Premian a La Voz de la Selva, la radio que escucha y difunde el grito y las esperanzas de la Amazonía
El Colegio de Periodistas del Perú reconoció la labor de casi medio siglo de la emisora del Vicariato Apostólico de Iquitos con el ‘Willah Kamayuc’ (persona que informa). Con Oraldo Reátegui, su director fallecido el 1 de julio en el recuerdo, se resalta así el compromiso de quienes aportan con voz alta y clara en la búsqueda de la verdad, y transmiten en sus micrófonos el sentir de los hombres y mujeres del campo, los niños, jóvenes y ancianos, y de los pueblos indígenas u originarios.
“Estamos felices, pero al mismo tiempo nos sentimos tremendamente comprometidos para seguir en la misma línea y honrar este reconocimiento y, por supuesto, al gestor de todo este equipo de prensa. Nos referimos al compañero Oraldo Reátegui”. Con estas palabras, Rubén Meza, jefe de programación de Radio La Voz de la Selva, recibía la noticia sobre el premio otorgado a la emisora de la que forma parte desde hace muchos años.
Y es que, con motivo del Bicentenario nacional, el Colegio de Periodistas del Perú otorgó un reconocimiento a cuatro radios peruanas el pasado 1 de octubre, en el Día del Periodista. Junto a Radio Cutivalú de Piura, Radio Onda Azul de Puno y Radio Nacional del Perú; la emisora amazónica perteneciente al Vicariato Apostólico de Iquitos, Radio La Voz de la Selva, recibió la distinción Willah Kamayuc (del quechua, “persona que informa”) por la práctica de los valores periodísticos en su labor informativa.
De acuerdo a la decana del Colegio de Periodistas del Perú, Ligia López, el galardón busca distinguir el manejo de la información llevada a cabo de forma transparente y sin tintes políticos, así como la llegada a los sectores más alejados y vulnerables de sus respectivas regiones. “Nos enfocamos en esas cuatro emisoras porque forman ciudadanos, cumplen una misión de apoyo, en el sentido que dan la información y no van por otros intereses. Creo que se ha escogido bien”, manifestó a los micrófonos de LVS Noticias.
El equipo de Radio La Voz de la Selva recibió la noticia con alegría, pero también con una mezcla de sentimientos de nostalgia y agradecimiento hacia su amigo, director, conductor, y jefe de prensa, Oraldo Reátegui, quien falleció producto de la COVID-19 el pasado 1 julio de este año. Este reconocimiento, consideran, es un homenaje póstumo y merecido a su memoria y al arduo trabajo periodístico realizado junto a todos los compañeros, pues en mayo del 2020, en pleno pico de la pandemia en Loreto, ellos trabajaban más de 12 horas seguidas desde casa.
El Ministerio de Salud contabilizaba entonces que Iquitos era la ciudad con más muertos por cantidad de habitantes en todo el Perú. “Es una situación estresante y complicada, pero hay que seguir, estamos mucho mejor que otros sectores como los médicos, que lo pagan con su vida incluso”, decía Oraldo Reátegui. En ese contexto es que, más que nunca, el periodismo responsable era vital para mantener informados y explicarle a la población no solo las cifras, sino lo que se sabía de la enfermedad y sus síntomas.
El enfoque social de la radio también jugó un rol importante. Desde La Voz de la Selva se impulsó la campaña solidaria del Vicariato Apostólico de Iquitos para recaudar fondos con los que, al final, se logró comprar cuatro plantas de oxígeno medicinal para ayudar a enfrentar la pandemia del coronavirus a quienes más lo necesitaba. Un esfuerzo multidisciplinario y grupal que hoy es reconocido por el Colegio de Periodistas del Perú.
Siendo La Voz de la Selva
Radio La Voz de la Selva está a puertas de cumplir 50 años trabajando en búsqueda de la verdad, la justicia y el esfuerzo: los pilares en los que se sustenta el equipo. “Reconocemos que el nombre de esta emisora de por sí es su lema, su grito de batalla, porque es el hombre y la mujer de la Amazonía que se identifica con su emisora y se sabe representada. Y sabe que estos micrófonos están para escuchar su voz, su clamor, su demanda, su denuncia, pero también su esperanza y su motivo de felicidad”, comenta Rubén Meza, el jefe de programación de la radio.
Y es que, tantos años de labor dedicada han logrado que lo que se dice en sus micrófonos se escuche fuerte y claro en todos los niveles de decisión del gobierno, y se ejerza incidencia en las autoridades. Los hechos y las respuestas de los tomadores de decisión ante una denuncia así lo demuestran, señala Rubén Meza. “Con ese empoderamiento de la ciudad es posible que se sienta con más fuerza ahora la voz de los que no tienen voz: del hombre y la mujer del campo, los niños, los jóvenes, los ancianos, de las comunidades originarias, de los pueblos indígenas (…) del ciudadano de a pie de cualquier lugar, distrito o provincia de la región Loreto”.
El reto que enfrenta hoy la radio emblema del Vicariato Apostólico de Iquitos es la crisis de reputación en los medios de comunicación y el periodismo nacional, por toda la coyuntura política que se ha vivido, que también ha salpicado a las radios de provincia y ha causado la indignación de la ciudadanía, menciona el jefe de programación de LVS. “El reto está en seguir demostrando que somos diferentes, que somos las radios ciudadanas, las radios educativas… Una radio de la Iglesia Católica, que como bien nos indica monseñor Miguel Ángel Cadenas, somos la voz social de la Iglesia”.
Aunque se muestra preocupado por el futuro, también lo inunda el ánimo, el entusiasmo y las ganas de hacer que La Voz de la Selva tenga el sitio que se merece. “Todos los periodistas, compañeros locutores, desde la dirección, la parte administrativa y el personal nos sentimos comprometidos con ese legado de los que ya no están con nosotros. Y de los que han pasado por esta emisora y han dejado su huella. Queremos seguir siendo la radio en la que confía y cree la ciudadanía, porque nuestra historia, nuestra forma de hacer el periodismo así lo demuestra”, resalta Rubén.
50 años de labor social
El 14 de abril del 2022, La Voz de la Selva cumplirá 50 años de creación. La emisora amazónica fue fundada en 1972 con la fusión de dos radios que pertenecían a la Iglesia Católica: la del Vicariato Apostólico de San José del Amazonas, con sede en Indiana, y la que funcionaba en la ciudad de Iquitos, perteneciente al Vicariato Apostólico de Iquitos.
En esa época, Monseñor Lorenzo Guibord y Monseñor Gabino Peral de la Torre se pusieron de acuerdo para unirse y crear una radio que represente a la iglesia católica en esta parte de la Amazonía del país. La emisora transmitía entonces una programación con un contenido influenciado por la realidad amazónica, con mirada de campo, mensajes de evangelización y contenido noticioso que iba más allá de simples e informativos. Eso marcaba la diferencia.
Al comienzo, se transmitía a través de la amplitud modulada y de onda corta, que permitía llegar a gran parte de la región, así como las regiones vecinas, incluso fuera de las fronteras. Con los años, la emisora se convirtió en la primera en todo Loreto en adquirir un transmisor de frecuencia modulada. Posteriormente, se buscó conquistar también la ciudad con una programación con música y que estuviera acorde con la tecnología de ese tiempo.
Por Radio La Voz de la Selva han pasado muchos profesionales reconocidos de todas las partes del país. Su labor educativa les ha brindado la oportunidad de formar, capacitar, y orientar a muchas personas. “Todos reconocen que esta es una emisora que desde sus inicios ha sido una escuela (…) Esto ha sido posible gracias a que Radio La Voz de la selva ha pertenecido a la Coordinadora Nacional de Radio, a la Asociación Latinoamericana de Radios Educativas (ALER), y la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMAR)”, cuenta Rubén Meza.
El próximo paso para la emisora del Vicariato Apostólico de Iquitos es volver a la amplitud modulada. Hoy solo llegan con onda corta, pero ya se están haciendo los esfuerzos para que este anhelado proyecto para llegar a más personas se haga realidad. Mientras tanto, La Voz de La Selva continuará transmitiendo y enriqueciéndose con los grandes momentos de la historia de Loreto: las luchas sociales, contra la deforestación, la contaminación de los ríos, y las reivindicaciones indígenas, así como los momentos culturales, recreativos, y las fiestas tradicionales y representativas de la ciudadanía.
Fuente: CAAAP