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24 Sep 2023

En memoria de la hermana Mercedes Ravelo: dominica y nahua de corazón

La misionera, presente desde los años 90 en la selva sur de Perú, fue muy importante en las primeras décadas de contacto de los indígenas nahuas de Santa Rosa de Serjali y formó a decenas de jóvenes indígenas del Bajo Urubamba como parte de la Misión de Sepahua (Ucayali) y Kirigueti (Cusco). Falleció el 23 de septiembre, un día antes de cumplir 84 años.

Por: Beatriz García Blasco

Aichu. Aichu significa gracias. Aichu es la palabra que más resuena en las últimas horas en el corazón del pueblo nahua de Santa Rosa de Serjali, en la Reserva Kugapakori Nahua Nanti. Porque la noticia, en este 2023, no tardó mucho en llegar desde Lima. La hermana Meche, la misionera dominica que compartió casi diez años de su vida con ellos, había fallecido este 23 de septiembre. Macay hermana / Hasta pronto hermana.

Había partido a la Casa del Padre a pocas horas de cumplir 84 años, en víspera de su cumpleaños, tras un par de años delicada de salud. Años en los que ha batallado contra la enfermedad como la mujer valiente que ella, con entereza y fortaleza, con confianza en Dios, con alegría, con humildad.

Natural de Huacho, Mercedes Ravelo Pardavé permaneció en la misión hasta más allá de los 80 años. Hasta que enfermó. A pesar de su edad, y de que posiblemente la enfermedad ya empezaba a limitarle, siempre quiso seguir en Sepahua (Ucayali), la comunidad que fue su casa tras sus años en Serjali, con los indígenas nahuas, y en Kirigueti acompañando a las mujeres matsigenkas.

En Sepahua, entre yines, matsigenkas, asháninkas, amahuacas, yaminahuas y, por supuesto, siempre al cuidado y preocupada por sus queridos hermanos nahuas, Meche (o ‘Mechita’, como se le decía de cariño) continuó su labor misionera en su última etapa acompañando a las jóvenes del internado femenino y dando aliento y consejo permanente a profesores, vecinos y a quienes se encontrara, de comercio en comercio, de evento en evento.

Docente de vocación. Maestra de maestras. Con la defensa y la formación de la mujer como bandera, siguiendo las enseñanzas de la fundadora de las Misioneras Dominicas del Rosario, madre Ascensión Nicol, deja un inmenso legado misionero trabajado a base de delicadeza y discreción. “Canta hijita, sigue cantando, me gusta escucharte”, recordaba con cariño una de esas jóvenes a las que ayudó a crecer. “Solo me queda decirte gracias. Vivirás en mi corazón, mi hermana Meche, mi amiga, mi confidente. Ahora serás mi luciérnaga que se prende y no se apaga”, le escribía otra.

Misionera de corazón nahua

La hermana Meche se había ganado, con pleno derecho, un orgullo que muy pocos tienen. Era oficialmente reconocida como comunera de Santa Rosa de Serjali donde vive el pueblo nahua, un grupo que abandonó el aislamiento a inicios de los años 90 y actualmente es considerado en contacto inicial. Es decir, las familias nahua la consideraban como parte de su propio pueblo. Y es que Meche les regaló en cuerpo y alma varios años de su vida. De hecho, todavía guardaba con cariño el que se consideraba el primer censo oficial realizado de este pueblo, trabajado por ella misma, de su puño y letra.

Había llegado hasta allí para los últimos años de su labor docente. Allí ejerció sus últimos años, allí se jubiló como maestra. Antes había recorrido muchos otros puntos de su amado Perú, pero no conocía la selva. Por eso uno de sus mayores logros fue, con unos 60 años, haber logrado integrarse, conocer, valorar y amar una cultura completamente nueva y tan distante de la propia enfocándose en los niños y las niñas como el presente y el futuro; sosteniendo a su vez a los mayores, inspiradores y sabios.

Aunque no llegó a conocer el idioma nahua, la misionera era experta en comunicarse de manera eficaz con un pueblo muchas veces incomprendido y marginado, como indígenas ‘de segunda categoría’. Conocía sus necesidades más profundas, así como sus tradiciones y sentimientos. Conocía a todos y cada uno dentro de cada extensa familia.

Laura, Calixto, Marta, Marino, Jaime, Patricia, Elsa, Rocío… Y su estimado Pedro Raya, líder emblemático nahua fallecido en abril de este mismo año. Una anécdota: en las elecciones de 2015 Pedro ejerció, por primera vez en su vida, el derecho a voto tras lograr ser peruano de pleno derecho, tener DNI. Fue el primer sepahuino en hacerlo. Y la segunda fue Meche, su querida hermana. “Los dos viejitos, los primeros en votar”, bromeó la misionera con orgullo y felicidad a partes iguales. Ahora, como aquel día, están juntos. Quizás entonando un ‘yama-yama’, canto tradicional nahua.

‘Surcando el Urubamba’

La hermana Meche nunca se alejó de las comunidades indígenas. Quería estar presente, acompañar y brindar luz. Por eso siempre confió en el poder de Radio Sepahua como medio para llegar a todo el río Urubamba. Lo hacía dos veces por semana: martes y jueves. Su programa ‘Surcando el Urubamba’ era por todos escuchado, muchos le pedían saludos especiales y le agradecían esa presencia. Meche quería morir  en la selva, su amada selva.

"Caerán los que oprimían, la esperanza de mi pueblo. Caerán los que comían, el pan sin haber sudado (...) ¡Buenas nuevas! ¡Buenas nuevas pá mi pueblo! El que quiera oír que oiga... Y el que quiera ver que vea...". Era la música característica de ese espacio de apenas 20 minutos. Tres hojas de guión, tecleadas por una septuagenaria que nunca se cansaba de aprender, que siempre quería saber más y empaparse de la juventud.

Nadie duda que, ya en los brazos del Padre, ‘Mechita’ seguirá siendo ella. Alegre, delicada, sonriente, única. Una misionera con un don de gentes infinito, querida por todos. Una misionera de corazón indígena y amazónico. MISIONERA ETERNA, en mayúsculas.

 

 

 

 

20 Ene 2022

Misioneros de Argentina se preparan para ir a la Amazonía peruana

El proyecto invita a rezar, enviar y acompañar la tarea de los misioneros que partirán hacia el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, en Perú.

El obispo de Añatuya, José Luis Corral svd, informó de la presencia de veinte misioneros de distintos lugares del país que llegaron a la diócesis para prepararse para la misión en la selva peruana.

Estos misioneros ya llevan dos años de aprendizaje y ahora se encuentran en esta etapa preliminar anterior al envío en la comunidad santiagüeña de Tintina, siguiendo el camino de discernimiento en la parroquia Virgen del Valle y San José.

El grupo que llegó a la diócesis de Añatuya estuvo acompañado por Fernando Croxatto, obispo de Neuquén y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones de la Conferencia Episcopal Argentina. Está conformado por dos sacerdotes: P. Franco (Villa de la Concepción del Río Cuarto) y el P. Pepe (San Juan de Cuyo), e integrado por Flavia (Córdoba), Celeste (Resistencia-Chaco), Mavi (Buenos Aires), Silvana y Cecilia (Concordia), la hermana Sara (Buenos Aires), el matrimonio Castro (Azul), Dayana (Paraná), Paola (Jujuy), Lili (Neuquén), Catalina (Villa María), Claudia (Alejo Ledesma – Córdoba) y Lisbeth (Añatuya).

Después de unos días de formación, la mayoría de ellos regresaron a sus diócesis, pero la primera comunidad que será enviada a la Amazonía Peruana seguirá en el Tintina hasta el 23 de enero, para continuar con esta etapa de compartir y conocimiento.

Este primer grupo irá en nombre de la Iglesia argentina, siguiendo el pedido del papa Francisco. El destino es el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, en la Amazonía peruana.

El obispo de Añatuya señaló que el proyecto invita a “rezar, enviar y acompañar” por los misioneros para que la tarea pastoral que realicen de frutos abundantes y surjan nuevas vocaciones misioneras. “Demos gracias a Dios y recemos por cada uno de ellos y este camino misionero anime a muchos otros a dar su si a Jesús”, pidió Corral.

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Artículo publicado originalmente en la web Vida Nueva Digital por Roxana Alfieri. Se puede leer aquí.

28 Nov 2021

Compartir mirándose a los ojos, otra vez: Balance del encuentro de misioneros de San José del Amazonas

Las autoridades sanitarias restringieron el número de participantes a 30. Fue un bonito compartir donde hubo tiempo para tratar diferentes aspectos de la actualidad eclesial y vicarial, así como para dialogar sobre los difíciles momentos vividos con la pandemia en cada puesto de misión.

Casi dos años después, entre los días 24 y 27 de noviembre de 2021, el Vicariato San José del Amazonas, en el norte de la Amazonía Peruana y fronterizo con Colombia, Brasil y Ecuador, ha disfrutado de unos días de encuentro de sus misioneros. Una cita que, como han publicado a través de sus redes sociales, fue muy especial. “No pudieron ser todos, porque las autoridades sanitarias de Indiana restringieron el número a 30, pero resultaron unos días gratificantes e imprescindibles después de los avatares de la pandemia, aún no concluida”, indican en el escrito.

La necesidad de compartir, de dialogar cara a cara, era palpable en el ambiente. “Los misioneros necesitábamos compartir nuestra experiencia de este tiempo, comunicarnos, expresar todo lo que llevábamos dentro después de tanto esfuerzo y sufrimiento junto a nuestros pueblos”, cuentan.

También fue una ocasión para estudiar más profundamente los documentos surgidos del Sínodo, como el Documento Final y la exhortación apostólica Querida Amazonía, y “extraer de ellos lo que nos parece más relevante para nuestro camino de los próximos años en la misión”.

Por otra parte, se estudiaron las aportaciones al cuestionario FODA que desde el Vicariato se han realizado durante el año 2021 en todos los puestos de misión, y se escogieron los datos más importantes de este análisis de la realidad vicarial con vistas al proceso de elaboración del Plan Pastoral Misionero, que se realizará durante el año 2022.

“También hubo espacio para resumir todo el trabajo de aporte a la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, así como para arrancar la fase diocesana del Sínodo sobre la Sinodalidad de la Iglesia”, apuntan ya en la parte final de su nota. También se concedió espacio para conocer las últimas novedades de la realidad vicarial. “Hubo asimismo exposiciones de la ecónoma Anna Borkowska acerca de la situación económica del Vicariato y la manera de funcionar, y por supuesto de Mons. José Javier Travieso, que anunció algunos nombramientos en encargos vicariales que estaban vacantes”.

En conclusión, un encuentro necesario y muy fructífero, pues los y las participantes destacaron ya al final el ambiente cordial y distendido, la confianza y el clima de fraternidad y optimismo de cara al futuro.

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Nota extraída del Facebook del Vicariato Apostólico San José del Amazonas.