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25 Ene 2022

Misioneros peruanos reciben el Ministerio del Catequista a manos del Papa Francisco

Representando al Vicariato Apostólico de Yurimaguas, dos laicos de la Amazonía viajaron hasta Roma para formar parte de la ceremonia. Junto a personas que llegaron desde Brasil, Ghana y España, los fieles peruanos participaron de la Santa Misa presidida por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro.

El Papa Francisco concedió el Ministerio del Catequista a dos misioneros de la Amazonía peruana, durante la Santa Misa realizada en la Basílica de San Pedro en el Tercer Domingo de la Palabra de Dios. Se trata de los laicos Víctor Hidalgo Chumbe y Martiniano Dávila Yalta, pertenecientes al Vicariato Apostólico de Yurimaguas; quienes viajaron hasta Roma, junto a representantes de Brasil, Ghana y España; para asistir a la ceremonia realizada el último domingo 23 de enero.

El Ministerio del Catequista fue instituido mediante la publicación, en forma de Motu Proprio, de la Carta Apostólica Antiquum, el 10 de mayo de 2021. Este Ministerio es otorgado a manos del Sumo Pontífice a los laicos y laicas que han participado directamente en la difusión del Evangelio a través de la instrucción catequética. El rito, que se celebró por primera vez en esta Santa Misa, fue preparado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

Antes de la homilía, los candidatos a los distintos ministerios fueron llamados por sus nombres y se presentaron ante la Iglesia. Posteriormente, los catequistas aceptados recibieron una cruz, reproducción de la cruz pastoral utilizada primero por San Pablo VI y luego por San Juan Pablo II, a fin de recordar el carácter misionero del servicio que van a administrar.

Para Víctor y Martiniano, esta ceremonia será de gran importancia para sus diócesis, vicariatos y parroquias. "Lo que el Papa Francisco, nuestro Santo Padre, en esta oportunidad va a realizar es un acto que nos llena de privilegio y sobre todo de importancia a todos los catequistas del mundo, porque nuestro trabajo es de vocación, es de servicio”, mencionó Víctor Hidalgo en una entrevista, previa a la ceremonia, para Rome Reports.

Ambos misioneros se dedican de forma voluntaria a dar catequesis en las zonas más alejadas de la Amazonía peruana, donde muchas veces no hay sacerdotes, contaron. "Vamos a muchas comunidades donde no llegan muchos, ni siquiera el Estado peruano; caminando dos, tres, hasta quince o veinte días. Nosotros llegamos allí para dar el mensaje de nuestro Señor”, añadió Martiniano Dávila.

 

25 Ene 2022

Iquitos despide al Padre Nicolás Juárez, tras 65 años de profesión religiosa en la Amazonía

La población de la capital de Loreto se despidió esta tarde del Padre Nicolás Juárez Carro. Sacerdotes, religiosos, religiosas, y fieles en general se reunieron hoy en la Misa de Cuerpo Presente realizada en la Parroquia San Agustín, para darle el último adiós al misionero agustino, quien falleció este domingo 23 de enero a los 87 años de edad, luego de 65 años de profesión religiosa por toda la Amazonía y 61 años como Sacerdote.

La celebración eucarística fue presidida por Mons. Miguel Ángel Cadenas, obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos. “Desde el momento en que el Padre Nicolás se hizo agustino sabía que su vida estaba dedicada a la misión (…) Y aquí ha permanecido con nosotros, y aquí ha querido quedarse para siempre. Desde esta tierra de Iquitos lo ponemos en las benditas manos de Dios”, fueron algunas de las palabras que le dedicó el obispo. Al término de la Misa, los restos del Padre Nicolás fueron llevados en procesión hasta el Cementerio General de Iquitos, donde fueron sepultados.

Algunos grupos de religiosos y laicos que lo conocieron en vida se despidieron también del misionero, recordando su trabajo dedicado a los niños, jóvenes, adultos y ancianos de Punchana durante 23 años: “Queremos agradecerte por la espera y el amor a nuestra comunidad. Gracias Padre Nicolás por ser un misionero agustino valiente, alegre, generoso y orante. Ahora ya en la casa del padre, seguirás danzando con tu pañuelo blanco, sintiendo eternamente la alegría de la verdadera vida (…) Fueron muchos años que quedarán grabados en nuestros corazones”.

El Padre Nicolás Juárez nació el 26 de noviembre de 1934 en la localidad de Faramontanos de Tábara, Zamora, España. Ingresó al Seminario Menor en Valencia de Don Juan en León (España) en octubre de 1948, y recibió el hábito agustiniano el 27 de setiembre de 1955 en Valladolid. Realizó la profesión solemne en 1959 ante el Padre Felipe Calle, quien lo recibió en nombre del Padre General de la Orden de San Agustín.

Foto: Agustinos Iquitos

El 13 de enero de 1961, el Padre Nicolás recibió el oficio por el cual era designado a la misión agustiniana de Iquitos. Llegó a la capital Loretana el 23 de marzo de 1961. Allí se le designó la comunidad parroquial “San Juan Bautista”, y fue nombrado como Vicario Cooperador. Un año después fue destinado a la Parroquia Santo Cristo de Bagazán.

Trabajó con los nativos de la zona, entre ellos lo jíbaros, urarinas y kichwas. Se hizo párroco por casi 23 años de la Parroquia Inmaculada Concepción de Punchana. En las comunidades ribereñas de Barrio Florido, Padre Cocha, Sargento Lores, Momón y Centro Fuerte, gestionó la construcción de sus respectivas capillas. Estas obras las realizaba a pesar de lo dificultoso del traslado de los materiales de construcción.

El 14 de abril del 2001 asumió el cargo de párroco de la comunidad de Nuestra Señora del Rosario de Fátima. Junto a esta comunidad parroquial, celebró sus Bodas de Oro y Bodas de Diamante Sacerdotales. En febrero del 2019, a sus 84 años, dejó de ser párroco de esta comunidad, tras 18 años de arduo trabajo pastoral. Finalmente, el 28 de abril del 2021 fue trasladado a la Casa de los Padres Agustinos del Colegio Particular San Agustín de Iquitos, donde residió hasta el último día de su paso por este mundo.

24 Ene 2022

Día Internacional de la Educación: Presidente del CELAM pide mayor inversión y aprovechar las oportunidades de la digitalización

En el Día Internacional de la Educación, que se celebra este 24 de enero, Mons. Miguel Cabrejos, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y Presidente del Episcopado Peruano, hizo un llamado al Pueblo de Dios, a través de un mensaje, a reconocernos “humildemente discípulos del mayor educador, Jesús, el Maestro”.

Mons. Cabrejos mostró su preocupación por las cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ante diferentes situaciones que padecen millones de niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe, entre ellas la pobreza, la interrupción del proceso educativo como consecuencia de la pandemia, la brecha digital y el hecho de que 20 millones de jóvenes, ni trabajan, ni estudian.

Ante esa dura realidad, el presidente del CELAM, en nombre de la Iglesia latinoamericana y caribeña, “demanda mayor inversión en educación, mejorar las condiciones materiales, aprovechar el salto en digitalización, generar condiciones de escolarización diversa e inclusiva, además de establecer procesos de transición de la educación a empleos de mayor calidad”.

Asimismo, pide “asumir la responsabilidad compartida respecto de la educación, por parte de la sociedad, los medios de comunicación, la familia, los educadores y los educandos”.

A continuación, el Mensaje del Presidente del CELAM:

 

 

20 Ene 2022

El Vicariato de Iquitos reivindica agua y saneamiento para todos: «Lavarse las manos no debe ser un lujo»

A la espera de una sentencia favorable del Tribunal Constitucional sobre la demanda presentada por dos asentamientos humanos del distrito de Punchana, en la capital de Loreto, para acceder al servicio de agua potable y saneamiento; el obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos envió un comunicado para recordar que lo que se exige "es un derecho humano elemental".

"Sueño que antes del próximo 22 de marzo, Día Mundial del Agua, podamos contar con una sentencia firme y positiva a favor de estos asentamientos humanos". Mons. Miguel Ángel Cadenas, obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos, se pronunció hoy sobre la demanda interpuesta en el Tribunal Constitucional por el derecho al agua y alcantarillado de la población de los asentamientos humanos Iván Vásquez y 21 de septiembre, ubicados en el distrito de Punchana, provincia de Maynas, Loreto.

A través de un comunicado, el obispo sostuvo que "en medio de una pandemia, lavarse las manos con frecuencia no debiera ser un lujo reservado a unos privilegiados". Y es que, desde 2016, la Iglesia Católica apoya la demanda presentada por estos dos asentamientos humanos para acceder a su derecho de gozar de un medio ambiente sano, equilibrado y adecuado, así como para contar con el servicio de agua potable y alcantarillado; pues la población de este sector de Iquitos enfrenta desde hace varios años la falta de recojo de basura, y el vertimiento de los residuos sólidos de EsSalud y el Camal de Punchana.

Como consecuencia de esta situación, las familias han presentado enfermedades de la piel, diarrea, vómito, problemas digestivos, entre otros males. "No es un problema económico, pero económicamente se pierde mucho dinero en tratamientos, bajas médicas y muertes tempranas. Además del dolor y sufrimiento que acarrean, las consecuencias son pavorosas: muerte y exclusión social. Siendo una zona de alta tasa de natalidad, estamos imponiendo trabas muy pesadas a los niños. Se merecen un futuro mejor", mencionó Mons. Miguel Ángel Cadenas.

 

Foto: Ginebra Peña

En el documento publicado hoy también hizo énfasis en las palabras del Papa Francisco, quien repite incansablemente que el agua potable es “un bien de toda la familia humana”, “un bien esencial para la vida”. "No puedo resignarme a la pobreza. Me duele. Reconozco que acompañar a estas personas ha sido una fuente de satisfacción para mí (...) No tenemos derecho a robarles la esperanza. El respeto a la dignidad de los humildes es la medida de nuestra humanidad. Confiamos en una respuesta positiva del TC para con estos asentamientos humanos", sostuvo el obispo del Vicariato de Iquitos.

 

20 Ene 2022

Misioneros de Argentina se preparan para ir a la Amazonía peruana

El proyecto invita a rezar, enviar y acompañar la tarea de los misioneros que partirán hacia el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, en Perú.

El obispo de Añatuya, José Luis Corral svd, informó de la presencia de veinte misioneros de distintos lugares del país que llegaron a la diócesis para prepararse para la misión en la selva peruana.

Estos misioneros ya llevan dos años de aprendizaje y ahora se encuentran en esta etapa preliminar anterior al envío en la comunidad santiagüeña de Tintina, siguiendo el camino de discernimiento en la parroquia Virgen del Valle y San José.

El grupo que llegó a la diócesis de Añatuya estuvo acompañado por Fernando Croxatto, obispo de Neuquén y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones de la Conferencia Episcopal Argentina. Está conformado por dos sacerdotes: P. Franco (Villa de la Concepción del Río Cuarto) y el P. Pepe (San Juan de Cuyo), e integrado por Flavia (Córdoba), Celeste (Resistencia-Chaco), Mavi (Buenos Aires), Silvana y Cecilia (Concordia), la hermana Sara (Buenos Aires), el matrimonio Castro (Azul), Dayana (Paraná), Paola (Jujuy), Lili (Neuquén), Catalina (Villa María), Claudia (Alejo Ledesma – Córdoba) y Lisbeth (Añatuya).

Después de unos días de formación, la mayoría de ellos regresaron a sus diócesis, pero la primera comunidad que será enviada a la Amazonía Peruana seguirá en el Tintina hasta el 23 de enero, para continuar con esta etapa de compartir y conocimiento.

Este primer grupo irá en nombre de la Iglesia argentina, siguiendo el pedido del papa Francisco. El destino es el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, en la Amazonía peruana.

El obispo de Añatuya señaló que el proyecto invita a “rezar, enviar y acompañar” por los misioneros para que la tarea pastoral que realicen de frutos abundantes y surjan nuevas vocaciones misioneras. “Demos gracias a Dios y recemos por cada uno de ellos y este camino misionero anime a muchos otros a dar su si a Jesús”, pidió Corral.

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Artículo publicado originalmente en la web Vida Nueva Digital por Roxana Alfieri. Se puede leer aquí.

19 Ene 2022

Mons. David Martínez de Aguirre: “La visita del Papa nos dio un incentivo y animó a la Iglesia en nuestro vicariato”

Cuatro años se han cumplido desde que el Papa Francisco visitó Madre de Dios durante su recorrido por el Perú. En el marco de un nuevo aniversario de su llegada, el obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, Mons. David Martínez de Aguirre, recordó que este encuentro constituyó "un homenaje y reconocimiento a toda la labor de las misiones en los vicariatos".

“Aquel día, con mucha emoción, tenía muy presente a todos los misioneros y misioneras que han dejado la vida, y todas las personas que han ido construyendo esta Iglesia y sociedad. Fue un momento emotivo y emocionante”. Con estas palabras, el obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, Mons. David Martínez de Aguirre, recordaba la visita del Papa Francisco a la ciudad amazónica hace, exactamente, cuatro años, el 19 de enero de 2018.

Y es que la llegada del Sumo Pontífice a Puerto Maldonado y su encuentro con los pueblos indígenas no solo animó e incentivó la labor misionera que se hace en la construcción de la Iglesia local del territorio amazónico peruano, tan amplio y complicado; sino que fue un empuje para continuar seguir trabajando pese a las dificultades. “Para mí fue un homenaje, un agradecimiento y un reconocimiento de toda la labor de las misiones en los vicariatos”, señaló el obispo.

Para los micrófonos de Radio Madre de Dios, Monseñor David Martínez de Aguirre rememoró las primeras palabras que el Papa Francisco le dijo a su llegada al aeropuerto Padre Aldamiz de Puerto Maldonado. “Me decía: ‘Estoy al tanto de todo el trabajo que están haciendo, ánimos y gracias’ Para mí fue un momento muy emotivo (…) Nuestro vicariato ha pasado de tener un grupo de 80 misioneros y misioneras, y precisamente ahora no estamos en el mejor momento”, contó.

Añadió que, incentivados por el Sínodo de la Amazonía, Querida Amazonía y todos los documentos del Magisterio del Papa Francisco, “se incentiva a una Iglesia más abierta, más de cara hacia afuera, siempre atenta a las necesidades de nuestras gentes, siempre poniendo como prioridad a los vulnerables y, en nuestro vicariato, a los pueblos indígenas. Ciertamente son nuestra prioridad, siempre han estado ahí: desde la educación, la salud y los diferentes ámbitos”, mencionó Monseñor David Martínez de Aguirre.

 

 

18 Ene 2022

Vicariatos de la selva peruana se unen para realizar el primer Seminario Amazónico Intervicarial

Con el fin de trabajar de forma articulada y unida, y siguiendo las conclusiones del Sínodo para la Amazonía, se anunció que el próximo mes de marzo se iniciará el Seminario Amazónico, un espacio para la formación de futuros sacerdotes de la selva peruana que tendrá como sede, en una primera etapa, a la ciudad de Pucallpa.

“Surgió la necesidad de iniciar una experiencia que realmente prepare a los sacerdotes, de formarlos para la selva. Una vez que los obispos aprobamos que era una buena idea, se siguieron los preparativos en 2021 (…) Hemos recibido muy buenas opiniones y nos han animado para que el proceso siga, y es por eso que se avanzado de forma tan rápida en un año”. El obispo del Vicariato Apostólico de Pucallpa, Mons. Martín Quijano, anunció así que este año la ciudad de Pucallpa albergará a los candidatos al ministerio ordenado sacerdotal provenientes de los ocho Vicariatos de la selva del Perú en el primer Seminario Amazónico.

Una iniciativa intervicarial que se concretará por primera vez el próximo mes de marzo, siguiendo los lineamientos del Sínodo para la Amazonía, recogidas en el Documento Final y en la exhortación postsinodal Querida Amazonía, y que es el primer fruto de la conformación de la Comisión de Formación Ministerial. “Vamos a iniciar con un Seminario Amazónico, y se llama así porque quiere ascender a las necesidades pastorales de la Amazonía. Y para atender estas necesidades necesitamos ministros formados en la misma Amazonía”, explicó Mons. Quijano.

Este Seminario Amazónico tendrá, en total, dos sedes. Los dos primeros años, es decir, la etapa propedéutico que empezará en marzo próximo, se realizará en Pucallpa, Ucayali. Posteriormente, los seminaristas irán a la ciudad de Iquitos, en la región Loreto, para continuar con su formación en Filosofía y Teología. “Cada Vicariato se encargará de hacer la promoción vocacional, y de escoger a los que realmente deseen formar parte de este ministerio. Además, cada vicariato se compromete a hacer una promoción ministerial”, agregó el obispo del Vicariato de Pucallpa.

Este y otros temas fueron abordador durante la reunión de tres días llevada a cabo en Huacho la semana pasada, donde estuvieron presentes Mons. David Martínez de Aguirre, obispo del Vicariato de Puerto Maldonado, Mons. Alfredo Vizcarra, obispo del Vicariato de Jaén, Mons. José Javier Travieso Martín, obispo del Vicariato de San José del Amazonas, Mons. Gerardo Zerdin, obispo del Vicariato de San Ramón, y Mons. Miguel Ángel Cadenas, obispo del Vicariato de Iquitos, y Mons. Augusto Martín Quijano Rodríguez, obispo del Vicariato de Pucallpa, quien participó de forma virtual debido a que dio positivo a COVID-19.

Pastoral unida

Además del Seminario Amazónico, durante el encuentro, los obispos también acordaron la articulación de distintas acciones pastorales como parte del trabajo de la Conferencia Eclesial Amazónica Peruana, siguiendo los pedidos del Papa Francisco en la exhortación Querida Amazonía para que las jurisdicciones se junten y se comuniquen mejor. “Los lineamientos para esta Conferencia Eclesial Amazónica peruana son articular acciones pastorales, lo principal, y después llevar adelante una eclesiología más compartida entre las jurisdicciones del vicariato. Lo tercero que queremos es la participación plena de los laicos”, detalló Mons. Martín Quijano.

Hasta el momento se ha conformado la Comisión de Formación Ministerial, la Comisión de Pastoral indígena, la Comisión de Educación, la Comisión de Formación Laical o Animadores del Ministerio, y la Comisión de Pastoral Juvenil Amazónica, que recién está por empezar.

 

17 Ene 2022

Hacia una hermandad eclesial y ecológica integral para la Amazonía

Por: Mauricio López Oropeza, director del Centro Pastoral de Redes y Acción Social del CELAM.

En la Amazonía ha tomado tiempo armonizar ámbitos específicos como la diversidad institucional, las estructuras eclesiásticas, los estados naciones distintos, las congregaciones y carismas diversos, las identidades culturales, los idiomas diferentes, pero todo ha partido de la certeza de que solos no podemos, ante los desafíos enormes en este territorio. Por ello, estamos llamados a responder juntos ante los graves signos de crucifixión de tantos hermanos y hermanas indígenas y campesinos, ante las expresiones de muerte cotidiana e irreversible de nuestra hermana Madre Tierra a lo largo y ancho de este amenazado y frágil ecosistema.

En Querida Amazonía, el Papa Francisco ha recogido el clamor de los pueblos indígenas, comunidades campesinas, de los afrodescendientes, y todos los gritos y esperanzas de quienes habitan en este territorio que es fuente de vida para la Iglesia y para el mundo.

En este sentido, uno de los grandes gestos proféticos del Sínodo Amazónico fue confirmar esta intuición del Espíritu para dar vida a una estructura que posibilite las acciones en defensa de la vida y los territorios con una pastoral orgánica. Uno de esos frutos en ciernes, y en construcción sinodal y paulatina, es la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), un cuerpo eclesial que incluye a la diversidad de toda la presencia de nuestra Iglesia en el territorio; una instancia que está buscando cómo echar para adelante e implementar todos los lineamientos y propuestas del Sínodo que requieran de una estructura formal, de largo aliento, con identidad institucional propia, y con un fuerte enfoque hacia los nuevos caminos para la Iglesia.

 

Dios, nuestra única esperanza

En 2019, a la par con el proceso sinodal, presenciamos atónitos como los incendios en la Amazonía arrasaron con todo a su paso; hechos que se repitieron en los años siguientes, incluso ante la cuarentena por la Pandemia. Brasil, Perú y Bolivia, en ese entonces, fueron los mayores afectados. Sin duda, puede considerarse como un crimen a manos de, o con la complicidad de instancias privadas, y donde también tomaron parte en acción y omisión instancias gubernamentales que se supone tienen la misión de proteger los ecosistemas, la vida, los pueblos y a las comunidades que allí habitan. Muchos representantes oficiales han fallado, gravemente, en esta vocación prioritaria de defender la vida, por darle privilegio a otros intereses que generan rédito económico o político.

 

 

En este mismo sentido de la reflexión crítica, todos y todas debemos reflexionar en torno al consumo que hacemos, si no consumimos productos asociados a la expansión a la frontera agrícola y ganadera de la Amazonía para el monocultivo de estas grandes haciendas que están violentando a las poblaciones indígenas y tierras protegidas, podríamos generar acciones de presión que sabemos tienen un efecto real en los intereses de estos grupos de poder. También debemos ejercer el poder del voto –aún en una democracia limitada y debilitada como la de nuestros países–, lo cual permitiría tomar una mayor conciencia ciudadana. Es impresionante ver en Brasil cómo se le ha dado el poder a un político como Jair Bolsonaro, quien desde el principio de su campaña había amenazado con ir en contra de toda política ambiental, con una intención explícita de destruir la Amazonía y perseguir a sus pueblos, y, por ende, una postura en contra del planteamiento de la doctrina social de la Iglesia.

 

La ministerialidad diaconal laical al servicio de la Amazonía

El modelo pastoral en la Amazonía tiene que ser marcadamente laical, o no será. Las experiencias desde los territorios dan cuenta de ello. De igual modo, las comunidades eclesiales de base nos han dado tanta vida en el continente y en la propia Amazonía, por lo que deben ser asumidas como experiencia y modelo que nos ayuden a entender el mejor modo de respuesta orgánica y ministerial a los desafíos de este territorio. De allí que urge un llamado ineludible para superar estructuras clericalistas instaladas, y en cambio abrir paso a esa dinámica de desborde a la que nos ha invitado el Santo Padre en nuevos caminos ministeriales con un marcado protagonismo laical, o de lo contrario, corremos el riesgo de fracasar en la respuesta pastoral que la Amazonía necesita hoy.

Hasta la fecha, el aporte de los diáconos en la Amazonía ha sido muy restringido, solamente se ha animado el desarrollo de estos ministerios en los sitios donde han habido Obispos y sacerdotes con apertura para promoverlos, cuando es una necesidad sentida y evidente en la mayoría de comunidades a las que la Iglesia no llega, o en donde no es capaz de pasar de una pastoral de visita a una pastoral de permanencia intercultural e inculturada. Insisto, el tema del diaconado puede y debe promoverse y desarrollarse mucho más ahora, en especial, por aquellas comunidades de fieles que no tienen acceso a la eucaristía, y en las que no hay presencia del sacerdote o de representantes de la Iglesia más allá de una vez por año, o incluso menos.

Tengo la esperanza que los Obispos, luego del sínodo, con las claras orientaciones del documento final y de Querida Amazonía, y con el instrumento impulsado por el propio Papa a través de la CEAMA, empiecen cuanto antes a desarrollar muchos más itinerarios formativos y a delegar responsabilidades específicas para estos servidores de la comunidad, y para el desarrollo y promoción de los mismos. Hay experiencias en Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil que nos podrían inspirar de muchas maneras en esta dirección impostergable.

En definitiva, la Amazonía necesita de respuestas concretas. Estamos invitados a hacer realidad los sueños del Papa Francisco para afirmar, sostener y ampliar lo que ya tiene vida, y para tratar de promover lo que todavía no se desarrolla, a la luz de una realidad que grita con urgencia por cambios concretos. Igualmente estamos llamados a superar el pecado de la autoreferencialidad, el cual nos impide salir de nuestro modo de “siempre se ha hecho así”. Llegó el tiempo de una nueva ministerialidad, de una nueva obra para la Iglesia, desde la Amazonía iluminando a toda la Iglesia universal, y la cual ya está generando procesos irreversibles.

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Artículo publicado originalmente en la web de Vida Nueva Digital. Se puede leer aquí.