Las autoridades sanitarias restringieron el número de participantes a 30. Fue un bonito compartir donde hubo tiempo para tratar diferentes aspectos de la actualidad eclesial y vicarial, así como para dialogar sobre los difíciles momentos vividos con la pandemia en cada puesto de misión.
Casi dos años después, entre los días 24 y 27 de noviembre de 2021, el Vicariato San José del Amazonas, en el norte de la Amazonía Peruana y fronterizo con Colombia, Brasil y Ecuador, ha disfrutado de unos días de encuentro de sus misioneros. Una cita que, como han publicado a través de sus redes sociales, fue muy especial. “No pudieron ser todos, porque las autoridades sanitarias de Indiana restringieron el número a 30, pero resultaron unos días gratificantes e imprescindibles después de los avatares de la pandemia, aún no concluida”, indican en el escrito.
La necesidad de compartir, de dialogar cara a cara, era palpable en el ambiente. “Los misioneros necesitábamos compartir nuestra experiencia de este tiempo, comunicarnos, expresar todo lo que llevábamos dentro después de tanto esfuerzo y sufrimiento junto a nuestros pueblos”, cuentan.
También fue una ocasión para estudiar más profundamente los documentos surgidos del Sínodo, como el Documento Final y la exhortación apostólica Querida Amazonía, y “extraer de ellos lo que nos parece más relevante para nuestro camino de los próximos años en la misión”.
Por otra parte, se estudiaron las aportaciones al cuestionario FODA que desde el Vicariato se han realizado durante el año 2021 en todos los puestos de misión, y se escogieron los datos más importantes de este análisis de la realidad vicarial con vistas al proceso de elaboración del Plan Pastoral Misionero, que se realizará durante el año 2022.
“También hubo espacio para resumir todo el trabajo de aporte a la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, así como para arrancar la fase diocesana del Sínodo sobre la Sinodalidad de la Iglesia”, apuntan ya en la parte final de su nota. También se concedió espacio para conocer las últimas novedades de la realidad vicarial. “Hubo asimismo exposiciones de la ecónoma Anna Borkowska acerca de la situación económica del Vicariato y la manera de funcionar, y por supuesto de Mons. José Javier Travieso, que anunció algunos nombramientos en encargos vicariales que estaban vacantes”.
En conclusión, un encuentro necesario y muy fructífero, pues los y las participantes destacaron ya al final el ambiente cordial y distendido, la confianza y el clima de fraternidad y optimismo de cara al futuro.
En una entrevista que le brindó a la Agencia de Noticias del Episcopado Peruano (ANCEP), el miércoles 24 de noviembre, Monseñor David Martínez de Aguirre, Obispo de Puerto Maldonado y vicepresidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), se refirió a las primeras experiencias compartidas entre los participantes de la Asamblea Eclesial, los emotivos testimonios sobre raíces culturales de América Latina y el Caribe, y los desafíos pastorales para construir una Iglesia con rostro amazónico.
Desde la sede de la Conferencia Episcopal Mexicana, Mons. Martínez de Aguirre, declaró sentirse emocionado por participar en un gran evento que reúne voces de todo el continente. Para el Obispo de Puerto Maldonado, estos encuentros motivan a uno y convocan a otros ser discípulos misioneros en salida, haciendo hincapié en la ponencia del coordinador del equipo teológico del CELAM, el Padre Carlos Galli: “Es importante la alegría misionera del discípulo para llevar el desborde del Espíritu Santo a los pueblos latinoamericanos”.
En otro momento expresó su alegría al saber que desde la Amazonía, particularmente las zonas periféricas, se está aportando para la construcción de una Iglesia presente y aliada de los pueblos originarios.
También recordó los momentos importantes que se vivió en el Sínodo para la Amazonía, convocado por el Papa en octubre de 2019, que mostró la importancia de escuchar a los pueblos originarios, y saludó la iniciativa de integrar a las periferias durante esta Asamblea Eclesial.
Además, señaló que uno de los principales desafíos es democratizar la comunicación y llegue a los pueblos más alejados. No obstante, sostuvo el Vicepresidente de la CEAMA, pese a las limitaciones de estos medios, los pueblos originarios están logrando ser escuchados y aportar para la humanidad, en torno al “cuidado de la casa común y el cuidado de la familia”.
Cinco meses después desde que iniciaron los preparativos, la planta de oxígeno medicinal instalada en el Centro Pastoral Juvenil Gustavo Prevost, en el distrito ucayalino de Yarinacocha, ya es una realidad. Se trata de una infraestructura que tiene la capacidad de producir casi 1000 m3 diarios de oxígeno, lo que significa que podría abastecer alrededor de 100 recargas de balón.
"Necesitamos entrar a esta nueva normalidad, a este modo de ver la vida. Pero una vida en la que cada uno de nosotros pone de su parte y es protagonista de la construcción de este nuevo mudo. Ahora lo hacemos con esta planta de oxígeno. Ojalá que más adelante hagamos otros proyectos que sirvan para el pueblo". Monseñor Augusto Martín Quijano Rodríguez, obispo del Vicariato Apostólico de Pucallpa, ha sido una de las personas que participó de la inauguración de este lunes de la planta de oxígeno medicinal "La Esperanza", en la región Ucayali.
Un esfuerzo entre la Iglesia Católica, la sociedad civil y distintas organizaciones que hoy, cinco meses después desde que inició todo, permitirá que se haga realidad el apoyo a las familias que más necesiten de este insumo para enfrentar la pandemia de la COVID-19 en la ciudad amazónica. “Gracias al aporte y trabajo de muchas personas… Esta ha sido una experiencia en la que se une la empresa, se une la Iglesia y las personas solidarias para lograr este sueño”, refirió el obispo del Vicariato de Pucallpa.
La planta de oxígeno medicinal fue adquirida por la familia Rolland Billot, y la Iglesia se encargó de proporcionar el espacio donde estaría, construir la infraestructura que la albergaría, e instalar las conexiones eléctricas para que pueda funcionar en el Centro Pastoral Juvenil Gustavo Prevost, ubicado en el distrito de Yarinacocha, provincia de Coronel Castillo. Esta infraestructura está dedicada a la memoria de Monseñor Marcelo Melani, el padre Yul Soto, el señor Raúl Pezo Sánchez, y todos los fallecidos por la COVID-19.
Esta planta tiene la capacidad de producir casi 1000 m3 diarios de oxígeno, lo que significa que podría abastecer alrededor de 100 recargas de balón. Además, gracias a la campaña Respira Perú y programa pastoral Resucita Perú, el Vicariato de Pucallpa cuenta con más de 70 balones de oxígeno para apoyar a la población que más lo requiera a combatir la COVID-19. “Todos tenemos que unirnos para que los proyectos, los deseos del ser humano se desarrollen. Solamente así podremos hacer mucho más por nuestro pueblo y los pobres. Si mantenemos el egoísmo, este se vuelve el protagonista y nos hace separarnos los unos a los otros”, sostuvo Monseñor Augusto Martín Quijano Rodríguez.
La Iglesia en el Perú es representada por 54 delegados provenientes de las distintas jurisdicciones eclesiásticas del país, entre obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas, religiosos y laicos, quienes participan de forma presencial y remota de este encuentro, iniciado el domingo 21 de noviembre en México.
"Al iniciar esta Asamblea le pido a Dios que abra nuestro corazón para dejarnos guiar al espíritu de escucha, sinodalidad y unidad eclesial, y descubrir lo que él quiere decirnos como pueblo de Dios en camino". Mons. Miguel Cabrejos, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, inauguró así la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe.
Durante su Homilía en la misa de apertura realizada este domingo en la Basílica de Santa María de Guadalupe, en México, el religioso destacó que este es un evento histórico, pues a diferencia de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Medellín, donde se realizó la “recepción creativa” del Concilio Vaticano II, ahora se busca contribuir para una “segunda recepción” en el nuevo contexto en el que vivimos.
Según el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en este encuentro, que va del 21 al 28 de noviembre; la Iglesia en el Perú forma parte de una de las delegaciones más numerosas, conformada por 54 representantes provenientes de las distintas jurisdicciones eclesiásticas del país, entre obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas, religiosos y laicos.
Además, asisten de forma presencial y remota al menos unos 1000 asambleístas de todo América Latina y el Caribe: 200 obispos, 200 sacerdotes y algunos diáconos, 200 entre religiosas y religiosos y 400 laicos y laicas de diferentes ámbitos, así como personas que estén en situaciones de periferia, de exclusión.
Mensaje del Papa Francisco
El Papa Francisco se unió a los participantes de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe con un mensaje escrito donde señala su deseo de "impulsar una Iglesia en salida sinodal, reavivar el espíritu de la V Conferencia General del Episcopado", el cual, agrega que, Aparecida en 2007, "convocó a ser discípulos misioneros, y animar la esperanza, vislumbrando en el horizonte el Jubileo Guadalupano en 2031 y el Jubileo de la Redención en 2033".
También destaca las tres claves para caminar hacia la sinodalidad: la comunión, participación y misión; y propone dos palabras fundamentales para avanzar en el camino sinodal: 'escucha y desborde'. "El dinamismo de las asambleas eclesiales está en el proceso de escucha, diálogo y discernimiento (...) El discernimiento comunitario requiere mucha oración y diálogo para poder hallar juntos la voluntad de Dios, y también requiere encontrar caminos superadores que eviten que las diferencias se conviertan en divisiones y polarizaciones", menciona.
El Sumo Pontífice finaliza con un pedido a Dios para que la Asamblea "sea expresión del 'desborde' del amor creativo de su Espíritu, que nos impulsa a salir sin miedo al encuentro de los demás, y que anima a la Iglesia para que, por un proceso de conversión pastoral, sea cada vez más evangelizadora y misionera".
Yánkuam’ Jintia, que significa “Estrella que ilumina el camino”, fue el nombre que el pueblo Achuar le dio al Padre Luis Bolla, pues dedicó gran parte de su vida a evangelizar y defender a los hermanos localizados en la frontera entre Perú y Ecuador. Hoy, la vida y los pasos del Siervo de Dios se exhiben Museo Palacio Arzobispal de Lima, a través de una colección de sus reliquias y piezas personales.
“La catedral se acerca a la Amazonía” conserva las cartas e investigaciones que el misionero salesiano escribió durante las décadas que vivió junto al pueblo Achuar, sus gafas, con las que descubrió y observó una nueva perspectiva en el territorio amazónico, sus botas y mochila, que recorrieron varios kilómetros llevando el mensaje de Dios, el libro del Nuevo Testamento que tradujo al achuar, y otros objetos que utilizó en su labor pastoral.
"Lo más precioso es el Nuevo Testamento en achuar que el tradujo, pero no así, literalmente, sino haciéndose ayudar para que las palabras estuvieran más cerca posible a los mitos y la cultura Achuar", recuerda el Padre Vicente Santilli, quien recibió y conservó varias de las memorias del Padre Luis Bolla y lo conoció cuando estuvo en Perú. “Lo que me ha impresionado mucho ha sido su vida profunda de unión con Dios, porque él se sostenía y alimentaba con la palabra de Dios y la compartía todos los días”, agrega.
Esta exposición temporal es una ventana que se abre a la Amazonía en la ciudad de Lima, donde los visitantes pueden transportarse, conocer y conectar, a través de las memorias del Siervo de Dios, con el trabajo de la Iglesia junto a los pueblos indígenas amazónicos. “A las 3 de la mañana, el padre participaba junto a los achuar de sus ritos. Tomaban masato, se reunían y compartían los momentos difíciles de sus comunidades porque estaban en guerras (…) La labor que ha hecho ha sido una de evangelización inculturada. Son muy pocos los misioneros que han seguido este camino como lo ha hecho él”, destaca el padre Vicente Santilli.
“La catedral se acerca a la Amazonía” estará abierta al público hasta el 16 de diciembreen el siguiente horario: de lunes a sábado de 9 a. m. a 5 p. m., y todos los domingos de 1 p. m. a 5 p. m. Las piezas exhibidas pertenecen al archivo Luis Bolla del Archivo Histórico Salesiano, y son muestra de la actividad misionera que realizó con el pueblo shuar, en Ecuador, y desde 1984, en el Perú, con el pueblo achuar.
“La Asamblea Eclesial será una ‘pirámide invertida’, todo empieza y acaba con el Pueblo de Dios”. Utilizando esta imagen, el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), Monseñor Miguel Cabrejos, arzobispo de Trujillo (Perú) describió a la agencia SIR la lógica participativa y sinodal que mueve la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, que se tendrá del 21 al 28 de noviembre, en la Ciudad de México.
Es el momento eclesial más importante para la Iglesia en el continente desde los tiempos de Aparecida, pero también, probablemente, el primer gran acontecimiento eclesial de la era post- covid-19, precisamente en el continente que por varios aspectos estuvo más marcado por la pandemia.
Las cifras son significativas: alrededor de mil personas: 200 obispos, 200 sacerdotes y diáconos, 200 religiosos y religiosas, 400 laicos y mujeres de diferentes orígenes, incluso personas que se encuentran en situaciones de exclusión. La mayoría participará de forma virtual y unas 50 personas estarán presentes en la sede de Casa Lago, de la Conferencia Episcopal Mexicana.
La preparación del evento se desarrolló por varios meses y consistió en un proceso de escucha en profundidad, realizado en los distintos Países y diócesis.
“Participaron unas 70 mil personas y el resultado fue un libro de 220 páginas”, dijo satisfecho Monseñor Cabrejos, a quien entrevistamos, con motivo de la reciente visita al Vaticano de la presidencia de Celam, junto con el primer vicepresidente, el cardenal Odilo Scherer, arzobispo de Sao Paulo (Brasil) y el secretario general, Monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo (Argentina).
El legado de Aparecida y la intuición del Papa
La Asamblea está estrechamente vinculada a la Quinta Conferencia General de Obispos Latinoamericanos de Aparecida (2007). El presidente de Celam explica: “Con motivo de la asamblea electiva de Celam, se dio el mandato a la nueva presidencia de pensar en una sexta Conferencia general”. Los tiempos parecían maduros, incluso con respecto al periodo transcurrido entre una y otra de las Conferencias anteriores (Río de Janeiro 1955, Medellín 1968, Puebla 1979, Santo Domingo 1992 y Aparecida 2007).
“Sin embargo, cuando hablé con el Papa Francisco al respecto, señaló que muchas de las ideas de Aparecida aún no se habían desarrollado y concretizado por completo. Aquí nació la idea de la Asamblea eclesial”, acotó.
Confirma el secretario general, Monseñor Lozano: “El Papa espera mucho de este evento, que es un ejemplo práctico de sinodalidad. Hay que dejar respirar el Espíritu y confiar en el Pueblo de Dios”.
Añade: ”Cuando yo era obispo auxiliar en Buenos Aires, un párroco le pidió al arzobispo Bergoglio que le diera un criterio para entender si era un buen párroco. Y el futuro Papa Francisco contestó: ‘Cuando la parroquia se sale de control, cuando no la controlas’. Creo que lo mismo debe decirse también de nosotros los obispos ”.
Por su parte, el cardenal Scherer agrega: “La Asamblea involucra a todos los miembros de la Iglesia, sentimos que se está produciendo un hecho nuevo. También en Brasil, la participación en la fase de escucha fue generalizada y muy positiva”.
Por una fe encarnada
Este acontecimiento eclesial, además, no es algo aislado: llega dos años después del Sínodo de la Amazonía, acompañado también de una gran escucha de las Iglesias locales, y pocos meses después de la culminación del proceso de renovación del Celam; además, coincide en la práctica con el inicio del Sínodo sobre la sinodalidad convocado por el Papa.
“La prioridad –agrega Mons. Cabrejos– es caminar juntos como Pueblo de Dios, profundizando y concretizando la colegialidad. Estoy seguro de que el Espíritu está soplando, y también lo he visto al respirar el clima de armonía que acompañó a la renovación del Celam”.
Otro aspecto importante, que surgió del camino de la escucha, es la necesidad de una fe encarnada, como también se originó del extenso camino preparatorio, o se convierte en algo intangible, porque “nuestra Iglesia es hija de la Conferencia de Medellín, que asume el Concilio y enfatiza la opción por los pobres. En los últimos años, a esto se le ha sumado el tema de la casa común”.
La perspectiva de una fe encarnada, además, está claramente presente en las ricas y densas 220 páginas resultantes del proceso de escucha. Son tratados temas eclesiales (desde el liderazgo de los laicos y los nuevos ministerios, desde la pastoral urbana hasta el “desafío” que representa el crecimiento de los movimientos neo-evangélicos), pero también muchas cuestiones sociales y económicas, partiendo de niveles inaceptables (especialmente en el Continente que acoge al mayor número de católicos del planeta) de pobreza, violencia, desigualdad, explotación de recursos naturales, delincuencia y narcotráfico.
Otro aspecto a destacar es la modalidad predominantemente virtual del evento, en un momento en el que la pandemia Covid-19, que tanto afectó a América Latina, aún está lejos de ser erradicada.
Dice el Presidente de Celam: “En estos casi dos años nuestra actividad no se ha paralizado. En preparación de la Asamblea (que se retrasó un año celebramos 200 reuniones. Algunos lo han criticado, pero la alternativa era parar, en lugar de dar esperanzas. En esta situación, el proceso de escucha fue un gran don del Espíritu”.
“El Espíritu sopla lentamente”
En esta perspectiva de esperanza, es legítimo preguntarse en qué, después de 15 años, la Conferencia de Aparecida, en la que el cardenal Bergoglio jugó un papel clave, sigue “inconclusa”.
El cardenal Scherer, que participó en ese encuentro como arzobispo de Sao Paulo, responde: “Fue un hecho extraordinario, lo recuerdo bien, y lo mismo puede decirse del documento final. La asamblea decidió dejar de lado el borrador preexistente del documento final, todo fue reescrito, partiendo de la dinámica de ser discípulos del Señor y misioneros. El Papa Benedicto XVI confirmó la idea clave de que la vida cristiana no parte de una gran idea, sino del encuentro con la persona de Jesús. Se nos sigue pidiendo una conversión pastoral, no pensar en una Iglesia autorreferencial. Aparecida puso mucho énfasis en el espíritu misionero y la relación entre la Iglesia y el mundo. Otro tema que sigue siendo central es el de la formación cristiana, un desafío enorme”.
Entre las iniciativas nacidas de Aparecida hay la de una misión continental, realmente lanzada pero sin grandes retornos. “Nos arriesgamos a entenderlo como un evento, no como un proceso de evangelización. Estamos llamados a una conversión integral y al mismo tiempo pastoral, y debemos recordar que los procesos son largos, el Espíritu sopla lentamente ”, concluye Monseñor Cabrejos.
El misionero salesiano, Siervo de Dios, P. Luis Bolla, realizó un enorme trabajo entre el pueblo Achuar. Antes, en Ecuador, donde estuvo 12 años con los Shuar y 18 con los Achuar, y luego en Perú, en donde permaneció 29 años, hasta su muerte.
Nuevo estilo de evangelizar
La opción del P. Luis Bolla desde el comienzo fue la de no ser un conquistador, sino un huésped del pueblo Achuar, vivir como ellos en el vestido, comida y tradiciones culturales, conservando su identidad de consagrado y sacerdote. De este modo llegó a ser un Achuar más que supo orientar a esta etnia y anunciarle la palabra de Dios. Todos los días, aprovechando los momentos de sus reuniones matutinas, les exponía los valores evangélicos conectándolos con su cosmovisión.
Las primeras conversiones se consiguieron a los 9 años de su estadía y de evangelización constante. Preparó para ellos la Historia Sagrada, folletos, material didáctico y la traducción del Nuevo Testamento. Con el apoyo del obispo del Vicariato de Yurimaguas, Monseñor José Luis Astigarraga, llegó a formar, después de años de preparación, a cinco diáconos permanentes además de que se les otorgaran otros ministerios menores.
Defensa del pueblo y su cultura
Se preocupó por unir a las comunidades que estaban divididas y en guerras intestinas. Fundó la organización ATI (nosotros los Achuar reunidos) para que defendieran sus derechos. Él mismo, a pesar las amenazas de muerte, salió siempre en defensa de su pueblo, y mostró vocación desde el principio en resolver los problemas de las enfermedades como la lepra blanca y tuberculosis, sin dejar de anunciar cada día la palabra de Dios.
Fundó dos colegios de secundaria, uno en Uwíjint para la formación de muchachos y muchachas de varias comunidades. Llamó como responsables de este colegio a las hermanas Lauritas que hacen una labor encomiable. El segundo colegio de secundaria, Mashútak, lo fundó en Kuyuntsa para que pudieran estudiar allí los muchachos y las chicas de las comunidades cercanas. Preparó libros bilingües para los estudiantes. Promovió el desarrollo, fundando la cooperativa Bioselva. Llamó a médicos de Italia para campañas de salud…
En Ecuador los Achuar lo llamaron “Yánkuam” (estrella de la mañana), y en el Perú lo llamaron Jintia (camino), de modo que juntando las dos denominaciones tenemos “Yánkuam´-Jintia”, es decir: la estrella que ilumina el camino. Esa fue su vida y misión: iluminar el camino del pueblo Achuar.
En la casa del Padre
Falleció en Lima el 6 de febrero de 2013. Transcribo solo un mínimo extracto de lo que escribió el día anterior a su muerte: “Jesús, quédate siempre en tu Iglesia que has fundado. Gracias, Jesús. Tú recogerás mi último respiro, juntamente con María tu Madre y nuestra Madre. Quédate, Jesús, conmigo y con todos nosotros, que la tarde va cayendo”.
El 5 de agosto de 2017 se hizo el traslado de sus restos a Kuyuntsa, donde llegamos el 10 de agosto. El P. Bolla había manifestado quedarse siempre con su pueblo. También los Achuar lo pidieron. Fue recibido apoteósicamente por muchísimos Achuar, incluso, 35 habían llegado desde Ecuador. Sus restos descansan en la capilla de Kuyuntsa.
La obra continúa
Lo que sembró sigue dando fruto. Había dejado la posta a otros misioneros salesianos. Por eso del 5 al 7 de octubre de 2021 encabezados por el obispo de Yurimaguas, monseñor Jesús María Aristín, se hizo un viaje para la ordenación de otros dos diáconos permanentes. Al mismo tiempo viajó en la comitiva el P. Hugo Orozco, salesiano, visitador de las obras salesianas de Región Interamérica, que va desde Bolivia hasta Canadá. El P. Hugo está culminando la visita extraordinaria a la Provincia salesiana del Perú.
Los viajes son siempre pintorescos y un tanto inciertos por los imprevistos que puede haber. Desde Yurimaguas por el río Huallaga y Marañón llegamos a San Lorenzo, capital del Datem del Marañón. Luego seguimos por el río Pastasa con una parada en San Fernando donde hay un Ceptro Salesianos para distintas etnias de la selva y una escuela de secundaria gestionada por las hermanas Lauritas para el pueblo Kandozi.
Continuamos el viaje por el río Manchari. Es un río más pequeño, y cuando el agua está baja por falta de lluvias, a menudo el motor del deslizador choca contra los palos de los árboles que van cayendo y muchos quedan debajo del agua. Hubo esta vez un percance ya que a uno de los deslizadores al chocar fuertemente con uno de estos palos se le dañó el timón, felizmente habíamos podido llegar a la comunidad de Santa María en donde pernoctamos.
Al día siguiente se tuvieron que alquilar dos canoas con peque-peque, es decir, con un motor pequeño de 15 caballos de fuerza para sustituir al deslizador que se había dañado. El día fue muy lluvioso. Los que viajaron en las canoas tuvieron que hacerlo bajo la lluvia y con muchas incomodidades porque los asientos de las canoas consisten en tablas sin respaldar. De todos modos, el primer grupo llegó a las 4:00 de la tarde y las dos canoas a las 5:30, todos estaban con la ropa calada por el agua fría.
Ordenaciones diaconales
El día 8 fue muy hermoso por la experiencia de la ordenación de los dos nuevos diáconos. A las 8:30 nos reunimos delante de la capilla y allí el pueblo Achuar fue preparando la celebración con muchos cantos religiosos, siempre en su propia lengua. A las 9:00 ingresamos a la capilla para iniciar la celebración de la Eucaristía y proceder las ordenaciones de los ministerios de la palabra, eucaristía y de exorcistas, y, posteriormente a la ordenación de los dos diáconos.
Los sacerdotes llevábamos los ornamentos adaptados para la celebración según la cultura Achuar. En el centro de la capilla hay un fogón como acostumbran en las casas, hecho con tres palos, de allí el padre Luis Bolla se inspiró para explicarles el misterio de la Santísima Trinidad: tres palos encendidos pero una sola llama. Los cantos Achuar, muchos compuestos por el padre misionero, fueron muy hermosos. Y el rito adaptado a la cultura Achuar fue solemne y llamativo. A pesar de captar muy poco por el desconocimiento de la lengua, se percibía el fervor y la fe de la comunidad cristiana de Kuyuntsa y de los que provenían de otras comunidades, también del Ecuador.
Después del almuerzo que tuvimos todos juntos en la sala comunal. Hubo un tiempo para visitar la nueva residencias de los estudiantes, realizadas con la ayuda de Alemania, entrar en contacto don los profesores y con dosdiscípulas (laicas consagradas de la India) que acompañan a las niñas, y dos discípulos también de la India que acompañan a los muchachos.
El día 9, antes de regresar, hubo la posibilidad de visitar una feria de comidas preparadas por los muchachos del colegio. Había platos de comidas diferentes, muy sabrosas, preparadas con los productos locales por los estudiantes bajo la guía de expertos nutricionistas. Esto mejorará seguramente la alimentación de los Achuar. También se pudo observar el trabajo agroforestal que van haciendo los estudiantes para introducir nuevos productos, y enseñarles a los muchachos para que transfieran la experiencia a sus respectivas comunidades.
El retorno, por la crecida del río, fue mucho más fácil. Por la distancia tuvimos que pernoctar nuevamente en la comunidad de Santa María y luego en San Fernando, donde los jóvenes Kandozi quisieron manifestar su agradecimiento con sus danzas y vestidos típicos.
Para mí fue todo un memorar las múltiples veces que estuve visitando y conversando con el Siervo de Dios, P. Luis Bolla.
Comisión de Diaconado y Nuevos Ministerios de la REPAM y Discerning Deacons viajaron a Roma para dialogar y profundizar el tema de la “diakonia” y el ministerio de la mujer en la Iglesia
Por: Núcleo Mujeres REPAM
En el marco de la apertura del Sínodo sobre la sinodalidad, “por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”, una delegación de seis mujeres estuvo en Roma del 7 al 14 de octubre para dialogar y profundizar el tema de la “diakonia” y el ministerio de la mujer en la Iglesia. Provenientes de Canadá, EEUU, Bolivia y Brasil, recibieron la exquisita hospitalidad de las hermanas de las hermanas del Sagrado Corazón de María en su casa general.
Conformaban el grupo Ellie Hidalgo, Casey Stanton y Lisa Amman, del grupo de Discerning Deacons (Discerniendo Diaconados), organización eclesial de la parroquia de San Thomas More, de la Arquidiócesis de San Paul e Minneapolis, que busca animar el diálogo para el discernimiento sobre la posibilidad de la admisión al diaconado de la mujer. Sus encuentros incluyen oración, escucha y reflexión de la Palabra de Dios, el magisterio de la Iglesia, fundamentos teológicos, y testimonio de mujeres y hombres en misión y ejerciendo liderazgo en la comunidad.
Del Núcleo Mujeres de la Red Eclesial Panamazónica – REPAM, participaron Dorismeire A. de Vasconcelos, Ciria Mees y Mariángel Marco. Esta comisión tiene la misión de reflexionar sobre el diaconado y los nuevos ministerios, a la luz del proceso sinodal y de la misión de la mujer en la Iglesia: Documento Final del Sínodo Amazónico numerales 99-103 e Exhortación Apostólica “Querida Amazonía” también en los numerales 99-103.
Servicio
Los ocho días de encuentro tuvieron el objetivo de poner en la mesa de diálogo el tema de la diaconía de las mujeres, que urge a entablar una amplia conversación sobre el servicio, la participación y el liderazgo femenino en la Iglesia.
“Nos puso en camino el amor a la Iglesia, la escucha y la fuerza del testimonio de tantísimas mujeres que sirven generosamente en Iglesia, y el deseo de contribuir al momento eclesial actual que nos llama a la conversión”, afirman Doris, Ciria y Mariángel.
Ellas rescatan el gran esfuerzo que se viene realizando y la esperanza de muchas mujeres de sus regiones en este camino de sinodalidad: “Con nosotras traíamos las esperanzas de muchas mujeres que nos hacían sentir enviadas, y el encuentro entre nosotras fue fructífero, multiplicador. Nuestros propios dolores y esperanzas nos unían; nuestra urgencia de ser voz de tantas se reforzaba”. Llevaron las voces de muchas mujeres que esperan ser escuchadas, “porque en eso está en déficit la Iglesia”.
Tejiendo caminos
El camino de reflexión de las dos comisiones se entreteje con la realización de reuniones y foros temáticos, como los que fueron realizados en los meses de junio y agosto, en el marco de la escucha para la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.
Para el encuentro, la comisión de “Discerning Deacons” aportaba dos estudios. El primero titulado “Llamadas a contribuir:Resultados de un estudio a fondo sobre las mujeres católicas de Estados Unidos y el diaconado”, dirigido por la doctora Tricia C. Bruce, que muestra que hay una desconexión entre los dones y las oportunidades, y que las mujeres ejercen su servicio ministerial en desventaja pagando un precio emocional, profesional y económico.
El otro estudio, “Recogiendo los Frutos” muestra el sentir del alrededor de 1500 personas que durante le verano pasado se reunieron para orar y dialogar sobre el servicio diaconal de las mujeres en la Iglesia, nombrando las necesidades de las iglesias locales y los servicios que las mujeres están haciendo.
Por su parte, la Comisión de Diaconado del Núcleo Mujeres de la REPAM compartió una síntesis de dos foros temáticos que organizaron en el contexto del proceso de escucha de la próxima Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, animada por el CELAM, en los que se habló sobre la mujer y el diaconado.
Papa Francisco
Las mujeres participaron de dos importantes eventos con el Papa Francisco. La celebración de apertura del proceso sinodal el domingo, 10 de octubre, y de la audiencia pública del miércoles, 13.
En la celebración, el Papa Francisco destacaba tres palabras claves para este camino sinodal: encuentro, escucha y discernimiento. Dijo, en su homilía, que cuando escuchamos con el corazón, el otro no se siente juzgado; así, la actitud de escucha es amor. Y nos invitaba a no blindarnos en nuestras certezas.
El miércoles tuvieron la oportunidad de saludarle personalmente. En esa ocasión, el Papa expresó que “debemos renunciar, no a la tradición, sino a aquello que contradice el Evangelio”. Francisco insistió que “debemos tener una visión dinámica de la tradición”.
Encuentros
Durante la semana de estancia, realizaron diversas visitas de diálogo sobre la temática del diaconado.
La primera fue con la UISG (Unión Internacional de Superioras Generales), que fueron quienes en el 2016 preguntaron al Papa Francisco sobre el diaconado de la mujer, lo que derivó en la convocatoria de la primera comisión de estudio. “Reconocen que el diaconado de la mujer ya se está ejerciendo. Consideran que lo importante es generar espacios para el diálogo sobre el tema de la mujer en la Iglesia, tejer alianzas. En la sinodalidad, se debe partir de un diálogo sin condiciones. El camino sinodal tiene sentido en sí mismo. Es importante desencadenar procesos. Nos compartían como es importante nombrar los miedos, pues estos nos impiden avanzar, y muchas veces son miedos falsos”, destacan las mujeres presentes en el encuentro.
La comisión visitó el Dicasterio para la Unidad de los Cristianos, donde las motivaron a seguir promoviendo el diálogo sobre este tema. “Cuando comentábamos que el solo nombrar el tema del rol de la mujer en la Iglesia provocaba tensión en muchos espacios, nos animaban a no desistir aunque recibiéramos malas caras, pues es verdad que nos ponemos nerviosos cuando no tenemos respuestas, pero es un tema que necesita ser hablado. Promoverlo es un gran servicio a la Iglesia y a la humanidad”.
En sus relatos, también resaltaban los encuentros significativos que tuvieron con la teóloga Serena Noceti, que de hecho forma parte de la comisión de diaconado de REPAM, con Helena Jeppensen, de Caritas Suiza, y con la teóloga Marinella Perroni, fundadora de la asociación de teólogas italianas.
Diálogo
Este estrechar lazos de relación entre el Núcleo de Mujeres y Discerning Deacons, abre puertas al diálogo y al trabajo conjunto para estudiar este tema tan actual. “Desde su visión, existe una amplia evidencia literaria, epigráfica e histórica de que las mujeres diáconos ejercieron su ministerio en occidente hasta el S. XII. Son funciones diaconales la Palabra, la liturgia y la caridad. La constitución dogmática Lumen Gentium deja claro que la ordenación al diaconado es para el ministerio, no para el sacerdocio. No hay ninguna actividad nombrada en Lumen Gentium que una mujer no haya realizado o no pueda realizar”.
Es importante seguir profundizando sobre la misión, el servicio y el carisma de la mujer, profundizar en la importancia de la Diaconía y de los nuevos Ministerios, en vista a responder a las necesidades pastorales para la evangelización en los diversos territorios eclesiales, en comunión con toda la Iglesia universal.
En este sentido, Ciria, Doris y Mariángel destacan que todo lo vivido en estos días “nos urge a dialogar juntos sobre el servicio, participación y el liderazgo de las mujeres en la Iglesia, donde el tema del diaconado es, sin duda, cuestión a tener en cuenta. Servicio y sinodalidad van de la mano. Cuenten con nosotras”.
Como el documento preparatorio del Sínodo recoge, “la Iglesia podrá aprender a partir de lo que irá experimentando, cuáles son los procesos que pueden ayudarla a vivir la comunión, a realizar la participación, y a abrirse a la misión” (n. 1).
El Núcleo de Mujeres de REPAM
Nuestra misión, desde el trabajo de la red, es consolidar un espacio de reflexión, articulación y acción de las mujeres de la Panamazonía, que dé respuestas alas principales preocupaciones que amenazan la vida y subsistencia de las mujeres; a su vez, que desde la experiencia y diversidad de responsabilidades, misiones y servicios, que aporten a los compromisos del Sínodo y de los pedidos que surgieron durante la escucha sinodal, fortaleciendo los servicios y misiones que las mujeres realizan en la Iglesia y en la sociedad. Acogemos la invitación del Papa Francisco a trabajar con creatividad.
Para ello, nos organizamos en comisiones internas de reflexión, articulación y acción:
En su discurso durante la Asamblea Mundial sobre la Amazonía y la Crisis Climática, en el marco de la COP-26, en Glasgow, el Cardenal Pedro Barreto S.J., presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), hizo un llamado a todos y todas a caminar juntos, tejiendo redes con iniciativas de fortaleza y esperanza ante la adversidad e indiferencia.
El Cardenal Pedro Barreto S.J., presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), envió un mensaje por el derecho de vivir en la "Querida Amazonía" a los líderes mundiales, pueblos indígenas y organizaciones sociales durante la Asamblea Mundial sobre la Amazonía y la Crisis Climática, en el marco de la COP-26, en Glasgow. El Cardenal expresó que explicó las acciones que, desde la REPAM, se impulsan para la defensa de la vida de los pueblos amazónicos, y sostuvo que este camino no sería posible sin el apoyo y cercanía del Papa Francisco en todo el proceso.
A continuación, el discurso del Cardenal Pedro Barreto S.J. de forma íntegra:
Estimados amigos y amigas que se reúnen en la COP 26
Saludo, desde el Perú, a las personas que están participando virtualmente en este evento y se sienten en plena comunión con los movimientos sociales, los jóvenes, las mujeres, los religiosos y equipos pastorales. Y a todos los que están presentes en Glasgow.
La Red Eclesial Panamazónica (REPAM) es un proceso de escucha, de reflexión, de fraternidad y de experiencias de solidaridad encarnada en el territorio amazónico e inculturada en la diversidad de culturas ancestrales, a la luz del Evangelio de Jesús. La REPAM está al servicio de los pueblos y del bioma amazónico, en defensa de la vida, don de Dios, y de nuestro entorno natural, seriamente amenazado.
Permítanme expresarles tres sentimientos que nos embargan a los que estamos comprometidos en la Red Eclesial Panamazónica: indignación, fortaleza y esperanza.
Indignación, porque son muchos los líderes indígenas asesinados por defender la Amazonía ante la explotación irracional de los recursos naturales y la deforestación. Un dato elocuente es que en promedio el año 2020, en plena pandemia, cada dos días era asesinado un líder indígena. Y en lo que va del año 2021 se mantiene esta terrible situación. Desde esta indignación gritamos con fuerza al mundo que ¡a vida humana está amenazada y la Amazonia dilapidada por mezquinos intereses de grupo. ¡Reafirmamos que la Amazonía es esencial para el presente y el futuro de la humanidad!
Fortaleza porque desde su fundación, la REPAM eligió a los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales, como principales interlocutores y sujetos de acción en el territorio. Ellos son los guardianes de la Amazonía. Y actuamos junto con ellos en defensa de los derechos humanos y de la naturaleza, en búsqueda del Buen Vivir y de la Justicia Socioambiental.
Esperanza porque recordamos con alegría todo el proceso vivido hace dos años en el Sínodo para la Amazonía (Ciudad del Vaticano, octubre 2019). Sin duda, el proceso sinodal colocó la Amazonía y a los pueblos originarios en el centro de la atención de la Iglesia Católica y, también, de una parte, significativa de la opinión pública global.
Cercanía del papa Francisco
Tenemos que reconocer que este camino no sería posible la esperanza sin el apoyo y cercanía del Papa Francisco en todo el proceso. Estamos seguros que la Iglesia comparte los dolores y luchas por el derecho de vivir en nuestra Querida Amazonía.
Como Iglesia, desde la Amazonía nos sentimos en pleno camino con el compromiso del cuidado del planeta, nuestra casa común. El Papa Francisco publicó la encíclica Laudato Si’, en mayo del 2015, antes de la COP21 de Paris. Hoy, se nos pide a nosotros alzar la voz de la Amazonía y el sentir de los pueblos originarios, con la fuerza, radicalidad y actitud profética en la COP26. ¡Ya no hay más tiempo que perder! ¡Nuestra casa común no puede esperar más!
A la crisis de la Amazonía, de la pandemia y del clima solo se puede responder con un cambio del modelo de desarrollo global, fruto de una radical conversión, una revolución cultural, como dice Laudato Si’. Por eso a los países miembros de la COP 26 repetimos con el Papa Francisco:
“No basta conciliar, en un término medio, el cuidado de la naturaleza con la renta financiera, o la preservación del ambiente con el progreso. En este tema los términos medios son sólo una pequeña demora en el derrumbe. Simplemente se trata de redefinir el progreso. Un desarrollo tecnológico y económico que no deja un mundo mejor y una calidad de vida integralmente superior no puede considerarse progreso” (LS 194).
En defensa de la vida y de los pueblos
Como REPAM, después del Sínodo, y en plena pandemia, estamos dando seguimiento a diversas acciones de formación e intercambio entre pueblos a la luz de las intuiciones del Sínodo Amazónico y de la Exhortación Apostólica Querida Amazonía. Del 12 de febrero 2020:
Colaboramos con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para presentar casos emblemáticos de violaciones de derechos humanos y de la Amazonía. Igualmente participamos activamente del Foro de los Pueblos Indígenas en la ONU.
Estamos preparando nuestra III Escuela de Derechos Humanos para lideres de los pueblos en la Amazonía.
Sistematizamos y publicamos cada quince días, un boletín informativo sobre las víctimas de Covid 19 en la Amazonía. Se está ejecutando un proyecto para la seguridad alimentaria de los pueblos amazónicos.
Como Red Eclesial Panamazónica, estamos en permanente interacción con otros grupos, organismos y movimientos que tienen el mismo objetivo: defender la vida de las personas, sus derechos y la protección del entorno natural.
Hermanos y hermanas:
Nuestra tierra clama, por el uso y abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella, más aún, si leemos el reciente VI Reporte del IPCC (agosto 2021), este clamor se torna en un grito tumultuoso que nos exige cambiar hacia un nuevo paradigma, el paradigma del cuidado, que nos pide una nueva manera de relacionarnos con la naturaleza que es nuestra casa común. Permítanme terminar citando la Sagrada Escritura donde leemos que Dios nos dice: “Que los cielos y la tierra escuchen y recuerden lo que acabo de decir; te puse delante la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30,19).
Para que sea posible la vida debemos asumir el compromiso de vivir un estilo de vida sobrio; cuidando y respetando nuestra Casa Común para nosotros y las generaciones por venir. ¡Nuestro compromiso es ahora!
¡Caminemos juntos, tejiendo redes con iniciativas de fortaleza y esperanza ante la adversidad e indiferencia!
Aunque ha fallecido en Ecuador, la religiosa trabajó recientemente en la Misión de Islandia del Vicariato San José del Amazonas en Perú como parte de una iniciativa intercongregacional
El pasado 23 de octubre, en la misión de Roca Fuerte, Vicariato de Esmeraldas (Ecuador), falleció la religiosa Emilia Kuche, Misionera de Jesús Crucificado de nacionalidad brasileña. Así se informaba recientemente desde el Vicariato Apostólico San José del Amazonas, en la Amazonía de Perú, esta triste noticia. “La hermana Emilia llegó a nuestro Vicariato en marzo de 2017 formando parte de la comunidad intercongregacional que comenzaba su proyecto en Islandia, y permaneció allí hasta diciembre de 2020, fecha en que partió a su nueva misión en Ecuador, donde ha concluido su vida”, señalan en el escrito.
Según se indica la religiosa ha sido enterrada donde falleció, en Roca Fuerte, el pasado viernes 5 de noviembre, después de casi dos semanas de largos y complejos trámites burocráticos. “Deja entre nosotros un bonito recuerdo por su buen trato, su entusiasmo misionero, su sabiduría y sentido del humor. Ha sido un modelo de misionera y ha entregado su vida hasta el último aliento en plena misión, en la brecha, junto a los más pobres, como Jesús le pidió”, destacan sobre la figura de la hermana Emilia.
“Mons. José Javier Travieso, los misioneros de nuestro vicariato, el pueblo de Islandia y las comunidades indígenas y ribereñas del Yavarí y Bajo Amazonas agradecemos al Señor el don de haberla conocido y tenido entre nosotros. Enviamos nuestras condolencias y solidaridad a la familia de Emilia y a su congregación, con el deseo cierto de que estará ya gozando de la compañía de Dios en la eternidad”, concluye el comunicado.
Morir en la Misión
El vicario general de San José del Amazonas, P. César Caro, quien trabajó de forma muy cercana en los últimos años con la hermana Emilia, ha escrito unas bonitas líneas como homenaje. Líneas que compartimos a continuación de forma íntegra:
Estoy seguro de que si Emilia hubiera podido elegir las circunstancias de su muerte, habría escogido justo lo que ocurrió: falleció en la misión, es decir, todavía útil y trabajando, y de manera rápida, sin dar castigo ni ocasionar a nadie molestias por tener que asistirla. Quizás hasta habláramos de ello alguna vez. Pero eso no nos ahorra ni una sola lágrima a quienes tuvimos la fortuna de conocerla.
Conocerla, y vivir y misionar con ella, porque Emilia y yo estuvimos juntos en el equipo de Islandia los tres años que pasé allí. Precisamente escribo esto a bordo del ferry, durante mi viaje de regreso de Santa Rosa e Islandia, donde esta semana he acompañado la fiesta del Señor de los Milagros y celebrado la Confirmación respectivamente. Ha sido una visita extraña y triste, con noticias confusas acerca de las dificultades para dar sepultura al cuerpo de Emilia en Ecuador, donde vivía, problemas que han continuado hasta hoy 5 de noviembre, cuando finalmente ha sido enterrada casi dos semanas después.
De modo que Emilia ya reposa, y sus restos forman parte para siempre de la tierra ecuatoriana de Roca Fuerte, Vicariato de Esmeraldas, junto al mar. No podía ser de otra manera, porque ella fue una misionera de raza, de pura sangre, y ha entregado su vida hasta el último aliento donde Diosito la quiso enviar, en su misión, junto a los más humildes.
Nuestra querida casa de Islandia estaba estos días como transida de su presencia. Mi gata Chacha, que luego fue de Emilia, pasó el sábado 23 muy inquieta, extrañamente nerviosa, acaso sintiendo en la distancia el adiós de su dueña, que aconteció aquella tarde. La gente de la comunidad no quería creer la noticia, menos de un año después de darle las gracias y despedirla rumbo a su próximo destino (Ver "El deseo de lo ya vivido" - 3 de noviembre de 2020). La hemos recordado y hemos orado por ella como si transitáramos por una fea pesadilla.
Y hemos contado anécdotas con la voz ronca por la emoción. Recuerdo uno de los primeros recorridos por el Yavarí, en Dos de Mayo, una comunidad donde el salto del bote a tierra es medio complicadito por el desnivel y el barro; cuando Emilia, que tenía en aquel momento casi 70 años, intentó asir la mano que yo le tendía, resbaló y se cayó al río de pie, toda vertical y con su mano en alto, así que, en un movimiento reflejo, la agarré y la jalé rapidísimo hacia arriba para sacarla del agua. Salió mojada hasta la cintura y riendo.
Ella jugó un precioso papel en aquella comunidad religiosa intercongregacional naciente y en aquel equipo insólitamente variado que ellas formaban conmigo: era la serenidad, el ancla, la voz de la experiencia, la ponderación, el consejo oportuno, la sensatez. Cuántas veces, con una seña, me invitaba a salir a dar un paseo para conversar sobre algún asunto, ponerme sobre aviso o sugerirme, siempre con delicadeza, sabiduría y una paciencia adornada de sentido del humor genuinamente misionera.
Siempre me dio mucha seguridad en mis primeros pasos en la selva, y de ella aprendí cada día. Porque, a pesar de su edad y sus limitaciones físicas, era una cátedra viviente de vida misionera, de entusiasmo, de mística, de generosidad y de amor. Emilia siempre quería salir a las comunidades, hasta que debió modular su ritmo porque sus fuerzas le fallaban; incluso se empeñó en llegar hasta el lugar más lejano y más pobre, Nueva Esperanza en el remoto Mirim, un viaje inolvidable que tuve el privilegio de compartir con ella.
Jamás escuché a Emilia quejarse o rezongar, ya hubiera lluvia, zancudos, pan con pan para cenar, calor, ruido tremendo de los israelitas o tos seca. Reclamaba, como todos, pero lo soportaba con deportividad y nada le impidió realizar su misión, a su manera y siempre a manos llenas. Y sé yo que le gustaban mucho las galletas, como a mí.
A veces comentamos eso tan romántico de permanecer hasta el último día en la misión, y cómo los misioneros mayorcitos plantean el reto de atenderlos con eficacia y cariño cuando son ya dependientes. Se me ocurre ahora que morir con las botas puestas, en la brecha, es un honor reservado a los mejores, un premio con el que Dios distingue a los misioneros de pura cepa. Querida Emilia, tú sin duda, lo has merecido.
Descansa ahora en la eternidad y por favor cuídanos.
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Texto elaborado por el P. César Caro, del Vicariato de San José del Amazonas, publicado originalmente en el blog Kpayo. Se puede leer aquí.