Por: P. César Caro, vicario general de San José del Amazonas
A estas horas Domi debe estar surcando el río Napo, como hace todos los años. Son recorridos de entre 12 y 16 días seguidos (sin regresar a casita a dormir, ¿eh?), largos y exigentes, propios de esta misionera de pura raza amazónica, que está cumpliendo 40 años de entrega en el Vicariato. Toda una vida de leyenda, escrita con sonrisas, creatividad y fuerza.
La chapa (el mote) de Domi es Pishcu Chaqui, en kichwa: pishcu=pájaro y chaqui=pie, es decir, pájaro que anda, que va saltando siempre de un sitio a otro. No puede estar más acertado, porque Domi se mueve, viaja; antes, cuando era coordinadora de pastoral del Vicariato, por todo el territorio, y ahora por el Napo y por Angoteros.
Es gracioso, ¿no? Sí, pero para la gente naporuna es algo muy verdadero y muy serio. El barrio donde está la casa misionera, en la distribución urbana de Angoteros, se llama “barrio Pishcu Chaqui”. Sobran los comentarios. Recuerdo que, en Santa María, una comunidad cercana, el kuyllur, que se llama Serapio, al presentar a los que estábamos de visita, mencionó a “la hermana Pishcu Chaqui”; ¿creen que alguien se rio? Nadies. Los moradores bien formales y circunspectos.
Y es que sí, Domi tiene el nervio misionero de ir, de llegar. En sus recorridos logra visitar todas las comunidades del distrito, 35 en total, dos veces al año, sean católicas o no (los evangélicos, como todos, la aprecian y ríen con sus bromas). En ningún otro puesto de misión alcanzan tal nivel de acompañamiento. Y son viajes duros, donde se duerme en el piso, se come con la gente, se han de cargar bultos pesados y a menudo no hay baño. Pues ahí está Pishcu Chaqui con sus 64 primaveras, admirable. El resultado es que todas las comunidades están mínimamente organizadas; de hecho, acuden a la tantarina (encuentro de formación en Angoteros) personas de 20 localidades, lo cual es una muy estimable proporción.
Pishcu Chaqui es más conocida en el Napo que Messi. Se para por la calle con todo el mundo, a la casa está entrando gente constantemente. Hay un niño de un par de años que se llama Joselu que baja la cuesta y no deja de gritar con media lengua: ¡Domi caramelo! Hasta que consigue su objetivo. No hay lugar donde no la reconozca alguien. El otro día, al subir al deslizador, como no habían anotado su apellido en la lista, el muchacho le puso “Domitila Coquinche”: Coquinche es el apellido más habitual en la zona, medio pueblo kichwa se llama así… ¡la consideran uno de ellos!
Domi ha logrado lo máximo para un misionero, qué orgullo y envidia sana. Cuando hace de anfitriona recibes multitud de pequeños detalles: comidas ricas, un ronsito por la noche, preparar keke juntos… Intenta siempre que se trabaje unidos y se esté a gusto en casa, a pesar de las cucas, las goteras que se cuelan entre las hojas de irapay y los crujidos de la pona cuando se camina en la noche.
Aunque tiene un polo que pone “ATEA”, Pischu Chaqui es un ave profundamente creyente que, cada noche, antes de volar al sueño, se remonta al Dios de la vida. Es la suya una fe libre y amazónica, cuyas mediaciones son la belleza de la naturaleza y la nobleza de los indígenas. La foto recoge el momento de “la limpia”, donde el chamán purifica el cuerpo y el alma mediante las hojas en movimiento y el humo del mapacho (tabaco). La veo así, arrodillada de espaldas, y me parece más viejita, casi a merced de los espíritus de la selva.
De hecho, cuando releo lo que ya escribí sobre ella («Pakrachu Madrina» 21 de agosto de 2017)) y miro nuestros rostros, me asombro de que hayan pasado ¡casi seis años! Es escalofriante pensar que sus responsabilidades de entonces al frente del Vicariato, ahora las tenga yo; una especie de broma del destino. Porque soy “pesca suya”, y hoy, con muchas más experiencias compartidas desde aquel 2017, esas palabras se me quedan cortas.
Siempre me hace falta más de una entrada cuando se trata de ella, su vida es tan intensa y rebosante. Pero no puede estar ya sola en la misión, le va costando. Si hay algún misionero o misionera genuino que desee navegar con Pishcu Chaqui y llevar en equipo sueños y tarea, que me contacte y conversamos. No se arrepentirá.
Por: Franklin Cornejo Urbina, docente de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya
En la Amazonía, el protagonismo de la mujer en la comunicación es central, particularmente en el mantenimiento de la identidad y la cultura. Su presencia en el territorio une los mundos humanos y espirituales, con una incidencia que trasciende en los miembros que integran el clan y la comunidad.
Particularmente, la mujer indígena rural amazónica, que habla, canta, aconseja, pero que también es artesana, irradia la cultura a través del uso de la lengua originaria y la transmisión de las tradiciones en cantos y mitos. Ella es el sujeto social que enuncia en la selva, la que reconstituye significados, símbolos autóctonos, sentimientos, afectos, y quien da a conocer dramas y esperanzas.
Durante la videoconferencia “El papel comunicativo de la mujer amazónica”, Patricia Blasco (coordinadora de la Pastoral Social zona selva del Vicariato Apostólico San Francisco Javier, en Perú), comentó que trabajar desde la identidad del pueblo y el empoderamiento de las mujeres forma parte de “compartir y acompañar” diversos procesos de comunicación con un énfasis en la interculturalidad.
Patricia Blasco durante los talleres con mujeres awajún de Amazonía peruana. Foto: Vicariato de Jaén.
La videoconferencia se realizó el 29 de abril último, forma parte del curso “Escuchar y hablar con el corazón de la Amazonía y caminar con sus pueblos”, organizado por el CREC International, el CAAAP, la Comisión de comunicación de la Conferencia episcopal de Perú, Comunicando Esperanza y la REPAM Perú, y está dirigido a comunicadores católicos de las regiones peruanas.
En un territorio amazónico en el que se pueden encontrar múltiples conflictos, gritos de desesperanza y violencia, el modelo de la comunicación amazónica tiene a la mujer como una actora social, que lamentablemente está invisibilizada por el mundo occidental (por desconocimiento de su cultura y un pensamiento estereotipado), sin embargo se puede ver que la mujer está muy presente, en la vida cotidiana del clan familiar o del pueblo.
La mujer indígena tiene conocimientos, desconocidos en la ciudad, pero que se practican en las mismas comunidades rurales. No es lo mismo una mujer indígena rural, que una indígena de la ciudad. Debido a las problemáticas del mundo amazónico, uno no puede entrar ahí con prejuicios teóricos o juzgar. Lo que se puede hacer, desde la experiencia, es que se debe observar y escuchar. Uno en la selva se hace pequeño, en el sentido que debe ser humilde para compartir con las mujeres, especialmente con las ancianas sabias y las madres, comentó Patricia Blasco, religiosa de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús.
Blasco trabaja desde hace algunos años en Huampami, en el distrito de El Cenepa, departamento peruano de Amazonas, y ha encontrado en la identidad de la cultura awajún una mediación para interactuar con las mujeres. Esa mediación se ha dado gracias a Nugkui, el mito de una mujer creadora de la vegetación y de la tierra, que las mujeres awajún y la misma Patricia respetan mucho.
Mujeres indígenas de El Cenepa, Amazonas, fortalecen sus capacidades. Foto: Vicariato de Jaén.
A través de Nugkui, que han convertido en un personaje, se dan charlas, se interpretan aspectos culturales, se afrontan las dificultades y las prácticas de vida de ser mujer en la selva.
Cuando se habla de comunicar con el corazón, ello se complementa en la Amazonía, con la experiencia de las mujeres madres que defienden entrañablemente, lo que ellas han engendrado, que es el amor al bosque y a sus hijos, comenta la misionera Blasco.
La experiencia de Blasco nos hace repensar el papel comunicativo de la mujer en la Amazonía, en el hecho que, la mujer indígena amazónica, es la enunciadora, mediadora y mensajera de la cultura misma de la Amazonía, en el sentido que es la que cría en la lengua originaria a los hijos, tiene una visión de la comunidad en las que confluyen seres humanos, seres espirituales y seres míticos, que en las cosmovisiones son gentes que habitan los ríos, las montañas, los bosques y la comunidad.
El papel del hombre es importante en la comunidad, pero al ser la mujer la que permanece más tiempo en la comunidad, su actuación es cada vez más pública debido a las potenciales amenazas del territorio. La mujer es la victima de los delitos ambientales y como tal, también es testigo de las maldades y daños a las personas y al bosque.
En términos comunicacionales, la mujer amazónica es o era el eslabón perdido de una comunicación que no se conocía y que podemos aproximarnos a comprender ahora a través de las protestas ciudadanas contra las autoridades corruptas, las normas y actividades que atentan contra el territorio como el derrame de petróleo en los ríos y lagos. Por lo general son las mujeres las que encabezan esas protestas; ellas también se manifiestan en las reuniones gubernamentales, cuando los ministros llegan a sus territorios, como el caso de las indígenas awajún que pidieron, en noviembre del 2021, vestidas con sus atuendos típicos, ante el ministro de Energía y Minas, proyectos que protejan la vida de sus familias y contribuyan al cuidado del territorio.
Las participantes del taller "Mujer indígena: Destrezas para la acción" en la comunidad Nativa Shapijin. Foto: Vicariato de Jaén.
También son mujeres artesanas, como las mujeres ceramistas del río Cenepa, o llegan a ser autoridad como Tali Sabio Piuk, apu (primera jefa awajún) de la comunidad nativa central de Wawas, en la provincia de Bagua, Amazonas.
La mediación de la comunidad, la identidad y la lengua originaria son elementos centrales, ancestrales y renovados, de una comunicación en la que las mujeres, en el pueblo awajún están ganando espacios de empoderamiento, debido también a una comunicación asamblearia, en la que se busca dialogar y propiciar espacios de participación, donde los hombres han sido históricamente guerreros y han defendido su territorio, lo cual se evidenció en el denominado Baguazo de junio del 2009.
En el mundo urbano, está el caso reciente de la escritora awajú-wampis, Dina Ananco Ahuananchi, que con su poemario “Sanchiu” obtuvo el Premio Nacional de Literatura 2022.
En todos estos casos, podemos reconocer que se van generando espacios para promover la interculturalidad, la educación intercultural bilingüe, la participación política, y las prácticas comunicacionales que se van convirtiendo en el entorno propicio para comprender, el mundo de vivencias socioculturales de las mujeres amazónicas, cuya existencia y lucha por sus derechos y ciudadanía es un aporte a la comunicación de sus pueblos.
La trata de personas se ha revelado como una de las formas más bárbaras de abuso y violencia contra la dignidad humana, tanto dentro como fuera del país. Grandes organizaciones criminales actúan de manera transnacional para perpetuar la explotación económica, utilizando todas las formas y prácticas ofensivas a la dignidad de la vida humana.
Por Míkula Reis/Raianea Garcia
La trata de seres humanos es una actividad transnacional altamente lucrativa, que mueve 117.000 millones de euros al año (datos del 09 de enero de 2021). Sus víctimas son hombres, mujeres, niños y adolescentes en diversas realidades de la vida social.
La Campaña de Fraternidad 2014 de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), trajo el tema “Fraternidad y Trata de Personas” y el lema “Es para la libertad que Cristo nos liberó”. Ella ha servido como fuente de inspiración para entender cómo estas prácticas criminales realmente suceden. También en la Convención de Ginebra de 1949, el tema entró más explícitamente en la perspectiva de los derechos humanos, haciendo hincapié en la dignidad de la persona humana, dejando claro que la víctima puede ser cualquier persona, independientemente de su sexo y edad.
Por “trata de personas” se entiende la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, como el rapto, el fraude, el engaño, el abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. La explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.
La frontera se clasifica como una zona de relación entre distintos dominios territoriales, debido a sistemas jurídicos y económicos diferentes. Las zonas fronterizas pueden presentar un significado ambiguo en la medida en que, por un lado, pueden potenciar conflictos y, por otro, posibilitar intercambios entre culturas heterogéneas pero complementarias. La triple frontera se sitúa en el centro de la selva amazónica y, en este escenario, todas las formas de ver esta dinámica son tan singulares. Mirando la realidad de la Triple Frontera entre Brasil, Perú y Colombia, la puerta de entrada de las personas víctimas del tráfico de personas se encuentra entre los municipios de Atalaia do Norte, Benjamin Constant y Tabatinga, en Alto Solimões, en el Estado de Amazonas, Brasil; Leticia, en el Departamento de Amazonas, en Colombia; Islandia y Santa Rosa de Yavari, que es una isla situada en el Departamento de Loreto, en Perú.
Víctimas
La mayoría de las víctimas son niños, adolescentes y mujeres en situación de vulnerabilidad social por ser pobres, sin instrucción, indígenas, ribereños y extranjeros, además del abandono por parte del Estado que no se preocupa por la entrada y salida en las fronteras, donde el paso es libre para el narcotráfico, la trata de personas, la minería ilegal y la explotación del bioma. Todo esto ocurre muchas veces porque las leyes están debilitadas y no hay vigilancia en las fronteras por la negligencia de los gobiernos locales, además de la desprotección familiar y la falta de políticas públicas.
El silencio para la mayoría de las víctimas es el miedo de denunciar, aunque estén lejos, porque se sienten vigiladas y temen por su vida y la de sus familias, así como la entrada y salida de personas por la falta de control en la venta de billetes, donde no se exigen documentos para su identificación. Por este motivo, se dificulta la labor de investigación policial.
Sin embargo, cabe destacar que los mayores índices de violencia sexual contra niños y adolescentes son cometidos por familiares, parientes, amigos o conocidos, que además facilitan el contacto de la víctima con terceros.
Prevención
Para prevenir el tráfico de niños y adolescentes, los Consejos Tutelares locales, la Red de Confrontación, junto con entidades religiosas, instituciones y la sociedad civil, realizan campañas preventivas durante todo el año, especialmente en fechas específicas alusivas al día del combate. La mayoría de los casos de abuso y explotación sexual son denunciados al Consejo Tutelar, que es el órgano encargado por la sociedad civil de velar por el cumplimiento de los derechos de los niños y adolescentes.
En los últimos años, el tema de la trata internacional de niños, niñas y adolescentes ha ganado espacio en la agenda política de varios países y desde diversas perspectivas, con el propósito de identificar las rutas, los mecanismos utilizados para tales prácticas, las causas más profundas que, en gran parte, están vinculadas a las exclusiones (sociales, económicas, políticas, entre otras) por las que atraviesan las víctimas, a fin de posibilitar la construcción de políticas públicas capaces de enfrentar, tanto a través de la prevención como de la represión, tal crimen. Los desafíos son enormes, especialmente en una zona fronteriza, pero nos hemos organizado para hacer frente y garantizar políticas públicas de protección y prevención de la trata de personas y otras violaciones de los derechos humanos.
Calendario 2023: Guardianes del Territorio
El Calendario “Mujeres de la Amazonía 2023: Guardianas del Territorio” confirma la sinodalidad y reflexiona sobre su misión como mujeres que defienden la vida y luchan por la garantía de los derechos para las generaciones futuras.
Este tema se expresa a través del arte de la fotografía con el testimonio de mujeres defensoras del territorio. Sus narrativas deben inspirarnos, generando espacios para compartir vida y acciones, y que estas generen vida y transformación.
Luego de tres años, la misión Pachayaya volvió a reunirse en Angoteros, Loreto, cerca de la frontera entre Perú y Ecuador. Un espacio en donde los "kichwa Kuyllur runakuna" (animadores laicos kichwas) de 21 comunidades de la cuenca del Alto Napo profundizaron en la fe desde su identidad cultural y la realidad actual, a la luz del evangelio.
Bajo el lema "Parijulla alli kawsanata mascanchi” (Juntos buscamos el cambio), la misión Napuruna Pachayaya, una de las 16 que alberga el Vicariato Apostólico de San José del Amazonas, en Perú, se volvió a encontrar para retomar el camino juntos como Iglesia amazónica en sinodalidad. Provenientes de 21 comunidades nativas cerca de la frontera entre Perú y Ecuador, en la zona del Alto Napo, más de 50 animadores laicos kichwas se reunieron en Angoteros, localidad ubicada en la provincia de Maynas, en la región de Loreto. ¿El objetivo? Retomar, luego de tres años, su misión pastoral, y profundizar en la fe en Churi Jesús del Pachayaya, desde su identidad cultural y realidad actual para llegar a sentir la necesidad de una conversión personal ("ñuka kawsaypipas") y sinodal ("alliupipas").
En el encuentro, organizado por el equipo misionero del Vicariato San José del Amazonas, participó Richard Rubio, exvicepresidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), quien abordó el contexto local, regional y nacional, y la problemática en las Comunidades del Alto Napo que se dieron a conocer en el Congreso de la Federación Kichwaruna (ORKIWAN). El líder indígena dio testimonio de que todas y todos se pueden formar para ser líderes en sus comunidades y pueblos. Por su parte, el vicario general de San José del Amazonas, P. César Caro, explicó el contexto actual de la Iglesia Universal, así como el proceso del Sínodo sobre la Sinodalidad.
Foto: Vicariato de San José del Amazonas.
La abogada del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), Andrea Bernal, contó a través de socio dramas, dinámicas y juegos cómo proceder ante casos de violencia familiar, abuso a menores y trata de personas. La médica Franciet Chirinos complementó esta información ahondando en las cifras de violencia contra la mujer en Angoteros y sus pueblos. Asimismo, se presentó ante los animadores kichwas el "Protocolo de Código de Conducta en prevención de abusos contra niños, mujeres y personas vulnerables" que fue adaptado a la realidad de la zona por el vicariato.
En otro momento, la educadora del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), Maritza Isuiza, abordó la importancia del idioma durante las celebraciones en la Iglesia, y analizó los textos bíblicos en kichwa.
Foto: Vicariato de San José del Amazonas.
Los participantes de este encuentro fueron apus, viceapus y lideresas del pueblo kichwa. Tras el encuentro, se comprometieron a cuidar la armonía de su comunidad y su familia. "Después de tanta ausencia, es una respuesta generosa para buscar juntos a Dios. Es un encuentro para reafirmar nuestra fe y reactivar el compromiso de kichwa Kuyllurrunakuna con las comunidades que fueron olvidadas los últimos años", indicó Dominik Szkatula, misionera laica, de origen polaco, del Vicariato San José del Amazonas.
Foto: Vicariato de San José del Amazonas.
Además, en el último día, las mujeres asistentes pintaron bolsones de tocuyo, utilizando los símbolos de la iconografía kichwa. Este espacio les permitió abrirse y expresar sus vivencias, emociones y problemáticas al interior de su comunidad.
Sobre 'Pachayaya'
Por 32 años, ininterrumpidamente, el sacerdote franciscano Juan Marcos Coquinche acompañó a los pueblos del Alto Napo. Como parte de su labor misionera y pastoral, y a diferencia de lo que sucedió en otras zonas de la Amazonía peruana, el religioso animó a los Kichwas a conservar su lengua, cultura y sabiduría ancestral. Antes de morir, en el 2006, tres hermanas Mercedarias del Perú llegaron a colaborar con la misión por alrededor de nueve años. Las siguió por un año el sacerdote oblato Edgar Nolazco. En la actualidad, la misionera laica Dominik Szkatula está a cargo de este puesto de misión.
El equipo misionero del encuentro en Angoteros junto a la abogada del CAAAP. Foto: Vicariato de San José del Amazonas.
Lo que se busca en esta misión es revalorar la cultura kichwa, enfatizando la importancia de abrirse a la cultura, valores, ritos y mitos de este pueblo como base para el diálogo acerca de Jesucristo y su Iglesia con una perspectiva indígena. Se resalta la defensa de la selva, incluyendo su territorio, vida y cultura, así como la organización de los pueblos indígenas, y el trabajo con la familia para prevenir y erradicar la violencia familiar, especialmente de aquella que es consecuencia del incontrolable consumo de alcohol.
La emisora del Vicariato de Puerto Maldonado, ubicada en la Amazonía cusqueña, empezó a transmitir esta semana a través de su señal televisiva. Un sueño que se hace realidad luego de varios años de gestión para la adquisición de equipos, y que no habría sido posible sin el apoyo de la población y la Iglesia Católica.
"Nuestro eslogan: La voz de lo que no tienen voz, ahora migra a darles rostro a nuestros hermanos convencianos. No solo voz, sino figura. Este gran esfuerzo es con mucho cariño para todos". Son las palabras del director de Radio Quillabamba, P. Luis Ricardo Villegas, en la primera entrevista transmitida a través de su señal televisiva. Y es que, tras años de esperanza y gestiones, el proyecto de la emisora del Vicariato de Puerto Maldonado para la creación de una plataforma de televisión se hizo realidad.
Este medio de comunicación social que se encuentra en la la ciudad de Quillabamba, capital de la provincia de La Convención, en la Amazonía de la región Cusco, se fundó hace más de 56 años por la Orden de Predicadores - Padres Dominicos, con el objetivo de evangelizar y comunicarse con las comunidades locales. Hoy es un medio posicionado a nivel local, regional y nacional, reconocido no solo por comunicar la buena nueva, sino por su labor al servicio del pueblo convenciano.
El director de Radio Quillabamba sostuvo que la materialización de este anhelo es fruto del esfuerzo de los hermanos de las gestiones antecesoras, y de personas clave que apoyaron el proyecto, el cual se llevó a cabo de manera paulatina durante cerca de dos años. "Hemos ido progresivamente adquiriendo una cámara, una computadora, una tarjeta de vídeo... aprendiendo poco a poco a cómo ir concretando esta magia que es la televisión", explicó.
P. Luis Villegas en la primera entrevista transmitida a través de la señal de Radio Quillabamba Tv.
A partir de ahora, el eslogan que identifica a la emisora, “La voz de los que no tienen voz”, irá acompañado de otro adicional: “Más cerca de ti”, uniendo así la cobertura de Radio y Televisión. La señal de Radio Quillabamba Tv se puede sintonizar por cable en tres canales: Cable Express en el18.6, Econocable en el 525 y Cable Bill en el 9.3.
Al servicio del pueblo convenciano
La emisora del Vicariato de Puerto Maldonado, fundada en 1966, ha logrado importantes avances en la tarea de la evangelización, incluyendo la formación de las primeras comunidades cristianas campesinas, que tienen un programa catequético en quechua y castellano. Además de la labor religiosa, Radio Quillabamba también se ha convertido en una voz para denunciar injusticias y permitir que el pueblo organizado se exprese y sea escuchado por las autoridades.
A lo largo de su historia, la emisora ha enfrentado dificultades, incluyendo cuatro atentados militares que dañaron los transmisores de onda corta. Sin embargo, la población respondió rápidamente y construyó un cerco de adobe para proteger los equipos de transmisión. Durante décadas han logrado adaptarse y superar nuevos desafíos para mantenerse presentes entre el público como un medio comprometido en su labor de comunicar, denunciar, informar y llevar esperanza a través de la fe.
Más de 60 personas se reunieron en el primer encuentro "Intercambio de experiencia: Aula Viva para el Buen Vivir y la Abundancia” que convocó a representantes de organizaciones indígenas y del sector productivo madrediosense, así como delegaciones de Brasil y Bolivia. Una actividad que busca fortalecer y recuperar la soberanía alimentaria de los pueblos amazónicos.
La Comunidad Nativa Boca Pariamanu, ubicada a dos horas de la ciudad de Puerto Maldonado, capital de la región Madre de Dios, fue el lugar escogido para desarrollar el primer encuentro "Intercambio de experiencia: Aula Viva para el Buen Vivir y la Abundancia”. Un espacio en el que 63 participantes pertenecientes a comunidades indígenas y agrícolas de la región compartieron, junto a delegaciones de Brasil y Bolivia, sus vivencias en la comunidad, aprendiendo a revalorar los frutos y alimentos que producen dentro de sus territorios.
Una de las primeras dinámicas consistió en identificar la escasez y como dar el salto a la abundancia que se tiene dentro de su comunidad. “El objetivo de la dinámica de la abundancia y escasez es que las comunidades puedan reconocer su territorio, cultura, identidad y semillas”, apuntó Juan Pablo Zarate, facilitador colombiano que trabaja recorriendo y recopilando el conocimiento de diferentes culturas de los pueblos indígenas amazónicos de Ecuador, Colombia, Brasil y Bolivia.
Luego del desarrollo la actividad de la escasez a la abundancia, Edy Dariquebe, directivo de la Federación Nativa del río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad), comentó que “en el bosque tenemos bastante abundancia, en la ciudad no. Muchas veces preferimos no trabajar y dejamos de lado todo lo que podemos producir. Lo que nos queda es sembrar y producir abundancia para las nuevas generaciones”.
Foto: Cáritas Madre de Dios
Posteriormente, se hizo un intercambio de semillas llevadas por los participantes provenientes de las comunidades nativas de El Pilar, Santa Teresita, Palma Real, Puerto Nuevo y Tipishka. También de los sectores de Mavila y Santa Rosa, así como las delegaciones de la Fenamad, Consejo Indígena de la Zona Baja de Madre de Dios (Coinbamad), Organización de Jóvenes Estudiantes Indígenas de Madre de Dios (Ojeimad), la Asociación para la Investigación y Desarrollo Integral (Aider) y la Asociación de Recolectores de Castaña Amazónica (Ronap).
Asimismo, la delegación de Brasil, conformada por integrantes de la comunidad Mulateiro, del pueblo manchineri; y Bolivia, integrada por representantes de Cáritas Pando y del Municipio de El Porvenir; trajeron semillas oriundas de sus territorios. En esta actividad, se lograron intercambiar más de 50 especies de semillas.
Foto: Cáritas Madre de Dios
“Las semillas no están perdidas, están ahí. Muchas comunidades buscan establecer monocultivo y van perdiendo la semilla, que es parte de la identidad cultural de los pueblos amazónicos”, añadió Zarate, quien observó como con “agrado y amor” los participantes volvieron a ver semillas que consideraban perdidas.
Chacra sin quema
Como parte del trabajo integral del "Intercambio de experiencia: Aula Viva para el Buen Vivir y la Abundancia”, se realizó una jornada de trabajo en una de las parcelas del Comité de Mujeres Emprendedoras de la Comunidad Nativa Boca Pariamanu. Se utilizaron dos espacios: uno en el cual anteriormente se practicó la quema agrícola; y en otra purma (parcela) que estuvo abandonada hace más de cinco años.
Juan Carlos Navarro, secretario general de Cáritas Madre de Dios, comentó que en el terreno abandonado se mantienen las propiedades del suelo. Además, se evita mano de obra en limpieza y mantenimiento. En la chacra sin quema se sembraron diferentes especies, como cacao, copoazú, guanábana, caoba, cedro, etc.
“De ustedes queda un gran recuerdo: las plantaciones”, refirió Adela Ajahuana, integrante del Comité de Mujeres de la Comunidad Nativa Boca Pariamanu. “Se hizo un gran esfuerzo, sudando la gota gorda. Gracias por su ayuda y apoyo. Algún día quisiera volver a verlos y sacar las naranjas y limoneras, para compartir con todos ustedes”.
Cocina nativa: recuperando la soberanía alimentaria
Con la supervisión del chef amazónico Roy Riquelme, los participantes se distribuyeron en cuatro grupos de trabajo para preparar diferentes platos, postres y bebidas, altamente diversificados, con insumos que produce la Comunidad Nativa Boca Pariamanu. El copoazú, cocona, castaña, casharana, zapote, entre otros frutos y alimentos, fueron elegidos para esta dinámica.
Foto: Cáritas Madre de Dios
Al culminar, cada grupo colocó, sobre una mándala elaborada con hojas de plantas nativas, los platos, postres y bebidas que prepararon.
Tras la degustación, los participantes solicitaron que este encuentro se repita en otras comunidades de Madre de Dios. Finalmente, las delegaciones de las diferentes comunidades se comprometieron en replicar cada una de las enseñanzas dentro de sus territorios.
Esta actividad se dio en el marco del proyecto "Fortaleciendo la resiliencia ante el cambio climático mediante la réplica de buenas prácticas de la gestión de medios de vida en las comunidades de la Amazonía del Perú", ejecutado por Cáritas Madre de Dios y Cáritas del Perú, y financiado por Cáritas Alemania.
Después de una década de la siembra de esta semilla, en Puyo, Ecuador, no podemos dejar pasar esta fecha para compartir la trascendencia de aquel acontecimiento que dio lugar a la Red Eclesial más importante en la defensa de la naturaleza, de la Amazonía y de los derechos de los pueblos que viven en ella.
Por Mons. Rafael Cob*
A veces hay hechos históricos que pueden pasar inadvertidos, pero después, tienen una trascendencia que ultrapasa fronteras y no nos imaginamos la fuerza e incidencia que realizan en bien de la humanidad. Uno de estos hechos fue la que celebramos en Puyo.
Fue un 24 de abril del 2013 cuando la Iglesia de Puyo, a través de la acción de Cáritas del Ecuador, convocaba a una gran Asamblea con la participación internacional de doce países y de 146 participantes. Ahí se concibió y sembró la semilla de una red, la cual después de un “cuidadoso embarazo” daría lugar al nacimiento de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), en Brasilia, el 14 de septiembre del 2014.
Como grano de mostaza en la Amazonía
El texto de la siembra de la semilla de la red en Puyo nos dice: “Como Iglesia queremos seguir anunciando al Dios Creador y Salvador, garante de la vida de todos los pueblos que bendice a los constructores de la paz en este complejo contexto amazónico. Aspiramos a que esta acción coordinadora que comienza a florecer en Ecuador acompañada por agentes de pastoral de otros países hermanos, pueda pronto articularse en una red eclesial panamazónica que poco a poco, busque su propio lenguaje y sea capaz de definir desde la inspiración evangélica propuestas alternativas a los actuales modelos de desarrollo en Latinoamérica”.
Y esa semilla, como grano de mostaza, se convertiría en el árbol fuerte y frondoso para acoger y cobijar los sueños de tantos hermanos y hermanas que luchan por la justicia y siembran esperanza y paz en la Panamazonía.
El trabajo de escucha en los territorios, pronto se iría transformando en el tejer de esa red, articulando los testimonios y mensajes de sus habitantes, de los ancianos y las mujeres de esta selva, donde los ríos y los árboles también hablan. Donde la sabiduría ancestral se revela en la profundidad del misterio, en la sencillez del niño o la simplicidad de una flor, flora y fauna son la vida de estos pueblos guardianes de este gran tesoro. Ahí una biodiversidad ecológica que vive en armonía, enseñándonos la gran lección de la unidad en la diversidad, del mutuo respeto y de la reciprocidad en la entrega generosa que se comparte.
Al servicio de la vida en la Amazonía
La Red fue fortaleciéndose en el tiempo a lo largo y a lo ancho de la cuenca Panamazónica, fue convirtiéndose en compañera de camino en la defensa de los derechos de esta tierra y de sus pueblos desprotegidos, tanto tiempo olvidados marginados y explotados.
El Papa Francisco recordará que la Conferencia episcopal Latinoamericana en Aparecida habló de preocuparse de La Amazonía, como referente mundial y clave en el equilibrio climático del planeta. Así, esta red pasaría a caminar desde la periferia hasta la cima de las más grandes esferas internacionales, para denunciar ante ellas la vulneración de los derechos humanos en esta tierra.
Ha pasado una década desde aquella siembra que llevaría, un año después, a la fundación de la REPAM, concebida para ser fuente de vida en el corazón de la Iglesia. Esta red fue el brazo derecho para llevar a cabo el Sínodo Amazónico que se realizó en Roma, en 2019, como una bendición para la Amazonía y para toda la Iglesia.
¡Alabado seas, mi Señor!
Acudimos a Dios creador para agradecerle por lo contemplado en la creación y vivido en estos diez años. Por haber visibilizado la realidad que sufren estos pueblos y esta tierra llena de vida exuberante y de una sabiduría ancestral que debemos escuchar y respetar.
Como San Francisco, hoy decimos “Laudato Si, mi Signore” (Alabado seas, mi Señor). ¡Que viva la REPAM! Volvemos hoy a sus raíces, volvemos como los discípulos a Galilea, donde todo comenzó, en aquella llamada de Jesús a los apóstoles: ¡Síganme! Hoy también Él nos llama a cuidar de su creación y ser una Iglesia en salida.
Puyo se convirtió en antorcha, desde la periferia, para convertirse en luz central. Esta luz no se apagará mientras esta Red siga siendo el fuego que ilumina y calienta el corazón inquieto que despierta el amor y la esperanza con espíritu maternal para nuestra humanidad tan necesitada.
*Mons. Rafael Cob, obispo de Puyo, es presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM).
Desde la Amazonía, Mariluz Canaquiri (Kukama, Perú), Alex Villaca (Uchupiomona, Bolivia) y Gilberto Nenquimo (Waorani, Ecuador), y desde Norteamérica, Oralia Maceda Méndez (Zapoteca, México-Estados Unidos) convocan para la defensa del territorio y cuidado de la madre tierra.
Por Comunicaciones REPAM
En el marco de la 22da sesión del Foro Permanente para Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas, fue realizado un conversatorio oficial paralelo online con cuatro líderes y lideresas indígenas del norte y sur del continente americano. El evento oficial paralelo fue organizado por NGO Committe y NGO Mining Working Group, con la participación de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y del Programa Universitario Amazónico (PUAM).
Defender el agua es defender la vida
Mariluz Muryayari, del pueblo kukama del río Marañón, presidenta de la Federación de mujeres “Huaynakana Kamatawara Kana” de la Amazonía peruana, ha relatado su preocupación, como defensora del río y del territorio tradicional, del daño causado a los ríos y al agua.
Enfrentando las limitaciones por la dificil conexión con la internet que es una situación recurriente en la Amazonía, Muryayari explica que “nuestra madre naturaleza está enferma por las contaminaciones de las empresas extractivas petroleras, mineras y madereras que vienen explotando nuestros territorios, bien como otros peligros causados por los despojos territoriales por las concesiones realizadas por el Gobierno”.
Mariluz Muryayari en la III Escuela de DD.HH. de la REPAM – Foto: Tadeu Rocha/REPAM
Ante esta situación, el pueblo kukama pide “que el río Marañón sea considerado sujeto de derecho, porque vivimos de él y el agua es fundamental. Nosotros consumimos agua todos los días, como hace toda la humanidad y seres vivientes. Por ello, hemos tomado el primer paso que considere el río Marañón como sujeto de derecho, que no sea contaminado por la reactivación de los pozos petroleros sin haber hecho la reparación de los daños de casi 50 años. Con esto sufrimos amenazas constantes”.
Por ello pedimos que se exija al Gobierno peruana que se respete la madre naturaleza y el derecho de los seres que existimos, que haya una Ley para defenderlos. ¿Qué vamos a dejar a las futuras generaciones?”, cuestina la lideresa kukama.
Tejer redes de resistencia y lucha entre los pueblos
Para Alex Limoco, indígena Uchupiomona de la Amazonía Boliviana, defensor de los Derechos Indígenas y de la Madre Naturaleza, es importante “seguir tejiendo estas redes de resistencia y lucha entre los pueblos”.
Su relato parte de lo que vienen enfrentando en la cuenca del río Beni, en la Amazonía boliviana, donde “se ha intensificado la presión por parte del Gobierno y las grandes empresas en llevar a cabo grandes proyectos extractivistas y grandes estructuras, como el plan de construir dos centrales hidroeléctricas, que amenazan a los indígenas que viven en dos áreas protegidas”.
Limoco recuerda que “estos proyectos datan de muchos años y a lo largo de estos años se viven renovando este ideal, al costo de destruir nuestras áreas protegidas y condenarnos a una muerte silenciosa, agravada por el actual avance de la explotación minera aurífera, aprobadas por leyes del Gobierno. Estas están aumentando a cada año y llegado con más violencia, causando muchos conflictos y amenazas, como es la severa contaminación de gran parte de nuestros ríos con metales pesados. Como nuestros pueblos dependen bastante del consumo de peces, esa situación ha llevado a que la mayoría de los pobladores indígenas están contaminados por el mercurio”.
Alex Limoco en Nueva York, donde participa presencialmente del Foro de la ONU para las Cuestiones Indígenas – Foto: Sonia Olea/REPAM
Finalmente, el líder indígena afirma que “la unión entre las organizaciones indígenas y de la sociedad civil, como de la Iglesia, ayuda a comprender esta compleja problemática que tiene en riesgo nuestros territorios”. “Por ello estamos en este momento acá [en las Naciones Unidas], porque nuestros hermanos están siendo despojados de sus territorios ancestrales y el Estado no viene haciendo nada para protocolar el derecho de estos hermanos. Son otras personas que han migrado de otras tierras altas son los que están llegando a la Amazonía a quitarles el dominio ancestral del territorio a nuestros hermanos indígenas”.
Para Henry Ramírez, moderador del evento, “es visible ver que los proyectos extractivistas afectan directamente la salud física e integral de los territorios. No pensamos pensar solamente la salud individual, pensada por los occidentales, sino que debemos ver como las afectaciones extractivistas están afectando la salud integral de los territorios”.
“Hemos sido desplazados de nuestras tierras”
Oralia Maceda Méndez, indígena mixteca, perteneciente del Frente Indígena Oaxaqueño Binacional (México y Estados Unidos), que defiende los derechos de los pueblos indígenas que son migrantes en este momento.
Desde el Foro de Pueblos Indígenas en la ONU, recuerda que su pueblo mixteca “es el reflejo de muchos pueblos que viven lejos de nuestras tierras por todo lo que las empresas trasnacionales han estado haciendo en nuestros pueblos y la falta de atención de nuestros Gobiernos. Esta es la causa por la que hemos sido desplazados de nuestras tierras”. Esta situación, según Maceda, “ha sido por la falta de atención y porque las empresas se han apoderado de nuestros recursos y de nuestras tierras, provocando pobreza en nuestros pueblos. El desarrollo que tanto hablan ha provocado pobreza en el pueblo”.
En su emocionante relato, ha expresado que “nosotros como pueblos indígenas sabemos bien como cuidar y proteger nuestras tierras. Hemos sido desplazados de nuestras tierras, dañando mucho nuestra salud emocional, alejándonos de nuestras familias y tierras originarias. Necesitamos alzar nuestra voz y concientizar a nuestros pueblos para que tengan informaciones claras de los impactos provocados a largo plazo”.
Oralia Maceda, indígena mixteca, del Frente Indígena Oaxaqueño Binacional (México y Estados Unidos)
Como parte de su autoafirmación como indígena, mismo que no esté en su territorio originario, “como comunidad migrante desplazada, nada nos va a quitar nuestro ser indígena, pueblos originarios. Debemos unirnos para asegurar que los Gobiernos nos escuchen y respeten nuestros derechos”.
La denuncia de Oralia hace estar atentos a esta problemática para que muchos pueblos indígenas no sean obligados a migrar de la Amazonía, como sucedió con los mixtecas y tantos pueblos originarios por el mundo, viviendo en condiciones poco favorables y lejos de sus tierras.
Tomar conciencia de la dependencia creada a los indígenas
El indígena, Gilberto Mincaye Nenquimo Enqueri, de la Amazonía ecuatoriana, líder en la comunidad waorani Nemonpare y expresidente de la organización waorani del Ecuador, expuso sobre la dependencia creada por el Gobierno y la “cultura de la ciudad” en muchas comunidades.
“Los problemas que tenemos en nuestros territorios se dan por las plataformas petroleras y avance de carreteras y agrícolas, que afectan las comunidades directamente. Se irrespetan la consulta previa, libre e informada”. Ante esto, da el testimonio como como los modelos extractivistas colonizadores han generado ciertas dependencias. “Durante el periodo de la pandemia se ha notado la dependencia que se ha creado en las comunidades waorani de las cosas de la ciudad. Ya no somos como antes que vivíamos de yuca y plátano. Nosotros ya nos tornamos dependientes de algunos productos, como sal, jabón y vela para prender la noche, por ejemplo”.
Gilberto Mincaye Nenquimo, waorani de la Amazonía ecuatoriana
El líder waorani denuncia que “hay desnutrición infantil grande y cáncer en nuestros territorios. La dependencia creada nos hizo esperar mucho para que alguien nos traiga tratamiento o lleve a un centro de salud, que muchas veces solo nos dan paracetamol. El Estado ya no responde”.
Ante esta situación, muchas de estas comunidades se concientizan de estas dependencias y comienzas a luchar para recuperar sus valores ancestrales que los hizo sobrevivir y vivir siempre. “Estamos concientizando sobre lo nuestro propio, como es la medicina tradicional, con gran potencial. Debemos unir el conocimiento de los pueblos indígenas sobre el uso de las plantas y lo que han utilizado tradicionalmente. Esta unión va a ser muy importante para la sobrevivencia de nuestro pueblo”, concluye Nenquimo.
Foro para Cuestiones Indígenas de la ONU
Celebrada de forma presencial en Nueva York, del 17 al 28 de abril de 2022, la 22da sesión del Foro Permanente de Naciones Unidas para las cuestiones Indígenas 2023 tiene como tema especial para su agenda a los “Pueblos Indígenas, salud humana, salud del planeta y territorial y cambio climático: un enfoque basado en los derechos”.
Cada año, el Foro Permanente reúne, por diez días, a pueblos indígenas de todo el mundo. Este espacio se presenta como una oportunidad para que los pueblos interactúen directamente con los Estados miembros de las Naciones Unidas, incluyendo también a organismos especializados en derechos humanos e instituciones académicas.
El acompañamiento de la Iglesia Católica en los procesos de defensa y exigibilidad de derechos en la región amazónica ha permitido que la voz de los pueblos indígenas presentes en la región sea escuchada en espacios de incidencia internacional. En este año 2023 fueron realizados diversas actividades de incidencia con la presencia de los pueblos indígenas de la Amazonía, facilitados por la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), el Programa Universitario Amazónico (PUAM), el Consejo Indigenista Misionero (CIMI) y el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP).
Desde Iquitos, capital de la región Loreto, una religiosa de las Hermanas Catequistas de Jesús Crucificado narra los enormes desafíos de evangelizar una región geográficamente inhóspita, pero humanamente muy acogedora.
Soy Fátima Lay Martínez, religiosa de las Hermanas Catequistas de Jesús Crucificado, y quiero compartirles nuestra misión en la Amazonía Peruana que comenzó en 2017. En este rinconcito del mundo, que yo llamo "Regalo de Dios", las cosas no funcionan de la misma manera en que estábamos acostumbradas, lo que nos ha exigido mucha creatividad y tiempo para responder a lo que las personas necesitan, para conocerlas y amarlas.
Las religiosas de la Misión de las Hermanas Catequistas de Jesús Crucificado en Iquitos, Amazonia Peruana: Hna. Reyna, Hna. María de la Luz, Hna. Fátima y Hna. Sandra
Nosotras vivimos en Iquitos, la ciudad más grande de la Amazonia Peruana, rodeada de naturaleza y de grandes ríos. Pese a eso, aquí el agua potable está disponible solo unas cinco horas al día, la red eléctrica es inestable y el acceso a internet es lento. La gente llega desde lejanos caseríos y se instala a las orillas del río en situaciones muy precarias, trabajando en lo que se pueda y no siempre bien pagadas. Pero nada de esto evita que sean alegres y cercanas. Me encanta mirar a los niños que juegan y se mojan descalzos en las calles de tierra.
La hermana Fátima con algunos niños de la comunidad Independencia
La forma más común para moverse en la Amazonia es en transporte fluvial. Salvo una carretera que une Iquitos con la ciudad de Nauta, distante a cien kilómetros, el resto de los desplazamientos se hace en lancha, ferry o con los llamados “bongueros”, cuyas travesías pueden durar incluso días. De hecho, acá las distancias se miden más por tiempo que por kilometraje. Lima está a ocho días de travesía en lancha, mientras que, con ese mismo medio de transporte, solo toma un día llegar a la frontera con Brasil o Colombia.
La Evangelización en nuestro Vicariato
La Amazonía Peruana es una tierra de misión que depende del Papa y, por ende, su territorio se organiza en diversos Vicariatos Apostólicos confiados a congregaciones religiosas. Pero el número de misioneros es bajo en relación a las enormes extensiones de la selva. Por ejemplo, en nuestro Vicariato de Iquitos solo hay 33 sacerdotes, y por eso las religiosas y animadores jugamos un rol importante.
Mapa de las parroquias que forman parte del Vicariato de Iquitos.
A diferencia de los otros vicariatos de la Amazonia, aquí la mayoría de las parroquias está en la ciudad, donde hay cerca de medio millón de habitantes. Sin embargo, el trabajo de la Iglesia también alcanza hasta las lejanas comunidades de los caseríos, que se emplazan a lo largo de los ríos y hasta donde es difícil llegar dada la complejidad de la geografía y los altos costos del transporte. Cuando baja el nivel del agua de los ríos es imposible arribar a ciertos lugares o, al menos, es necesario caminar por el barro de la selva, protegiéndonos de animales e insectos.
Nuestra misión en una “tierra virgen”
En medio de este contexto nuestra labor es evangelizar y acompañar, sobre todo a quienes vienen desde los caseríos lejanos trayendo sueños, especialmente para sus hijos. Recuerdo un primer encuentro con la realidad pastoral que ocurrió durante una reunión para el sacramento del bautismo de unos niños. Para mí fue una gran sorpresa constatar que pocos de sus padres eran bautizados. Esto me desafió y debí cambiar la catequesis que había preparado. Así, me fui dando cuenta de que esta área es una “tierra virgen” para la evangelización, pues para muchos es la primera vez que toman una biblia en sus manos o que escuchan un pasaje de la Sagrada Escritura.
Visitando algunas comunidades en los ríos
Viviendo nuestro carisma como congregación, en estos seis años hemos colaborado en diversos servicios de catequesis y formación en distintas parroquias, además de haber sido encargadas de las Obras Misionales Pontificias. Todo esto nos ha permitido ir desde la ciudad hacia las periferias, y llegar así hasta las comunidades asentadas en los sectores de los ríos. Allí también hemos tenido la ocasión de encontrarnos y servir a los crucificados de hoy.
El encuentro con el Crucificado
Los miércoles llevamos la comunión a los enfermos, los acompañamos y escuchamos. Recuerdo cómo una vez, pese al asco que sentí humanamente, pude contemplar a Cristo en la Cruz al atender a una persona cubierta de llagas. Entonces todo cobró sentido. Durante la pandemia de Covid me tocó sufrir junto a ellos y llorar de impotencia al ver morir a tantas personas, pues en Iquitos la primera ola resultó devastadora.
La hermana Sandra Pérez en la comunidad de Santa Cruz, Nauta
Este encuentro con tantos crucificados también nos compromete a darles voz a los sin voz. Acá son muchas las empresas ilegales de tala de árboles y minería, se producen derrames de petróleo que contaminan los ríos y dejan a poblaciones sin agua para beber y sin poder pescar para comer. Ante estas situaciones el amor por el pueblo no nos deja indiferentes y nos impulsa a aportar nuestro granito de arena para transformar la situación. Esto fue lo que nos impulsó a crear la Cáritas en nuestra parroquia.
La hermana María de la Luz junto al grupo de la Cáritas parroquial que apoya a los más desfavorecidos
Estar en la selva es un regalo de Dios y, aunque el mundo no se dé cuenta de lo que hacemos, cada esfuerzo por caminar al lado de este pueblo, por ayudarlo a recuperar su dignidad, es ya un comienzo del Reino de Dios. Especialmente, el hacerlo caminando junto a mis hermanas de comunidad en estas búsquedas hacia lo que Dios quiere.
Celebrada de forma presencial en Nueva York, del 17 al 28 de abril, el 22° Foro Permanente de Naciones Unidas para las cuestiones Indígenas 2023 tiene como tema especial para su agenda a los “Pueblos Indígenas, salud humana, salud del planeta y territorial y cambio climático: un enfoque basado en los derechos”.
Cada año, el Foro Permanente reúne, por diez días, a pueblos indígenas de todo el mundo. Este espacio se presenta como una oportunidad para que los pueblos interactúen directamente con los Estados miembros de las Naciones Unidas, incluyendo también a organismos especializados en derechos humanos e instituciones académicas.
Con el resultado de los diálogos se elabora un informe de los temas prioritarios, así como recomendaciones a los Estados Miembros, al sistema de la Naciones Unidas y a los pueblos indígenas, para avanzar en la implementación efectiva de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Presencia de casos de vulneración de derechos en la Amazonía
El acompañamiento de la Iglesia Católica en los procesos de defensa y exigibilidad de derechos en la región amazónica ha permitido que la voz de los pueblos indígenas presentes en la región sea escuchada en espacios de incidencia internacional.
Foto: REPAM
Este año, los casos llevados al Foro son de Bolivia, Brasil, Perú y Ecuador: En Bolivia, la presencia de más de ciento treinta represas afecta y amenaza la vida y el territorio de los pueblos Tacanas, Lecos, Moseten, Tsiman, Uchupiamona y Esse Ejja. El caso, que es acompañado por la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), será presentado por Alex Villca Limaco, indígena Uchupiamona, secretario de Comunicación de la Mancomunidad de Comunidades Indígenas de los Ríos Beni, Tuichi & Quiquibey y por Gladis Montesinos, misionera carmelita presente en el territorio.
En Perú, el proyecto de la Hidrovía Amazónica, la instalación de pozos petroleros sin consulta previa, así como los derrames del mismo, amenazan la vida de las comunidades nativas como San Pedro de Urarinas. Este caso es acompañado por el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica del Perú (CAAAP) y presentados por Nancy Verónica Shibuya, abogada con experiencia en derechos humanos y pueblos indígenas. Mientras, también en el departamento de Loreto, la enajenación de tierras ancestrales y las actividades extractivas en los ríos amenazan la vida de las comunidades indígenas Kukama. El caso es acompañado por la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y presentado por Mariluz Canaquiri Murayari, mujer kukama, presidenta de la Federación de mujeres Huaynakana kamatawara kana y participante de la tercera Escuela de Promoción y Defensa de los DDHH de REPAM.
Foto: REPAM
En Brasil, la ocupación del territorio y el extractivismo indiscriminado de recursos en la región amazónica afecta la vida de los pueblos indígenas. El caso es acompañado por el Consejo Misionero Indigenista (por sus siglas en portugués CIMI), y presentado por Kora Kanamari, líder indígena perteneciente al pueblo Kanamari, Leila Rocha, del pueblo guaraní-ñandeva y miembro de la junta directiva de Aty Guasu Kaiowá y Guaraní, Lidia de Oliveira, misionera laica del CIMI que acompaña a los pueblos indígenas de Mato Grosso do Su, Carlos Stefanes, asesor del Equipo de Incidencia Internacional del CIMI y Güenter Loebens, misionero del CIMI y miembro del equipo de apoyo a los Pueblos Indígenas libres de la entidad.
En Ecuador, los territorios de la Nacionalidad Waorani se han visto gravemente afectados como efecto de las actividades extractivas en el país. La pandemia agudizó las desigualdades socioeconómicas presentes en la región, con una deficiente respuesta estatal a los casos de Covid-19 en las comunidades Waorani y a los niveles altos de desnutrición infantil. El caso es acompañado por el Instituto de Salud Pública de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (ISP), y presentado por el líder indígena waoran Gilberto Nenquino.
La presencia de la delegación fue posible gracias al trabajo coordinado de las organizaciones acompañantes junto a Sonia Olea Ferreras, responsable de incidencia internacional de REPAM y miembro del Equipo de Incidencia de Cáritas Española