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12 Sep 2022

REPAM 8 años: el encuentro de las aguas que conforman la Red

En este octavo aniversario de fundación de la Red Eclesial Panamazónica – REPAM, hacemos presente la Espiritualidad Encarnada que acompaña el nacimiento y su caminar promoviendo el Reino de la Vida, en el cuidado de los pueblos, territorios y ecosistemas amazónicos, a través de una acción socioeclesial articulada en red en la Querida Amazonía.

Por: Comunicaciones REPAM

La Amazonía está llena de vida y de milagros diarios que Dios realiza en la naturaleza. En este gran territorio está la llamada cuenca amazónica, que vierte sus aguas al mar a través de un único río, el Amazonas.

El río Amazonas no se forma por sí sólo, sino que recibe aguas provenientes de varias vertientes: deshielos de los nevados, nacientes, lluvias, neblinas, gotas, pantanos, lagos, charcos, arroyos visibles y subterráneos. En él circulan aguas provenientes de nueve países (Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil, Guyana, Surinam y Guyana Francesa) y que sobrepasan sus límites ambientales, siendo un espacio de vida importante para la existencia y futuro de toda la humanidad (DA 475). En este gran ecosistema todo intenta vivir desde su dinámica armoniosa: seres humanos, flora, fauna, especies vegetales y animales, agua, minerales, bosques, insectos, microorganismos.

Espiritualidad Encarnada

La REPAM – Red Eclesial Panamazónica – es como el río Amazonas, que se va formando desde las experiencias y vivencias de muchas personas, comunidades, parroquias, vicariatos, prelacías, diócesis, organizaciones, etc., recordando que “la presencia de la Iglesia en la cuenca del Amazonas no es la de alguien con las maletas listas para irse tras haber explotado todo lo que había a su alcance. La Iglesia ha estado presente en la cuenca del Amazonas desde el principio… y todavía está presente y es crucial para el futuro de la zona” (Papa Francisco, Rio, 27/07/2013).

Al mismo tiempo, no tiene importancia sólo en sí misma, pues debe llevar estas vivencias y experiencias hasta la construcción del Reino de Dios, sabiendo que de pequeñas gotas llegaremos a constituir y alcanzar al mar. Para que se mantenga la armonía de la REPAM, todos debemos caminar y navegar con una profunda espiritualidad: desde la auténtica encarnación en la realidad (dimensión existencial), centrado en la Palabra escrita y desde la dimensión teológica (Palabra de Dios escrita y oral), con una actitud profética-martirial y marcada por una verdadera identidad (rostro amazónico).

Esta iniciativa brota de la acción del Espíritu Santo que ha guiado y guía a la Iglesia en el proceso de encarnar el Evangelio en la Pan-Amazonía. El dinamismo de la REPAM requiere de una participación activa de cada una de las instancias eclesiales, sean ellas organismos o Iglesias locales, a través de las diversas iniciativas, acciones, propuestas, proyectos y programas definidos por la Red, uniendo fuerzas, creando puentes de diálogo, cooperación y articulación entre todos los actores eclesiales presentes en la región.

Fuente de vida

La Panamazonía es “fuente de vida en el corazón de la Iglesia”, respondiendo al apelo de los obispos reunidos en Aparecida, de “establecer entre las Iglesias locales de diversos países sudamericanos, que están en la cuenca amazónica, una pastoral de conjunto con propiedades diferenciadas para crear un modelo de desarrollo que privilegie a los pobres y sirva al bien común” (DA 475).

El encuentro de las aguas en la Pan-Amazonía debe seguir su camino hacia la construcción del Reino de Dios. Para ello todos debemos involucrarnos y sentir que éste es el llamado de Dios para que los pueblos amazónicos tengan “vida en plenitud” (cf. Jn 10,10).

Conozca la REPAM

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Artículo publicado originalmente en la web de la REPAM. Se puede leer aquí.

08 Sep 2022

Más de 400 personas construyen plan de acción para proteger la Amazonía

La V Cumbre Amazónica convocó a 98 líderes y lideresas de los nueve países de la Cuenca Amazónica, y a más de 300 participantes de organizaciones indígenas y aliadas, con el fin de articular propuestas para salvar el 80% de la Amazonía hasta el 2025.

La V Cumbre Amazónica de Pueblos Indígenas: Soluciones para una Amazonía Viva, desarrollada del 5 al 6 de septiembre, culminó con la presentación de las propuestas con los principales puntos planteados desde los territorios de los nueve países de la Cuenca Amazónica, para lograr proteger el 80% de la Amazonía al 2025. El evento, organizado por la Coordinadora de la Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), se llevó a cabo en la ciudad de Lima, capital del Perú.

Un total de 98 líderes y lideresas de los nueve países de la Cuenca Amazónica, y más de 300 representantes de organizaciones indígenas y aliadas participaron con el fin de potenciar los esquemas actuales de acción territorial y de la cooperación internacional, y para responder de forma eficiente a las necesidades de sus comunidades, quienes gestionan casi un tercio de la superficie terrestre de la Amazonía. Una región que incluye bosques, ríos y otros ecosistemas importantes.

En la apertura del evento, los líderes de la COICA, junto a científicos de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg), presentaron nuevos datos reveladores que, dan a conocer que el bosque amazónico está inmerso en punto de no retorno por las altas tasas de deforestación y degradación que, combinadas, llegan al 26 por ciento de la región, donde cada día se extinguen 137 especies vivas.

Gregorio Díaz Mirabal, líder de la COICA. Foto: Facebook COICA.

“Los bosques han sido destruidos por un pozo de petróleo, por la minería ilegal, incendios, tala, introducción de monocultivos y ganadería,” mencionó Gregorio Díaz Mirabal, líder de la COICA y líder indigena del pueblo Kurripaco de Venezuela. Además comentó que “Nos estamos acercando a un punto de inflexión peligroso, sin embargo, todavía es posible lograr con nuestros territorios como principales aliados la conservación de la mayor reserva de agua dulce del planeta, un bioma crítico para la supervivencia de toda la humanidad.”

Además, en la V Cumbre Amazónica se presentaron nuevas investigaciones y propuestas de estrategias alineadas con la protección y conservación del bioma amazónico, uno de los ecosistemas más vulnerables e importantes del mundo, con el fin de cumplir con los objetivos climáticos y de biodiversidad globales, vitales para garantizar la seguridad alimentaria y reducir el riesgo de futuras pandemias en el mundo entero.

Plan de acción

Los pueblos indígenas de la Cuenca Amazónica, en conjunto con aliados estratégicos, lideraron un proceso participativo y vinculante, a través de mesas de trabajo alineadas a ejes conformados por las prioridades históricas de los pueblos indígenas en los territorios de los 9 países de la cuenca amazónica, para iniciar el desarrollo de un Plan Estratégico de Acción 2022-2026, a fin de evitar que la región amazónica se acerque a un peligroso punto de no retorno, que convertiría grandes áreas de la Amazonía en una sabana seca.

Foto: COICA

Este plan tiene como objetivo generar soluciones para fortalecer la gobernanza, la gestión territorial de las comunidades indígenas, las políticas para garantizar los derechos humanos, la participación de las mujeres y juventudes indígenas en la estructura organizativa; así como el desarrollo estratégico de alianzas para la sostenibilidad financiera y operativa de la COICA y sus organizaciones de base.

Su desarrollo marca un paso crítico en el proceso que se inició hace un año, cuando en el Congreso de la UICN en Marsella, los miembros de la UICN votaron abrumadoramente a favor de la expansión de los derechos territoriales de los pueblos indígenas para proteger el 80 % de los bosques de la región para 2025. Y es que, para la COICA es fundamental el reconocimiento legal y legítimo de los derechos colectivos, individuales y territoriales de los pueblos indígenas.

XI Congreso

La V Cumbre Amazónica fue la antesala al XI Congreso de la COICA, que se viene realizando del 7 al 9 de septiembre. Se trata de un proceso propio de los pueblos indígenas para el fortalecimiento de la estructura organizativa a nivel regional y desde los mismos territorios, que les permite ser los protagonistas de un cambio transformador en beneficio de los pueblos y toda la humanidad.

Al final del XI Congreso, se espera que los líderes y lideresas presentarán el plan de acción final para proteger el 80% de la Amazonía para 2025, validado por el Consejo de Gobierno de la COICA, una meta que va mucho más allá de lo que los gobiernos de la región se han comprometido como parte de un esfuerzo global para conservar el 30 por ciento del planeta para 2030.

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Con información de la COICA.

07 Sep 2022

Cinco lideresas indígenas son reconocidas por el Ministerio de Cultura

Con la finalidad de  valorar y promover el aporte de la mujer indígena u originaria en el desarrollo social, económico, político y cultural del país, la ministra de Cultura hizo entrega del reconocimiento de Personalidad Meritoria de la Cultura.

Cinco destacadas lideresas recibieron el reconocimiento de Personalidad Meritoria de la Cultura por su papel clave en la sociedad en la transmisión y conservación de las tradiciones y conocimientos ancestrales, la protección de los recursos naturales, y la defensa de sus territorios y derechos. La ceremonia se realizó en la sede del Ministerio de Cultura, el último 5 de septiembre, en el Día Internacional de la Mujer Indígena.

Una de ellas fue Liz Chiaje Churay, del pueblo indígena amazónico Bora, a quien se le reconoció por su notable trayectoria como activista por la defensa y promoción de los derechos de los pueblos indígenas. De Teresita Irene Antazú López, del pueblo yánesha, se destacó su labor en favor de las pueblos indígenas u originarios, como defensora de sus derechos y promotora de la participación política de la mujer indígena.

Asimismo, a Segundina Cumapa Rengifo, del pueblo shipibo-konibo, se le distinguió por su importante trayectoria como lideresa y docente indígena, así como por su valiosa contribución en la investigación, desarrollo y difusión de la cultura y la lengua shipibo-konibo; y a Rittma Urquía Sebastián, del pueblo Yine, por su trayectoria de promotora y docente indígena; y su valiosa contribución en la investigación, desarrollo, enseñanza y difusión de la cultura y la lengua yine en el Perú.

Por último, se otorgó una distinción a Juana Huacoto Béjar, del pueblo Quechuas, en mérito a su importante trayectoria como lideresa y docente indígena; así como por su valiosa contribución en la investigación, desarrollo, enseñanza, transmisión y difusión de la cultura y la lengua quechua.

“En esta fecha tan importante, quiero expresar mi saludo a las más de 3 millones de mujeres que se autoidentifican como parte de un pueblo indígena u originario. Su papel en la sociedad es clave porque conservan en el tiempo las tradiciones y conocimientos ancestrales, protegen los recursos naturales, y defienden sus derechos y los de su comunidad”, dijo la titular de Cultura.

Un total de 5 millones 985 mil 551 peruanos y peruanas se autoidentifica como parte de un pueblo indígena u originario, según los Censos Nacionales 2017, de los cuales 3 millones 778 mil 113 son mujeres (52%), que representan al 10% de la población nacional.

Sostuvo además que, desde la creación del Ministerio de Cultura hace 12 años, se ha realizado 69 consultas previas, mientras que Colombia realiza 2000 consultas previas cada año. Por ello, precisó que es necesario revisar este tema al respecto.

02 Sep 2022

Papa Francisco recibe los nuevos estatutos de la Conferencia Eclesial de la Amazonía

“Una experiencia de mucha empatía con el Sumo Pontífice”. Así calificó el encuentro el Cardenal Pedro Barreto, presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA).

El Papa Francisco se encontró esta mañana del viernes 2 de septiembre con la directiva de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA). En la audiencia, en la que estuvo presente su presidente, el Cardenal Pedro Barreto, se le presentó al Sumo Pontífice los nuevos estatutos modificados que explicitan la identidad eclesial y amazónica de la CEAMA.

De acuerdo al cardenal peruano, estos nuevos fundamentos destacan “la orientación del Vaticano II, especialmente su eclesiología del Pueblo de Dios con la Constitución Dogmática “Luz de las Gentes” (Lumen Gentium), y también se asume en estos nuevos estatutos la misión de la Iglesia que el Vaticano II recoge en la Constitución Pastoral “Los Gozos y esperanzas” (Gaudium et Spes)”.

Asimismo, se visibiliza “de manera muy particular, los estatutos asumen el Documento Final del Sínodo para la Amazonía y la exhortación apostólica Querida Amazonía, donde el Papa Francisco asume el Documento Final”.

En palabras del Cardenal Barreto, la sabiduría del Santo Padre viene de “un discernimiento profundo que él experimenta como Obispo de Roma”. Esto se transmite con el ánimo de vivir una experiencia inédita: la creación eclesiástica pública, canónica, jurídica de la Conferencia Eclesial de la Amazonía.

“Es motivo de una alegría ante una realidad irreversible en la historia de la Iglesia, por ser la primera Conferencia Eclesial de una región, un bioma con una gran biodiversidad y una gran diversidad cultural, que como dice el mismo Papa Francisco, ellos son los guardianes de la naturaleza”, explica el Purpurado peruano.

En declaraciones para ADN CELAM, el Cardenal Barreto cuenta que el Papa Francisco está viviendo la experiencia de un proceso sinodal que está en marcha, y que constituye, definitivamente, un signo de esperanza para la Iglesia universal. Realidad que es motivo de “mucha alegría, mucha esperanza porque la CEAMA es una realidad en la vida de la Iglesia y de la misión evangelizadora en la Amazonía”.

En la audiencia el Sumo Pontífice recibió diferentes regalos: una virgen de barro hecho por una campesina, y diferentes objetos de pau Brasil (palo de sangre), recuerdos ofrecidos por la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y la CEAMA.

31 Ago 2022

Violencia en el hogar y carencias nutricionales: una vinculación bastante común

A través de la red de tambos solidarios que el Vicariato Apostólico de Jaén ha trazado en ocho de sus parroquias se constata que, a menudo, las familias con una alimentación deficiente luchan contra varias situaciones difíciles que se entrelazan.

Cuando Pilar visita alguna de las ocho parroquias donde el Vicariato de Jaén tiene instalados sus ‘tambos’, espacios de apoyo social donde, entre otras actividades, se ayuda con víveres y se brindan talleres de hábitos de vida saludable, siempre incide en lo que considera principal: “Les insisto en que lograr una buena nutrición para su familia está en sus propias manos”. Y el por qué es bastante evidente. “Algunos prefieren vender los huevitos que producen sus gallinas y, en lugar de consumirlos, compran fideos, atún o gaseosa; otros incluso venden la leche de su vaquita y al día siguiente van a comprar un tarro de leche en lata”, explica. Es Pilar Tafur, licenciada en Enfermería y coordinadora de la pastoral de salud del Vicariato Apostólico de Jaén.

A raíz de la pandemia, esta institución, como otras, percibió el gran vacío institucional que existe en lo relativo a la alimentación de los más humildes y evidenció lo que, técnicamente, se conoce como ‘grandes brechas sociales’. De inicio con una política asistencial (entregar bolsas y canastas de víveres básicos como arroz, atún, legumbre o aceite), con el paso de estos dos últimos años el enfoque se ha readaptado desde lo que, al inicio, fue una emergencia humanitaria. Ahora se sigue apoyando a familias vulnerables con productos, pero insertando un componente educativo. “A los beneficiarios (más de 550 en total), se les habla sobre las dietas balanceadas y, a partir de un recetario ya elaborado y planificado con productos de la zona, se hacen demostraciones, se cocinan platos saludables y muy nutritivos con ellos”, detalla Tafur. Se pretende, desde la práctica, llevar a la reflexión y en última instancia a una mejora de las costumbres culinarias. Conocimientos que también se intentan afianzar con la emisión de spots y programas en Radio Marañón, propiedad del vicariato, estación radial muy seguida en toda la provincia y especialmente en el ámbito rural.

Como sanitaria, Tafur percibe la situación con una visión integral y asegura que las deficiencias nutricionales van de la mano con ciertas debilidades en salud mental. Deficiencias con raíces muy profundas. “Cuando voy a las casas más alejadas lo que más me impacta es cuánto les afecta, en su forma de alimentarse, su situación afectiva. Vas, hablas, y en la mayoría de los casos empiezan a brotar conversaciones relativas a violencia en el hogar, ya sea entre esposos o de hijos a padres. El hecho de que una familia se desintegre tiene mucha relación con el descuido y la pasividad hacia una buena nutrición”, comenta. Por eso en el ámbito rural muchas de las beneficiaras del proyecto que ejecutan con el apoyo del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), Pórticus y otras instituciones aliadas, son madres solteras y/o abandonadas con varios niños pequeños a cargo. Viven en pueblitos y caseríos alejados, a veces a varias horas de camino a pie, y el trabajo en el campo es su único recurso.

Por eso, tras hacer un diagnóstico de las necesidades y fortalezas, la pastoral de salud del Vicariato de Jaén cree que en los próximos meses habría que dar un paso más: impulsar biohuertos familiares. “Es una voz unánime que nos marca la misma dirección. En todas las zonas que voy manifiestan que quieren que les instruyan bien en cómo sembrar mejor, cómo y qué abonos utilizar y en criar animales con más garantía de éxito”, explica Tafur, “necesitaríamos que nos brinden semillas y también contar con algún personal experto en esos temas, algún ingeniero, agrónomo, forestal… que se integre a nuestro equipo”.

Si difícil es la situación de las madres jóvenes, no es mejor la de cientos de adultos mayores hallados en situación de semi-abandono y con unas enormes carencias nutricionales. Y es que los ancianos son, a menudo, y especialmente en los contextos urbanos, los grandes olvidados. Pareciera que eran invisibles y la Covid-19 nos hubiera hecho abrir los ojos y voltear la mirada hacia ellos. Un fenómeno que se ha dado a nivel mundial y que en Jaén se evidencia en las dos parroquias de la ciudad que están incluidas en los tambos solidarios: San Francisco de Asís y Morro Solar. “El padre Walter Crispín, por ejemplo, reparte cada 15 días canastas a un promedio de 100 adultos mayores que han sido abandonados por sus hijos o que, directamente, no tienen familia”, relata Tafur, “la situación en que los encontró es realmente dura, se merecen todo el apoyo porque ellos sí ya no están en situación de trabajar la tierra”.

Una tierra que, en esta zona, llamada coloquialmente como ‘ceja de selva’ por estar en un punto de entrada a la Amazonía, regala alimentos como la vituca, un tubérculo parecido a la yuca, rico en carbohidratos y fibra y del que se pueden elaborar varios derivados. También está la arrachaca. De ambos se pueden hacer harinas y tortitas muy interesantes desde el punto de vista nutricional. Ideales para combinarse con espinacas, brócoli o cebolla china, que se cultivan con relativa facilidad.

Un proceso que va de lo asistencial (brindar alimentos) a lo productivo (sembrar, cultivar y cocinar) pero que, en el camino, necesita una gran cucharada repleta de sensibilización. Y no es casualidad. La educación es la base para el desarrollo integral que los más vulnerables solicitan. Una petición que ni tan siquiera debería existir porque ya es, de por sí, un derecho reconocido internacionalmente: el derecho a la alimentación.

20 Ago 2022

“Yo estuve contigo”

Deseamos concretar el Sínodo y proyectar el futuro con audacia, respondiendo al desafío del sueño de Dios a través de rutas nuevas. Aportamos, debatimos y matizamos en medio de bromas y risas, muy relajados. Lo que emerge en el diálogo bajo la maloka, después se refuerza en las conversaciones en el comedor o en los descansos, desenfadadas, afectuosas. Y se apuntala con fuertes shungos de cariño y convicción compartida en la jornada de descanso y convivencia o en la “noche cultural”.

Por: P. César Caro.

Cuando pasen algunos años y miremos atrás, recordaremos estos días. Este encuentro será como un fogonazo en la ilusión, el momento en que nos sentimos Iglesia creadora y vivimos la aspiración de lo nuevo, la posibilidad de hacer realidad los sueños.

Indiana es el corazón del Vicariato, donde todo comenzó, el escenario de los esfuerzos de los pioneros, de sus perplejidades ante la realidad y sus primeros descubrimientos. Entre los misioneros de hoy, tan distintos de aquellos, fluye la complicidad y reverberan las sonrisas. Experimentamos que nos queremos.

Por supuesto que, en un grupo humano tan variado en culturas y bagajes formativos y vitales, se dan discrepancias y erosiones, pero la sensación que predomina es la de converger. Somos y deseamos profundamente ser una iglesia sinodal, no piramidal, no clerical. Un colectivo mayoritariamente participativo, femenino, laical, igualitario, circular. Es nuestro ADN desde hace décadas.

Esta mañana hemos puesto a punto el Marco Doctrinal de nuestro Plan Pastoral. Nuestro horizonte inspirador, las ideas fuerza en torno a las cuales vertebrar nuestra misión en los próximos años: Iglesia en salida, inculturada e intercultural, comprometida con la defensa de la vida, identificada con los más vulnerables… Iglesia que escucha, camina y ama entrañablemente nuestra Amazonía.

Aportamos, debatimos y matizamos en medio de bromas y risas, muy relajados. Lo que emerge en el diálogo bajo la maloka, después se refuerza en las conversaciones en el comedor o en los descansos, desenfadadas, afectuosas. Y se apuntala con fuertes shungos de cariño y convicción compartida en la jornada de descanso y convivencia (dinámicas, juegos, deporte, piscina…), en el taller de artesanía y en la “noche cultural”, la fiesta en la que todos salimos a actuar, bailar y cantar. Y comemos torta y canchita.

Hay espacio para tratar de descender de los grandes principios a los programas concretos, y ahí el discernimiento colisiona con los mecanismos acostumbrados y la inseguridad que provoca plantear cambios. En la misión también hay zona de confort y buscamos ensayar fórmulas diferentes ante los nuevos retos soñados por Diosito. Es más lento y más espinoso, pero nunca se ausenta el afecto entre nosotros.

La Eucaristía es el colofón, la hora de ofrecer y agradecer todo lo vivido y trabajado. Cada cual interviene expresando un sentimiento, un deseo, una plegaria. El final es el envío y la bendición, y esta vez lo hicimos con las semillas que en el Evangelio de ese día (San Lorenzo) Jesús usaba como imagen de la entrega total de uno mismo y también de morir a los paradigmas viejos; justo en la oración de la mañana habíamos hecho el gesto de quemar -desaprender- los esquemas, modos de pensar y de hacer que ya no suman para plasmar una Iglesia con rostro amazónico.

De modo que las semillas, cuidadosamente preparadas durante todo aquel día (como hace nuestra gente linda), se pusieron en las manos venerables de los misioneros más experimentados de cada cuenca, los corazones más sabios: Belén por el Amazonas, la madre Socorro por el Napo, Félix por el Putumayo e Ivanês por el Yavarí (dos laicos y dos religiosas). Mientras cantábamos, nos acercábamos y ellos nos entregaban unas pocas semillas; y así se renovó nuestro envío y así nos bendijo Dios: a través de nuestros hermanos, como es su elección y su gusto.

Sí, voltearemos la vista y en nuestra memoria refulgirá este tiempo en que quisimos concretar el Sínodo y proyectar el futuro con audacia, respondiendo al desafío del sueño de Dios a través de rutas nuevas. No sé si lo lograremos (el tiempo lo mostrará), pero podremos decir con orgullo: “Yo estuve allí. Yo estuve contigo”.

11 Ago 2022

“Sembrando juntos”: Iglesia de Iquitos impulsa campaña para sembrar 5 000 plantones

Con el fin de concientizar a la población sobre el cuidado del medio ambiente y la Casa Común, se repartió en las parroquias las semillas que serán sembradas a partir del próximo 4 de septiembre. Una iniciativa que nace a raíz de la creciente deforestación que sufre la capital de Loreto.

El Vicariato Apostólico de Iquitos, a través de su Equipo Vicarial de Animación Pastoral (EVAP), lanzó la campaña "Sembrando juntos", una actividad que busca que la población contribuya con el sembrado de 5000 plantones en la capital de la región Loreto. Para ello, la Iglesia ha entregado a distintas parroquias y grupos de personas las semillas y el abono que deberán utilizar para hacerlas germinar y, porsteriormente, poder sembrar los plantones el próximo 4 de septiembre.

El objetivo es sensibilizar a la ciudadanía para que se puedan sumar a esta iniciativa para el cuidado del medio ambiente, independientemente de sus creencias religiosas, y participar también a través de las redes sociales, compartiendo imágenes del sembrado de cada planta con el hashtag #SembremosJuntosEnLoreto. "Nuestra Casa Común nos está pidendo que intervengamos. En este caso, la Iglesia Católica está planteándoles a todos a sembrar con nosotros", señaló la bióloga Tania Lay, integrante del EVAP.

Esta iniciativa responde a la creciente deforestación que se vive en la ciudades amazónicas como Iquitos. Problema que viene agravando la situación del planeta debido al cambio climático. "Esta planta, al crecer, va a hacer posible que tengamos flores que serán polinizadas por las abejas, aparecerán aves cuando lleguen los frutos, van a tener un lugar y un ecosistema agradable. Y por supuesto nosotros nos beneficiamos con la sombra y el oxígeno", resaltó la representante del Equipo Vicarial de Animación Pastoral.

Finalmente, Lay invitó a la población a sumarse a esta actividad, señalando que todas y todos tienen las puertas abiebrtas. Los que tengan una semilla pueden sumarse, no es necesario tener una huerta para participar, pues con envases de plástico también se pueden germinar estos plantones. "La intención es de que todos a nivel mundial sepan que estamos en la Amazonía sembrando juntos, sembrando vida", puntualizó.

09 Ago 2022

Hacer chacra nueva: ¡manos al machete!

Por: César Luis Caro Puértolas - Vicario general de San José del Amazonas

Cuánto cuesta cambiar… Todos lo experimentamos, las personas y las organizaciones. Podemos verlo claro, acumular motivos y hasta descubrir que es el momento oportuno, pero qué difícil es dar el primer paso, actuar. Porque eso significa romper con lo acostumbrado y adentrarse en el territorio de lo incierto.

Algo de este entumecimiento institucional detecto en nuestro mundo eclesial amazónico, y solo espero que no suponga una desaceleración del entusiasmo que desató el arranque del sínodo. Sí, yo estaba allí, en Puerto Maldonado, cuando el Papa lanzó a los pueblos originarios junto con sus misioneros, el reto de “plasmar una Iglesia con rostro amazónico y una Iglesia con rostro indígena”.

La enorme expectativa generada se fue alimentando con las consultas, reuniones, encuentros… hasta que se llegó al culmen con la asamblea sinodal y los materiales que afloraron del proceso en conjunto: el Documento Final y la exhortación apostólica “Querida Amazonía”. La escucha a los pueblos amazónicos, el discernimiento y el ingenio de los pastores cristalizaron en una llamada al cambio (conversión) formulada en 120 propuestas concretas, retomadas y profundizadas por el Papa en forma de “sueños”: un horizonte con el que inmediatamente la mayoría nos identificamos.

Fue recibir todo ese material y comenzar la pandemia. Tuvimos tiempo para leer y reflexionar, pero no pudimos hacerlo físicamente juntos. Recién desde el año pasado, a trancas y barrancas, vamos volviendo a nuestro ser. En el Perú, la opción por las coordinaciones intervicariales nos ha dado ocasión de compartir perspectivas y ubicar los aspectos de los documentos que más iluminan nuestro día a día. Y han surgido nuevos documentos. Pero eso es casi todo.

Primero hemos discernido, como dicen los manuales, y de pronto llega la hora de deliberar, de tomar decisiones, de cambiar. Pasar de las intenciones a las acciones. La gente del río sabe que, para hacer una chacra nueva y productiva, antes tengo que desmontar la vieja; es decir, cambiar implica afrontar lo que debemos desaprender (Documento Final nº 81), es decir, a lo que hay que renunciar, tal vez enfoques colonialistas de la misión, o reflejos del clericalismo que todos llevamos implantado.

Es irrenunciable descartar lo que no cuadra con los nuevos caminos, aunque “siempre se haya hecho así”. Puede valer como sustrato, como las cenizas que se queman para que la tierra sea fértil, pero nada más. La conversión es lo opuesto al mantenimiento: continuar haciendo las mismas cosas de la misma manera conducirá a los mismos resultados. Como mínimo hay que reaprender: modificar, transformar, corregir, matizar… amazonizar métodos, opciones e instrumentos.

Desaprender, reaprender… pero siento que el acento recae en aprender. ¿Qué sembrar? ¿En qué luna? ¿Quiénes? Es decir, ¿qué hemos de crear, de emprender? ¿Qué es lo nuevo-nuevo que la realidad reclama y la Iglesia pide? Llega el vertiginoso momento de elaborar planes pastorales y programaciones anuales, de recomponer organigramas, revisar itinerarios formativos, replantear estructuras y proponer encargos… ¿Cómo hacemos?

¿Qué decisiones operativas tomar en línea con el sueño de una iglesia sinodal, laical y ministerial? ¿Cómo activar el programa (casi sin estrenar) de la inculturación de forma seria y realista? ¿De qué modo vertebrar una pastoral social con incidencia política, remando en la canoa de los más pobres? ¿Cuáles son los pasos firmes hacia una misión más ecológica, y por tanto intercultural y decididamente inclusiva de las mujeres?

 

“No queremos más documentos”, escuché a alguien en uno de los miles de zooms habituales. Amanece y hay que agarrar el machete, saltar de las intenciones a las resoluciones. Sé que no es fácil y me permito sugerir un par de claves:

- La conversión es a la vez personal e institucional. La resistencia al cambio es cizaña arraigada dentro de nosotros, en concepciones eclesiológicas de otras épocas, incluso en intereses personales y búsqueda de seguridades. Aventarse a hacer es también una experiencia espiritual.

- Interesante que, después de discernir, hay que descalzarse y aprender: al mismo tiempo que estamos convencidos de que hemos de cambiar y desarrollar cosas nuevas, descubrimos que no sabemos cuáles.

- Un paso prudente y humilde es reconocer que “no sabemos cómo se hace, pero, así como estamos haciendo, desde luego que no”. Entonces hemos de ensayar, venciendo el miedo de abandonar terrenos convencionales.

- El aprendizaje y crecimiento por prueba-error, por exploración y tanteo, conlleva valentía, asumir riesgos, salir de los refugios pastorales… y paciencia.

- Estos horizontes serán posibles si se apuesta por liderazgos eclesiales en sintonía con las visiones centrales del Sínodo, hombres y mujeres que amen profundamente la Amazonía y estén dispuestos a dejarse la vida.

Por fortuna, no se puede hacer chacra solo. Construir los cuatro sueños es una minga, un trabajo comunitario, una tarea sinodal. La podremos realizar juntos, “haciéndonos uno”, como dijo también Francisco aquel día; indígenas, misioneros, ribereños, laicos, abuelos, mujeres, extranjeros… Un trago de masato, herramientas listas, carcajadas al aire y manos a la obra antes de que suba más el sol.

08 Ago 2022

OEA y REPAM emiten declaración conjunta sobre protección a la Amazonía y sus pueblos

Un hecho histórico: es la primera vez que la OEA hace una declaración sobre la situación de las comunidades y pueblos de la Amazonía. El documento, publicado conjuntamente com a REPAM, destaca la importante presencia de los pueblos amazónicos para el cuidado de la Amazonía y aborda la urgencia humanitaria y ambiental que vive este bioma para la humanidad entera.

Por: Comunicaciones REPAM

La Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (SG/OEA) y la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), firmaron en la mañana del 8 de agosto una declaración conjunta llamando a la urgente protección de la Amazonía y de sus pueblos indígenas, quilombolas (afrodescendientes) y ribereños.

En la ceremonia de firma realizada en Washington estuvieron presentes el sr. Luis Almagro, Secretario General de la OEA, y Mons. Juan Antonio Cruz Serrano, Observador Permanente de la Santa Sede ante la OEA, en representación del Card. Pedro Barreto, presidente de la REPAM.

Cabe destacar que es la primera vez que la OEA hace una declaración sobre la situación de las comunidades y pueblos en la Amazonía.

Contenidos de la Declaración

La Declaración destaca la “Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas”, de la OEA. A partir de ahí, resalta la importancia de los pueblos indígenas para la protección de la Amazonía, sus derechos y los riesgos que enfrentan ante las amenazas que vienen sufriendo por agresiones, lesiones, asesinatos, enfermedades, hambrunas y expulsión de sus territorios.

A seguir, en el ámbito de aplicación de la presente Declaración Conjunta, destacan la necesidad de abordar y afrontar “la urgencia humanitaria y ambiental que hoy en día vive la Amazonía”, que amenazan a la supervivencia, el equilibrio ecológico y la pérdida de cosmovisión de los pueblos amazónicos.

Por fin, OEA y REPAM enumeran algunas “recomendaciones urgentes y prioritarias para los Estados de la región, con base en el contenido del 2º Informe Regional de Vulneración de Derechos en la Panamazonía de la REPAM”:

  • En cuanto a los derechos de vivir sin discriminación ni amenazas, invitando a los Estados a ratificar y lleva a la práctica del Acuerdo de Escazú, y a elaborar e implementar protocolos para la protección de personas defensoras de derechos humanos.
  • En cuanto al derecho a la tierra y a la utilización de sus recursos, se pide “garantizar la seguridad jurídica de los territorios indígenas”, “priorizar la inversión en la gestión del territorio y el medio ambiente”, “fortalecer las instituciones encargadas de vigilar, supervisar y fiscalizar las acciones que atentan contra el medio ambiente” y “generar condiciones y espacios seguros para el desarrollo de la participación ciudadana en materia ambiental, de ordenamiento y planeación territorial”.
  • Con respecto al reconocimiento del derecho humano al agua, se pide desarrollar políticas públicas “para el reconocimiento y protección del derecho al agua, visto desde un enfoque intercultural” y “universalizar el acceso a agua potable, saneamiento y el manejo de ecosistemas de agua dulce”.
  • Sobre el derecho a la salud, se pide “fortalecer la capacidad de respuesta del sector salud con enfoque de derechos y con respuestas integrales a la emergencia”, invitando a “elaborar un plan estratégico de respuestas, coordinada y ampliada ante la crisis sanitaria de la Covid-19”.


Presentación de casos de violación en la Escuela de Derechos Humanos – Foto: Tadeu Rocha

OEA y REPAM

La Organización de los Estados Americanos (OEA) es el organismo regional más antiguo del mundo, cuyo origen se remonta a la Primera Conferencia Internacional Americana, celebrada en Washington, D.C., de octubre de 1889 a abril de 1890.  Fue creada en 1948 cuando se subscribió, en Bogotá, Colombia, la Carta de la OEA que entró en vigor en diciembre de 1951. Tiene el objetivo de lograr en sus Estados Miembros, que hoy día reúne a 35 Estados de las Américas, “un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia” (Carta OEA, art.1). Sus principales pilares que son la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo.

La Red Eclesial Panamazónica (REPAM) es un organismo eclesial nacido en 2014 como resultado del camino recorrido por la Iglesia Católica en la Amazonia. Como Red, cultiva, cuida y fortalece procesos horizontales con los pueblos y organizaciones eclesiales y sociales de la Amazonía y de otros territorios, les acompaña ante la vulneración de derechos humanos, colectivos y de la naturaleza y su denuncia e incidencia política; y promueve encuentros comprometidos y sensibles que también son capaces de mover otras esferas de concientización.

Informe de Derechos Humanos

A finales de abril y mayo, la Presidencia y representantes del Núcleo de Derechos Humanos de la REPAM realizaron una gira internacional presentando el “II Informe Regional de Vulneración de los Derechos Humanos en la Panamazonía. Tejiendo redes de resistencia y lucha en Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela” ante las Naciones Unidas en Nueva York, y la OEA y CIDH en Washington. En el marco de estas visitas, el 2 de mayo se mantuvo una reunión con el Secretario General de la OEA, sr. Luis Almagro, donde se acordó la publicación de una declaración conjunta sobre la dramática situación de la Amazonía y sus pueblos.

Foto: Reunión realizada entre miembros de la REPAM y la OEA en mayo de 2022

El segundo informe sobre la vulneración de los derechos humanos en la Panamazonía, publicado en marzo de 2022 por la REPAM, es fruto de los casos presentados en el marco de la segunda Escuela de promoción, defensa y exigibilidad de los Derechos Humanos, realizada en 2018, en Jaén – Perú. La Escuela de Derechos Humanos de la REPAM es una iniciativa que reúne a líderes de pueblos indígenas y comunidades tradicionales de la Panamazonía, con el objetivo de proporcionar herramientas educativas que ayuden a formalizar las denuncias sobre violaciones de derechos humanos ocurridas en el territorio amazónico

Conozca y lea aquí la Declaración Conjunta 2022 sobre la Protección de la Amazonía y sus Pueblos Indígenas, Quilombolas (afrodescendientes) y Ribereños

03 Ago 2022

Alimentación saludable en el Putumayo: una difícil misión, pero no imposible

La lejanía y excesiva dependencia de Iquitos, con lanchas que demoran 10 a 15 días y alimentos como huevos y verduras que deben enviarse en avioneta, y el auge del narcotráfico, la minería y la extracción de madera se suman al desconocimiento general sobre la importancia del cultivo y consumo del producto que la tierra amazónica proporciona.

“Hay esperanza”. Son las últimas palabras que pronuncia Bea Prusinowska, misionera laica, natural de Polonia, del Vicariato de San José del Amazonas, tras una larga conversación sobre su visión sobre la situación alimentaria en donde vive desde hace más de una década. La provincia del Putumayo, bañada por el río del mismo nombre y con capital en El Estrecho, es una zona compleja. Fronteriza con Colombia y cercana a Brasil, pero sobre todo lejana, muy lejana. Y esa distancia, unida al auge del extractivismo voraz (desde 2020 el incremento de la actividad maderera y el aumento de dragas mineras procedentes de Colombia está a la vista de todos) y el narcotráfico determina en buena medida qué productos consumen las familias.

Boras, murui, maijunas, secoyas, kichwas, yaguas, ticunas y ocainas comparten un vasto territorio en el que el río Putumayo serpentea a lo largo de 1.300 kilómetros (solo en la parte peruana, su extensión total supera los 1.800). Se organizan en 74 comunidades donde viven solo 11.000 personas. La baja densidad garantiza, todavía, buena cantidad de recursos alimenticios. Pescado, taricaya, motelo, paiche, venado, huangana o majás se encuentran aún con cierta facilidad, pero el comentario que en zonas como el Bajo Urubamba o Alto Amazonas se escucha desde hace una o dos décadas empieza a oírse, cada vez con más fuerza, en el Putumayo. “Hay animales para cazar y pescar, pero ya comentan eso de que antes era más fácil, estaban más cerca, y ahora deben adentrarse más en el bosque y en las quebradas”, afirma la misionera. Mientras las actividades ilegales prosperan, los animales huyen.

Sin embargo, factores culturales y la geografía entran también en escena. Los primeros meses de pandemia hicieron visible la realidad: “Dependemos muchísimo de los centros urbanos y, en concreto, de Iquitos”. De ahí llegan los víveres. Grandes lanchas que, en el mejor de los casos, tardan 10 a 15 días en cubrir la ruta navegando también por zona colombiana y brasileña. “Verduras como la cebolla, la papa o el ajo aguanta un largo viaje, pero otras se malograrían en el camino, por eso las traen en avionetas con los huevos y los panes, por no hablar de los accidentes que hay en la boca del Putumayo”, relata Prusinowska. Con esta situación, no es extraño que las verduras sean escasas, caras y poco atractivas para una población cada vez más habituada al tallarín, el atún enlatado, el arroz y las bebidas azucaradas.

“No todo es negativo, hay fruta en abundancia como el camu-camu y el aguaje, pero cuando converso con la gente ves que cada vez hay menos hábito de ‘hacer la chacra’ y desde el centro de salud los doctores insisten: los índices de desnutrición siguen altos”, comenta la misionera, “la dieta es muy poco variada”. Y es que en el Putumayo se respira, en parte, desencanto hacia ciertas propuestas alternativas y, sobre todo, sostenibles. Pequeños proyectos de plantación de cacao o caña de azúcar no han tenido éxito, pues el mercado para la venta queda lejos. Falta de organización, altos costes del transporte y definición concreta de a quién y cómo comercializar el producto son, a día de hoy, algunos ‘hándicaps’. Además, puede incluso afirmarse que gran parte de la población se ha ‘rendido’, al punto de que hay zonas completamente dedicadas al narcotráfico donde la producción agrícola es prácticamente nula. “Por el Alto Putumayo, en Soplín Vargas, no encuentras casi nada de verduras, a lo sumo yuca y poco más”, lamenta la misionera.

Misionera que encuentra, entre la dura realidad, signos de ilusión como las ferias gastronómicas que se han realizado tanto en el Estrecho como en Mairidicai, una comunidad indígena cercana. “Se pudo probar comida murui, bora, maijuna, kichwa, secoya… en eventos así nos damos cuenta de qué calidad de comida existe, cómo se cocinan verdaderas delicias con algunas frutas y verduras que no se ven en el día a día”, detalla y lanza una pregunta para la reflexión, “¿por qué teniendo esa riqueza en la tierra, muchas veces, nos dejamos llevar por todo lo que, creemos, significa modernidad?”.

Invertir esos falsos mitos, revalorar lo propio y, sobre todo, apoyar y acompañar alternativas de vida y alimentación más equilibradas para las familias amazónicas debe ser uno de los principales retos a corto plazo. Una alimentación que garantice la seguridad alimentaria en toda la amplitud del término, desde la ‘cantidad’ hasta la ‘calidad’ de lo que se sirve en la mesa. Aportar un granito de arena, tanto desde la Iglesia como desde instituciones públicas, privadas y Ongs es un imperativo moral. Por las familias y por esta ‘tierra bendecida’ llamada Amazonía.