrado miré cómo lo ubicaban y se sentaban hasta llenar la embarcación. Comprendo que para los lugareños no sea nada digno de destacar, pero para los de “secano” como yo es muy sorprendente. Había un par de botes más, además del nuestro, y todos se abarrotaron para arribar a Las Palmas.

 

 

Una vez allí, resulta que para llegar al cementerio hay que caminar un poquito y atravesar otra quebradita pasando por un puente precario; parece ser que ya está todo el material para construirlo nuevo, pero los encargados son los de la misma comunidad y no lo acaban de hacer. Quienes hemos transportado a hombros un féretro sabemos lo que cuesta eso, pero cuando vi aquel angosto “puente” –apenas unas tablas titubeantes - pensé: “Diosito, ¿pero cómo piensan pasarlo… con lo que pesa…?”.

Los hombres estaban preparados y enseguida colocaron un palo longitudinal y ataron a él el ataúd como llevan los caníbales a los turistas camino de la olla en las películas. Y así, solo dos porteadores con el madero a hombros, uno delante y otro atrás, encabezaron el cortejo sobre el agua hasta el lugar de la inhumación. Confieso que no me lo podía creer, estaba estupefacto. Ni siquiera fui capaz de hacer estas fotos de arriba; menos mal que hubo quien sí.

No había acabado. Los mismos hombres (mis respetos para ellos) habían ido a abrir el hueco en la tierra a las 5 de la madrugada. Hice las oraciones correspondientes y cuando lograron bajar la caja con las sogas se desbordó la emoción, subió el tono de los gritos y lamentos, las lágrimas corrieron. Empezaron a botar esa greda basta y mojada a puras paletadas, la familia parada al borde de la tumba, los niños lanzando su puñado llorando.

A medida que el color blanco del féretro iba desapareciendo bajo la arena, los gemidos y sollozos se iban atenuando, la velocidad de los trabajadores se aminoraba por el cansancio y el silencio se iba adueñando del lugar, abrasado bajo un inclemente sol de las 9 de la mañana. Yo sudaba a chorros ahí de pie, no quiero ni pensar cómo estarían los de las palas.

Cuando el enterramiento se hubo completado y ya se veía el montículo bajo el cual descansan los restos de doña Amadita, aparecieron unas botellas de agua del río. Entonces, para mi estupor, los hombres comenzaron a pulir la superficie de la tumba, como alfareros fúnebres, hasta que la dejaron bien lisita. Y ahí los familiares colocaron las flores traídas desde la casa y por supuesto un montón de velas prendidas.

 

 

De vuelta a la ribera, mientras las chalupas se completaban para el regreso, Nimia me contó que estos hombres suelen ir por las comunidades haciendo todo ese trabajo sin cobrar, para ayudar. Me habló de invitarnos a almorzar, pero era ya un poco tarde y había que regresar a Indiana. “Más bien invítalos a ellos, bien que se lo han ganado”Y así, cerquita del Amazonas, donde la fuerza y la solidaridad de la gente me fascinan, se despidió el duelo. Si la muerte puede aparecer hermosa, fue aquel día.

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Artículo publicado originalmente en el blog Kpayo del P. César Caro. Se puede leer aquí.