En un emotivo evento que congregó a autoridades eclesiásticas, miembros de la comunidad y colaboradores, el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado celebró la bendición y recepción de sus nuevos edificios. Este hito marca el inicio de una nueva etapa en la historia del vicariato, donde todas las entidades que lo componen compartirán un mismo espacio, fortaleciendo así su labor pastoral y social en la región.
El sueño de contar con instalaciones adecuadas para albergar a todas las entidades vinculadas al Vicariato de Puerto Maldonado se gestó hace un año atrás. Hoy, gracias al esfuerzo conjunto de la comunidad, líderes religiosos y colaboradores, este sueño se hace realidad.
Estos nuevos edificios no solo representan un espacio físico compartido, sino también un símbolo de unidad y solidaridad entre las diversas entidades que conforman el Vicariato. Se espera que esta unificación facilite una mayor coordinación y colaboración entre ellas, optimizando así los recursos y esfuerzos dedicados a la atención social y espiritual de quienes más lo necesitan en la región.
En palabras de Juan Carlos Navarro, Secretario General de Cáritas Madre de Dios ,“desde Caritas nos sentimos muy contentos por tener esta infraestructura concluida, este espacio nos permitirá seguir atendiendo a las familias de las zonas rurales y en general a la población más vulnerable de la región, agradecemos a Monseñor David y a todo el equipo técnico del Vicariato por el gran esfuerzo desplegado para concretar esta obra, 'este sueño' de tener un espacio propio, que al mismo tiempo nos permitirá articular el trabajo de todas las entidades de la iglesia, será un espacio donde seguiremos construyendo espacios de diálogos, de escucha, de seguir creciendo en sinodalidad".
Más de 60 personas se reunieron en el primer encuentro "Intercambio de experiencia: Aula Viva para el Buen Vivir y la Abundancia” que convocó a representantes de organizaciones indígenas y del sector productivo madrediosense, así como delegaciones de Brasil y Bolivia. Una actividad que busca fortalecer y recuperar la soberanía alimentaria de los pueblos amazónicos.
La Comunidad Nativa Boca Pariamanu, ubicada a dos horas de la ciudad de Puerto Maldonado, capital de la región Madre de Dios, fue el lugar escogido para desarrollar el primer encuentro "Intercambio de experiencia: Aula Viva para el Buen Vivir y la Abundancia”. Un espacio en el que 63 participantes pertenecientes a comunidades indígenas y agrícolas de la región compartieron, junto a delegaciones de Brasil y Bolivia, sus vivencias en la comunidad, aprendiendo a revalorar los frutos y alimentos que producen dentro de sus territorios.
Una de las primeras dinámicas consistió en identificar la escasez y como dar el salto a la abundancia que se tiene dentro de su comunidad. “El objetivo de la dinámica de la abundancia y escasez es que las comunidades puedan reconocer su territorio, cultura, identidad y semillas”, apuntó Juan Pablo Zarate, facilitador colombiano que trabaja recorriendo y recopilando el conocimiento de diferentes culturas de los pueblos indígenas amazónicos de Ecuador, Colombia, Brasil y Bolivia.
Luego del desarrollo la actividad de la escasez a la abundancia, Edy Dariquebe, directivo de la Federación Nativa del río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad), comentó que “en el bosque tenemos bastante abundancia, en la ciudad no. Muchas veces preferimos no trabajar y dejamos de lado todo lo que podemos producir. Lo que nos queda es sembrar y producir abundancia para las nuevas generaciones”.
Posteriormente, se hizo un intercambio de semillas llevadas por los participantes provenientes de las comunidades nativas de El Pilar, Santa Teresita, Palma Real, Puerto Nuevo y Tipishka. También de los sectores de Mavila y Santa Rosa, así como las delegaciones de la Fenamad, Consejo Indígena de la Zona Baja de Madre de Dios (Coinbamad), Organización de Jóvenes Estudiantes Indígenas de Madre de Dios (Ojeimad), la Asociación para la Investigación y Desarrollo Integral (Aider) y la Asociación de Recolectores de Castaña Amazónica (Ronap).
Asimismo, la delegación de Brasil, conformada por integrantes de la comunidad Mulateiro, del pueblo manchineri; y Bolivia, integrada por representantes de Cáritas Pando y del Municipio de El Porvenir; trajeron semillas oriundas de sus territorios. En esta actividad, se lograron intercambiar más de 50 especies de semillas.
“Las semillas no están perdidas, están ahí. Muchas comunidades buscan establecer monocultivo y van perdiendo la semilla, que es parte de la identidad cultural de los pueblos amazónicos”, añadió Zarate, quien observó como con “agrado y amor” los participantes volvieron a ver semillas que consideraban perdidas.
Chacra sin quema
Como parte del trabajo integral del "Intercambio de experiencia: Aula Viva para el Buen Vivir y la Abundancia”, se realizó una jornada de trabajo en una de las parcelas del Comité de Mujeres Emprendedoras de la Comunidad Nativa Boca Pariamanu. Se utilizaron dos espacios: uno en el cual anteriormente se practicó la quema agrícola; y en otra purma (parcela) que estuvo abandonada hace más de cinco años.
Juan Carlos Navarro, secretario general de Cáritas Madre de Dios, comentó que en el terreno abandonado se mantienen las propiedades del suelo. Además, se evita mano de obra en limpieza y mantenimiento. En la chacra sin quema se sembraron diferentes especies, como cacao, copoazú, guanábana, caoba, cedro, etc.
“De ustedes queda un gran recuerdo: las plantaciones”, refirió Adela Ajahuana, integrante del Comité de Mujeres de la Comunidad Nativa Boca Pariamanu. “Se hizo un gran esfuerzo, sudando la gota gorda. Gracias por su ayuda y apoyo. Algún día quisiera volver a verlos y sacar las naranjas y limoneras, para compartir con todos ustedes”.
Cocina nativa: recuperando la soberanía alimentaria
Con la supervisión del chef amazónico Roy Riquelme, los participantes se distribuyeron en cuatro grupos de trabajo para preparar diferentes platos, postres y bebidas, altamente diversificados, con insumos que produce la Comunidad Nativa Boca Pariamanu. El copoazú, cocona, castaña, casharana, zapote, entre otros frutos y alimentos, fueron elegidos para esta dinámica.
Al culminar, cada grupo colocó, sobre una mándala elaborada con hojas de plantas nativas, los platos, postres y bebidas que prepararon.
Tras la degustación, los participantes solicitaron que este encuentro se repita en otras comunidades de Madre de Dios. Finalmente, las delegaciones de las diferentes comunidades se comprometieron en replicar cada una de las enseñanzas dentro de sus territorios.
Esta actividad se dio en el marco del proyecto "Fortaleciendo la resiliencia ante el cambio climático mediante la réplica de buenas prácticas de la gestión de medios de vida en las comunidades de la Amazonía del Perú", ejecutado por Cáritas Madre de Dios y Cáritas del Perú, y financiado por Cáritas Alemania.
Los kits contienen también alimentos y útiles de aseo para apoyar a las familias que se encuentran en las zonas más alejadas de la región. Una iniciativa impulsada por Cáritas Madre de Dios que forma parte de las acciones para hacer frente al impacto ocasionado por la pandemia de la COVID-19.
Estudiantes indígenas de diez comunidades nativas de las zonas más alejadas de la región Madre de Dios recibieron útiles escolares, alimentos y kits de aseo personal para sus familias. Una donación liderada por Cáritas Madre de Dios, en coordinación con la UGEL Madre de Dios para apoyar el futuro educativo y la mejora de la calidad de vida de los pueblos indígenas ubicados en esta parte de la Amazonía peruana.
“Mediante los diversos proyectos que venimos ejecutando en coordinación con nuestras cooperantes, queremos llegar a las comunidades nativas de nuestra región. Es importante darles todas las herramientas educativas a los estudiantes sobre todo en estos momentos en que muchas familias tienen problemas económicos por la pandemia. El objetivo de la entrega de los kits educativos, de alimento y aseo es apoyarlos para que cuenten con mejores condiciones y accedan a una educación de calidad”, señaló Juan Carlos Navarro Vega, secretario general de Cáritas Madre de Dios.
Cada kit está compuesto por una mochila que incluyen cuadernos, colores, plumones, lapiceros, lápices, borrador, tajador, papelería, entre otros útiles necesarios que facilitará el proceso de aprendizaje y al esfuerzo que realizan los padres de familia. Asimismo, se entregaron bolsas de alimentos a 400 familias; cada una de ellas pesa aproximadamente 15 kilos y contienen productos de primera necesidad como arroz, leche, fideos, azúcar, aceite, etc. Mientras que los útiles de aseo incluyen toalla de mano, jabón, cepillo de dientes, pasta dental, papel higiénico, entre otros.
Durante la visita a la comunidad nativa de Palma Real, ubicada a seis horas en peque peque de la ciudad de Puerto Maldonado, se donaron cuarenta y tres kits. Otros cuarenta y cuatro fueron destinados a la comunidad de Sonene para que los alumnos continúen recibiendo educación intercultural bilingüe. Estos materiales permiten que los niños, niñas y adolescentes continúen con sus estudios y tengan la posibilidad de culminar el año escolar.
“La realidad de nuestra comunidad a nivel educativo es deprimente porque los padres no cuentan con los recursos económicos para poder adquirirlos útiles escolares que los chicos necesitan para estudiar más tranquilos. Nosotros nos sentimos muy emocionados y orgullosos de este apoyo que nos están brindando porque significa mucho para cada comunero” señaló, Maximina Pacombia, profesora de la comunidad nativa de Palma Real.
Otras de las comunidades que también han sido beneficiadas con estas entregas son las de la cuenca del río de Las Piedras, entre ellas Monte Salvado, Puerto Nuevo, Santa Alicia, Tipishka y Santa Teresita, lugares donde el acceso solo es por vía fluvial. En los próximos días se llegará a La Victoria, Boca Pariamanu y Puerto Arturo.
Para la especialista de la UGEL Tambopata, Ayme Zamalloa, las donaciones permitirán que se puedan desarrollar las competencias en el trabajo que realizan día a día los docentes con sus alumnos “hemos acompañado a Cáritas que ha conseguido una donación importante para las escuelas de las comunidades nativas que, además de estar alejadas, son poco atendidas. Para ellos es una necesidad que se está supliendo con la disposición de estos materiales que ayudan”, refirió.
Cabe mencionar que estas donaciones se lograron gracias a la articulación con la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Cáritas Suiza y el apoyo logístico de la Asociación para la Investigación y Desarrollo Integral (AIDER)
Las delegaciones de Cáritas Reyes (Bolivia), Cáritas del Perú y Cáritas Alemania llegaron hasta Puerto Maldonado a fin de participar de un espacio de reflexión sobre la defensa de los bosques, y entretejer objetivos conjuntos como parte de una Iglesia que vela por la protección de la Amazonía y la mitigación climática.
Durante tres días, Cáritas Madre de Dios presentó sus experiencias con los sistemas agroforestales y las actividades piscícolas, gastronómicas y artesanales que desarrollan las comunidades nativas y zonas agrarias de la región a los representantes de Cáritas Reyes (Bolivia) y Cáritas Alemania y Cáritas del Perú que llegaron a la ciudad de Puerto Maldonado. En el encuentro se intercambiaron experiencias de reflexión sobre el cuidado de la Casa Común y se dio a conocer de cerca el trabajo de intervención constructivo y participativo que se realiza en esta parte de la Amazonía peruana.
“Ha sido una experiencia fructífera para nosotros como equipo, como para los agricultores que nos acompañaron estos días. Hemos mostrado un poco de las actividades que desarrollamos en campo en base a los diferentes componentes a fin de reforzar la seguridad alimentaria, evidenciar el acompañamiento en el desarrollo de los planes de vida, comercialización y resiliencia frente al cambio climático”, explicó Juan Carlos Navarro Vega, secretario general de Cáritas Madre de Dios.
Como fruto de este intercambio, los participantes llegaron hasta la zona de El Progreso, en el distrito de Inambari, donde recorrieron una parcela diversificada con más de dieciocho especies agroforestales producto de las buenas prácticas de la agricultura familiar. Asimismo, recorrieron las instalaciones de la planta procesamiento y zonas de cosecha y postcosecha del grano de copoazú, y conocieron el proceso de fermentación para obtener un producto inocuo que permita a los agricultores conquistar mercados internacionales para comercializar su materia prima.
“Es fundamental el trabajo que realizan los agricultores en el campo para proteger nuestra Casa Común. Los proyectos que realizamos buscan proteger nuestros bosques y para ello tenemos que adaptarnos mejor a vivir con la amazonia y cuidarla porque es el pulmón del mundo”, sostuvo Kilian Linder, responsable de proyectos para Perú de Caritas Alemania.
La jornada continuó unos kilómetros más adelante, cuando la delegación llegó a conocer a las mujeres lideresas de la comunidad nativa Arazaire, una zona donde el proyecto binacional “Fortalecimiento y adaptación al de sistemas de vida en las comunidades campesinas e indígenas al cambio climático, Bolivia y Perú, 2018-2021” ha reforzado las capacidades de las familias mediante el componente de seguridad alimentaria, sistemas agroforestales y la actividad piscícola que representa el sustento y alimentación de las familias del pueblo indígena Harakbut.
“Es una comunidad nativa liderada, principalmente, por mujeres y es admirable porque la mujer juega un papel importante en el desarrollo de su comunidad y en el propio liderazgo dentro de su familia. Ver la experiencia en piscicultura, artesanía, ecoturismo y agricultura que lideran en esta comunidad nos impulsa a continuar buscando proyectos para apoyar a las propuestas en la Amazonía”, afirmó Ángel Allccarima, gerente de Gestión de Riesgos y Cambio Climático de Cáritas del Perú.
Además, visitaron algunas de las piscigranjas y parcelas familiares para verificar el desarrollo de las nuevas tecnologías adaptadas en el sector para mejorar la producción de sus peces y sus productos que se cultivan en la zona. Esto representaría una oportunidad para que la comunidad pueda promover un turismo vivencial sostenible, una de las metas que se trazaron en la planificación de sus planes de vida.
“Me acompaña un grupo de agricultores de las comunidades nativas de Bolivia quienes desean ampliar la producción de sus productos y el ejemplo que vemos en esta asociación nos ayuda para seguir fortaleciendo las experiencias binacionales que ayudan a mejoran la calidad de vida de los productores”, refirió Marco Pérez, representante de Cáritas Reyes (Bolivia).
Durante el último día del encuentro lograron sistematizar las diferentes experiencias de las Cáritas, y se reafirmaron los compromisos para seguir caminando en busca de la sostenibilidad de los pueblos. Además, se priorizaron estrategias para mejorar la calidad de vida de las familias en los proyectos que se ejecutan, e incidir en las generaciones venideras por el bienestar de la Amazonía.