Esta formación busca inspirar a la acción y capacitar a quienes deseen impulsar iniciativas alineadas con la encíclica Laudato Si’. Desde el 16 de septiembre, religiosos y religiosas, laicos, agentes pastorales, jóvenes, parroquias y centros educativos tendrán la oportunidad de profundizar en temas cruciales como la ecología integral, la emergencia climática y las buenas prácticas.
Por: Querida Amazonía / CAAAP
Con el objetivo de impulsar grupos o responsables de la ecología integral que emprendan iniciativas Laudato Si’ desde la comunión y sinodalidad, involucrando a las comunidades en proyectos y acciones sostenibles para sensibilizar sobre la importancia de un cambio de conductas y costumbres; desde este 16 de setiembre iniciará el taller «Custodios de la Casa Común en acción: formulación de proyectos, ecología integral y emergencia climática».
¿Qué planeta y qué futuro queremos dejar a nuestros hijos? ¿Qué acciones nos corresponden como cristianos? Son algunas de las preguntas fundamentales que giran en torno a la Encíclica Laudato Si’, el llamado del Papa Francisco para cuidar la Casa Común. Este taller busca traducir esas reflexiones en acciones concretas, alentando a los participantes a asumir un compromiso activo en la protección y preservación del medio ambiente.
La capacitación está dirigida a religiosos y religiosas, laicos, agentes pastorales, jóvenes, parroquias y centros educativos. Durante dos meses, los participantes podrán profundizar en los temas que abarcan los tres módulos del curso: ecología integral, emergencia climática y buenas prácticas, y formulación de proyectos. De esa forma, se espera proporcionarles los conocimientos necesarios que les permitan sustentar y elaborar un proyecto.
El programa del curso. Foto: difusión
Y es que, en un mundo cada vez más consciente de los desafíos ambientales que se enfrentan, la Comisión Permanente de DDHH & JPIC de la Conferencia de Religiosas y Religiosos (CONFER Perú), la Red Eclesial Panamazónica en Perú (REPAM Perú) y el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), instituciones que organizan el curso, ven la necesidad de comprender la complejidad del tema ambiental y el impacto que ejerce sobre los seres humanos y la naturaleza.
El taller «Custodios de la Casa Común en acción: formulación de proyectos, ecología integral y emergencia climática» se llevará a cabo todos los sábados, desde el 16 de septiembre hasta el 25 de noviembre, de 6 a 8 p.m.. La modalidad es principalmente virtual, con una sesión presencial y virtual dedicada a la formulación de proyectos, lo que permite una participación flexible y colaborativa de los interesados. Las inscripciones están abiertas hasta el 15 de septiembre.
Para inscribirse en este taller, se requiere presentar una propuesta o idea de proyecto que se desarrollará durante el seminario. Cada propuesta puede contar con la participación de todas las personas del equipo que trabajarán en su formulación. Aquellos participantes que completen el seminario y presenten sus proyectos recibirán un certificado de participación. Además, se ofrecerá acompañamiento y asesoría técnica a cinco proyectos que hayan culminado satisfactoriamente el seminario.
En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas nada mejor que escuchar su voz para hacernos partícipes como sociedad global de sus clamores y poder aprender con ellos a cuidar de todo lo que garantiza el futuro del planeta y de la vida de la humanidad. Hombres y mujeres de diferentes pueblos y países, que, desde la Asamblea de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), que se realiza en Manaos de 8 a 11 de agosto, nos ayudan a tomar conciencia de su importancia.
Resistencia e identidad
“Un día especial de resistencia y de identidad de los pueblos indígenas para el mundo”, insiste el colombiano Henry Yasmani Fuentes. El indígena del pueblo Piaroa resalta que estamos ante una jornada de “resignificación y revalorización de nuestra cultura, de nuestras costumbres”, haciendo un llamado a “seguir manteniendo este conocimiento y saberes ancestrales como pueblos indígenas para poder cuidar la casa común”.
Son pueblos que claman por ayuda, especialmente las mujeres, algo que reclama Belinda Jima, indígena del pueblo Awajún, que pide que las mujeres indígenas de su pueblo y de todo Perú, sean “consideradas para que se pueda conocer lo que nosotras pedimos”. Ella quiere “que nos entiendan y que nos puedan acompañar siempre para que nosotras también tengamos una formación y prepararnos para ayudar a nuestros hijos”. Por eso le gustaría “que las mujeres tengan mucha valentía, sigan adelante junto con los otros que viven en sus comunidades y sobre todo sean escuchadas”.
Compartir vivencias, pesares, luchas
Un día para compartir su importancia para los pueblos indígenas, en palabras de Juan Urañavi, indígena del pueblo Gwarayu, en Bolivia. Por eso destaca en este 9 de agosto la necesidad de compartir “con los demás hermanos, amigos, en forma fraternal nuestra vivencia, nuestros pesares, nuestras luchas, en todo el territorio de la Amazonía”.
Los pueblos indígenas son conscientes de que “la protección de la naturaleza y del Amazonas es parte fundamental en la contribución para un mundo mejor, es una contribución global”, según Patricia Gualinga, indígena del pueblo Kichwa de Sarayaku, en Ecuador. La vicepresidenta de la CEAMA ha enfatizado que “escuchen la voz de los pueblos indígenas, que es la voz de la Madre Tierra, aprendan y reaprendan de la contribución de los pueblos indígenas, porque ahí hay insumos suficientes para construir un mundo mejor, para dejar un legado a las futuras generaciones”. Tras saludar a sus hermanos y hermanas indígenas de todo el bioma amazónico y de todo el mundo, ha pedido hacer “fuerza para que podamos sensibilizar a la sociedad global en el amor a la Madre Tierra, a la naturaleza”.
Estos son pueblos de gran importancia para la sociedad brasileña y de toda la Amazonía, insistió Odair José Sousa, cacique del pueblo Borari. En un país donde la persecución a los pueblos originarios ha aumentado en los últimos años, el indígena brasileño no ha dudado en decir a la sociedad que “nosotros existimos, estamos vivos”, mostrando su rechazo al llamado Marco Temporal, que pretende que sólo sean reconocidos como territorios indígenas los ocupados en el momento en que fue promulgada la Constitución de 1988. Dadá Borari ha destacado que los pueblos indígenas son a favor de la biodiversidad, de la vida, lo que los lleva a apostar por “la defensa de todo y principalmente de la casa común, una palabra muy fuerte para nuestro querido, amado Papa Francisco”.
Escuchar, escuchar y escuchar
Acompañar a los pueblos indígenas es pauta fundamental para la Iglesia católica, una encomienda que podemos decir le cabe al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Su prefecto, el cardenal Michael Czerny, considera que una verdad importante es que “todo pueblo merece ser escuchado”. Tras reconocer que en la historia hay pueblos que no han sido escuchados, ha llamado a “hacer un redoblado esfuerzo de escuchar”.
Ante esta realidad ha insistido en que “como pueblos originarios, pueblos indígenas y migrantes, estamos en una fase de aprender como escucharnos mutuamente, porque obviamente hace falta la escucha de los pueblos originarios”. Considerando que hay muchos temas que abordar, ha destacado que “un tema muy importante es la ecología integral, no la ecología verde, sino integral, porque eso es lo que viven los pueblos originarios y lo que debemos vivir todos si queremos sobrevivir en nuestro Planeta”. De ahí su invitación para este día tan importante: “escuchar, escuchar y escuchar”.
Yésica Patiachi, lideresa indígena Harakbut y vicepresidenta de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), entregó al Santo Padre las dos obras elaboradas por el colectivo ‘Etochime Harakbut’, las cuales buscan mostrar, a través del arte, la resistencia de los pueblos indígenas frente a la crisis climática.
Artistas indígenas del Perú lograron llevar su arte hasta al Vaticano y entregarlo como un obsequio al Papa Francisco. Se trata de dos pinturas elaboradas por «Etochime Harakbut» (en castellano, ‘nuestras raíces’), un colectivo de creadores pertenecientes al pueblo Harakbut de la Amazonía peruana. Yésica Patiachi, lideresa, artista, escritora y docente, fue la encargada de presentarle, durante una audiencia privada con el Sumo Pontífice, las obras que fueron traídas desde la región Madre de Dios.
La obra principal presentada se titula «Papatone», una pintura que muestra el rostro del Papa Francisco combinado con los característicos patrones y líneas artísticas del pueblo indígena Harakbut. La segunda pieza, de mayor dimensión, refleja la resistencia del bosque frente a la crisis climática afecta la Amazonía. Simboliza el presente, el pasado y el futuro de los pueblos indígenas, y lo que pasaría si es que no hacemos nada para frenar la destrucción del planeta, sostuvo Yésica Patiachi.
«Papatone» fue una de las obras entregadas al Papa Francisco. Foto: Vatican Media
«Más que llevar quejas, quisimos mostrarle al Papa Francisco que también existen iniciativas como Etochime que tratan de rescatar el arte indígena y las costumbres a través de este lenguaje. Queríamos decirle: ‘Querido abuelo, esto es lo que nosotros hacemos en una parte de la Amazonía. Es una iniciativa de artistas Harakbut para mostrar al mundo su cultura, manifestar sus costumbres y protestar. Es una forma también para mostrar resistencia frente a los problemas que estamos pasando‘», explicó.
Protagonistas de su historia
La lideresa indígena y vicepresidenta de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) recordó las palabras del Papa Francisco durante su encuentro en la ciudad de Puerto Maldonado, en 2018, cuando les pidió a los pueblos indígenas que sean protagonistas de su propia historia y que empiecen a escribirla. Esas palabras impulsaron la creación de ‘Etochime Harakbut’, así como la publicación de los primeros libros escritos por indígenas Harakbut que rescatan la historia y cultura de este pueblo amazónico.
‘Etochime Harakbut’ se formó tras la visita del Papa Francisco a Puerto Maldonado. Foto: cedida.
«El Papa Francisco se alegró de saber que en la Amazonía hay iniciativas hermosas. Nuestra propuesta quiere recordar que en los pueblos indígenas existen artistas y personas demostrando que nosotros mismos podemos crear obras de arte. El arte como una muestra de resistencia, pintar para no olvidar nuestra historia y cultura y que nos recuerden las generaciones venideras. Por esa razón escogimos como colectivo los dos cuadros», mencionó la lideresa indígena.
Desde la Amazonía al Vaticano
Junto a Yésica Patiachi, las lideresas indígenas Patricia Gualinga y la Hermana Laura Vicuña entregaron una serie de regalos al Santo Padre que las poblaciones de la Amazonía les enviaron desde el territorio. Esta delegación de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) y de la REPAM fue recibida en el Palacio Apostólico Vaticano, donde sostuvieron una conversación de mucha confianza con el Sumo Pontífice acerca de la labor de las mujeres de la Iglesia en el territorio, el reconocimiento de la estructura eclesiástica de ese trabajo, la realidad de los pueblos indígenas y la educación.
Las lideres indígenas representantes de la CEAMA y REPAM. Foto: Vatican Media
Etochime Harakbut: Nuestras raíces
Los integrantes de Etochime Harakbut pertenecen a las comunidades de Puerto Luz y Shintuya. Son Anelice Cáceres Patiachi, Yesica Patiachi Tayori, Percy Tayori Keddero, Luis Tayori Keddero, Francis Quique Álvarez, Fermín Chimatani Tayori, Nakeyo Chimatani Tayori, Joao Rayner Mikiri Sihui, Brandon Moqui Yamo, y Guadalupe Patiachi Tayori. Ellos son acompañados por las Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario y cuentan con el apoyo del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP).
Desde su creación hace más de cuatro años, Etochime Harakbut está comprometido con dar a conocer la historia, cosmovisión, cultura e historias del pueblo indígena Harakbut a través del arte. Este esfuerzo colectivo involucra a cada uno de los artistas, quienes, desde sus propias perspectivas, miradas y generaciones, se esfuerzan por evocar y preservar sus conocimientos y saberes ancestrales para evitar que se pierdan con el tiempo, especialmente, entre los más jóvenes.
En una emotiva carta que lleva las voces de las comunidades indígenas y ribereñas, mujeres, hombres y jóvenes de la Amazonía, la REPAM y la CEAMA compartieron con el «abuelo Francisco» los desafíos, procesos y propuestas para continuar caminando juntos como Iglesia en la defensa de la vida y los territorios.
«Estos son tiempos de iluminación e inspiración de la Ruah Divina en medio de nosotros, después de 4 años de post-Sínodo de la Amazonía, un tiempo de esperanza, amado Abuelo. Con ternura queremos agradecerte por los pasos y frutos sembrados en nuestros territorios». Los pueblos indígenas y comunidades tradicionales de la Amazonía saludan y dan las gracias así al Papa Francisco por el tiempo vivido desde el inicio de su pontificado.
Yésica Patiachi, Hna. Laura Vicuña Manso y Patricia Gualinga Sarayakue, mujeres indígenas y vicepresidentas de la Red Eclesial Pan Amazónica (REPAM) y de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), fueron las representantes elegidas para entregar esta carta al Santo Padre durante su encuentro el último jueves 1 de junio. Un escrito donde se recogen los pasos dados por la Iglesia Católica en la defensa de la vida y los territorios de la cuenca amazónica.
En el documento además se comparten los desafíos que han enfrentado en los últimos años los pueblos y comunidades amazónicas, como la imposición del modelo extractivista, la falta de compromiso de los gobiernos locales, la violencia doméstica y sexual, la situación de miseria de los jóvenes indígenas en las ciudades, la exclusión de los pueblos originarios en la Iglesia y la sociedad, entre otros.
A pesar de estos desafíos, los pueblos indígenas reconocen en esta carta los avances logrados en los últimos años, como la mayor presencia indígena en experiencias de economías ecológicas y solidarias, el fortalecimiento del aspecto ministerial y los derechos de las mujeres, y la formación para una vida consagrada comprometida con la inculturación y la interculturalidad.
En este sentido, manifiestan que, siguiendo las enseñanzas de la exhortación apostólica «Querida Amazonía», se establezcan procesos concretos para apoyar y promover alianzas con los pueblos indígenas y comunidades, enfocándose en la demarcación de tierras, la participación e incidencia social en la Cumbre de Presidentes de la Amazonía; y en insistir en políticas de protección a los defensores de los derechos de los pueblos y territorios.
En audiencia histórica para la Iglesia en la Amazonia, las indígenas Patricia Gualinga, Hna. Laura Vicuña y Yesica Patiachi, mujeres reconocidas por su liderazgo eclesial y sociocultural, serán recibidas por el Papa Francisco en la mañana del 1 de junio.
Por Vanessa Xisto e Júlio Caldeira / Comunicación REPAM
Tres mujeres indígenas, Patricia Gualinga y hermana Laura Vicuña, vicepresidentas de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) y Yesica Patiachi, vicepresidenta de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) serán recibidas en audiencia por el Papa Francisco el jueves 1 de junio.
A principios de marzo, las tres indígenas amazónicas enviaron una carta, entregada personalmente al “Abuelo Francisco” por el cardenal Pedro Barreto, presidente de la CEAMA. En ella pedían un diálogo presencial entre las tres representantes indígenas y el Papa, para fortalecer los caminos de comunión y unidad.
Tres días después, la Prefectura de la Casa Pontificia envió a la Hna. Laura, Patricia y Yesica la confirmación de que serán recibidas por el Papa Francisco en audiencia privada el 1 de junio de 2023.
Caminos de comunión y nuevos caminos
Este encuentro, para ellas y a quienes representan, es una señal de que se da un paso significativo, incluyendo mujeres y laicos hacia nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral en las comunidades eclesiales amazónicas.
“Sin duda, las mujeres estamos presentes en innumerables comunidades, animando y motivando a las personas a no perder la fe y el sentido de la vida. Pero el servicio que prestamos a la Iglesia no es reconocido, generando tensiones que podrían ser superadas con el reconocimiento de nuevos ministerios para las mujeres de acuerdo con la urgencia de la realidad socio-pastoral de la Iglesia en la Amazonía”.
A partir de un hermoso proceso de escucha personal y colectiva, las mujeres llevan al Papa Francisco una carta, fruto del compartir y clamores que los pueblos indígenas y la Iglesia amazónica han vivido en los últimos años, en la siembra de una Iglesia sinodal y ministerial, y en la defensa de la vida de los pueblos y sus territorios.
Como CEAMA y REPAM celebramos este encuentro, que seguirá fortaleciendo las raíces sembradas por el Sínodo de la Amazonía en 2019, para una Iglesia en salida, samaritana y servidora, como pidió el Papa, al celebrar sus 10 años de Pontificado.
Conozca quiénes son las mujeres que serán recibidas por el Papa Francisco:
Yesica Patiachi
Escritora, investigadora, pintora y educadora del pueblo Harakbut, Yesica Patiachi Tayori nació en la comunidad indígena de San José del Karene, en el departamento de Madre de Dios, Perú.
Es licenciada en Educación por el Instituto Superior Pedagógico Público de Puerto Maldonado. En 2015 el Ministerio de Educación publicó su libro “Relatos Orales Harakbut” y en 2019 “El gallinazo y el jaguar”. Ambos son textos bilingües, en harakbut y castellano, siendo las primeras publicaciones escritas en esta lengua por una mujer indígena del mismo pueblo, y traducidas al castellano por ella misma.
Ha participado en la elaboración de cuadernos de trabajo en harakbut para el Ministerio de Educación para alumnos hablantes de esta lengua. Ha estado como especialista en Educación Intercultural Bilingüe (EIB) en la Junta Regional de Educación del Departamento de Madre de Dios, y Coordinadora Regional de Calidad de la Gestión Escolar para el Ministerio de Educación.
Yesica recibe al papa Francisco en Puerto Maldonado en 2018 – Foto: Vatican Media
En enero de 2018, durante la visita del Papa Francisco a la ciudad de Puerto Maldonado, pronunció el discurso a favor de los pueblos indígenas, hablando de la dura realidad socioambiental que afronta la Amazonía y sus pueblos. En octubre de 2019 participó activamente en el Sínodo Amazónico como auditora.
Actualmente trabaja como profesora de secundaria en Puerto Maldonado y es una de las vicepresidentas de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM).
Hna. Laura Vicuña
Laura Vicuña Pereira Manso, indígena del pueblo Kariri, nació en Porto Velho, Rodesia. Es hija de padres emigrantes y viene de un significativo proceso de autoafirmación de su identidad indígena. Miembro de la Congregación de las Hermanas Catequistas Franciscanas, es licenciada en antropología, especialista en psicología social y máster en lingüística indígena.
Ha trabajado pastoralmente con diversas comunidades de la Amazonia brasileña y peruana. Actualmente actúa en el Consejo Indigenista Misionero (CIMI), en defensa de la Amazonia, de sus pueblos y de nuestra casa común, especialmente con el pueblo Karipuna. Participó en el Sínodo de la Amazonía en 2019 y es vicepresidenta de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA).
Miembros de Cimi en Rondonia – Fray Volmir, Hna. Laura Vicuña, Mons. Roque y Emilia Altini – Foto: Jürgen Escher/Adveniat
Ha estado en varios espacios de la ONU en Nueva York y Ginebra, Foro Permanente de los Pueblos Indígenas, para incidir y denunciar directamente la violación de los derechos indígenas y de la Amazonía.
Contribuyó con informes antropológicos para la identificación étnica y demarcación territorial de los pueblos Guarasugwe y Cassupá. Ha realizado estudios lingüísticos con sabios y abuelas indígenas de las lenguas Sabanê, Kwazá y Guarasugwe y ha publicado varios artículos sobre la Amazonia y el Servicio de la Mujer en la Amazonia.
Patricia Gualinga
Patricia Gualinga Montalvo, proveniente del Pueblo Kichwa de Sarayaku, de la Amazonia Ecuatoriana, es una reconocida defensora de los derechos humanos y de la casa común.
A lo largo de su vida, Patricia se ha dedicado, a ejemplo de sus papás y sabios, a proteger a su comunidad de las violaciones de derechos humanos causados principalmente por la exploración petrolera y la militarización.
En 2012 fue testigo ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos de un caso histórico presentado en 2002 sobre los impactos de la explotación petrolera en su comunidad, el cual concluyó con la corte pronunciándose a favor del pueblo de Sarayaku.
Patricia con el obispo Rafael Cob en el Sínodo de Amazonia – Foto: arquivo pessoal
Participante en diversos espacios nacionales e internacionales de incidencia, recibió importantes reconocimientos a nivel internacional, entre ellos: en 2019, el Premio Brote Activismo Medioambiental en España: en octubre 2021 el premio a la valentia y liderazgo ALNOBA en EEUU; en diciembre 2021 el premio de Derechos Humanos Al Moumin; y recientemente el Premio Olof Palme de Derechos Humanos, en 2022, por su liderazgo en la lucha por mejorar las condiciones de vida indígenas.
Actualmente, apoya y lidera el colectivo Mujeres Amazónicas dedicado a la protección del medio ambiente, pueblos indígenas, derechos de las mujeres y de la tierra. Participó activamente del Sínodo Amazónico y es vicepresidenta de la CEAMA – Conferencia Eclesial de la Amazonía.
Por: P. César Caro, vicario general de San José del Amazonas
A estas horas Domi debe estar surcando el río Napo, como hace todos los años. Son recorridos de entre 12 y 16 días seguidos (sin regresar a casita a dormir, ¿eh?), largos y exigentes, propios de esta misionera de pura raza amazónica, que está cumpliendo 40 años de entrega en el Vicariato. Toda una vida de leyenda, escrita con sonrisas, creatividad y fuerza.
La chapa (el mote) de Domi es Pishcu Chaqui, en kichwa: pishcu=pájaro y chaqui=pie, es decir, pájaro que anda, que va saltando siempre de un sitio a otro. No puede estar más acertado, porque Domi se mueve, viaja; antes, cuando era coordinadora de pastoral del Vicariato, por todo el territorio, y ahora por el Napo y por Angoteros.
Es gracioso, ¿no? Sí, pero para la gente naporuna es algo muy verdadero y muy serio. El barrio donde está la casa misionera, en la distribución urbana de Angoteros, se llama “barrio Pishcu Chaqui”. Sobran los comentarios. Recuerdo que, en Santa María, una comunidad cercana, el kuyllur, que se llama Serapio, al presentar a los que estábamos de visita, mencionó a “la hermana Pishcu Chaqui”; ¿creen que alguien se rio? Nadies. Los moradores bien formales y circunspectos.
Y es que sí, Domi tiene el nervio misionero de ir, de llegar. En sus recorridos logra visitar todas las comunidades del distrito, 35 en total, dos veces al año, sean católicas o no (los evangélicos, como todos, la aprecian y ríen con sus bromas). En ningún otro puesto de misión alcanzan tal nivel de acompañamiento. Y son viajes duros, donde se duerme en el piso, se come con la gente, se han de cargar bultos pesados y a menudo no hay baño. Pues ahí está Pishcu Chaqui con sus 64 primaveras, admirable. El resultado es que todas las comunidades están mínimamente organizadas; de hecho, acuden a la tantarina (encuentro de formación en Angoteros) personas de 20 localidades, lo cual es una muy estimable proporción.
Pishcu Chaqui es más conocida en el Napo que Messi. Se para por la calle con todo el mundo, a la casa está entrando gente constantemente. Hay un niño de un par de años que se llama Joselu que baja la cuesta y no deja de gritar con media lengua: ¡Domi caramelo! Hasta que consigue su objetivo. No hay lugar donde no la reconozca alguien. El otro día, al subir al deslizador, como no habían anotado su apellido en la lista, el muchacho le puso “Domitila Coquinche”: Coquinche es el apellido más habitual en la zona, medio pueblo kichwa se llama así… ¡la consideran uno de ellos!
Domi ha logrado lo máximo para un misionero, qué orgullo y envidia sana. Cuando hace de anfitriona recibes multitud de pequeños detalles: comidas ricas, un ronsito por la noche, preparar keke juntos… Intenta siempre que se trabaje unidos y se esté a gusto en casa, a pesar de las cucas, las goteras que se cuelan entre las hojas de irapay y los crujidos de la pona cuando se camina en la noche.
Aunque tiene un polo que pone “ATEA”, Pischu Chaqui es un ave profundamente creyente que, cada noche, antes de volar al sueño, se remonta al Dios de la vida. Es la suya una fe libre y amazónica, cuyas mediaciones son la belleza de la naturaleza y la nobleza de los indígenas. La foto recoge el momento de “la limpia”, donde el chamán purifica el cuerpo y el alma mediante las hojas en movimiento y el humo del mapacho (tabaco). La veo así, arrodillada de espaldas, y me parece más viejita, casi a merced de los espíritus de la selva.
De hecho, cuando releo lo que ya escribí sobre ella («Pakrachu Madrina» 21 de agosto de 2017)) y miro nuestros rostros, me asombro de que hayan pasado ¡casi seis años! Es escalofriante pensar que sus responsabilidades de entonces al frente del Vicariato, ahora las tenga yo; una especie de broma del destino. Porque soy “pesca suya”, y hoy, con muchas más experiencias compartidas desde aquel 2017, esas palabras se me quedan cortas.
Siempre me hace falta más de una entrada cuando se trata de ella, su vida es tan intensa y rebosante. Pero no puede estar ya sola en la misión, le va costando. Si hay algún misionero o misionera genuino que desee navegar con Pishcu Chaqui y llevar en equipo sueños y tarea, que me contacte y conversamos. No se arrepentirá.
Por: Franklin Cornejo Urbina, docente de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya
En la Amazonía, el protagonismo de la mujer en la comunicación es central, particularmente en el mantenimiento de la identidad y la cultura. Su presencia en el territorio une los mundos humanos y espirituales, con una incidencia que trasciende en los miembros que integran el clan y la comunidad.
Particularmente, la mujer indígena rural amazónica, que habla, canta, aconseja, pero que también es artesana, irradia la cultura a través del uso de la lengua originaria y la transmisión de las tradiciones en cantos y mitos. Ella es el sujeto social que enuncia en la selva, la que reconstituye significados, símbolos autóctonos, sentimientos, afectos, y quien da a conocer dramas y esperanzas.
Durante la videoconferencia “El papel comunicativo de la mujer amazónica”, Patricia Blasco (coordinadora de la Pastoral Social zona selva del Vicariato Apostólico San Francisco Javier, en Perú), comentó que trabajar desde la identidad del pueblo y el empoderamiento de las mujeres forma parte de “compartir y acompañar” diversos procesos de comunicación con un énfasis en la interculturalidad.
Patricia Blasco durante los talleres con mujeres awajún de Amazonía peruana. Foto: Vicariato de Jaén.
La videoconferencia se realizó el 29 de abril último, forma parte del curso “Escuchar y hablar con el corazón de la Amazonía y caminar con sus pueblos”, organizado por el CREC International, el CAAAP, la Comisión de comunicación de la Conferencia episcopal de Perú, Comunicando Esperanza y la REPAM Perú, y está dirigido a comunicadores católicos de las regiones peruanas.
En un territorio amazónico en el que se pueden encontrar múltiples conflictos, gritos de desesperanza y violencia, el modelo de la comunicación amazónica tiene a la mujer como una actora social, que lamentablemente está invisibilizada por el mundo occidental (por desconocimiento de su cultura y un pensamiento estereotipado), sin embargo se puede ver que la mujer está muy presente, en la vida cotidiana del clan familiar o del pueblo.
La mujer indígena tiene conocimientos, desconocidos en la ciudad, pero que se practican en las mismas comunidades rurales. No es lo mismo una mujer indígena rural, que una indígena de la ciudad. Debido a las problemáticas del mundo amazónico, uno no puede entrar ahí con prejuicios teóricos o juzgar. Lo que se puede hacer, desde la experiencia, es que se debe observar y escuchar. Uno en la selva se hace pequeño, en el sentido que debe ser humilde para compartir con las mujeres, especialmente con las ancianas sabias y las madres, comentó Patricia Blasco, religiosa de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús.
Blasco trabaja desde hace algunos años en Huampami, en el distrito de El Cenepa, departamento peruano de Amazonas, y ha encontrado en la identidad de la cultura awajún una mediación para interactuar con las mujeres. Esa mediación se ha dado gracias a Nugkui, el mito de una mujer creadora de la vegetación y de la tierra, que las mujeres awajún y la misma Patricia respetan mucho.
Mujeres indígenas de El Cenepa, Amazonas, fortalecen sus capacidades. Foto: Vicariato de Jaén.
A través de Nugkui, que han convertido en un personaje, se dan charlas, se interpretan aspectos culturales, se afrontan las dificultades y las prácticas de vida de ser mujer en la selva.
Cuando se habla de comunicar con el corazón, ello se complementa en la Amazonía, con la experiencia de las mujeres madres que defienden entrañablemente, lo que ellas han engendrado, que es el amor al bosque y a sus hijos, comenta la misionera Blasco.
La experiencia de Blasco nos hace repensar el papel comunicativo de la mujer en la Amazonía, en el hecho que, la mujer indígena amazónica, es la enunciadora, mediadora y mensajera de la cultura misma de la Amazonía, en el sentido que es la que cría en la lengua originaria a los hijos, tiene una visión de la comunidad en las que confluyen seres humanos, seres espirituales y seres míticos, que en las cosmovisiones son gentes que habitan los ríos, las montañas, los bosques y la comunidad.
El papel del hombre es importante en la comunidad, pero al ser la mujer la que permanece más tiempo en la comunidad, su actuación es cada vez más pública debido a las potenciales amenazas del territorio. La mujer es la victima de los delitos ambientales y como tal, también es testigo de las maldades y daños a las personas y al bosque.
En términos comunicacionales, la mujer amazónica es o era el eslabón perdido de una comunicación que no se conocía y que podemos aproximarnos a comprender ahora a través de las protestas ciudadanas contra las autoridades corruptas, las normas y actividades que atentan contra el territorio como el derrame de petróleo en los ríos y lagos. Por lo general son las mujeres las que encabezan esas protestas; ellas también se manifiestan en las reuniones gubernamentales, cuando los ministros llegan a sus territorios, como el caso de las indígenas awajún que pidieron, en noviembre del 2021, vestidas con sus atuendos típicos, ante el ministro de Energía y Minas, proyectos que protejan la vida de sus familias y contribuyan al cuidado del territorio.
Las participantes del taller "Mujer indígena: Destrezas para la acción" en la comunidad Nativa Shapijin. Foto: Vicariato de Jaén.
También son mujeres artesanas, como las mujeres ceramistas del río Cenepa, o llegan a ser autoridad como Tali Sabio Piuk, apu (primera jefa awajún) de la comunidad nativa central de Wawas, en la provincia de Bagua, Amazonas.
La mediación de la comunidad, la identidad y la lengua originaria son elementos centrales, ancestrales y renovados, de una comunicación en la que las mujeres, en el pueblo awajún están ganando espacios de empoderamiento, debido también a una comunicación asamblearia, en la que se busca dialogar y propiciar espacios de participación, donde los hombres han sido históricamente guerreros y han defendido su territorio, lo cual se evidenció en el denominado Baguazo de junio del 2009.
En el mundo urbano, está el caso reciente de la escritora awajú-wampis, Dina Ananco Ahuananchi, que con su poemario “Sanchiu” obtuvo el Premio Nacional de Literatura 2022.
En todos estos casos, podemos reconocer que se van generando espacios para promover la interculturalidad, la educación intercultural bilingüe, la participación política, y las prácticas comunicacionales que se van convirtiendo en el entorno propicio para comprender, el mundo de vivencias socioculturales de las mujeres amazónicas, cuya existencia y lucha por sus derechos y ciudadanía es un aporte a la comunicación de sus pueblos.
La trata de personas se ha revelado como una de las formas más bárbaras de abuso y violencia contra la dignidad humana, tanto dentro como fuera del país. Grandes organizaciones criminales actúan de manera transnacional para perpetuar la explotación económica, utilizando todas las formas y prácticas ofensivas a la dignidad de la vida humana.
Por Míkula Reis/Raianea Garcia
La trata de seres humanos es una actividad transnacional altamente lucrativa, que mueve 117.000 millones de euros al año (datos del 09 de enero de 2021). Sus víctimas son hombres, mujeres, niños y adolescentes en diversas realidades de la vida social.
La Campaña de Fraternidad 2014 de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), trajo el tema “Fraternidad y Trata de Personas” y el lema “Es para la libertad que Cristo nos liberó”. Ella ha servido como fuente de inspiración para entender cómo estas prácticas criminales realmente suceden. También en la Convención de Ginebra de 1949, el tema entró más explícitamente en la perspectiva de los derechos humanos, haciendo hincapié en la dignidad de la persona humana, dejando claro que la víctima puede ser cualquier persona, independientemente de su sexo y edad.
Por “trata de personas” se entiende la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, como el rapto, el fraude, el engaño, el abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. La explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.
La frontera se clasifica como una zona de relación entre distintos dominios territoriales, debido a sistemas jurídicos y económicos diferentes. Las zonas fronterizas pueden presentar un significado ambiguo en la medida en que, por un lado, pueden potenciar conflictos y, por otro, posibilitar intercambios entre culturas heterogéneas pero complementarias. La triple frontera se sitúa en el centro de la selva amazónica y, en este escenario, todas las formas de ver esta dinámica son tan singulares. Mirando la realidad de la Triple Frontera entre Brasil, Perú y Colombia, la puerta de entrada de las personas víctimas del tráfico de personas se encuentra entre los municipios de Atalaia do Norte, Benjamin Constant y Tabatinga, en Alto Solimões, en el Estado de Amazonas, Brasil; Leticia, en el Departamento de Amazonas, en Colombia; Islandia y Santa Rosa de Yavari, que es una isla situada en el Departamento de Loreto, en Perú.
Víctimas
La mayoría de las víctimas son niños, adolescentes y mujeres en situación de vulnerabilidad social por ser pobres, sin instrucción, indígenas, ribereños y extranjeros, además del abandono por parte del Estado que no se preocupa por la entrada y salida en las fronteras, donde el paso es libre para el narcotráfico, la trata de personas, la minería ilegal y la explotación del bioma. Todo esto ocurre muchas veces porque las leyes están debilitadas y no hay vigilancia en las fronteras por la negligencia de los gobiernos locales, además de la desprotección familiar y la falta de políticas públicas.
El silencio para la mayoría de las víctimas es el miedo de denunciar, aunque estén lejos, porque se sienten vigiladas y temen por su vida y la de sus familias, así como la entrada y salida de personas por la falta de control en la venta de billetes, donde no se exigen documentos para su identificación. Por este motivo, se dificulta la labor de investigación policial.
Sin embargo, cabe destacar que los mayores índices de violencia sexual contra niños y adolescentes son cometidos por familiares, parientes, amigos o conocidos, que además facilitan el contacto de la víctima con terceros.
Prevención
Para prevenir el tráfico de niños y adolescentes, los Consejos Tutelares locales, la Red de Confrontación, junto con entidades religiosas, instituciones y la sociedad civil, realizan campañas preventivas durante todo el año, especialmente en fechas específicas alusivas al día del combate. La mayoría de los casos de abuso y explotación sexual son denunciados al Consejo Tutelar, que es el órgano encargado por la sociedad civil de velar por el cumplimiento de los derechos de los niños y adolescentes.
En los últimos años, el tema de la trata internacional de niños, niñas y adolescentes ha ganado espacio en la agenda política de varios países y desde diversas perspectivas, con el propósito de identificar las rutas, los mecanismos utilizados para tales prácticas, las causas más profundas que, en gran parte, están vinculadas a las exclusiones (sociales, económicas, políticas, entre otras) por las que atraviesan las víctimas, a fin de posibilitar la construcción de políticas públicas capaces de enfrentar, tanto a través de la prevención como de la represión, tal crimen. Los desafíos son enormes, especialmente en una zona fronteriza, pero nos hemos organizado para hacer frente y garantizar políticas públicas de protección y prevención de la trata de personas y otras violaciones de los derechos humanos.
Calendario 2023: Guardianes del Territorio
El Calendario “Mujeres de la Amazonía 2023: Guardianas del Territorio” confirma la sinodalidad y reflexiona sobre su misión como mujeres que defienden la vida y luchan por la garantía de los derechos para las generaciones futuras.
Este tema se expresa a través del arte de la fotografía con el testimonio de mujeres defensoras del territorio. Sus narrativas deben inspirarnos, generando espacios para compartir vida y acciones, y que estas generen vida y transformación.
Luego de tres años, la misión Pachayaya volvió a reunirse en Angoteros, Loreto, cerca de la frontera entre Perú y Ecuador. Un espacio en donde los "kichwa Kuyllur runakuna" (animadores laicos kichwas) de 21 comunidades de la cuenca del Alto Napo profundizaron en la fe desde su identidad cultural y la realidad actual, a la luz del evangelio.
Bajo el lema "Parijulla alli kawsanata mascanchi” (Juntos buscamos el cambio), la misión Napuruna Pachayaya, una de las 16 que alberga el Vicariato Apostólico de San José del Amazonas, en Perú, se volvió a encontrar para retomar el camino juntos como Iglesia amazónica en sinodalidad. Provenientes de 21 comunidades nativas cerca de la frontera entre Perú y Ecuador, en la zona del Alto Napo, más de 50 animadores laicos kichwas se reunieron en Angoteros, localidad ubicada en la provincia de Maynas, en la región de Loreto. ¿El objetivo? Retomar, luego de tres años, su misión pastoral, y profundizar en la fe en Churi Jesús del Pachayaya, desde su identidad cultural y realidad actual para llegar a sentir la necesidad de una conversión personal ("ñuka kawsaypipas") y sinodal ("alliupipas").
En el encuentro, organizado por el equipo misionero del Vicariato San José del Amazonas, participó Richard Rubio, exvicepresidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), quien abordó el contexto local, regional y nacional, y la problemática en las Comunidades del Alto Napo que se dieron a conocer en el Congreso de la Federación Kichwaruna (ORKIWAN). El líder indígena dio testimonio de que todas y todos se pueden formar para ser líderes en sus comunidades y pueblos. Por su parte, el vicario general de San José del Amazonas, P. César Caro, explicó el contexto actual de la Iglesia Universal, así como el proceso del Sínodo sobre la Sinodalidad.
Foto: Vicariato de San José del Amazonas.
La abogada del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), Andrea Bernal, contó a través de socio dramas, dinámicas y juegos cómo proceder ante casos de violencia familiar, abuso a menores y trata de personas. La médica Franciet Chirinos complementó esta información ahondando en las cifras de violencia contra la mujer en Angoteros y sus pueblos. Asimismo, se presentó ante los animadores kichwas el "Protocolo de Código de Conducta en prevención de abusos contra niños, mujeres y personas vulnerables" que fue adaptado a la realidad de la zona por el vicariato.
En otro momento, la educadora del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), Maritza Isuiza, abordó la importancia del idioma durante las celebraciones en la Iglesia, y analizó los textos bíblicos en kichwa.
Foto: Vicariato de San José del Amazonas.
Los participantes de este encuentro fueron apus, viceapus y lideresas del pueblo kichwa. Tras el encuentro, se comprometieron a cuidar la armonía de su comunidad y su familia. "Después de tanta ausencia, es una respuesta generosa para buscar juntos a Dios. Es un encuentro para reafirmar nuestra fe y reactivar el compromiso de kichwa Kuyllurrunakuna con las comunidades que fueron olvidadas los últimos años", indicó Dominik Szkatula, misionera laica, de origen polaco, del Vicariato San José del Amazonas.
Foto: Vicariato de San José del Amazonas.
Además, en el último día, las mujeres asistentes pintaron bolsones de tocuyo, utilizando los símbolos de la iconografía kichwa. Este espacio les permitió abrirse y expresar sus vivencias, emociones y problemáticas al interior de su comunidad.
Sobre 'Pachayaya'
Por 32 años, ininterrumpidamente, el sacerdote franciscano Juan Marcos Coquinche acompañó a los pueblos del Alto Napo. Como parte de su labor misionera y pastoral, y a diferencia de lo que sucedió en otras zonas de la Amazonía peruana, el religioso animó a los Kichwas a conservar su lengua, cultura y sabiduría ancestral. Antes de morir, en el 2006, tres hermanas Mercedarias del Perú llegaron a colaborar con la misión por alrededor de nueve años. Las siguió por un año el sacerdote oblato Edgar Nolazco. En la actualidad, la misionera laica Dominik Szkatula está a cargo de este puesto de misión.
El equipo misionero del encuentro en Angoteros junto a la abogada del CAAAP. Foto: Vicariato de San José del Amazonas.
Lo que se busca en esta misión es revalorar la cultura kichwa, enfatizando la importancia de abrirse a la cultura, valores, ritos y mitos de este pueblo como base para el diálogo acerca de Jesucristo y su Iglesia con una perspectiva indígena. Se resalta la defensa de la selva, incluyendo su territorio, vida y cultura, así como la organización de los pueblos indígenas, y el trabajo con la familia para prevenir y erradicar la violencia familiar, especialmente de aquella que es consecuencia del incontrolable consumo de alcohol.
La emisora del Vicariato de Puerto Maldonado, ubicada en la Amazonía cusqueña, empezó a transmitir esta semana a través de su señal televisiva. Un sueño que se hace realidad luego de varios años de gestión para la adquisición de equipos, y que no habría sido posible sin el apoyo de la población y la Iglesia Católica.
"Nuestro eslogan: La voz de lo que no tienen voz, ahora migra a darles rostro a nuestros hermanos convencianos. No solo voz, sino figura. Este gran esfuerzo es con mucho cariño para todos". Son las palabras del director de Radio Quillabamba, P. Luis Ricardo Villegas, en la primera entrevista transmitida a través de su señal televisiva. Y es que, tras años de esperanza y gestiones, el proyecto de la emisora del Vicariato de Puerto Maldonado para la creación de una plataforma de televisión se hizo realidad.
Este medio de comunicación social que se encuentra en la la ciudad de Quillabamba, capital de la provincia de La Convención, en la Amazonía de la región Cusco, se fundó hace más de 56 años por la Orden de Predicadores - Padres Dominicos, con el objetivo de evangelizar y comunicarse con las comunidades locales. Hoy es un medio posicionado a nivel local, regional y nacional, reconocido no solo por comunicar la buena nueva, sino por su labor al servicio del pueblo convenciano.
El director de Radio Quillabamba sostuvo que la materialización de este anhelo es fruto del esfuerzo de los hermanos de las gestiones antecesoras, y de personas clave que apoyaron el proyecto, el cual se llevó a cabo de manera paulatina durante cerca de dos años. "Hemos ido progresivamente adquiriendo una cámara, una computadora, una tarjeta de vídeo... aprendiendo poco a poco a cómo ir concretando esta magia que es la televisión", explicó.
P. Luis Villegas en la primera entrevista transmitida a través de la señal de Radio Quillabamba Tv.
A partir de ahora, el eslogan que identifica a la emisora, “La voz de los que no tienen voz”, irá acompañado de otro adicional: “Más cerca de ti”, uniendo así la cobertura de Radio y Televisión. La señal de Radio Quillabamba Tv se puede sintonizar por cable en tres canales: Cable Express en el18.6, Econocable en el 525 y Cable Bill en el 9.3.
Al servicio del pueblo convenciano
La emisora del Vicariato de Puerto Maldonado, fundada en 1966, ha logrado importantes avances en la tarea de la evangelización, incluyendo la formación de las primeras comunidades cristianas campesinas, que tienen un programa catequético en quechua y castellano. Además de la labor religiosa, Radio Quillabamba también se ha convertido en una voz para denunciar injusticias y permitir que el pueblo organizado se exprese y sea escuchado por las autoridades.
A lo largo de su historia, la emisora ha enfrentado dificultades, incluyendo cuatro atentados militares que dañaron los transmisores de onda corta. Sin embargo, la población respondió rápidamente y construyó un cerco de adobe para proteger los equipos de transmisión. Durante décadas han logrado adaptarse y superar nuevos desafíos para mantenerse presentes entre el público como un medio comprometido en su labor de comunicar, denunciar, informar y llevar esperanza a través de la fe.