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30 Mar 2024

Mons. Miguel Ángel Cadenas: “La Semana Santa la debemos vivir como narrativa cristiana”

El obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos instó a la ciudadanía a dejar que la Biblia sea la narradora de la historia cristiana, enfatizando la necesidad de abordar los desafíos sociales desde una perspectiva humanitaria.

Por: LVS.

Mons. Miguel Ángel Cadenas, obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos y presidente del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP) y la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) Perú enfatizó la importancia de vivir la Semana Santa como una narrativa cristiana, con la responsabilidad de contar los acontecimientos de la vida de Jesús, indicó en Radio La Voz de la Selva.

"La Semana Santa es el momento en que narramos los eventos cruciales de la vida de Jesús. A partir de su crucifixión en los años 30, comenzamos a relatar lo que sucedió en su última semana. Estos relatos de la pasión se convierten en la base de nuestra celebración de la Semana Santa y nos ayudan a comprender nuestra identidad y brindar sentido a nuestra vida", explicó Cadenas.

El obispo de Iquitos señaló que, hoy, muchas personas permiten que los medios de comunicación y las redes sociales narren sus vidas, pero que la propuesta cristiana es dejar que la Biblia sea la principal narradora de esta historia, permitiendo a los creyentes sumergirse en esta corriente y que sean capaces de convertirse en comunidades que transmitan la importancia de Jesús en sus vidas.

"Cada generación se enfrenta al mismo desafío y responde de manera diferente. Nuestra tarea es vivir de acuerdo con estas narraciones cristianas y transmitirlas a las generaciones futuras, para que puedan encontrar sentido y vivir con dignidad", agregó el presidente del CAAAP y la REPAM Perú.

En relación a los desafíos actuales de la sociedad, Mons. Cadenas expresó su preocupación por la indiferencia que prevalece en la sociedad y la falta de atención a las personas en situación de vulnerabilidad. En ese sentido, hizo un llamado a las autoridades a poner más corazón en su labor, y a destinar recursos para ayudar a quienes más lo necesitan.

"En la parroquia de Nauta, por ejemplo, carecemos de los fondos necesarios para brindar apoyo a las personas que lo requieren. Los párrocos hacen todo lo posible, pero el Estado debería mostrar mayor atención y destinar recursos para situaciones de emergencia y personas vulnerables. Es un problema más profundo que necesita ser abordado desde el corazón", enfatizó.

Finalmente, Mons. Cadenas resaltó que la resurrección de Jesús es un acto de justicia divina que proporciona sentido y esperanza a las personas. Mencionó que cuando los cristianos llevan la fe y esperanza a los lugares donde hay sufrimiento, hay resultados buenos. También destacó que cada acto de bondad es un signo de resurrección en medio de un mundo marcado por la indiferencia.

15 Abr 2023

“Ama, cuida y protege la vida”: Pascua frente a los abusos

Por: César Caro (Vicariato San José del Amazonas)

La cruz ingresó cargada por adolescentes del internado, llegados de todo el Putumayo para poder estudiar; chicas y chicos muy pobres, indígenas bastantes de ellos, vulnerables. La habían decorado con dibujos que mostraban el horror que acometimos, como hilo conductor, durante toda la Semana Santa: la injusticia y la muerte en los abusos sexuales a los menores.

Cantábamos “Cristo te necesita para amar”, hasta que esa gran cruz llegó al presbiterio, donde las manos de los jóvenes la mantenían parada. Fueron saliendo chicas; una señalaba una de las ilustraciones mientras otra hacía una petición breve y rotunda: “por las niñas y niños que son abusados”, “por las mujeres maltratadas” … después de cada oración, resonaban en la iglesia repleta fuertes martillazos: clavos enormes hienden la madera, quebrantan los huesos de Jesús, crujen las almas de los ultrajados.

Se unieron otras voces adultas desde su sitio: “por las autoridades que no hacen nada” … “por todos nosotros, indiferentes a ese sufrimiento” … Y cada vez, los golpes, crueles y solemnes, sobre el silencio incómodo y aplastante, trasunto del mutismo que a menudo nos infecta cuando conocemos situaciones de abuso, cuyo escenario más frecuente es la propia familia del menor.

“¿Con qué personaje de la Pasión podemos identificarnos cada uno de nosotros?” – pregunté en esta homilía de Viernes Santo. Un relato que fue proclamado por voces femeninas y juveniles, y que vuelve a ocurrir hoy; una historia de la que todos formamos parte… ¿Tal vez como Judas, traicionando con ese machismo enquistado? ¿O como Pedro, que niega la evidencia? O formando parte de una turba ciega y manipulada. O peor, lavándonos las manos, “eso no es asunto mío, que lo resuelva la policía"...

En el frontis del altar, esta frase: “Ama, cuida y protege la vida”. Necesitamos desencadenar un cambio cultural para erradicar esta atrocidad, que fue desgraciadamente naturalizada y recubierta con escombros del viejo patriarcado. Lo primero es afrontarla, mirar la cruz sin miedo, con decisión. Basta ya de eufemismos y de disimulos cobardes. El madero de la tortura está elevado y no admite paliativos.

Los seguidores de Jesús se fueron acercando a la cruz para venerarla. Todos la tocaron. Unos se arrodillaban; otros besaban las heridas santas de nuestros niños y niñas; otros abrazaban esas laceraciones interiores de tantas vidas infantiles destrozadas; muchos lloraban, impactados por la ferocidad con que el egoísmo humano sigue matando a Jesús hoy. Desde donde estaba sentado, yo podía ver y dejarme impactar por lo que cada persona desprendía.

Adorar, inclinarse, servir. Acariciar y lavar con reverencia los pies manchados de sangre inocente. Armados con la ternura, “el camino elegido por los hombres y mujeres más fuertes y valientes” (FT 94) para atrevernos a compartir ese dolor sin nombre, como Iglesia que se acerca, que escucha, que vuelve real el amor del Cordero sacrificado, del Siervo humilde.

Pero también hay que levantar la voz. Gritar que en la cruz de Jesús están clavados muchos niños, niñas, adolescentes, mujeres; maltratados, violados, denigrados. Hay que incluir esta realidad en los programas de formación de agentes pastorales, en las capacitaciones de profesores, papás y mamás, en reuniones parroquiales, en las visitas a las comunidades… Es urgente denunciar, ponerse de pie, alzar la mano con la vela prendida, sin dudar, sin fisuras, juntos.

Hemos servido el pan consagrado el Jueves, como prescribe la liturgia. Era una única gran torta de pan ácimo que partimos y compartimos, cuyos pedazos, un día después, estaban más duros; un pan difícil de tragar. Duele comulgar con el Cristo roto, absolutamente destruido en tantos pequeños indefensos. Es difícil seguir a Jesús encarnado en esta humanidad fracasada, que sin embargo Él contempló siempre preñada de esperanza. Cuesta entender, pero hay que comprometerse. Feliz Pascua.

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Artículo publicado originalmente en el blog Kpayo: Misionero en la Amazonía peruana. Se puede leer aquí.

02 Abr 2023

Semana Santa es recordar, celebrar y vivir la Pascua

Vivir la Semana Santa para un cristiano es recorrer un camino donde Dios muestra su amor de salvación a un mundo necesitado de Pascua. Pascua significa “pasar” de la muerte a la vida. Esto fue lo que Jesús hizo con su muerte y resurrección. Y lo que nosotros recordamos, celebramos y vivimos en esta Semana.

Por Mons. Rafael Cob *

Cada año el pueblo de Israel, donde nació y vivió Jesús, celebraba la Pascua. Esta es la  fiesta más grande del pueblo judío. La fiesta por excelencia porque, en ella, recordaba que Dios le liberó de la esclavitud del faraón de Egipto, donde vivía sometido. Fue aquel día como alcanzar su independencia.

El libro del Éxodo, capítulo 14, nos recordará aquellos hechos históricos que el pueblo celebra cada año: el paso del mar Rojo, el paso de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad. Esa es la pascua judía que el pueblo vivió, hoy recuerda y celebra.

Dios, por medio de Moisés, mandó que su pueblo nunca olvidara esta liberación y que debía seguir celebrando la Pascua todos los años. “Este rito te servirá como si tuvieras una señal en tu brazo y un recordatorio en tu frente para que tengas en los labios la Ley del Señor que con mano fuerte te sacó de Egipto. Guardarás este mandato todos los años en su fecha” (Ex 13,9).

Pascua de la Resurrección

Ya para nosotros, los cristianos, en estos días de Semana Santa revivimos la Pascua de Jesús, en quien creemos como nuestro Salvador. Recordando, celebrando y viviendo los hechos fundamentales de su vida como son su muerte y resurrección.

Dentro de la Semana Santa hay varios actos que desembocan en la Pascua de la Resurrección de Jesús, principal hecho en que creemos, como dijo San Pablo: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (1Cor 15,14).

Entre tanto, para resucitar antes hay que morir. Por ello, la muerte de Cristo es un hecho  fundamental y paso necesario para salvarnos de la esclavitud del pecado. Muerte y vida son dos palabras  que nos revelan toda la vivencia del misterio Pascual.

No olvidemos el significado de la Pascua judía y de la pascua cristiana: paso de la muerte a la vida. La muerte se expresa o revela en diferentes formas o maneras. Además de la muerte física del cuerpo, puede ser la esclavitud y dolor que sufre la persona por el pecado, o sea, por una muerte moral.

Pascua Juvenil – Puyo Ecuador

Camino hacia la Pascua

Dentro de los actos que desembocaron en la muerte y resurrección de Jesús, y que celebramos en la Semana Santa, está el Domingo de Ramos, que es como el pórtico de la semana Santa. Esta celebración anuncia a Jesús con su entrada triunfal en Jerusalén, recordando que Él triunfará después de morir en la cruz, por la resurrección. En esta fiesta, llamada Domingo de Ramos, el ramo que traemos para bendecir es un signo con el que manifestamos que Jesús es nuestro Rey. Como lo proclamó aquel pueblo que seguía y quería a Jesús, así también nosotros debemos recordar a quien debemos servir como nuestro rey.

Dentro de la Semana Santa, son los tres últimos días que conforman el Triduo Pascual, que nos recuerdan los tres acontecimientos principales: el jueves, la Cena Pascual del Señor; el viernes, la pasión y muerte de Jesús; el sábado, en la Vigilia Pascual, la Resurrección de Jesús.

Estos son tres días, no solo para recordar, sino para celebrar y vivir más intensamente nuestra fe, como pueblo de Dios. Son tres días para orar, reflexionar  y contemplar estos  hechos salvíficos. Tres días no para irse de vacaciones a la playa u otro lugar, sino para ir al templo de mi comunidad o parroquia, escuchar la Palabra del Evangelio que nos narran estos hechos.

Tres días para meternos en el sentir y vivir lo que Jesús vivió, desde el corazón. Para leer su testamento de amor, para contemplar y acompañarlo en ese viacrucis viviente. El sufrimiento que Jesús hizo camino a la cruz y que hoy siguen haciendo hermanos que sufren, siendo inocentes por defender la justicia. O hermanos que sufren esclavitudes por el pecado del mundo injusto en tantos caminos de muerte, como la droga, el narcotráfico, la prostitución etc.

Pascua Juvenil – Puyo Ecuador

¡Cristo Resucitó! y vive en nosotros

Quizá nos es fácil sintonizar con el dolor y la muerte, que vemos por los medios de comunicación y nos quedamos solo en lamentarnos. Esta Semana Santa no terminó en la cruz, ni en el sepulcro. Terminó proclamando: ¡¡¡Cristo Resucitó!!! Venció a la muerte y está vivo en cada hombre y mujer que anuncia a los demás esta verdad, con palabras de paz y de esperanza, de alegría y de gozo. Cristo vive en mí y lo demuestro con mi fe y mis obras, que lo certifican.

Pasamos por la cruz del sacrificio para llegar a la luz pascual que ilumina nuestra oscuridad que disipa nuestras sombras que nos da seguridad, que nos trae la alegría de vivir creyendo no en un cristo muerto sino muerto y resucitado. No debemos ser cristianos tristes o tristes cristianos, debemos ser testigos de la alegría de la paz, del amor que Cristo nos ha dado para que le compartamos.

Por eso decimos a los cuatro vientos, ¡¡Felices Pascuas ¡¡ levántate y camina por caminos de vida , alégrate  Cristo te ama y quiere vivir en tu vida, vive la pascua, es decir el paso de la muerte a la vida , del pecado a la misericordia divina, de la esclavitud a la libertad. Si se puede salir del vicio y de la muerte , basta que tengas la fe en El. Recuerda, Celebra y Vive la Pascua de Jesús. ¡¡feliz Pascua¡¡

Vida en Abundancia, según el proyecto de Jesús – Foto: REPAM-Ecuador

* Mons. Rafael Cob García, obispo de Puyo (Ecuador) y presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM)