El papa Francisco ha declarado ‘venerable’ a Martino Fulgenzio Elorza Legaristi, prelado de origen español y quien en vida fuera titular de Moyobamba.
Por: Ángel Morillo – Vida Nueva Digital
La Conferencia de Obispos de Perú anunció que el papa Francisco ha declarado ‘venerable’, este 9 de abril, a Martino Fulgenzio Elorza Legaristi, prelado de origen español y quien en vida fue titular de la jurisdicción amazónica de Moyobamba, departamento de San Martín.
El Santo Padre autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos “promulgar el decreto de las virtudes heroicas del Siervo de Dios”.
De este modo, Elorza inicia el camino a los altares que comienza con esta etapa, luego sigue la beatificación con un primer milagro comprobado y, finalmente, la canonización con un segundo milagro.
Perfil del nuevo venerable
Sobre el nuevo Venerable, la Conferencia de Obispos ha indicado que “nació en España el 30 de diciembre de 1899. Fue una de las figuras más importantes de la Congregación Pasionista en el Perú”.
Estuvo encarnado en la Amazonía peruana, donde promovió la educación y la formación de comunidades indígenas.
“En 1953, a la edad de 49 años, fue nombrado Obispo Titular de Baliana y Primer Obispo Prelado de Moyobamba. Durante los 17 años de su Ministerio Episcopal viajó incansablemente a lo largo y ancho de la selva, visitando todos los rincones de la prelatura”, apuntaron.
Asimismo fomentó la construcción de “muchos lugares de culto y escuelas” para superar el analfabetismo en adultos y la catequesis inculturada.
De hecho, durante la celebración del Concilio Vaticano II “defendió el uso de las lenguas originarias por parte de la Iglesia”.
A continuación, el comunicado de Mons. Rafael Escudero López-Brea, actual obispo Prelado de Moyobamba:
En el contexto de la elección de la nueva presidencia del CEAMA el pasado 27 de marzo, el Nucleo de Mujeres de la REPAM lanza una declaración a fin de contribuir en la construcción de una Iglesia cada vez más sinodal, participativa y con un rostro amazónico desde sus instancias organizativas.
Por: Núcleo de Mujeres
Representantes del Núcleo de Mujeres de la Amazonía, ante la confirmación de la nueva presidencia de la Conferencia Eclesial de la Amazonía – CEAMA, lanzan un comunicado para expresar su “perplejidad, tristeza e indignación” al no ver la representatividad femenina de la Iglesia con rostro amazónico en la institución.
Considerando que la CEAMA fue creada para promover una Iglesia con rostro amazónico y sinodal, la ausencia total de mujeres en la presidencia, manifiesta una falta de valoración y reconocimiento efectivo del ser mujer.
Este clamor de las mujeres busca contribuir a la reflexión y construcción efectiva de una Iglesia cada vez más sinodal, participativa y con rostro amazónico desde las instancias organizativas de la Conferencia Eclesial de la Amazonía.
"A partir de ahí, para una conversión pastoral y eclesial, proponemos la creación de una presidencia ampliada con la participación de las mujeres y de los pueblos indígenas y otros pueblos amazónicos (campesinos, habitantes urbanos, comunidades tradicionales, ribereños) en los órganos de gobierno de la CEAMA”.
A continuación, lee el pronunciamiento de forma íntegra:
En la mesa de diálogo de la exposición «Puedo caminar, puedo volar. Artistas amazónicas contemporáneas y la defensa del buen vivir», cuatro mujeres expresaron las historias, inspiraciones y vivencias que buscan plasmar en su arte. Pidieron que, desde las organizaciones de la sociedad civil y el Estado se fomente la creación de más espacios de difusión para las creadoras amazónicas.
Por: Querida Amazonía
Cuatro mujeres indígenas, pertenecientes a los pueblos harakbut, shipibo-konibo, yanesha y awajún-wampís; dieron a conocer su quehacer artístico, vivencias y particulares miradas como creadoras en la mesa de diálogo de la exposición "Puedo caminar, puedo volar. Artistas amazónicas contemporáneas y la defensa del buen vivir", que se desarrolló el pasado 30 de marzo en el Museo Metropolitano de Lima.
Yésica Patiachi, artista y educadora harakbut; Dina Ananco, poeta awajún-wampis; Chonon Bensho, artista shipibo-konibo y Medalith Ruffner, artista yanesha; mujeres que, con esfuerzo y tesón han logrado participar activamente en los ámbitos políticos, literarios, artísticos e intelectuales de la sociedad; explicaron las ideas detrás de su arte en pintura, bordado, cerámica, tejidos y arpilleras.
La mesa de diálogo inició con la experiencia de Medalith Ruffner, proveniente de la comunidad de Shiringamazu, en Oxapampa (Pasco), quien compartió la historia de creación de la Asociación de artesanos del Alto Purús. Mediante este arte, contó, se ha logrado el desarrollo económico de mujeres en distintas comunidades y la revaloración de su identidad cultural.
Medalith, como una de las lideresas e impulsoras de esta organización que empezó con cuatro miembros, se dedica a capacitar a mujeres, jóvenes y niños en la elaboración de bisutería con semillas naturales, teñido de telas con fibras vegetales, elaboración de juegos ancestrales y de vestidos con iconografía yánesha. Elementos que evocan su forma vivir en el bosque, en la chacra, en el río.
"Ahora somos más de 10 mujeres que salimos todas las festividades llevando nuestra artesanía. También hemos tenido la oportunidad de participar en las ferias nacionales, y estamos mejorando la calidad de nuestra artesanía. Hoy, las mujeres que nos rechazaban antes les dicen a sus esposos que solo un día les ayudarán en la chacra, y que los demás días se dedicarán a la artesanía", manifestó la artista yánesha.
La artistas shipibo-konibo shonon Bensho, ganadora del XII Concurso Nacional de Pintura del BCRP con su obra con patrones kené "El río de los perfumes medicinales", agradeció este espacio organizado por el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica, la Red Eclesial Panamazónica en Perú (REPAM Perú) y la Municipalidad de Lima, para poder exhibir sus obras y las obras de tantas mujeres amazónicas.
Por otra parte, la poeta awajún-wampis, Dina Ananco, resaltó el impacto que muchas mujeres de la Amazonía han dejado en ella. Ellas, en su búsqueda de oportunidades, abren paso a las mujeres en sectores como la política, la comunicación y el arte. Enfatizó que, a pesar de que aún hay mucho por recorrer, al fin se ha puesto en marcha este camino.
"Creo que todas las mujeres originarias que venimos acá, hayamos estudiado en la universidad o no, poseemos ese conocimiento que nuestros sabios o sabias nos han transmitido. Y esa es una base de conocimientos que nosotros podemos expresarlo ahora en el arte (...) No digo que tengamos el espacio ganado y que no haya nada más que trabajar, sino que estamos encaminándonos", sostuvo la poeta Dina Ananco.
Por último, Yésica Patiachi, artista harakbut, educadora y escritora de la región Madre de Dios, narró las dificultades que las mujeres deben afrontar en sus comunidades indígenas, indicando que muchas veces sus trabajos son menospreciados o invisibilizados. Contó que, a través del colectivo "Etochime Harakbut", iniciativa impulsada por el pueblo harakbut, se busca rescatar sus valores culturales y su lengua mediante el arte, debido a la amenaza cultural que representa la minería ilegal en esta parte de la Amazonía.
"Como dijo el Papa Francisco, los pueblos indígenas de la Amazonía somos protagonistas de muchas injusticias, incluida la mujer. Cuando yo publiqué mi primer libro casi nadie de mi pueblo me felicitó, porque la primera publicación que se hacía en la lengua harakbut lo hacía una mujer. Sabía que de alguna u otra forma la publicación rememoraba la historia de tantas abuelas que me habían contado estos relatos", señaló Yésica.
Las artistas indígenas expresaron que esperan que más espacios como estos puedan ser apoyados desde el Estado y las organizaciones de la sociedad civil. Resaltaron que el talento no falta, sin embargo, faltan espacios para demostrarlo. En ese sentido, expresaron que se debe aprovechar que la mujer tiene una sensibilidad única de transmitir y de darle color a la ciudad.
"Puedo caminar, puedo volar"
Son 26 artistas de seis pueblos indígenas las que participan en esta exposición, que será exhibida hasta el próximo 29 de mayo en la Galería Limaq. Un espacio en la capital que abre una mirada a la Amazonía desde la perspectiva femenina y que pone en relevancia los diversos roles y conocimientos que tienen, expresados a través del arte. Del mismo modo, esta muestra busca generar un espacio de reflexión en torno a temas aún pendientes en el ejercicio de su ciudadanía.
La muestra se puede visitar hasta el 29 de mayo en la Galería Limaq del Museo Metropolitano de Lima (Av. 28 de Julio 800, Cercado), de martes a domingo, de 10 a.m. a 1 p. m. y de 2 a 6 p. m. Los domingos estarán también algunas de las artistas ofreciendo al público la posibilidad de comprar sus artesanías.
Por: P. Manolo Berjón O.S.A y Mons. Miguel Ángel Cadenas
Hace años que nos vienen preguntando si rezar y orar significan lo mismo. La respuesta ha sido siempre idéntica: son sinónimos. Es decir, significan lo mismo. Sin embargo, desde hace un tiempo, recurrentemente, venimos dándole más vueltas. Manolo siempre insiste, y creo que lleva razón, que en Loreto estos dos términos tienen connotaciones diferentes. Pero vayamos por partes.
Rezar proviene del latín ‘recitare’, leer en voz alta. Donde tenemos el reiterativo ‘re-‘, y ‘citare’ (citar, poner en movimiento nombrando a alguien), frecuentativo de ‘ciere’: poner en movimiento, hacer venir con una llamada. Es, por tanto, un verbo de movimiento. Orar se deriva del latín ‘orare’ para expresar hablar, hablar en público o voz alta. Etimológicamente, por tanto, ambas significan hablar en voz alta. Sin embargo, en el lenguaje cotidiano orar suele referirse a una oración en silencio y rezar a una oración en voz alta.
En cambio, y esto es lo interesante, en Loreto posee otra connotación. En este caso traemos a la palestra lo que en tantas ocasiones hemos escuchado por el bajo río Marañón, extensible a todo Loreto. Rezar es utilizar oraciones ya fijadas, fórmulas que se repiten una y otra vez. Por ejemplo, el Padre Nuestro, Ave María... Mientras que orar brota del corazón.
De esta manera, en el bajo Marañón no hay distinción si el rezo/oración es en voz alta o baja. La cuestión deviene en si se utilizan fórmulas ya consagradas o desde el corazón. Y esto merece una breve consideración.
El corazón, para el pueblo kukama del bajo Marañón y otros pueblos indígenas, es la sede del pensamiento-sentimiento. El corazón bombea la sangre y disemina los conocimientos y los aprendizajes por todo el cuerpo. Lo que sale por nuestra boca, y nos referimos al habla, está controlado. No se dice todo lo que se piensa ni se siente. La persona reserva en su corazón lo que le pertenece únicamente a él/ella, y no se pronuncia con la boca. En el habla filtramos lo que queremos decir. En cambio, del corazón sale el canto sin ninguna restricción. De ahí que sea tan importante cantar.
Si la oración brota del corazón, entonces, nos dirigimos a Dios sin ninguna barrera, sin restricciones. Es una oración cordial. El inconveniente: podemos estar tan ocupados en decirle a Dios lo que queremos que no le escuchemos a Él. Pero, sin duda, la oración cordial ha sido y sigue siendo muy apreciada en la Iglesia.
El rezo de fórmulas ya establecidas como el Padre Nuestro, el Ave María… también tiene su importancia. Lejos de ser algo que se repite sin pensar lo que decimos, encontramos varias ventajas: 1.- Nos permite crear una costumbre, un hábito, porque podemos repetir continuamente. 2.- En el caso del Padre Nuestro corresponde al deseo y las palabras del mismo Jesús. El Ave María está inspirado en palabras sobre la Virgen María en el evangelio de Lucas. En este sentido nos da la oportunidad de situarnos en la perspectiva de Dios. Este cambio de perspectiva (ponernos en el lugar de Dios) es sumamente interesante en la Amazonía. Nos permite valorar más y mejor nuestra propia tradición eclesial.
Dedicado a las Carmelitas del Monasterio de la Inmaculada y San José de Iquitos que el 23 de marzo de 2022 cumplieron 10 años en el Vicariato Apostólico de Iquitos. Con todo el afecto para personas que rezan/oran continuamente por la Iglesia.
El Monasterio de Carmelitas está situado en la Av. Abelardo Quiñones N° 1903, distrito de Belén, Iquitos.
En el marco del Día Mundial del Agua, el obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos, Mons. Miguel Ángel Cadenas, se pronunció para criticar la situación en la que se encuentran miles de ciudadanos en la región Loreto, quienes no pueden acceder a agua limpia y de calidad para suplir sus necesidades. De acuerdo a Mons. Cadenas, el acceso al agua potable debe ser una prioridad en las políticas del Estado; y las autoridades locales, regionales y nacionales deben promover proyectos para satisfacer estas demandas de la población.
El obispo sostuvo que, pese a que se han generado millones de dólares en actividades petroleras en esta parte de la Amazonía, Loreto es el segundo departamento con menos acceso al agua potable en el país. Señaló que esta situación es producto de la corrupción y la falta de interés de las autoridades para invertir en proyectos de agua y saneamiento digno y que sea acorde al siglo XXI. "Cuidar uno de otros es fundamental. Fratelli Tutti nos lo recuerda. En la Amazonía tenemos grandes cantidades de población que no tienen acceso a agua y desagüe. Pero tambien los ciudadanos tenemos nuestra responsabilidad al respecto", añadió.
En ese sentido, mencionó que es un “pecado grave” que existan obras de agua y desagüe en las principales ciudades de la región que se encuentren paralizadas y hayan implicado enormes pérdidas económicas para el Estado peruano. “¿Cuantos proyectos han habido en las ciudades amazónicas y solo han sido dinero al cielo? Esto es gravísimo y es atentado contra la salud de las personas”, declaró el obispo a los micrófonos de Radio La Voz de la Selva.
Por otro lado, el religioso manifestó que las mayores potencias del mundo, que son las que generan mayor contaminación, deben invertir en recuperar los espacios ecológicos y conservar el medio ambiente. En especial, en lugares que tienen tanta importancia como la Amazonía peruana. "No es justo que nos manden a conservar cuando, de repente, necesitamos condiciones mínimas para sobrevivir. Es importante que estos países que han dañado el planeta, inviertan para que en Perú y otros lugares puedan llevarse a cabo proyectos que sirvan para recuperar los ecosistemas dañados por las actividades extractivas", puntualizó.
Finalmente, en el marco de este día, Mons. Cadenas refirió que es necesario reflexionar sobre las acciones que las personas realizan día a día para contribuir con la contaminación del planeta y su depredación. "Es una oportunidad para que pensemos que es lo que estamos haciendo. Estamos en un bioma bien dotado, en la cuenca de agua dulce más grande del planeta. Pero hay muchísima contaminación y esto atenta contra la vida de las personas y otros seres vivos", sostuvo.
El próximo lunes 14 de febrero se llevará a cabo el preestreno del documental Aguchita, que registra el testimonio de vida de la religiosa peruana Agustina Rivas. El documental es el séptimo capítulo de la serie “La Vida por la Amazonía”, producido conjuntamente por la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), y la Asociación Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (SIGNIS ALC).
Por: Pepe Mármol – SIGNIS ALC
La hermana Agustina Rivas, más conocida como Aguchita, fue religiosa de la comunidad del buen Pastor, cuya beatificación ha sido aprobada por el papa Francisco, luego de que la Congregación para las Causas de los Santos ha reconocido el martirio de la Sierva de Dios. La misionera, cuyo nombre original fue Antonia Luzmila Rivas López, fue asesinada por el grupo Sendero Luminoso, el 27 de septiembre de 1990, mientras cumplía su misión pastoral en el pueblo Ashaninka en la selva central del Perú, en la localidad de La Florida.
Aguchita consagró su trabajo a la asistencia en salud, educación, ofreciendo alimentos y alfabetizando principalmente a mujeres, a quienes las promovió a través de proyectos de capacitación productiva, organizando clubes juveniles y catequesis familiar en las comunidades rurales del pueblo del Valle del Yurinaqui, en el departamento de Junín.
La realización del documental estuvo a cargo de la productora Teleandes, bajo la dirección del comunicador y documentalista peruano Fernando Valdivia, y recupera los testimonios de personas que conocieron y trabajaron junto a la religiosa. El rodaje del documental se realizó en las poblaciones en las que trabajó Aguchita, con la estrecha colaboración de la Congregación del Buen Pastor, el Vicariato Apostólico de San Ramón y el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctic (CAAAP).
La vida por la Amazonía
La serie documental “La vida por la Amazonía” busca acercar a la población a las acciones, el pensamiento y el espíritu que animaba la vida de estos mártires y suscitar reflexiones sobre la lucha de derechos y la defensa de la vida y del territorio. De igual manera, la serie quiere también inspirar al acompañamiento de los procesos de liberación de las poblaciones amazónicas y a ser sujetos de transformación en la sociedad y en la Iglesia.
Hasta el momento, la serie cuenta con 6 capítulos: Labaka (Ecuador); Kiwxi, Cleusa Rody Coelho y Ezequiel Ramin (Brasil); Alcides Jiménez (Colombia); y Nicolasa Nosa (Bolivia). El preestreno del séptimo capítulo de la serie, sobre la religiosa peruana Agustina Rivas, Aguchita, se realizará en un acto virtual que será transmitido en vivo, a través de las redes sociales de la REPAM, de SIGNIS ALC, del CAAAP y de otras organizaciones aliadas, desde las 9 de la mañana.
El programa de preestreno contará con la participación de la Hna. Marlene Acosta (Congregación del Buen Pastor), Mons. Gerardo Zerdin (obispo del Vicariato de San Ramón), Carlos Ferraro (presidente de SIGNIS ALC), Fernando Valdivia (documentalista de TeleAndeS Producciones) y del Cardenal Pedro Barreto, presidente de la REPAM y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana.
Representando al Vicariato Apostólico de Yurimaguas, dos laicos de la Amazonía viajaron hasta Roma para formar parte de la ceremonia. Junto a personas que llegaron desde Brasil, Ghana y España, los fieles peruanos participaron de la Santa Misa presidida por el Papa Francisco en la Basílica de San Pedro.
El Papa Francisco concedió el Ministerio del Catequista a dos misioneros de la Amazonía peruana, durante la Santa Misa realizada en la Basílica de San Pedro en el Tercer Domingo de la Palabra de Dios. Se trata de los laicos Víctor Hidalgo Chumbe y Martiniano Dávila Yalta, pertenecientes al Vicariato Apostólico de Yurimaguas; quienes viajaron hasta Roma, junto a representantes de Brasil, Ghana y España; para asistir a la ceremonia realizada el último domingo 23 de enero.
El Ministerio del Catequista fue instituido mediante la publicación, en forma de Motu Proprio, de la Carta Apostólica Antiquum, el 10 de mayo de 2021. Este Ministerio es otorgado a manos del Sumo Pontífice a los laicos y laicas que han participado directamente en la difusión del Evangelio a través de la instrucción catequética. El rito, que se celebró por primera vez en esta Santa Misa, fue preparado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Antes de la homilía, los candidatos a los distintos ministerios fueron llamados por sus nombres y se presentaron ante la Iglesia. Posteriormente, los catequistas aceptados recibieron una cruz, reproducción de la cruz pastoral utilizada primero por San Pablo VI y luego por San Juan Pablo II, a fin de recordar el carácter misionero del servicio que van a administrar.
Para Víctor y Martiniano, esta ceremonia será de gran importancia para sus diócesis, vicariatos y parroquias. "Lo que el Papa Francisco, nuestro Santo Padre, en esta oportunidad va a realizar es un acto que nos llena de privilegio y sobre todo de importancia a todos los catequistas del mundo, porque nuestro trabajo es de vocación, es de servicio”, mencionó Víctor Hidalgo en una entrevista, previa a la ceremonia, para Rome Reports.
Ambos misioneros se dedican de forma voluntaria a dar catequesis en las zonas más alejadas de la Amazonía peruana, donde muchas veces no hay sacerdotes, contaron. "Vamos a muchas comunidades donde no llegan muchos, ni siquiera el Estado peruano; caminando dos, tres, hasta quince o veinte días. Nosotros llegamos allí para dar el mensaje de nuestro Señor”, añadió Martiniano Dávila.
Por: Mauricio López Oropeza, director del Centro Pastoral de Redes y Acción Social del CELAM.
En la Amazonía ha tomado tiempo armonizar ámbitos específicos como la diversidad institucional, las estructuras eclesiásticas, los estados naciones distintos, las congregaciones y carismas diversos, las identidades culturales, los idiomas diferentes, pero todo ha partido de la certeza de que solos no podemos, ante los desafíos enormes en este territorio. Por ello, estamos llamados a responder juntos ante los graves signos de crucifixión de tantos hermanos y hermanas indígenas y campesinos, ante las expresiones de muerte cotidiana e irreversible de nuestra hermana Madre Tierra a lo largo y ancho de este amenazado y frágil ecosistema.
En Querida Amazonía, el Papa Francisco ha recogido el clamor de los pueblos indígenas, comunidades campesinas, de los afrodescendientes, y todos los gritos y esperanzas de quienes habitan en este territorio que es fuente de vida para la Iglesia y para el mundo.
En este sentido, uno de los grandes gestos proféticos del Sínodo Amazónico fue confirmar esta intuición del Espíritu para dar vida a una estructura que posibilite las acciones en defensa de la vida y los territorios con una pastoral orgánica. Uno de esos frutos en ciernes, y en construcción sinodal y paulatina, es la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), un cuerpo eclesial que incluye a la diversidad de toda la presencia de nuestra Iglesia en el territorio; una instancia que está buscando cómo echar para adelante e implementar todos los lineamientos y propuestas del Sínodo que requieran de una estructura formal, de largo aliento, con identidad institucional propia, y con un fuerte enfoque hacia los nuevos caminos para la Iglesia.
Dios, nuestra única esperanza
En 2019, a la par con el proceso sinodal, presenciamos atónitos como los incendios en la Amazonía arrasaron con todo a su paso; hechos que se repitieron en los años siguientes, incluso ante la cuarentena por la Pandemia. Brasil, Perú y Bolivia, en ese entonces, fueron los mayores afectados. Sin duda, puede considerarse como un crimen a manos de, o con la complicidad de instancias privadas, y donde también tomaron parte en acción y omisión instancias gubernamentales que se supone tienen la misión de proteger los ecosistemas, la vida, los pueblos y a las comunidades que allí habitan. Muchos representantes oficiales han fallado, gravemente, en esta vocación prioritaria de defender la vida, por darle privilegio a otros intereses que generan rédito económico o político.
En este mismo sentido de la reflexión crítica, todos y todas debemos reflexionar en torno al consumo que hacemos, si no consumimos productos asociados a la expansión a la frontera agrícola y ganadera de la Amazonía para el monocultivo de estas grandes haciendas que están violentando a las poblaciones indígenas y tierras protegidas, podríamos generar acciones de presión que sabemos tienen un efecto real en los intereses de estos grupos de poder. También debemos ejercer el poder del voto –aún en una democracia limitada y debilitada como la de nuestros países–, lo cual permitiría tomar una mayor conciencia ciudadana. Es impresionante ver en Brasil cómo se le ha dado el poder a un político como Jair Bolsonaro, quien desde el principio de su campaña había amenazado con ir en contra de toda política ambiental, con una intención explícita de destruir la Amazonía y perseguir a sus pueblos, y, por ende, una postura en contra del planteamiento de la doctrina social de la Iglesia.
La ministerialidad diaconal laical al servicio de la Amazonía
El modelo pastoral en la Amazonía tiene que ser marcadamente laical, o no será. Las experiencias desde los territorios dan cuenta de ello. De igual modo, las comunidades eclesiales de base nos han dado tanta vida en el continente y en la propia Amazonía, por lo que deben ser asumidas como experiencia y modelo que nos ayuden a entender el mejor modo de respuesta orgánica y ministerial a los desafíos de este territorio. De allí que urge un llamado ineludible para superar estructuras clericalistas instaladas, y en cambio abrir paso a esa dinámica de desborde a la que nos ha invitado el Santo Padre en nuevos caminos ministeriales con un marcado protagonismo laical, o de lo contrario, corremos el riesgo de fracasar en la respuesta pastoral que la Amazonía necesita hoy.
Hasta la fecha, el aporte de los diáconos en la Amazonía ha sido muy restringido, solamente se ha animado el desarrollo de estos ministerios en los sitios donde han habido Obispos y sacerdotes con apertura para promoverlos, cuando es una necesidad sentida y evidente en la mayoría de comunidades a las que la Iglesia no llega, o en donde no es capaz de pasar de una pastoral de visita a una pastoral de permanencia intercultural e inculturada. Insisto, el tema del diaconado puede y debe promoverse y desarrollarse mucho más ahora, en especial, por aquellas comunidades de fieles que no tienen acceso a la eucaristía, y en las que no hay presencia del sacerdote o de representantes de la Iglesia más allá de una vez por año, o incluso menos.
Tengo la esperanza que los Obispos, luego del sínodo, con las claras orientaciones del documento final y de Querida Amazonía, y con el instrumento impulsado por el propio Papa a través de la CEAMA, empiecen cuanto antes a desarrollar muchos más itinerarios formativos y a delegar responsabilidades específicas para estos servidores de la comunidad, y para el desarrollo y promoción de los mismos. Hay experiencias en Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil que nos podrían inspirar de muchas maneras en esta dirección impostergable.
En definitiva, la Amazonía necesita de respuestas concretas. Estamos invitados a hacer realidad los sueños del Papa Francisco para afirmar, sostener y ampliar lo que ya tiene vida, y para tratar de promover lo que todavía no se desarrolla, a la luz de una realidad que grita con urgencia por cambios concretos. Igualmente estamos llamados a superar el pecado de la autoreferencialidad, el cual nos impide salir de nuestro modo de “siempre se ha hecho así”. Llegó el tiempo de una nueva ministerialidad, de una nueva obra para la Iglesia, desde la Amazonía iluminando a toda la Iglesia universal, y la cual ya está generando procesos irreversibles.
Las autoridades sanitarias restringieron el número de participantes a 30. Fue un bonito compartir donde hubo tiempo para tratar diferentes aspectos de la actualidad eclesial y vicarial, así como para dialogar sobre los difíciles momentos vividos con la pandemia en cada puesto de misión.
Casi dos años después, entre los días 24 y 27 de noviembre de 2021, el Vicariato San José del Amazonas, en el norte de la Amazonía Peruana y fronterizo con Colombia, Brasil y Ecuador, ha disfrutado de unos días de encuentro de sus misioneros. Una cita que, como han publicado a través de sus redes sociales, fue muy especial. “No pudieron ser todos, porque las autoridades sanitarias de Indiana restringieron el número a 30, pero resultaron unos días gratificantes e imprescindibles después de los avatares de la pandemia, aún no concluida”, indican en el escrito.
La necesidad de compartir, de dialogar cara a cara, era palpable en el ambiente. “Los misioneros necesitábamos compartir nuestra experiencia de este tiempo, comunicarnos, expresar todo lo que llevábamos dentro después de tanto esfuerzo y sufrimiento junto a nuestros pueblos”, cuentan.
También fue una ocasión para estudiar más profundamente los documentos surgidos del Sínodo, como el Documento Final y la exhortación apostólica Querida Amazonía, y “extraer de ellos lo que nos parece más relevante para nuestro camino de los próximos años en la misión”.
Por otra parte, se estudiaron las aportaciones al cuestionario FODA que desde el Vicariato se han realizado durante el año 2021 en todos los puestos de misión, y se escogieron los datos más importantes de este análisis de la realidad vicarial con vistas al proceso de elaboración del Plan Pastoral Misionero, que se realizará durante el año 2022.
“También hubo espacio para resumir todo el trabajo de aporte a la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, así como para arrancar la fase diocesana del Sínodo sobre la Sinodalidad de la Iglesia”, apuntan ya en la parte final de su nota. También se concedió espacio para conocer las últimas novedades de la realidad vicarial. “Hubo asimismo exposiciones de la ecónoma Anna Borkowska acerca de la situación económica del Vicariato y la manera de funcionar, y por supuesto de Mons. José Javier Travieso, que anunció algunos nombramientos en encargos vicariales que estaban vacantes”.
En conclusión, un encuentro necesario y muy fructífero, pues los y las participantes destacaron ya al final el ambiente cordial y distendido, la confianza y el clima de fraternidad y optimismo de cara al futuro.
En una entrevista que le brindó a la Agencia de Noticias del Episcopado Peruano (ANCEP), el miércoles 24 de noviembre, Monseñor David Martínez de Aguirre, Obispo de Puerto Maldonado y vicepresidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), se refirió a las primeras experiencias compartidas entre los participantes de la Asamblea Eclesial, los emotivos testimonios sobre raíces culturales de América Latina y el Caribe, y los desafíos pastorales para construir una Iglesia con rostro amazónico.
Desde la sede de la Conferencia Episcopal Mexicana, Mons. Martínez de Aguirre, declaró sentirse emocionado por participar en un gran evento que reúne voces de todo el continente. Para el Obispo de Puerto Maldonado, estos encuentros motivan a uno y convocan a otros ser discípulos misioneros en salida, haciendo hincapié en la ponencia del coordinador del equipo teológico del CELAM, el Padre Carlos Galli: “Es importante la alegría misionera del discípulo para llevar el desborde del Espíritu Santo a los pueblos latinoamericanos”.
En otro momento expresó su alegría al saber que desde la Amazonía, particularmente las zonas periféricas, se está aportando para la construcción de una Iglesia presente y aliada de los pueblos originarios.
También recordó los momentos importantes que se vivió en el Sínodo para la Amazonía, convocado por el Papa en octubre de 2019, que mostró la importancia de escuchar a los pueblos originarios, y saludó la iniciativa de integrar a las periferias durante esta Asamblea Eclesial.
Además, señaló que uno de los principales desafíos es democratizar la comunicación y llegue a los pueblos más alejados. No obstante, sostuvo el Vicepresidente de la CEAMA, pese a las limitaciones de estos medios, los pueblos originarios están logrando ser escuchados y aportar para la humanidad, en torno al “cuidado de la casa común y el cuidado de la familia”.