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04 Jul 2024

Diálogo y resistencia: Nueve pueblos originarios celebran la diversidad en Asamblea en Loreto

Del 27 de junio al 1 de julio, la localidad de Angoteros, ubicada en el distrito de Torres Causana de la provincia de Maynas, en la región Loreto, se convirtió en el epicentro de un encuentro histórico entre nueve pueblos originarios de los ríos Amazonas, Putumayo y Napo. La Primera Asamblea de Pueblos Originarios del Vicariato San José del Amazonas reunió a delegaciones de Perú, Colombia y Ecuador con el objetivo de fortalecer el diálogo intercultural y promover el buen vivir en la Amazonía.

En el primer día de la asamblea, líderes locales y autoridades indígenas recibieron a los participantes con una ceremonia de apertura llena de danzas tradicionales y recitales poéticos. De esta manera, se dio la bienvenida a representantes de los pueblos Kichwa, Secoya, Ocaina, Arabela, Tikuna, Bora, Huitoto - Murui, Yagua y Maijuna, provenientes de la Amazonía de Perú, Colombia y Ecuador; así como miembros del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica CAAAP,  la REPAM Perú y REPAM Ecuador.

Bajo el lema "compartiendo las sabidurías, celebramos la diversidad", la población de Angoteros desplegó una cálida acogida organizada junto a la responsable de Pastoral Indígena del Vicariato Apostólico San José del Amazonas, Dominik Szkatula; la Organización Kichwaruna Wangurina del Alto Napo (ORKIWAN) y el liderazgo comunitario. Se establecieron comisiones de acogida y cocina, asegurando que las tradiciones locales y la hospitalidad fueran el corazón de la experiencia de este espacio.

Foto: Thilo Boeck

Para Rafael Noteno Capinoa, presidente de ORKIWAN, ha sido un encuentro de "hermanos" de diferentes ríos y nacionalidades para organizarse mejor y caminar juntos como amazónicos: "Hemos conocido las historias de nuestros pueblos que nos ayudarán a enseñar a las nuevas generaciones a amar la vida en la Amazonía". El vicario de San José del Amazonas, P. César Caro, resaltó que este encuentro significa una "revitalización de la Pastoral Indígena" que apuesta por el "acompañamiento y  el caminar juntos con los pueblos".

Con un total de 57 participantes, incluyendo misioneros y colaboradores de diversas organizaciones, la asamblea se centró en el diálogo intercultural y el intercambio de conocimientos. Los representantes de los nueve pueblos originarios eligieron los temas y la metodología que sería la base para el compartir de los siguientes días, priorizando los orígenes históricos de sus pueblos, la espiritualidad, la organización comunitaria, y la defensa del territorio y sus aliados.

Foto: Thilo Boeck

"Nos dividimos en cuatro grupos: Alto Amazonas, bajo Amazonas, Napo y Putumayo para hablar de la gama de temáticas que salieron y elegir un representante para que se reúna con el equipo organizador y podamos con ellos acompañarles y entregarle a sus manos todo el protagonismo del evento (...) Nada de papelotes, nada de exposiciones. Eran ellos con su experiencia, con su vida, rito, medicinas, costumbres… ", sostuvo Dominik Szkatula.

El sentir de los pueblos

En palabras de Edgar Pastor Rosero, del pueblo Arabela, esta asamblea les permitió reforzar su compromiso con la revitalización de su cultura y lengua. "Estoy renovado en espíritu y sabiduría para animar a mi pueblo y fortalecer nuestra enseñanza bilingüe", sostuvo. Rubiela Ríos Bunajima, lideresa del pueblo Murui, coincidió en que la asamblea les ha motivado a conocerse y reconocer que todos son iguales a pesar de hablar diferentes lenguas: "Es importante que sigamos motivando a los niños, compañeros y comunidades".

Foto: Thilo Boeck

Lizardo López Uribe, líder juvenil del pueblo Murui del Putumayo, en Colombia, reflexionó sobre el valor del encuentro: "Nos invita nuevamente a sentirnos como hermanos (...) Como joven hago la invitación a nuestra población, niños y mayores, para que a través de la cultura podamos generar dialogo, a través de la historia podamos hablar de identidad, a través de los cantos hablar de armonía en nuestro territorio. Si hay cultura, hay vida, si hay espiritualidad, hay vida".

Leonardo Narvaes, representante de la REPAM Ecuador y el Vicariato de Aguarico, expresó que este espacio permitió reconocer los valores de cada una de las culturas y pueblos para caminar juntos en este proceso por la defensa de los derechos de los pueblos indígenas. "Para la REPAM y la Panamazonía es importante la participación de los pueblos originarios, el cómo nos articulamos como Iglesia para defender la Casa Común, el territorio, los valores ancestrales y los derechos de la Amazonía y su gente", mencionó.

Foto: Thilo Boeck

La asamblea culminó con una noche cultural, donde los participantes compartieron danzas, cantos y leyendas ancestrales. El Vicariato Apostólico de San José del Amazonas, comprometido con una pastoral indígena revitalizada, planea continuar apoyando estos encuentros interculturales como parte de su misión de acompañamiento y defensa de los derechos de los pueblos de la Amazonía.

Esta primera asamblea constituye no solo la celebración de la diversidad cultural, sino que también sienta las bases para futuros encuentros que fortalezcan la unidad y el Buen Vivir de las comunidades indígenas en la cuenca amazónica.

11 Abr 2024

«Estaba disponible para quedarme toda la vida»: Dominik Szkatula, una vida de entrega a la Amazonía

La misionera polaca ha dedicado más de cuatro décadas de su vida al servicio de las comunidades más necesitadas en la Amazonía peruana. Desde su llegada al país en 1982, su trayectoria se ha convertido en un testimonio inspirador de amor, servicio y dedicación.

Han pasado más de 40 años desde que Dominik Szkatula llegó al Perú. Con solo 24 años dejó su natal Cracovia y se aventuró a seguir su vocación misionera para empezar una vida de entrega en la Amazonía. Conocida como «Pishcu Chaqui» (pájaro que anda) por su constante movimiento entre las comunidades del Napo, en la frontera entre Perú y Ecuador, Dominik ha dedicado su vida al acompañamiento de los pueblos amazónicos, siendo testigo de las necesidades y desafíos que enfrenta la región.

Su primera misión en Tamshiyacu, cuenta, fue su «primera universidad» al ingresar a la selva. Una experiencia transformadora que marcó el inicio de su compromiso con las comunidades en la Amazonía. Tras tres años de intenso trabajo, el obispo le asignó un nuevo destino en San Pablo, una parroquia con enfermos de lepra. A pesar de los desafíos, Dominik nunca dudó de su labor pastoral. «No sé como explicarlo, pero nunca tenía miedo. No me siento una heroína. Estaba disponible para quedarme toda la vida», sostiene.

Foto: Bea Prusinowska

A lo largo de los años, Dominik ha caminado incansablemente por comunidades remotas, comprometida con llegar a cada rincón del Vicariato San José del Amazonas. Su enfoque en trabajar junto a los pueblos ribereños ha sido esencial para fortalecer los lazos y avanzar en esta labor pastoral. «Estoy sola, pero esto también era una oportunidad para fortalecer un equipo con la gente local: animadores y líderes de federaciones. Es mas fácil estar al encuentro y tender la mano. No hay mal que por bien no venga», dice.

Este compromiso con los más vulnerables es el que le ha valido el reconocimiento de la Iglesia católica, con la entrega del premio nacional «Voz profética de la Iglesia en Pastoral Social, Derechos Humanos y Servicio a los Pobres» 2024 de la Comisión Episcopal de Acción Social (CEAS). El galardón lo recibió en marzo pasado, acompañada de su obispo, Mons. Javier Travieso, y los misioneros con los que hace equipo en el Vicariato San José del Amazonas.

Mujeres al frente

Para Dominik, el papel que tienen las mujeres en la Iglesia ha sido fundamental desde siempre. Y más si se tiene en cuenta que, en San José del Amazonas, el 90 % de los misioneros son mujeres. Mujeres con voces que necesitan ser escuchadas. «Las mujeres del lugar no siempre fueron apreciadas y reconocidas por todo el trabajo que cargan desde hace años. Sin aferramos tanto al título o al cargo, porque era un servicio a la comunidad, a la gente. Sin ellas este vicariato no podría continuar», comenta.

Foto: Vicariato San José del Amazonas.

En ese sentido, reiteró que para una Iglesia más sinodal y en salida, se deben escuchar y considerar en las decisiones los aportes de las mujeres. «Nos felicitan por el trabajo, nos invitan a colaborar, pero después nuestras decisiones no son respetadas hasta el final. Por eso, hace un llamado a la acción, fuerte y claro: «Juntos trabajamos, juntos soñamos, y juntos también decidimos. Debemos ponernos fuertes para que los hombres entiendan que las decisiones son comunes si hablamos de una verdadera iglesia de Jesucristo».

Junto a los pueblos amazónicos

Mirando hacia adelante, luego de ocho años en Angoteros, Dominik se muestra optimista sobre el camino que aún queda por recorrer en el acompañamiento de los pueblos indígenas. Allí, aunque existen varias comunidades evangélicas, igual se les atiende con formaciones en temas como derechos humanos, violencia intrafamiliar, el cuidado de la Casa Común, la ecología integral y el empoderamiento de la mujer indígena. «Ellos nos acogen y con gusto, entonces respondemos como aliados», menciona.

Foto: Vicariato San José del Amazonas.

Ahora, con una visión clara del futuro, Dominik invita a las personas que quieran sumarse al vicariato para continuar con esta labor pastoral. «Queremos aportar a una pastoral indígena más específica, reconociendo todos los esfuerzos que hay y creando una propuesta que responda a esta realidad. Y comenzamos este sueño con una Asamblea de pueblos, donde van a estar presentes nueve etnias en Angoteros. Otra buena noticia es que ya tenemos en lista ya planificado el Congreso de mujeres kichwas», explica.

El viaje de Dominik de más de cuatro décadas por el Amazonas aún continúa. Su dedicación y compromiso con las comunidades más remotas y vulnerables es un ejemplo inspirador de servicio misionero de una laica que llegó al Perú para romper esquemas. Toda una vida de leyenda escrita con sonrisas, creatividad y fuerza.