En una emotiva carta que lleva las voces de las comunidades indígenas y ribereñas, mujeres, hombres y jóvenes de la Amazonía, la REPAM y la CEAMA compartieron con el «abuelo Francisco» los desafíos, procesos y propuestas para continuar caminando juntos como Iglesia en la defensa de la vida y los territorios.
«Estos son tiempos de iluminación e inspiración de la Ruah Divina en medio de nosotros, después de 4 años de post-Sínodo de la Amazonía, un tiempo de esperanza, amado Abuelo. Con ternura queremos agradecerte por los pasos y frutos sembrados en nuestros territorios». Los pueblos indígenas y comunidades tradicionales de la Amazonía saludan y dan las gracias así al Papa Francisco por el tiempo vivido desde el inicio de su pontificado.
Yésica Patiachi, Hna. Laura Vicuña Manso y Patricia Gualinga Sarayakue, mujeres indígenas y vicepresidentas de la Red Eclesial Pan Amazónica (REPAM) y de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), fueron las representantes elegidas para entregar esta carta al Santo Padre durante su encuentro el último jueves 1 de junio. Un escrito donde se recogen los pasos dados por la Iglesia Católica en la defensa de la vida y los territorios de la cuenca amazónica.
En el documento además se comparten los desafíos que han enfrentado en los últimos años los pueblos y comunidades amazónicas, como la imposición del modelo extractivista, la falta de compromiso de los gobiernos locales, la violencia doméstica y sexual, la situación de miseria de los jóvenes indígenas en las ciudades, la exclusión de los pueblos originarios en la Iglesia y la sociedad, entre otros.
A pesar de estos desafíos, los pueblos indígenas reconocen en esta carta los avances logrados en los últimos años, como la mayor presencia indígena en experiencias de economías ecológicas y solidarias, el fortalecimiento del aspecto ministerial y los derechos de las mujeres, y la formación para una vida consagrada comprometida con la inculturación y la interculturalidad.
En este sentido, manifiestan que, siguiendo las enseñanzas de la exhortación apostólica «Querida Amazonía», se establezcan procesos concretos para apoyar y promover alianzas con los pueblos indígenas y comunidades, enfocándose en la demarcación de tierras, la participación e incidencia social en la Cumbre de Presidentes de la Amazonía; y en insistir en políticas de protección a los defensores de los derechos de los pueblos y territorios.
En audiencia histórica para la Iglesia en la Amazonia, las indígenas Patricia Gualinga, Hna. Laura Vicuña y Yesica Patiachi, mujeres reconocidas por su liderazgo eclesial y sociocultural, serán recibidas por el Papa Francisco en la mañana del 1 de junio.
Por Vanessa Xisto e Júlio Caldeira / Comunicación REPAM
Tres mujeres indígenas, Patricia Gualinga y hermana Laura Vicuña, vicepresidentas de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) y Yesica Patiachi, vicepresidenta de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) serán recibidas en audiencia por el Papa Francisco el jueves 1 de junio.
A principios de marzo, las tres indígenas amazónicas enviaron una carta, entregada personalmente al “Abuelo Francisco” por el cardenal Pedro Barreto, presidente de la CEAMA. En ella pedían un diálogo presencial entre las tres representantes indígenas y el Papa, para fortalecer los caminos de comunión y unidad.
Tres días después, la Prefectura de la Casa Pontificia envió a la Hna. Laura, Patricia y Yesica la confirmación de que serán recibidas por el Papa Francisco en audiencia privada el 1 de junio de 2023.
Caminos de comunión y nuevos caminos
Este encuentro, para ellas y a quienes representan, es una señal de que se da un paso significativo, incluyendo mujeres y laicos hacia nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral en las comunidades eclesiales amazónicas.
“Sin duda, las mujeres estamos presentes en innumerables comunidades, animando y motivando a las personas a no perder la fe y el sentido de la vida. Pero el servicio que prestamos a la Iglesia no es reconocido, generando tensiones que podrían ser superadas con el reconocimiento de nuevos ministerios para las mujeres de acuerdo con la urgencia de la realidad socio-pastoral de la Iglesia en la Amazonía”.
A partir de un hermoso proceso de escucha personal y colectiva, las mujeres llevan al Papa Francisco una carta, fruto del compartir y clamores que los pueblos indígenas y la Iglesia amazónica han vivido en los últimos años, en la siembra de una Iglesia sinodal y ministerial, y en la defensa de la vida de los pueblos y sus territorios.
Como CEAMA y REPAM celebramos este encuentro, que seguirá fortaleciendo las raíces sembradas por el Sínodo de la Amazonía en 2019, para una Iglesia en salida, samaritana y servidora, como pidió el Papa, al celebrar sus 10 años de Pontificado.
Conozca quiénes son las mujeres que serán recibidas por el Papa Francisco:
Yesica Patiachi
Escritora, investigadora, pintora y educadora del pueblo Harakbut, Yesica Patiachi Tayori nació en la comunidad indígena de San José del Karene, en el departamento de Madre de Dios, Perú.
Es licenciada en Educación por el Instituto Superior Pedagógico Público de Puerto Maldonado. En 2015 el Ministerio de Educación publicó su libro “Relatos Orales Harakbut” y en 2019 “El gallinazo y el jaguar”. Ambos son textos bilingües, en harakbut y castellano, siendo las primeras publicaciones escritas en esta lengua por una mujer indígena del mismo pueblo, y traducidas al castellano por ella misma.
Ha participado en la elaboración de cuadernos de trabajo en harakbut para el Ministerio de Educación para alumnos hablantes de esta lengua. Ha estado como especialista en Educación Intercultural Bilingüe (EIB) en la Junta Regional de Educación del Departamento de Madre de Dios, y Coordinadora Regional de Calidad de la Gestión Escolar para el Ministerio de Educación.
En enero de 2018, durante la visita del Papa Francisco a la ciudad de Puerto Maldonado, pronunció el discurso a favor de los pueblos indígenas, hablando de la dura realidad socioambiental que afronta la Amazonía y sus pueblos. En octubre de 2019 participó activamente en el Sínodo Amazónico como auditora.
Actualmente trabaja como profesora de secundaria en Puerto Maldonado y es una de las vicepresidentas de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM).
Hna. Laura Vicuña
Laura Vicuña Pereira Manso, indígena del pueblo Kariri, nació en Porto Velho, Rodesia. Es hija de padres emigrantes y viene de un significativo proceso de autoafirmación de su identidad indígena. Miembro de la Congregación de las Hermanas Catequistas Franciscanas, es licenciada en antropología, especialista en psicología social y máster en lingüística indígena.
Ha trabajado pastoralmente con diversas comunidades de la Amazonia brasileña y peruana. Actualmente actúa en el Consejo Indigenista Misionero (CIMI), en defensa de la Amazonia, de sus pueblos y de nuestra casa común, especialmente con el pueblo Karipuna. Participó en el Sínodo de la Amazonía en 2019 y es vicepresidenta de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA).
Ha estado en varios espacios de la ONU en Nueva York y Ginebra, Foro Permanente de los Pueblos Indígenas, para incidir y denunciar directamente la violación de los derechos indígenas y de la Amazonía.
Contribuyó con informes antropológicos para la identificación étnica y demarcación territorial de los pueblos Guarasugwe y Cassupá. Ha realizado estudios lingüísticos con sabios y abuelas indígenas de las lenguas Sabanê, Kwazá y Guarasugwe y ha publicado varios artículos sobre la Amazonia y el Servicio de la Mujer en la Amazonia.
Patricia Gualinga
Patricia Gualinga Montalvo, proveniente del Pueblo Kichwa de Sarayaku, de la Amazonia Ecuatoriana, es una reconocida defensora de los derechos humanos y de la casa común.
A lo largo de su vida, Patricia se ha dedicado, a ejemplo de sus papás y sabios, a proteger a su comunidad de las violaciones de derechos humanos causados principalmente por la exploración petrolera y la militarización.
En 2012 fue testigo ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos de un caso histórico presentado en 2002 sobre los impactos de la explotación petrolera en su comunidad, el cual concluyó con la corte pronunciándose a favor del pueblo de Sarayaku.
Participante en diversos espacios nacionales e internacionales de incidencia, recibió importantes reconocimientos a nivel internacional, entre ellos: en 2019, el Premio Brote Activismo Medioambiental en España: en octubre 2021 el premio a la valentia y liderazgo ALNOBA en EEUU; en diciembre 2021 el premio de Derechos Humanos Al Moumin; y recientemente el Premio Olof Palme de Derechos Humanos, en 2022, por su liderazgo en la lucha por mejorar las condiciones de vida indígenas.
Actualmente, apoya y lidera el colectivo Mujeres Amazónicas dedicado a la protección del medio ambiente, pueblos indígenas, derechos de las mujeres y de la tierra. Participó activamente del Sínodo Amazónico y es vicepresidenta de la CEAMA – Conferencia Eclesial de la Amazonía.
Por: P. César Caro, vicario general de San José del Amazonas
A estas horas Domi debe estar surcando el río Napo, como hace todos los años. Son recorridos de entre 12 y 16 días seguidos (sin regresar a casita a dormir, ¿eh?), largos y exigentes, propios de esta misionera de pura raza amazónica, que está cumpliendo 40 años de entrega en el Vicariato. Toda una vida de leyenda, escrita con sonrisas, creatividad y fuerza.
La chapa (el mote) de Domi es Pishcu Chaqui, en kichwa: pishcu=pájaro y chaqui=pie, es decir, pájaro que anda, que va saltando siempre de un sitio a otro. No puede estar más acertado, porque Domi se mueve, viaja; antes, cuando era coordinadora de pastoral del Vicariato, por todo el territorio, y ahora por el Napo y por Angoteros.
Es gracioso, ¿no? Sí, pero para la gente naporuna es algo muy verdadero y muy serio. El barrio donde está la casa misionera, en la distribución urbana de Angoteros, se llama “barrio Pishcu Chaqui”. Sobran los comentarios. Recuerdo que, en Santa María, una comunidad cercana, el kuyllur, que se llama Serapio, al presentar a los que estábamos de visita, mencionó a “la hermana Pishcu Chaqui”; ¿creen que alguien se rio? Nadies. Los moradores bien formales y circunspectos.
Y es que sí, Domi tiene el nervio misionero de ir, de llegar. En sus recorridos logra visitar todas las comunidades del distrito, 35 en total, dos veces al año, sean católicas o no (los evangélicos, como todos, la aprecian y ríen con sus bromas). En ningún otro puesto de misión alcanzan tal nivel de acompañamiento. Y son viajes duros, donde se duerme en el piso, se come con la gente, se han de cargar bultos pesados y a menudo no hay baño. Pues ahí está Pishcu Chaqui con sus 64 primaveras, admirable. El resultado es que todas las comunidades están mínimamente organizadas; de hecho, acuden a la tantarina (encuentro de formación en Angoteros) personas de 20 localidades, lo cual es una muy estimable proporción.
Pishcu Chaqui es más conocida en el Napo que Messi. Se para por la calle con todo el mundo, a la casa está entrando gente constantemente. Hay un niño de un par de años que se llama Joselu que baja la cuesta y no deja de gritar con media lengua: ¡Domi caramelo! Hasta que consigue su objetivo. No hay lugar donde no la reconozca alguien. El otro día, al subir al deslizador, como no habían anotado su apellido en la lista, el muchacho le puso “Domitila Coquinche”: Coquinche es el apellido más habitual en la zona, medio pueblo kichwa se llama así… ¡la consideran uno de ellos!
Domi ha logrado lo máximo para un misionero, qué orgullo y envidia sana. Cuando hace de anfitriona recibes multitud de pequeños detalles: comidas ricas, un ronsito por la noche, preparar keke juntos… Intenta siempre que se trabaje unidos y se esté a gusto en casa, a pesar de las cucas, las goteras que se cuelan entre las hojas de irapay y los crujidos de la pona cuando se camina en la noche.
Aunque tiene un polo que pone “ATEA”, Pischu Chaqui es un ave profundamente creyente que, cada noche, antes de volar al sueño, se remonta al Dios de la vida. Es la suya una fe libre y amazónica, cuyas mediaciones son la belleza de la naturaleza y la nobleza de los indígenas. La foto recoge el momento de “la limpia”, donde el chamán purifica el cuerpo y el alma mediante las hojas en movimiento y el humo del mapacho (tabaco). La veo así, arrodillada de espaldas, y me parece más viejita, casi a merced de los espíritus de la selva.
De hecho, cuando releo lo que ya escribí sobre ella («Pakrachu Madrina» 21 de agosto de 2017)) y miro nuestros rostros, me asombro de que hayan pasado ¡casi seis años! Es escalofriante pensar que sus responsabilidades de entonces al frente del Vicariato, ahora las tenga yo; una especie de broma del destino. Porque soy “pesca suya”, y hoy, con muchas más experiencias compartidas desde aquel 2017, esas palabras se me quedan cortas.
Siempre me hace falta más de una entrada cuando se trata de ella, su vida es tan intensa y rebosante. Pero no puede estar ya sola en la misión, le va costando. Si hay algún misionero o misionera genuino que desee navegar con Pishcu Chaqui y llevar en equipo sueños y tarea, que me contacte y conversamos. No se arrepentirá.
Por: Franklin Cornejo Urbina, docente de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya
En la Amazonía, el protagonismo de la mujer en la comunicación es central, particularmente en el mantenimiento de la identidad y la cultura. Su presencia en el territorio une los mundos humanos y espirituales, con una incidencia que trasciende en los miembros que integran el clan y la comunidad.
Particularmente, la mujer indígena rural amazónica, que habla, canta, aconseja, pero que también es artesana, irradia la cultura a través del uso de la lengua originaria y la transmisión de las tradiciones en cantos y mitos. Ella es el sujeto social que enuncia en la selva, la que reconstituye significados, símbolos autóctonos, sentimientos, afectos, y quien da a conocer dramas y esperanzas.
Durante la videoconferencia “El papel comunicativo de la mujer amazónica”, Patricia Blasco (coordinadora de la Pastoral Social zona selva del Vicariato Apostólico San Francisco Javier, en Perú), comentó que trabajar desde la identidad del pueblo y el empoderamiento de las mujeres forma parte de “compartir y acompañar” diversos procesos de comunicación con un énfasis en la interculturalidad.
La videoconferencia se realizó el 29 de abril último, forma parte del curso “Escuchar y hablar con el corazón de la Amazonía y caminar con sus pueblos”, organizado por el CREC International, el CAAAP, la Comisión de comunicación de la Conferencia episcopal de Perú, Comunicando Esperanza y la REPAM Perú, y está dirigido a comunicadores católicos de las regiones peruanas.
En un territorio amazónico en el que se pueden encontrar múltiples conflictos, gritos de desesperanza y violencia, el modelo de la comunicación amazónica tiene a la mujer como una actora social, que lamentablemente está invisibilizada por el mundo occidental (por desconocimiento de su cultura y un pensamiento estereotipado), sin embargo se puede ver que la mujer está muy presente, en la vida cotidiana del clan familiar o del pueblo.
La mujer indígena tiene conocimientos, desconocidos en la ciudad, pero que se practican en las mismas comunidades rurales. No es lo mismo una mujer indígena rural, que una indígena de la ciudad. Debido a las problemáticas del mundo amazónico, uno no puede entrar ahí con prejuicios teóricos o juzgar. Lo que se puede hacer, desde la experiencia, es que se debe observar y escuchar. Uno en la selva se hace pequeño, en el sentido que debe ser humilde para compartir con las mujeres, especialmente con las ancianas sabias y las madres, comentó Patricia Blasco, religiosa de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús.
Blasco trabaja desde hace algunos años en Huampami, en el distrito de El Cenepa, departamento peruano de Amazonas, y ha encontrado en la identidad de la cultura awajún una mediación para interactuar con las mujeres. Esa mediación se ha dado gracias a Nugkui, el mito de una mujer creadora de la vegetación y de la tierra, que las mujeres awajún y la misma Patricia respetan mucho.
A través de Nugkui, que han convertido en un personaje, se dan charlas, se interpretan aspectos culturales, se afrontan las dificultades y las prácticas de vida de ser mujer en la selva.
Cuando se habla de comunicar con el corazón, ello se complementa en la Amazonía, con la experiencia de las mujeres madres que defienden entrañablemente, lo que ellas han engendrado, que es el amor al bosque y a sus hijos, comenta la misionera Blasco.
La experiencia de Blasco nos hace repensar el papel comunicativo de la mujer en la Amazonía, en el hecho que, la mujer indígena amazónica, es la enunciadora, mediadora y mensajera de la cultura misma de la Amazonía, en el sentido que es la que cría en la lengua originaria a los hijos, tiene una visión de la comunidad en las que confluyen seres humanos, seres espirituales y seres míticos, que en las cosmovisiones son gentes que habitan los ríos, las montañas, los bosques y la comunidad.
El papel del hombre es importante en la comunidad, pero al ser la mujer la que permanece más tiempo en la comunidad, su actuación es cada vez más pública debido a las potenciales amenazas del territorio. La mujer es la victima de los delitos ambientales y como tal, también es testigo de las maldades y daños a las personas y al bosque.
En términos comunicacionales, la mujer amazónica es o era el eslabón perdido de una comunicación que no se conocía y que podemos aproximarnos a comprender ahora a través de las protestas ciudadanas contra las autoridades corruptas, las normas y actividades que atentan contra el territorio como el derrame de petróleo en los ríos y lagos. Por lo general son las mujeres las que encabezan esas protestas; ellas también se manifiestan en las reuniones gubernamentales, cuando los ministros llegan a sus territorios, como el caso de las indígenas awajún que pidieron, en noviembre del 2021, vestidas con sus atuendos típicos, ante el ministro de Energía y Minas, proyectos que protejan la vida de sus familias y contribuyan al cuidado del territorio.
También son mujeres artesanas, como las mujeres ceramistas del río Cenepa, o llegan a ser autoridad como Tali Sabio Piuk, apu (primera jefa awajún) de la comunidad nativa central de Wawas, en la provincia de Bagua, Amazonas.
La mediación de la comunidad, la identidad y la lengua originaria son elementos centrales, ancestrales y renovados, de una comunicación en la que las mujeres, en el pueblo awajún están ganando espacios de empoderamiento, debido también a una comunicación asamblearia, en la que se busca dialogar y propiciar espacios de participación, donde los hombres han sido históricamente guerreros y han defendido su territorio, lo cual se evidenció en el denominado Baguazo de junio del 2009.
En el mundo urbano, está el caso reciente de la escritora awajú-wampis, Dina Ananco Ahuananchi, que con su poemario “Sanchiu” obtuvo el Premio Nacional de Literatura 2022.
En todos estos casos, podemos reconocer que se van generando espacios para promover la interculturalidad, la educación intercultural bilingüe, la participación política, y las prácticas comunicacionales que se van convirtiendo en el entorno propicio para comprender, el mundo de vivencias socioculturales de las mujeres amazónicas, cuya existencia y lucha por sus derechos y ciudadanía es un aporte a la comunicación de sus pueblos.
Más de 60 personas se reunieron en el primer encuentro "Intercambio de experiencia: Aula Viva para el Buen Vivir y la Abundancia” que convocó a representantes de organizaciones indígenas y del sector productivo madrediosense, así como delegaciones de Brasil y Bolivia. Una actividad que busca fortalecer y recuperar la soberanía alimentaria de los pueblos amazónicos.
La Comunidad Nativa Boca Pariamanu, ubicada a dos horas de la ciudad de Puerto Maldonado, capital de la región Madre de Dios, fue el lugar escogido para desarrollar el primer encuentro "Intercambio de experiencia: Aula Viva para el Buen Vivir y la Abundancia”. Un espacio en el que 63 participantes pertenecientes a comunidades indígenas y agrícolas de la región compartieron, junto a delegaciones de Brasil y Bolivia, sus vivencias en la comunidad, aprendiendo a revalorar los frutos y alimentos que producen dentro de sus territorios.
Una de las primeras dinámicas consistió en identificar la escasez y como dar el salto a la abundancia que se tiene dentro de su comunidad. “El objetivo de la dinámica de la abundancia y escasez es que las comunidades puedan reconocer su territorio, cultura, identidad y semillas”, apuntó Juan Pablo Zarate, facilitador colombiano que trabaja recorriendo y recopilando el conocimiento de diferentes culturas de los pueblos indígenas amazónicos de Ecuador, Colombia, Brasil y Bolivia.
Luego del desarrollo la actividad de la escasez a la abundancia, Edy Dariquebe, directivo de la Federación Nativa del río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad), comentó que “en el bosque tenemos bastante abundancia, en la ciudad no. Muchas veces preferimos no trabajar y dejamos de lado todo lo que podemos producir. Lo que nos queda es sembrar y producir abundancia para las nuevas generaciones”.
Posteriormente, se hizo un intercambio de semillas llevadas por los participantes provenientes de las comunidades nativas de El Pilar, Santa Teresita, Palma Real, Puerto Nuevo y Tipishka. También de los sectores de Mavila y Santa Rosa, así como las delegaciones de la Fenamad, Consejo Indígena de la Zona Baja de Madre de Dios (Coinbamad), Organización de Jóvenes Estudiantes Indígenas de Madre de Dios (Ojeimad), la Asociación para la Investigación y Desarrollo Integral (Aider) y la Asociación de Recolectores de Castaña Amazónica (Ronap).
Asimismo, la delegación de Brasil, conformada por integrantes de la comunidad Mulateiro, del pueblo manchineri; y Bolivia, integrada por representantes de Cáritas Pando y del Municipio de El Porvenir; trajeron semillas oriundas de sus territorios. En esta actividad, se lograron intercambiar más de 50 especies de semillas.
“Las semillas no están perdidas, están ahí. Muchas comunidades buscan establecer monocultivo y van perdiendo la semilla, que es parte de la identidad cultural de los pueblos amazónicos”, añadió Zarate, quien observó como con “agrado y amor” los participantes volvieron a ver semillas que consideraban perdidas.
Chacra sin quema
Como parte del trabajo integral del "Intercambio de experiencia: Aula Viva para el Buen Vivir y la Abundancia”, se realizó una jornada de trabajo en una de las parcelas del Comité de Mujeres Emprendedoras de la Comunidad Nativa Boca Pariamanu. Se utilizaron dos espacios: uno en el cual anteriormente se practicó la quema agrícola; y en otra purma (parcela) que estuvo abandonada hace más de cinco años.
Juan Carlos Navarro, secretario general de Cáritas Madre de Dios, comentó que en el terreno abandonado se mantienen las propiedades del suelo. Además, se evita mano de obra en limpieza y mantenimiento. En la chacra sin quema se sembraron diferentes especies, como cacao, copoazú, guanábana, caoba, cedro, etc.
“De ustedes queda un gran recuerdo: las plantaciones”, refirió Adela Ajahuana, integrante del Comité de Mujeres de la Comunidad Nativa Boca Pariamanu. “Se hizo un gran esfuerzo, sudando la gota gorda. Gracias por su ayuda y apoyo. Algún día quisiera volver a verlos y sacar las naranjas y limoneras, para compartir con todos ustedes”.
Cocina nativa: recuperando la soberanía alimentaria
Con la supervisión del chef amazónico Roy Riquelme, los participantes se distribuyeron en cuatro grupos de trabajo para preparar diferentes platos, postres y bebidas, altamente diversificados, con insumos que produce la Comunidad Nativa Boca Pariamanu. El copoazú, cocona, castaña, casharana, zapote, entre otros frutos y alimentos, fueron elegidos para esta dinámica.
Al culminar, cada grupo colocó, sobre una mándala elaborada con hojas de plantas nativas, los platos, postres y bebidas que prepararon.
Tras la degustación, los participantes solicitaron que este encuentro se repita en otras comunidades de Madre de Dios. Finalmente, las delegaciones de las diferentes comunidades se comprometieron en replicar cada una de las enseñanzas dentro de sus territorios.
Esta actividad se dio en el marco del proyecto "Fortaleciendo la resiliencia ante el cambio climático mediante la réplica de buenas prácticas de la gestión de medios de vida en las comunidades de la Amazonía del Perú", ejecutado por Cáritas Madre de Dios y Cáritas del Perú, y financiado por Cáritas Alemania.
Desde la Amazonía, Mariluz Canaquiri (Kukama, Perú), Alex Villaca (Uchupiomona, Bolivia) y Gilberto Nenquimo (Waorani, Ecuador), y desde Norteamérica, Oralia Maceda Méndez (Zapoteca, México-Estados Unidos) convocan para la defensa del territorio y cuidado de la madre tierra.
Por Comunicaciones REPAM
En el marco de la 22da sesión del Foro Permanente para Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas, fue realizado un conversatorio oficial paralelo online con cuatro líderes y lideresas indígenas del norte y sur del continente americano. El evento oficial paralelo fue organizado por NGO Committe y NGO Mining Working Group, con la participación de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y del Programa Universitario Amazónico (PUAM).
Defender el agua es defender la vida
Mariluz Muryayari, del pueblo kukama del río Marañón, presidenta de la Federación de mujeres “Huaynakana Kamatawara Kana” de la Amazonía peruana, ha relatado su preocupación, como defensora del río y del territorio tradicional, del daño causado a los ríos y al agua.
Enfrentando las limitaciones por la dificil conexión con la internet que es una situación recurriente en la Amazonía, Muryayari explica que “nuestra madre naturaleza está enferma por las contaminaciones de las empresas extractivas petroleras, mineras y madereras que vienen explotando nuestros territorios, bien como otros peligros causados por los despojos territoriales por las concesiones realizadas por el Gobierno”.
Ante esta situación, el pueblo kukama pide “que el río Marañón sea considerado sujeto de derecho, porque vivimos de él y el agua es fundamental. Nosotros consumimos agua todos los días, como hace toda la humanidad y seres vivientes. Por ello, hemos tomado el primer paso que considere el río Marañón como sujeto de derecho, que no sea contaminado por la reactivación de los pozos petroleros sin haber hecho la reparación de los daños de casi 50 años. Con esto sufrimos amenazas constantes”.
Por ello pedimos que se exija al Gobierno peruana que se respete la madre naturaleza y el derecho de los seres que existimos, que haya una Ley para defenderlos. ¿Qué vamos a dejar a las futuras generaciones?”, cuestina la lideresa kukama.
Tejer redes de resistencia y lucha entre los pueblos
Para Alex Limoco, indígena Uchupiomona de la Amazonía Boliviana, defensor de los Derechos Indígenas y de la Madre Naturaleza, es importante “seguir tejiendo estas redes de resistencia y lucha entre los pueblos”.
Su relato parte de lo que vienen enfrentando en la cuenca del río Beni, en la Amazonía boliviana, donde “se ha intensificado la presión por parte del Gobierno y las grandes empresas en llevar a cabo grandes proyectos extractivistas y grandes estructuras, como el plan de construir dos centrales hidroeléctricas, que amenazan a los indígenas que viven en dos áreas protegidas”.
Limoco recuerda que “estos proyectos datan de muchos años y a lo largo de estos años se viven renovando este ideal, al costo de destruir nuestras áreas protegidas y condenarnos a una muerte silenciosa, agravada por el actual avance de la explotación minera aurífera, aprobadas por leyes del Gobierno. Estas están aumentando a cada año y llegado con más violencia, causando muchos conflictos y amenazas, como es la severa contaminación de gran parte de nuestros ríos con metales pesados. Como nuestros pueblos dependen bastante del consumo de peces, esa situación ha llevado a que la mayoría de los pobladores indígenas están contaminados por el mercurio”.
Alex Limoco en Nueva York, donde participa presencialmente del Foro de la ONU para las Cuestiones Indígenas – Foto: Sonia Olea/REPAM
Finalmente, el líder indígena afirma que “la unión entre las organizaciones indígenas y de la sociedad civil, como de la Iglesia, ayuda a comprender esta compleja problemática que tiene en riesgo nuestros territorios”. “Por ello estamos en este momento acá [en las Naciones Unidas], porque nuestros hermanos están siendo despojados de sus territorios ancestrales y el Estado no viene haciendo nada para protocolar el derecho de estos hermanos. Son otras personas que han migrado de otras tierras altas son los que están llegando a la Amazonía a quitarles el dominio ancestral del territorio a nuestros hermanos indígenas”.
Para Henry Ramírez, moderador del evento, “es visible ver que los proyectos extractivistas afectan directamente la salud física e integral de los territorios. No pensamos pensar solamente la salud individual, pensada por los occidentales, sino que debemos ver como las afectaciones extractivistas están afectando la salud integral de los territorios”.
“Hemos sido desplazados de nuestras tierras”
Oralia Maceda Méndez, indígena mixteca, perteneciente del Frente Indígena Oaxaqueño Binacional (México y Estados Unidos), que defiende los derechos de los pueblos indígenas que son migrantes en este momento.
Desde el Foro de Pueblos Indígenas en la ONU, recuerda que su pueblo mixteca “es el reflejo de muchos pueblos que viven lejos de nuestras tierras por todo lo que las empresas trasnacionales han estado haciendo en nuestros pueblos y la falta de atención de nuestros Gobiernos. Esta es la causa por la que hemos sido desplazados de nuestras tierras”. Esta situación, según Maceda, “ha sido por la falta de atención y porque las empresas se han apoderado de nuestros recursos y de nuestras tierras, provocando pobreza en nuestros pueblos. El desarrollo que tanto hablan ha provocado pobreza en el pueblo”.
En su emocionante relato, ha expresado que “nosotros como pueblos indígenas sabemos bien como cuidar y proteger nuestras tierras. Hemos sido desplazados de nuestras tierras, dañando mucho nuestra salud emocional, alejándonos de nuestras familias y tierras originarias. Necesitamos alzar nuestra voz y concientizar a nuestros pueblos para que tengan informaciones claras de los impactos provocados a largo plazo”.
Oralia Maceda, indígena mixteca, del Frente Indígena Oaxaqueño Binacional (México y Estados Unidos)
Como parte de su autoafirmación como indígena, mismo que no esté en su territorio originario, “como comunidad migrante desplazada, nada nos va a quitar nuestro ser indígena, pueblos originarios. Debemos unirnos para asegurar que los Gobiernos nos escuchen y respeten nuestros derechos”.
La denuncia de Oralia hace estar atentos a esta problemática para que muchos pueblos indígenas no sean obligados a migrar de la Amazonía, como sucedió con los mixtecas y tantos pueblos originarios por el mundo, viviendo en condiciones poco favorables y lejos de sus tierras.
Tomar conciencia de la dependencia creada a los indígenas
El indígena, Gilberto Mincaye Nenquimo Enqueri, de la Amazonía ecuatoriana, líder en la comunidad waorani Nemonpare y expresidente de la organización waorani del Ecuador, expuso sobre la dependencia creada por el Gobierno y la “cultura de la ciudad” en muchas comunidades.
“Los problemas que tenemos en nuestros territorios se dan por las plataformas petroleras y avance de carreteras y agrícolas, que afectan las comunidades directamente. Se irrespetan la consulta previa, libre e informada”. Ante esto, da el testimonio como como los modelos extractivistas colonizadores han generado ciertas dependencias. “Durante el periodo de la pandemia se ha notado la dependencia que se ha creado en las comunidades waorani de las cosas de la ciudad. Ya no somos como antes que vivíamos de yuca y plátano. Nosotros ya nos tornamos dependientes de algunos productos, como sal, jabón y vela para prender la noche, por ejemplo”.
Gilberto Mincaye Nenquimo, waorani de la Amazonía ecuatoriana
El líder waorani denuncia que “hay desnutrición infantil grande y cáncer en nuestros territorios. La dependencia creada nos hizo esperar mucho para que alguien nos traiga tratamiento o lleve a un centro de salud, que muchas veces solo nos dan paracetamol. El Estado ya no responde”.
Ante esta situación, muchas de estas comunidades se concientizan de estas dependencias y comienzas a luchar para recuperar sus valores ancestrales que los hizo sobrevivir y vivir siempre. “Estamos concientizando sobre lo nuestro propio, como es la medicina tradicional, con gran potencial. Debemos unir el conocimiento de los pueblos indígenas sobre el uso de las plantas y lo que han utilizado tradicionalmente. Esta unión va a ser muy importante para la sobrevivencia de nuestro pueblo”, concluye Nenquimo.
Foro para Cuestiones Indígenas de la ONU
Celebrada de forma presencial en Nueva York, del 17 al 28 de abril de 2022, la 22da sesión del Foro Permanente de Naciones Unidas para las cuestiones Indígenas 2023 tiene como tema especial para su agenda a los “Pueblos Indígenas, salud humana, salud del planeta y territorial y cambio climático: un enfoque basado en los derechos”.
Cada año, el Foro Permanente reúne, por diez días, a pueblos indígenas de todo el mundo. Este espacio se presenta como una oportunidad para que los pueblos interactúen directamente con los Estados miembros de las Naciones Unidas, incluyendo también a organismos especializados en derechos humanos e instituciones académicas.
El acompañamiento de la Iglesia Católica en los procesos de defensa y exigibilidad de derechos en la región amazónica ha permitido que la voz de los pueblos indígenas presentes en la región sea escuchada en espacios de incidencia internacional. En este año 2023 fueron realizados diversas actividades de incidencia con la presencia de los pueblos indígenas de la Amazonía, facilitados por la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), el Programa Universitario Amazónico (PUAM), el Consejo Indigenista Misionero (CIMI) y el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP).
La muerte de los pueblos indígenas supone la muerte de la selva. En una Amazonía que recorre su Vía Crucis camino de la muerte podemos descubrir los signos de la Pasión, y esos signos se han incrementado en los últimos años, poniendo en peligro el pulmón del Planeta, y cuando a un cuerpo le falta el aire, las posibilidades de sobrevivencia se van esfumando.
Exterminar a los pueblos indígenas como política de Estado
En Brasil, exterminar a los pueblos indígenas se convirtió en política de Estado durante varios años, con un gobierno que les negaba el pan y la sal, y que azuzaba a quienes se convirtieron en ejecutores de una política de muerte: mineros ilegales, madereros, agronegocio… y tantos otros actores que se erigieron en usurpadores de territorios ancestrales y de las vidas de sus cuidadores milenarios.
Expulsar a los indígenas de sus territorios, o simplemente matarlos, en algunos casos poco a poco, negándoles sus derechos fundamentales, ha sido el camino elegido para adueñarse de la Amazonía y de sus riquezas. Una invasión milimétricamente preparada y orquestada, que se ha ido ejecutando sin dilación, provocando mucho sufrimiento.
El genocidio yanomami
Lo sucedido con el Pueblo Yanomami, un verdadero genocidio que ha llevado a la muerte a centenas de indígenas, entre ellos muchos niños, es un ejemplo de una realidad que en mayor o menor medida se repite en muchos rincones de la región amazónica, no sólo en Brasil, sino en todos los países que forman parte de ella. La fiebre del oro ha ido matando a quienes se convirtieron en su principal obstáculo: los pueblos amazónicos, especialmente los indígenas.
Defender a la Madre Tierra es una obligación para unos pueblos que se sienten profundamente unidos a ella en consecuencia de sus cosmovisiones. Es algo mucho más profundo que el hecho de poder encontrar en ella un sustento o un beneficio, es un sentimiento espiritual que brota de lo más profundo de su ser y que los lleva a defender aquello que es fuente de vida y de armonía.
Heridas humanas imagen de las heridas del medio ambiente
Los cuerpos demacrados, no sólo física sino también espiritualmente, de los yanomamis son un ejemplo de lo que está pasando con la Amazonía, donde las heridas humanas son expresión de las heridas del medio ambiente. Heridas que corroen los cuerpos, pero que también dejan cicatrices internas en un Planeta y en unos pueblos que van entregando el Espíritu, del mismo modo que el Crucificado, inclinado la cabeza, entregó el Espíritu.
Eso ante la mirada de una sociedad que no es diferente a aquellos que casi dos mil años atrás estaban a los pies de la Cruz. Muchos impasibles, sin importarse con el sufrimiento ajeno, muchos satisfechos con la muerte de alguien que obstaculizaba sus ansias de poder y de ganancia sin escrúpulos. Al fin y al cabo, el rostro de los crucificados siempre es similar, va recorriendo la historia, marcada por la muerte, pero con la esperanza de la vida en plenitud, de la Resurrección en la que muchos todavía creen, también de la Amazonía, que no olvidemos tiene en los pueblos indígenas a sus grandes valedores.
El siguiente paso para el joven matsés es estudiar una maestría en Antropología. Lo hará a partir de este mes, en Brasil, donde gracias a su esfuerzo y el apoyo de sus amigos, consiguió una beca completa.
"Mi primer sueño ya lo logré con mi título como antropólogo. Ahora voy por mi segundo sueño que es estudiar mi maestría", cuenta Roldán Dunú Tumi Dësi. Tras la publicación de su primer libro 'Dayac menequin', el joven indígena que hizo historia al convertirse en el primer antropólogo del pueblo matsés en el Perú, empezará un postgrado en la Universidad Federal de Pará, en Brasil, gracias a una beca completa que logró obtener por su esfuerzo y dedicación, y con el apoyo de sus amigos.
La tesis de licenciatura de Roldán, convertida en libro, aborda la práctica medicinal y ritual del uso del veneno de sapo acate entre los matsés, y tiene un valor incalculable porque rescata desde fuentes originales conocimientos etnográficos que no habían sido validados antes. Se destaca, además, que la información recogida en esta investigación hubiera sido imposible de conseguir para cualquier otro antropólogo que no habla la lengua y no conoce la cultura de este pueblo.
"Desde que empecé la universidad quería escribir un libro o artículo sobre mi pueblo. Este es un logro. Sacar un libro para mí es un orgullo", relata el joven matsés. Con mucho entusiasmo, Roldán presentó oficialmente su libro, 'Dayac menequin', el pasado 21 de febrero en la ciudad de Iquitos, ante un auditorio con más de 200 personas. Entre los asistentes que lo acompañaron estaban sus familiares, amigos, docentes, así como profesionales del mundo académico.
Este primer sueño que, con mucho esfuerzo, logró hacer realidad, se lo dedica a su familia y a sus amigos que le apoyaron y estuvieron con él en sus momentos más difíciles. "Este logro está dedicado a mi hermano menor y mi mamá. Y algunos amigos profesionales que me han dado ánimo para seguir con mi sueño (...) Muchas personas me habían dicho que la Antropología no era una buena carrera para Perú, pero ellos me alentaban y conversaban conmigo sobre la investigación del libro", explica Roldán.
Foto: Héctor Bernal / CHIRAPAQ
Después de la maestría, al joven indígena le gustaría convertirse en docente universitario e investigador. Sin embargo, no descarta estudiar un doctorado si en el camino se le presenta la oportunidad. De todas formas, está seguro regresará a su país y, en especial, a su comunidad, para continuar investigando y contribuyendo a rescatar los conocimientos y saberes ancestrales de los matsés.
Esfuerzo y perseverancia
De acuerdo a datos del Misterio de cultura, se estima que alrededor de 1300 personas pertenecen al pueblo matsés en el Perú. Ubicados en la frontera entre Perú y Brasil, los matsés recién iniciaron contacto con el exterior a fines de los años 60, por lo que conservan bastante su cultura, en su mayoría son monolingües y no han salido de sus comunidades. Roldán, sin embargo, tenía claro que su sueño era terminar una carrera universitaria.
Para ello debía superar la barrera del idioma, la brecha de la educación rural y la falta de oportunidades que aún existen para que quienes viven en comunidades nativas de la Amazonía peruana puedan completa sus estudios superiores. En su comunidad Buenas Lomas Antigua, ubicada en el distrito de Yaquerana, provincia de Requena (Loreto), la desigualdad genera que, al terminar la secundaria, los jóvenes se vayan a trabajar a otras ciudades. Aquellos que deciden quedarse se dedican a la cacería y la agricultura.
Hace siete años Roldán se propuso vencer estas brechas para estudiar Antropología en la Universidad Nacional de la Amazonía peruana (UNAP). Llegó a la ciudad de Iquitos después de viajar desde su comunidad durante seis días en lancha. Ya en la ciudad, vivía en un cuarto alquilado y trabajaba a la par con sus estudios para poder sustentarse. Después de un ciclo de estudio, contactó con la organización de Estudiantes de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Peruana (OEPIAP), que le ofreció alojamiento y alimentación.
Foto: ANDINA/Difusión
Luego de terminar su carrera en la UNAP, retornó a su comunidad para realizar trabajo de campo e investigación. No obstante, tenía problemas para solventar los gastos económicos que implicaba la elaboración de su tesis. Entonces ganó la beca de CHIRAPAQ - Centro de Culturas Indígenas del Perú, que apoya a los universitarios indígenas a sacar su licenciatura; y logró culminar su tesis que fue sustentada con éxito en abril de 2022.
Hoy Roldán está en Iquitos. Ni su mamá ni sus cinco hermanos han podido ver aún su libro. En su comunidad no hay señal de telefonía, internet ni electricidad, lo que dificulta la comunicación. El joven matsés espera que, luego de culminar su maestría en Brasil, podrá llevarle a su comunidad Buenas Lomas Antigua y a los sabios y sabias que le ayudaron a desarrollar su investigación, su trabajo final, plasmado en papel.
Dayac menequin
'Dayaq menequin' significa “transmitir la energía o el poder a otro”. La investigación rescata el conocimiento ancestral sobre el ritual de la resina del sapo acate entre el pueblo matsés, información que aún conservan apenas 5 de los 450 integrantes de la comunidad Buenas Lomas Antigua. El libro también abre el complejo mundo de las ideas, valores y prácticas rituales dentro de la comunidad, compartiendo un conjunto de reflexiones y detalles que indagan en los orígenes del ritual y revelan su correcta aplicación.
Esta investigación es publicada en alianza entre el Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP) y CHIRAPAQ.
De acuerdo al director del CAAAP, Manuel Cornejo Chaparro, el libro constituye un referente de cambio que demuestra que los indígenas amazónicos no solo son informantes u objetos de estudio, sino que pueden convertirse en agentes de conocimientos de diversas especialidades. "Este libro es un mensaje para todos los jóvenes. Es posible hacer este tipo de investigaciones, buscar las alianzas en un país donde es tan difícil publicar", sostuvo.
Participante de la III Escuela de Derechos de la Red Eclesial Panamazónica – REPAM, Belinda Jima comparte su testimonio de defensa de la vida en el Calendario “Guardianas del Territorio”
En nuestro territorio de Condorcanqui, donde habitamos las comunidades nativas awajún y wampis desde tiempos ancestrales, uno de los casos más dramáticos en donde se vulneran los derechos humanos y la dignidad de las mujeres es la impunidad ante los casos de violencia y abuso sexual.
Población vulnerable
Cuando miro la realidad de mi pueblo, veo que nuestras niñas y adolescentes son una población vulnerable frente a quienes se aprovechan de su inocencia para violentarlas y abusar de ellas. En nuestro territorio ellas sufren violaciones y no pueden defenderse. Y cuando se dan estas violaciones, no saben a quien acudir, se sienten oprimidas y abandonadas porque no hay instituciones que atiendan sus casos con justicia.
Cuando hay violaciones, la familia suele conversar con la autoridad para pactar un pago económico. Algunos padres de familia ante la violación de sus hijas entienden este hecho como un negocio y ante las autoridades de la comunidad hacen un acuerdo con los abusadores. De este modo, no se cumple la ley y las autoridades no cumplen con sus funciones.
Impunidad e injusticia
Me preocupa que este modo de tratar el abuso sexual sea la práctica común, la impunidad y la injusticia se están haciendo costumbre en las comunidades. Nuestras niñas violentadas sufren un daño irreparable, ¿quién las acompañas? ¿quién busca justicia para ellas?
Ellas han sufrido un trauma que nadie atiende y, peor aún, su familia se convierte en cómplice de la injusticia porque acuerda con el abusador, incluso, algunos se escudan en que este modo de actuar son las costumbres del pueblo.
Los padres que quieren buscar justicia para sus niñas y quieren que los abusadores sean castigados, salen de sus comunidades hacia la capital de la provincia, sin contar con recursos para viajar, para alimentarse y para vivir en la ciudad.
Ellos no encuentran en las instituciones del Estado un trato adecuado para sus niñas, no encuentran justicia, porque no les tienen paciencia y les piden dinero para que sus denuncias sean atendidas. Las niñas en los procesos judiciales sufren violencia con los interrogatorios. Los que se deberían encargar de la justicia hacen negocio con el dolor de las niñas y de sus familiares que buscan justicia.
Luchando por el cambio
A veces siento que estamos en un callejón sin salida, porque hay mucha injusticia y el Estado no atiende como debería ser estos casos de violencia y abuso sexual. Pero seguimos luchando para que esta situación cambie, construyendo espacios de formación, luchando contra el machismo, empoderando a las mujeres, denunciando el maltrato y rechazo del Estado.
Tenemos que seguir exigiendo justicia, aunque muchas veces no nos escuchen ni quieran tomarnos en cuenta. Pero las mujeres awajún y wampis somos valientes y somos iguales en derechos que los varones. ¡Está en nuestras manos seguir luchando para cambiar esta situación de injusticia!
Calendario 2023: Guardianas del Territorio
El Calendario “Mujeres de la Amazonía 2023: Guardianas del Territorio”, confirma la sinodalidad y reflexiona su misión como mujeres defensoras de la vida y luchando por la garantía de los derechos para las generaciones futuras.
Este tema es expresado desde el arte de la fotografía con el testimonio de mujeres defensoras del territorio. Sus narrativas deben inspirarnos, generando espacios para compartir vida y acciones, y que éstas generen vida y transformación.
Del 22 al 24 de febrero se realizó la Asamblea Pastoral Amazónica del Vicariato de Jaén. Más de cuarenta religiosos, laicos y líderes indígenas se encontraron para hacer oír sus voces en la ciudad de Santa María de Nieva.
Por: Radio Kampagkis / Querida Amazonía
El Vicariato Apostólico San Francisco Javier de Jaén se reunió en su 52° Asamblea Pastoral Amazónica, realizada del 22 al 24 de febrero en el Centro de Espiritualidad Tunaants de la ciudad de Santa María de Nieva, en la provincia de Condorcanqui, Amazonas. Un espacio donde religiosos, laicos y líderes indígenas compartieron sus visiones y experiencias sobre el camino avanzado por la Iglesia Católica en las actividades realizadas durante el año, el trabajo en equipo, y la participación del vicariato en el "Encuentro de Misioneros de la Amazonía peruana: A la luz del Sínodo amazónico".
Asistieron a la asamblea el obispo del Vicariato de Jaén, Mons. Alfredo Vizcarra Mori; el provincial de la Compañía de Jesús en el Perú, Víctor Hugo Miranda, así como sacerdotes, religiosas, catequistas, laicos, misioneros, investigadores y representantes indígenas awajún y wampís. "Se han podido escuchar otras voces, no solamente las nuestras, de cómo nos ven en la Amazonía los líderes e intelectuales de la zona", indicó la hermana Pati Blasco, religiosa de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús perteneciente a este vicariato.
Foto: Vicariato de Jaén
Precisamente, entre los invitados estuvieron el Pámuk del Gobierno Territorial Autónomo Awajún (GTAA), Gil Inoach Shawit; el investigador awajún César Sarasara; y los líderes indígenas Patricio Chumpi y Enrique Yampis, quienes participaron en el panel 'Contexto Local; Reflexión sobre el Desarrollo Local y Aportes de la Iglesia'. Estas intervenciones plantearon cuestiones culturales, administrativas y jurídicas sobre el territorio integral indígena, y dieron a conocer el trabajo institucional que se viene realizando para la protección de las mujeres víctimas de violencia contra la mujer.
Durante la asamblea se priorizó el Plan de Formación, a partir de la propuesta de la comisión conformada en la asamblea anterior; y las acciones comunes con sus respectivos temas programados por el Vicariato de Jaén. Además, se presentaron los informes de las instituciones que trabajan en la misión en esta zona amazónica, como la Parroquia Virgen de Fátima, la Oficina Diocesana de Educación Católica (ODEC), el Instituto Fe y Alegría Nº 74, Servicios Agropecuario para la Investigación y Promoción Económica (SAIPE), Radio Kampagkis, entre otras.
Foto: Vicariato de Jaén
También se ratificó la Comisión de Animación Pastoral, la cual será coordinada por el párroco Aníbal Loyola, e integrada por dos miembros de cada uno de los distritos de Río Santiago, Cenepa, Nieva de la provincia de Condorcanqui; y del distrito de Imaza, de la provincia de Bagua; quienes conformarán sus equipos de trabajo en sus respectivos sectores.
Durante este encuentro se dio la bienvenida al Padre Paulo Valencia, y se despidió a los sacerdotes jesuitas Carlos Quintana y David Samaniego, quienes irán a las regiones de Cusco y Ayacucho, respectivamente.