En la capital de la región Ucayali, nueve candidatos provenientes de los ocho vicariatos de la selva del Perú se reunieron esta semana para comenzar su formación y convertirse en futuros sacerdotes para la Amazonía. Esta primera etapa concentrará durante dos años a los postulantes, para luego ser trasladados a Iquitos y continuar con sus estudios en Filosofía y Teología.
“Iniciamos con mucha esperanza y alegría. Estamos convencidos que estamos dando pasos como la Iglesia nos lo está pidiendo en este momento de la historia, donde tenemos que articular iniciativas, actividades y formación, como lo estamos haciendo con este Seminario Amazónico”. El obispo del Vicariato Apostólico de Pucallpa, Mons. Martín Quijano, anunció que esta semana comenzó la primera etapa del primer Seminario Amazónico Intervicarial en la capital de la región Ucayali. Durante dos años, este vicariato albergará a los nueve candidatos enviados del ministerio ordenado sacerdotal, enviados desde los ochoVicariatos de la selva del Perú.
El comienzo de este Seminario Amzónico Intervicarial se ubica en el marco del inicio del año misionero en el Perú, en las reflexiones que dejaron los Sínodos de los obispos de la Amazonía en el 2019, y en la preparación para el Sínodo de los obispos para el 2023, así como la exhortación apostólica del Papa Francisco "Querida Amazonía". Este es solo el primer fruto de la conformación de la Comisión de Formación Ministerial, señaló el obispo del Vicariato Apostólico de Pucallpa. "Nos sentimos también muy fuertes porque es este documento, Querida Amazonía, el que nos ha abierto las puertas para tener este tipo de iniciativa".
En la ceremonia de apertura de la etapa propedéutico en la capital de Ucayali, realizada este 21 de febrero, participó el actual rector del Seminario Amazónico, el P. Zbigniew Stanislaw Rembala, y el director de esta etapa, P. Silvio Andrian; junto a otros 25 sacerdotes y los nueve postulantes. Los seminaristas pertenecen a diversas partes de la Amazonía, como Atalaya, Pucallpa y Contamana (Ucayali); Puerto Maldonado (Madre de Dios), y Yurimaguas e Iquitos (Loreto). “Cada vicariato ha mandado a uno o dos jóvenes. Será un camino largo, pero sabemos que, una vez iniciado, vamos a mirar hacia adelante y no retroceder”, comentó Mons. Martín Quijano.
En esta primera etapa, los seminaristas permanecerán en el local preparado por el Vicariato Apostólico de Pucallpa para albergarlos y que puedan desarrollar sus estudios durante los próximos dos años. Posteriormente, los candidatos al ministerio ordenado sacerdotal se trasladarán a la ciudad de Iquitos, en Loreto, para continuar con su formación en Filosofía y Teología, a cargo del P. Rafael Kipigroch y P. Zbigniew Stanislaw Rembala, respectivamente.
Siguiendo los cuatro sueños de la Exhortación apostólica postsinodal “Querida Amazonía”, la nueva comunidad, conformada por cuatro religiosas de la congregación Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, se instaló esta semana en la provincia de Purús, ubicada en la región Ucayali.
Tras cuatro años de misión en la zona fronteriza entre Perú y Brasil, las Hermanas de la congregación Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl se instalaron oficialmente como comunidad local en la provincia de Purús, en Ucayali. A petición de Monseñor David Martínez de Aguirre, obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, esta propuesta fue aprobada en sesión de Consejo General el 10 de enero pasado y hoy, finalmente, es una realidad.
Son cuatro las religiosas que la integrarán: Sor Reyna Escate Pérez (Hermana Sirviente), Sor Eva Castro Arocutipa, Sor Rosmery Hanco Ayma y Sor Mary Nelly Useca Cama. La instalación de esta comunidad misionera local implicará que el trabajo que se viene realizando con la población del Purús continúen de forma constante. Entre estas actividades están las labores propias de la Parroquia, la evangelización en las comunidades, las clases de religión en los colegios, el reforzamiento de cursos para niños y jóvenes, el apoyo a las maestras artesanas de la zona, entre otras.
Mons. David Martínez de Aguirre resaltó que la idea de proponer esta comunidad surge a raíz de que, en 2018, las Hermanas de la congregación Las Hijas de la Caridad decidieron iniciar una experiencia misionera en una zona de frontera, lejana y apartada como el Purús. “Esta es una noticia importante para nosotros porque esta congregación en la misión atiende, desde Puerto Esperanza y en toda la provincia del Purús, a una población de 1 000 habitantes. Y en el resto del río Purús a unos 4 000 indígenas de diferentes etnias”, señaló.
Este llamado de ir por “nuevos caminos” y poner en marcha el compromiso de “establecer prioridades misioneras” responde a los cuatro sueños expresados por el Papa Francisco en la Exhortación apostólica postsinodal “Querida Amazonía”. El primero; el de luchar por los derechos de los más pobres; el segundo, preservar la riqueza cultural; el tercero, que se custodie celosamente la abrumadora hermosura natural; y el último, que las comunidades cristianas sean capaces de entregarse y encarnarse en la Amazonía.
Para la instalación oficial, programada para esta semana, una comitiva llegó el 17 de febrero con tres de las Hermanas que se encontraban en Lima, además de Sor Rosmery Moreno, Superiora provincial de Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl del Perú y el Padre Rubén Pedro Borda, director Provincial de las Hijas de la Caridad del Perú. El vuelo de apoyo de la FAP que arribó desde la capital trajo también víveres y productos de primera necesidad.
Cabe resaltar que la provincia del Purús fue encomendada al Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado en 1949. Sin embargo, la misión no se erigió formalmente hasta 1958.
El mediometraje, producido por REPAM y SIGNIS ALC, muestra la vida de la religiosa Agustina Rivas, asesinada por un grupo terrorista mientras desarrollaba su misión pastoral con el pueblo Asháninka, en la selva central del Perú. La beatificación de ‘Aguchita’ fue aprobada por el Papa Francisco el año pasado y se realizará en la Florida, lugar donde vivió la última etapa de su vida, el próximo 7 de mayo.
Por: Gabriela Peña (CAAAP - REPAM Perú)
La Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y la Asociación Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (SIGNIS ALC) presentaron oficialmente, el 14 de febrero, el documental sobre el testimonio de vida de la próxima beata peruana, María Agustina Rivas, más conocida como ‘Aguchita’. El mediometraje forma parte del séptimo capítulo de la serie “La Vida por la Amazonía”, una producción que narra el testimonio de mujeres y hombres mártires que ofrendaron sus vidas en defensa de la Amazonía y sus pueblos.
Sor ‘Aguchita’, de la comunidad del Buen Pastor, fue asesinada por Sendero Luminoso el 27 de septiembre de 1990 mientras desarrollaba su misión pastoral con el pueblo Asháninka, en la selva central del Perú. Su beatificación fue aprobada por el Papa Francisco el año pasado, luego de que la Congregación para las Causas de los Santos reconociera el martirio de la Sierva de Dios.
María Agustina Rivas consagró su vida a la asistencia en salud, educación, ofreciendo alimentos y alfabetizando principalmente a mujeres. En medio de la violencia que azotaba el país, en 1987 la religiosa tomó la decisión de viajar a la localidad de La Florida, en la región Junín. Allí se dedicó a educar y ayudar a las mujeres del campo, enseñándoles actividades como rezar, tejer y cocinar.
“De la vida de Aguchita destaco dos cosas: el hecho de concientizar a la mujer sobre el valor que ella tiene como persona y como rol que cumple en la sociedad y la familia. Y el otro punto es la conciencia ecológica”, señaló Carlos Ferraro, presidente de SIGNIS ALC, durante el preestreno del documental, realizado este 14 de febrero.
“Podríamos buscar un sinnúmero de palabras o frases para describir a Aguchita. Sus hermanas que vivieron con ella la describen en una sola palabra: sencillez. Y donde hay sencillez hay humildad (…) Nos llevó a ir descubriendo rasgos marcados de su personalidad. Servicial y ecuánime con todos, sin distinción de personas”, comentó la Hna. Marlene Acosta, de la Congregación del Buen Pastor.
El evento virtual contó con la participación, además, de Monseñor Gerardo Zerdín, obispo del Vicariato Apostólico de San Ramón; Fernando Valdivia, documentalista de TeleAndes Producciones; el cardenal Pedro Barreto, presidente de la REPAM y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) y Manuel Cornejo, director del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP).
Un historia para inspirar
El documental recoge los testimonios de quienes conocieron a Sor Aguchita en los tres principales lugares en los que vivió. En Lima, con las religiosas del Buen Pastor; en Coracora, su ciudad natal, para conocer el contexto donde nació e inició su vínculo con la Iglesia; y también en la selva central; lugar en el que dedicó sus últimos años a la educación de los jóvenes asháninkas y a apoyar a las mujeres del campo.
La realización del mediometraje estuvo a cargo de la productora Teleandes, bajo la dirección de Fernando Valdivia. “Cuando nos propusieron este personaje, no lo conocíamos. Seguramente la historia de vida de Aguchita se perdía entre las cerca de 70 mil personas que murieron durante el Conflicto Armado Interno. Nos propusimos como premisa entonces conocer sus raíces, de dónde aparecía esta enorme bondad, de dónde salía su amor por la naturaleza”, relató Valdivia.
Para el equipo a cargo de esta producción audiovisual fue todo un reto encontrar a las mujeres asháninkas que conocieron a Aguchita. “Una de nuestras investigadoras viajo en moto en varias comunidades, tuvo varios accidentes, y no encontró ninguna mujer que conociera a Aguchita. Lo que ocurre es que han pasado más de 30 años, y la vida de la gente de la Amazonía es moverse constantemente. Es como buscar una aguja en un pajar”, sostuvo el director.
Para suerte de la producción, una vez iniciada la filmación, y con el apoyo de la Hna. Vilma Licuona, se pudo hacer contacto con dos mujeres indígenas de la comunidad Alto Inkariado, quienes lograron transmitir el cariño que guardaban por ‘Aguchita’. Ellas habían participado de los talleres que organizaba y también habían sido alimentadas por la religiosa, mencionó Fernando Valdivia.
Beatificación de Aguchita
El próximo 7 de mayo se realizará la ceremonia de beatificación de Sor ‘Aguchita’ en la localidad de la Florida, donde la misionera vivió sus últimos años. “Los animo a que participen activamente porque la sangre derramada por esta Mártir de Cristo nos da a nosotros una esperanza y una fortaleza muy grande”, indicó el Card. Pedro Barreto durante el preestreno del documental.
Asimismo, el próximo 28 de abril se presentará de forma presencial el documental ‘Aguchita’, en la sede de la Conferencia de Religiosos y Religiosas del Perú, ubicada en la ciudad de Lima. En este evento se contará con la participación de obispos, misioneros y misioneras de distintas congregaciones, así como de amigos, familiares, y personas que conocieron a María Agustina Rivas.
En ese VI Domingo del Tiempo Ordinario, Monseñor Carlos Castillo reflexionó sobre las Bienaventuranzas y recordó que Dios no nos abandona: «Él actúa en favor de los más pobres, de los que más sufren, Él reina en su favor porque de ellos es también la plenitud de la salvación», comentó el prelado en su homilía dominical.
Acompañado de un grupo representativo de pescadores damnificados por el derrame de petróleo en Ventanilla, así como diferentes líderes de movimientos ecologistas en nuestro país, el Arzobispado de Lima y el Vicariato de Iquitos, ofrecieron la Eucaristía en especial intención por el segundo aniversario de la publicación de ‘Querida Amazonía’: «Quiero agradecer a los hermanos pescadores que han venido a esta Catedral, porque son como los representantes de las víctimas, de los pobres que el Señor quiere, ama y quiere ayudar, por los cuales Él se comprometió», precisó.
Comentando el Evangelio de Lucas (6, 17. 20-26) Monseñor Castillo recordó que, a través del mensaje contenido en las Bienaventuranzas, el Señor levanta la mirada hacia los doce discípulos para revelarnos que, en medio de la pobreza y la desigualdad, Dios no nos abandona, sino que actúa en favor de los más pobres, de los que más sufren, Él reina en su favor porque de ellos es también la plenitud de la salvación:
«Cada vez que existe un enfermo, una persona afectada por la opresión y el maltrato, por la falta de trabajo, por la marginación; cada vez que existe una zona ecológica afectada, como en el caso de los pescadores y de nuestros hermanos de la Amazonía; cada vez que, nosotros mismos, que caminamos por las calles esforzándonos todos los días en sobrevivir, debemos de reconocer que Dios está de nuestra parte, y por lo tanto, existe una fuerza que alienta nuestra vida porque Él no los abandona», reflexionó el prelado.
El Arzobispo hizo hincapié en tres expresiones fundamentales de las Bienaventuranzas: “Dichosos ustedes pobres”, “los que tienen hambre” y “los que lloran”, para explicar que el Señor ha venido para darnos palabras de esperanza, palabras que Él conoce muy bien porque, desde su nacimiento en un pesebre, comprende que en el mundo existe la injusticia y la desigualdad: «Y si Él llega como Hijo de Dios para salvarnos, tiene que hacer eso que la Iglesia solemnemente declara ‘la opción preferencial por los pobres’, que se caracterizó después con dos agregados: opción preferencial por los pobres “ni exclusiva, ni excluyente”,… “pero firme e irrevocable”!», indicó.
Todos estamos comprometidos en el cuidado de nuestra Casa Común
Recordando el segundo aniversario de la Exhortación post-sinodal ‘Querida Amazonía’ escrita por el Papa Francisco, Monseñor Carlos aseguró que todos estamos llamados a tomar conciencia en el cuidado de nuestra Casa Común, especialmente de nuestros pueblos originarios, tantas veces marginados y olvidados por las grandes ciudades: «La amazonía es el pulmón del mundo y está habitada por hermanos nuestros que viven marginados, a pesar de que ellos hacen esfuerzos enormes por vivir, por hacer posible que se cuiden los bosques para toda la humanidad. Y son maltratados con derrames peores a los que hemos vivido en la costa peruana», precisó el prelado.
El Obispo de Lima reiteró que el Señor ha venido a darnos su aliento, Él nos ha llamado ‘dichosos’ para decirnos que está con nosotros, sobre todo, con quienes más padecen las injusticias del mundo: «Sintamos el aliento del Señor y no tengamos miedo; esforcémonos por reconsiderar las cosas, por dialogar inteligentemente, para que los descuidos de los grandes y poderosos no se sigan produciendo».
Jesús vino para mostrarnos que Dios se hace pobre
En otro momento, Carlos Castillo afirmó que el Señor quiere que sepamos identificarlo en los rostros con quien Él se identifica , es decir, con los más pobres: «Jesús vino a esta tierra para mostrarnos que Dios se hace pobre, Dios se identifica como uno de ellos. El Papa San Pablo VI, cuando vino a visitar Medellín, dijo que nosotros estamos ante el “sacramento del pobre”. Y ese sacramento significa que la vida de los pobres es sagrada y tiene que ser protegida, para que pueda progresar en esta vida en forma ordenada y pueda tener sus posibilidades», dijo en su homilía dominical.
Todos lo que tenemos algo, lo tenemos, porque otro no lo tiene; y necesitamos complementarnos y ayudarnos, no destruirnos, pero tenemos que llamar la atención a quienes, hablando de los pobres, viven una vida contraria y no renuncian a sus ambiciones personales.
Salir de una «Iglesia de sacristía» y «encerrada en sí misma» para anunciar el Evangelio
El Arzobispo de Lima explicó que es necesario una reorganización y redefinición en la Iglesia, con el propósito de anunciar la buena noticia a todas las periferias existenciales que nos interpelan:
«Nos falta evangelización, nos falta anunciar, como Iglesia, la buena noticia. Y como dice el Papa Francisco, tenemos que “salir de las sacristías”, porque tenemos la costumbre de crear una “Iglesia de sacristía”, que es muy bonita, muy linda, porque hacemos lindas liturgias ¡Eso está muy bien! Pero eso no es suficiente para salvarse, al contrario, una Iglesia que se regodea y está pensando solamente en sí misma, no es la Iglesia del Señor», reflexionó el Obispo.
Unidos en el Señor, que es la fuerza de su pueblo, su gran libertador, demos testimonio de ese Dios que nos ama, unidos a todos los que más sufren, especialmente hoy día, rezando por nuestra querida Amazonía.
En memoria de Maria Elena Moyano
Recordando el 30 aniversario del asesinato de Maria Elena Moyano, lideresa social que fue víctima del grupo terrorista Sendero Luminoso, Monseñor Castillo hizo un llamado a seguir el ejemplo de gratuidad y entrega generosa que tuvo Maria Elena por nuestro pueblo peruano:
«Maria Elena Moyano entregó su vida como una mujer sencilla, pobre, pero que defendió y enalteció a nuestro país como la primera mujer mártir del tiempo moderno. Que todos sigamos su camino con desinterés y con entrega, y podamos servir a nuestro pueblo como ella lo sirvió. Dios la bendiga y le de la gracia de resucitar gloriosamente en el Reino de Dios y en el reencuentro que nos tiene preparado. Amén».
Unidos a la Jornada Mundial de Oración por los Enfermos
En el marco de la Jornada Mundial por los Enfermos, convocada por el Papa Francisco, un grupo de personas recibió la Unción de los Enfermos de manos de Monseñor Carlos Castillo y Monseñor Guillermo Elías. En la última semana, la Pastoral de Salud de la Arquidiócesis de Lima, realizó una serie de gestos de acompañamiento y oración por los enfermos de nuestra ciudad.
El Vicariato Apostólico de Iquitos conmemoró los dos años de publicación de la Exhortación Apostólica «Querida Amazonía» con una Santa Misa en la Catedral de Iquitos, que contó con la presencia de organizaciones que se dedican a la defensa y conservación de la Amazonía.
La Eucaristía fue concelebrada por Monseñor Miguel Ángel Cadenas Cardo, Obispo de Iquitos, y los sacerdotes Miguel Fuertes y Manolo Berjon. En su homilía, Mons. Cadenas recordó que el Papa Francisco pidió la transición energética global para no depender de los combustibles como el petróleo y el gas.
A la ceremonia litúrgica asistieron también representantes del Comité de Defensa del Agua y de la asociación de mujeres Kukama «Huaynakana Kamatahuara Kana», quienes se encuentran en la lucha por el reconocimiento del río Marañón como sujeto de derecho. Asimismo, contaron con la presencia del animador cristiano, Gilter Yuyarima, de la comunidad de Nueva Alianza, quien manifestó el calvario que vive su comunidad tras el último derrame de petróleo.
Asimismo, al final de la Misa se proyectó el saludo del Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo Matasoglio, para toda la comunidad de la Iglesia de Iquitos.
El próximo lunes 14 de febrero se llevará a cabo el preestreno del documental Aguchita, que registra el testimonio de vida de la religiosa peruana Agustina Rivas. El documental es el séptimo capítulo de la serie “La Vida por la Amazonía”, producido conjuntamente por la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), y la Asociación Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (SIGNIS ALC).
Por: Pepe Mármol – SIGNIS ALC
La hermana Agustina Rivas, más conocida como Aguchita, fue religiosa de la comunidad del buen Pastor, cuya beatificación ha sido aprobada por el papa Francisco, luego de que la Congregación para las Causas de los Santos ha reconocido el martirio de la Sierva de Dios. La misionera, cuyo nombre original fue Antonia Luzmila Rivas López, fue asesinada por el grupo Sendero Luminoso, el 27 de septiembre de 1990, mientras cumplía su misión pastoral en el pueblo Ashaninka en la selva central del Perú, en la localidad de La Florida.
Aguchita consagró su trabajo a la asistencia en salud, educación, ofreciendo alimentos y alfabetizando principalmente a mujeres, a quienes las promovió a través de proyectos de capacitación productiva, organizando clubes juveniles y catequesis familiar en las comunidades rurales del pueblo del Valle del Yurinaqui, en el departamento de Junín.
La realización del documental estuvo a cargo de la productora Teleandes, bajo la dirección del comunicador y documentalista peruano Fernando Valdivia, y recupera los testimonios de personas que conocieron y trabajaron junto a la religiosa. El rodaje del documental se realizó en las poblaciones en las que trabajó Aguchita, con la estrecha colaboración de la Congregación del Buen Pastor, el Vicariato Apostólico de San Ramón y el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctic (CAAAP).
La vida por la Amazonía
La serie documental “La vida por la Amazonía” busca acercar a la población a las acciones, el pensamiento y el espíritu que animaba la vida de estos mártires y suscitar reflexiones sobre la lucha de derechos y la defensa de la vida y del territorio. De igual manera, la serie quiere también inspirar al acompañamiento de los procesos de liberación de las poblaciones amazónicas y a ser sujetos de transformación en la sociedad y en la Iglesia.
Hasta el momento, la serie cuenta con 6 capítulos: Labaka (Ecuador); Kiwxi, Cleusa Rody Coelho y Ezequiel Ramin (Brasil); Alcides Jiménez (Colombia); y Nicolasa Nosa (Bolivia). El preestreno del séptimo capítulo de la serie, sobre la religiosa peruana Agustina Rivas, Aguchita, se realizará en un acto virtual que será transmitido en vivo, a través de las redes sociales de la REPAM, de SIGNIS ALC, del CAAAP y de otras organizaciones aliadas, desde las 9 de la mañana.
El programa de preestreno contará con la participación de la Hna. Marlene Acosta (Congregación del Buen Pastor), Mons. Gerardo Zerdin (obispo del Vicariato de San Ramón), Carlos Ferraro (presidente de SIGNIS ALC), Fernando Valdivia (documentalista de TeleAndeS Producciones) y del Cardenal Pedro Barreto, presidente de la REPAM y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana.
Ocurrió hace tres semanas, el 10 o el 11 de enero. La violencia del río, persistente e incansable, mostró su lado más cruel derrumbando las orillas y sembrando el pánico en la población. Es lo que se llama “desbarranque”, un fenómeno tan amazónico como inevitable que nos hace sentir como muñecos clicks de Playmobil en manos de la naturaleza, ante cuya fuerza nada podemos.
No es un golpe súbito y devastador como la ola de un tsunami, no. El río trabaja despacio, sin cansarse nunca, habitado por todo tipo de criaturas y fieras, trufado de espíritus malos y dominado por la Boa… Va horadando, penetrando la tierra de la ribera, desgastándola sin piedad en alianza con el viento y las corrientes subterráneas de agua.
Es una furia lenta y a la vez implacable, que me recuerda al descenso de la colada de lava en la isla de La Palma. Una destrucción en super slow motion que, curiosamente, siempre sobresalta y sorprende, a pesar de que la amenaza del río está ahí, inamovible como el volcán. Aquella mañana los vecinos se levantaron pisando grietas en paredes y pistas; el nuevo mercado, a punto de ser terminado, apareció resquebrajado por doquier. Un tercio de las casas del pueblo fueron afectadas; entre ellas la de los misioneros.
El día 24 llegué para acompañar, ver, sentir. Los franciscanos me cuentan cómo primero la escalera de entrada a la casa se separó del tabique porque el terreno cedía. Más tarde, fue la pared la que se vencía hacia la escalera a medida que se iba desfondando toda la base de la construcción. Un día cabían dos dedos por las grietas de las paredes, al día siguiente una mano, y así se podía seguir el ritmo y la magnitud del destrozo.
Un paseo con la hermana Eliana para observar y apreciar. La pista cuarteada y completamente rota en muchos lugares. El salón parroquial-iglesia (en plena reforma y mejora), moteado de rajas y fisuras. Viviendas literalmente partidas en dos, como la de la imagen; franjas enteras de calle totalmente hundidas; inmensos socavones… Mucha gente ha tenido que abandonar sus casas y buscar asilo con familiares ubicados en la loma, más arriba y a salvo de las agresiones del Napo. Una señora miraba cómo varios trabajadores municipales desarmaban lo que quedaba de su vivienda: “Nos han dado terrenos y nos apoyan para rescatar las calaminas buenas, pero ¿cómo voy a levantar mi casita nueva? Mis hermanos están fuera, somos puras mujeres”.
La misión ha corrido la misma suerte del pueblo. Aunque las casas de las religiosas se han salvado, y también el colegio y el hospital, los franciscanos se vieron de un día para otro acogidos por las hermanas, y la Eucaristía del domingo se celebra en el internado porque todos los inmuebles siniestrados han sido precintados, templo incluido.
Conocemos que han llegado varios organismos regionales y gubernamentales para estudiar el alcance real del accidente y el estado de los suelos. Fuimos a la municipalidad a informarnos, pero hay mucha confusión, no se sabe si se podrá volver a levantar edificios junto al río y si necesariamente habrá que tumbar los restos que quedan en pie. De momento la casa misionera está siendo desarmada.
Detecto en la gente una mezcla de fatalismo, susto e inquietud, una especie de conmoción cristalizada desde generaciones a la misma velocidad que la acción del río. Como si esa furia fría hubiera ido carcomiendo las almas a la vez que las arcillas. “Qué se puede hacer”, “así son las cosas”… Es una demolición siempre en proceso, inexorable, no hay contestación ni previsión posible. Qué rabia y qué impotencia.
Los misioneros no damos paso atrás, no huimos, afrontamos la situación y compartimos el destino de nuestra gente. Vamos a luchar para que el Napo no resquebraje sus esperanzas. Todo el Vicariato alentando e inspirando valentía y compromiso. Especialmente cuando el piso se hunde y hay sufrimiento por la incertidumbre y la desgracia, nos quedamos con ellos.
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Artículo publicado originalmente en el blog de KPAYO: Misionero en la Amazonía peruana. Se puede leer aquí.
A través de un pronunciamiento, la institución solicitó al gobierno asumir "seriamente sus compromisos y responsabilidades en la búsqueda de la estabilidad política, democrática y del bien común, y no de intereses particulares ni ideológicos".
En medio de la crisis política, sanitaria, ética y moral, y ecológica que afronta el país, la Conferencia Episcopal Peruana instó de forma urgente al gobierno actual a buscar la estabilidad política, con voluntad para "corregir errores" y evitar una mayor "incertidumbre" en la ciudadanía. En el pronunciamiento publicado por la institución, se hace énfasis también en la importancia de que las autoridades de más alto nivel del país asuman seriamente los compromisos y responsabilidades necesarios para hallar también la estabilidad democrática y del bien común, y no solo de "intereses particulares ni ideológicos".
En el documento, la Conferencia Episcopal Peruana resaltó que "el pueblo peruano necesita que sus autoridades sean personas intachables y debidamente preparadas para los cargos que han de asumir"; debido a los graves cuestionamientos de corrupción del gobierno que han generado la actual crisis ética y moral. Asimismo, mencionaron que se "necesita de la buena política y la participación de la ciudadanía para la vigilancia ética de sus autoridades y que éstas respondan con altura y profesionalismo al mandato de los electores que depositaron en ellas su confianza y su esperanza".
En ese sentido, hicieron un llamado a las autoridades gubernamentales, a fin de que den "señales claras de gobernabilidad". En la Exhortación Apostólica Fratelli Tutti, recordaron; "el Papa Francisco nos ha manifestado que la política es la expresión más alta de la caridad y del amor al prójimo". Agregaron que, es indispensable que se fortalezca el orden democrático y se respete
el orden Constitucional del Perú. Es por eso que convocaron también a la ciudadanía para actuar de forma conjunta, articulada y solidaria por el bien del Perú.
A continuación, lee el pronunciamiento de la Conferencia Episcopal Peruana de forma íntegra:
La Conferencia de Religiosas y Religiosos del Perú (CRP) manifestó su preocupación por la actual crisis política e institucional, agudizada debido a las recientes designaciones del presidente Pedro Castillo en el Consejo de Ministros. A través de un pronunciamiento, la institución enfatizó que "es una verdadera afrenta a tantas personas en situación de vulnerabilidad en nuestro país" que este gabinete esté compuesto por personajes con denuncias de maltrato y violencia física y psicológica contra mujeres, así como de quienes rechazan una perspectiva de género y equidad.
En ese sentido, la CRP instó a las autoridades políticas "a poner por delante el bien común y dejar de lado cálculos políticos y diferencias ideológicas, así como todo tipo de mercantilismos, señales de corrupción o la búsqueda de intereses particulares"; pues la convivencia social, así como la calidad de la educación superior y el cuidado de los ecosistemas se encuentra en riesgo. "Al mismo tiempo confirmamos nuestro compromiso de seguir cerca de los más pobres, como lo demuestran nuestras diversas iniciativas apostólicas en todos los puntos del país", expresaron.
También solicitaron que, frente al aumento de cifras de feminicidio en el 2021, el Estado debe nombrar personas idóneas que garanticen el cumplimiento de la Política Nacional de Igualdad de Género y la defensa de los Derechos Humanos. "Las niñas y mujeres de nuestro país, sobre todo las que viven en entornos de pobreza y exclusión, están expuestas a diversas situaciones de acoso, abuso, maltratos y desigualdad". Asimismo, se comprometieron a trabajar en "sintonía con lo promovido por el Papa Francisco, quien en su Encíclica Fratelli Tutti nos urge a promover el ejercicio de la política como amistad social, participando junto a otras y otros en la construcción de una sociedad más justa, equitativa, solidaria e inclusiva".
A continuación, lee el pronunciamiento de forma íntegra:
A través de un mensaje, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), expresó su “fraternidad, cercanía y agradecimiento" a los fieles que en América Latina y el Caribe dan "la sal de la tierra y la luz del mundo".
En un mensaje firmado por el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Mons. Miguel Cabrejos, y el secretario general, Mons. Jorge Eduardo Lozano, la institución envió un saludo especial a aquellos religiosos y religiosas que en América Latina y el Caribe que "dan vida y siembran esperanza con sus carismas, mística, profetismo y compromiso"; visibilizando el rostro misericordioso de Jesús en medio de los más necesitados, "en cada gesto solidario con los más pobres, indefensos y excluidos".
En el escrito se resalta el rol de que los fieles son “la sal de la tierra y la luz del mundo”. En ese sentido, mencionaron que en este tiempo de escucha, diálogo, encuentro y discernimiento convocado por el Sínodo de la Sinodalidad, y los procesos y desafíos de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, "valoramos y agradecemos el testimonio de las religiosas y los religiosos de nuestro continente", expresado en su deseo de seguir apostando por una “vida religiosa con rostro intercongregacional, intercultural e itinerante, guiados por un amor siempre a estrenar". La misma, señalan, "transforma cotidianamente en discípulas y discípulos misioneros en salida".
También se subraya y agradece que el camino de renovación y reestructuración "no sería posible sin el decidido e invaluable aporte de las religiosas y los religiosos y de sus instancias de animación, articulación y transversalidad continental y nacional, a través de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR) y de las Conferencias de Religiosos de cada país".