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21 Sep 2022

Más de 20 mujeres se capacitan en el II Encuentro de Formación “Destrezas para la acción”

Priorizando la presencia de jóvenes indígenas de distintos pueblos, se desarrolló por segundo año consecutivo el taller "Destrezas para la acción", con el fin de fortalecer la participación y actoría de mujeres de diez comunidades nativas de Ucayali.

Un intercambio de experiencias y aprendizaje significativo para defender sus derechos. Así resumen su experiencia las 25 jóvenes participantes del II Encuentro de formación "Mujeres indígenas: Destrezas para la acción", un espacio para promover el diálogo intercultural y procesos formativos en temas de derechos, identificación de la problemática ambiental, salud y derechos sexuales, reproductivos y de familia, así como de vocería y liderazgo.

El taller se desarrolló del 15 al 17 de septiembre en el Centro Juvenil Gustavo Prevós, en la ciudad de Pucallpa, con mujeres pertenecientes a los pueblos shipibo-konibo y awajún de diez comunidades nativas de Ucayali. Ellas se mostraron animadas y agradecidas por estos aprendizajes que fortalecen su participación y actoría y que, además, podrán replicar con más mujeres en sus comunidades.

"Intercambiar con otros pueblos me ha servido mucho porque no conocía las costumbres de cada comunidad (...) Fue muy útil porque he aprendido y descubierto cosas que no sabia como awajún, y acerca de temas como violencia contra la mujer y derechos sexuales y reproductivos", expresó Edith Yaun, miembro de la comunidad awajún de Kantash.

Foto: CAAAP.

Cabe resaltar que este encuentro fue posible gracias a una alianza entre la Federación de Comunidades Nativas del Ucayali y Afluentes (FECONAU), el Vicariato Apostólico de Pucallpa, el Centro de Innovación Productiva y Transferencia Tecnológica (CITE) Ucayali, la Municipalidad de Coronel Portillo, el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP) y la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) Perú.

Algunas de las participantes tuvieron que viajar hasta por tres días por bote para poder llegar al taller. "El ánimo de esta jóvenes por participar y formarse ha sido muy grande. No habría sido posible sin el compromiso y autorización de los jefes de las comunidades, pues la invitación se hizo a través del programa mujer de FECONAU", indicó Alexandra Heras, de la secretaría Ejecutiva de la REPAM Perú.

Foto: CAAAP.

Por su parte, la Hna. María Amparo Zaragoza, responsable del equipo de Pastoral Indígena del Vicariato Apostólico de Pucallpa, resaltó el compromiso de las participantes durante los tres días de formación. "Nosotros como Vicariato y como Congregación de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, tenemos una agenda con las mujeres y todo lo que se haga por su bien, estamos dispuestos a apoyarlo".

Diálogo y capacitación

Impartieron el taller, además de representantes de FECONAU, el CAAAP Y el Vicariato de Pucallpa, la organización Flora Tristán y el CITE Artesanía Ucayali. Al iniciar el taller, las participantes se reconocieron, intercambiaron experiencias y reflexionaron sobre su contribución en el fortalecimiento de sus comunidades y región junto a Graciela Reátegui, presidenta de FECONAU.

Foto: CAAAP.

Jackye Méndez, coordinadora del CAAAP en Pucallpa abordó el panorama regional ambiental. Por otro lado, el abogado Abel Uwarei, del pueblo awajún, así como la abogada Susy González, del pueblo shipibo-konibo, expusieron temas vinculados a los derechos de los pueblos indígenas y la importancia de su identificación con el Convenio 169 de la OIT; así como el impacto al territorio, a la identidad cultural, la seguridad alimentaria y salud.

Asimismo, el CITE Ucayali brindó una capacitación en temas de emprendimientos, a fin de que las mujeres puedan abrirse camino económicamente con su arte y pertencer al registro nacional de artesanas. Más de la mitad de las participantes lograron inscribirse y, gracias a esta alianza, ellas podrán continuar con su formación para continuar mejorarando los procesos de sus negocios.

"Muchas veces que en las comunidades no saben estas cosas. Nos ha sorprendido. Antes no era así ahora se están organizando las mujeres. Las jóvenes están aprendiendo sobre artesanía, corte y confección, proyectos que necesitamos en las comunidades. Nosotras queremos trabajar más en la artesanía", indicó Milka Pezo Fernández, integrante de la comunidad shipibo-konibo Caco Macaya.

Finalmente, se desarrolló sesiones de pintura textil con tintes naturales con maestras artesanas de la comunidad Nuevo Egipto, quienes compartieron sus saberes y tradiciones a través del arte. En este espacio de dialogo, las más jóvenes pudieron aprender y compartir sobre las experiencias de las artistas con más trayectoria, lo que les permitió fortalecer su participación cultural.

20 Sep 2022

“Porque no se trata de animales, se trata de gente como usted”: Obispo de Iquitos sobre el derrame de petróleo

A propósito del derrame en Urarinas - Cuninico, que agudiza la inseguridad alimentaria de decenas de comunidades indígenas de Loreto, Mons. Miguel Ángel Cadenas hace un llamado contra la violencia e invisibilización del Estado.

Por: Mons. Miguel Ángel Cadenas, obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos.

El derrame en Cuninico no es el único, pero sí emblemático. Todas las comunidades en las cuencas petroleras padecen la contaminación por 50 años, en distintos grados. Llueve sobre mojado: Cuninico ya sufrió otro derrame el 2014. Llegaron hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En Perú ganaron varios juicios. Agotaron los mecanismos institucionales del Estado, pero persiste aún un problema de ejecución de las sentencias ganadas.

Es necesario mejorar el sistema de prevención. Hoy en día sería posible con inteligencia artificial y vigilancia satelital. El actual sistema genera impactos económicos, sociales y medioambientales insostenibles, además de un sufrimiento atroz.

Conviene preguntarse sobre la gestión del Oleoducto. Por un lado, se impuso sin consulta a las comunidades; por otro, ha habido diversas formas de administrarlo. Es evidente que no lo podemos pensar al margen de las comunidades indígenas que atraviesa. Ha habido diversas etapas de gestión, algunas han obtenido mejores resultados que otras. Después de una etapa de derrames (2014-2017) ha venido otra de relativa calma que de nuevo se interrumpe.

Con la interrupción vuelve a aparecer el tema de la intencionalidad. Sin embargo, no podemos olvidar que el Oleoducto no recibe el mantenimiento adecuado. Por otro lado, no se aplica la ley y la impunidad alienta estos actos delictivos. Es necesario pensar el Oleoducto y la urgencia de obtener dinero en las comunidades. Culpar “exclusivamente” a quienes lo hayan podido cortar dejaría en la sombra a los verdaderos auspiciadores de este tipo de comportamientos.

Añado a la monetarización el postergamiento que sufren las comunidades. Esto genera mucha rabia. Carecen de agua potable y les contaminan la única fuente existente: el río. Se quedan sin pesca. ¿Cómo está afectando al mijano [cardumen]? Se agudiza la inseguridad alimentaria y se daña su economía. En tercer lugar, y fundamental para el pueblo kukama, debajo del agua habitan espíritus y gente. Este aspecto cosmológico kukama suele quedar al margen. Cuando el Estado apela a la interculturalidad lo hace como un pasatiempo.

Acudo a la tradición cristiana donde los humanos somos co-creadores: ayudamos a Dios en su creación a través de nuestra inteligencia y trabajo. Pero no es automático, de hecho, también nos apartamos de la gracia de Dios, causando dolor a la naturaleza, a nuestros semejantes y a Dios. Ahí están los derrames para graficarlo.

En otro lugar he propuesto el concepto de “zona de sacrificio”. El Estado decidió imponer a estos territorios el Oleoducto, sin importar su impacto. Un gravamen a estas comunidades al servicio del país. El problema reside en que estas comunidades hacen sacrificios, pero no gozan de los beneficios. De hecho, la desconfianza de estas comunidades en el Estado es muy alta, porque suele generar problemas en lugar de resolverlos.

Es tiempo que el Estado responda a sus ciudadanos. No es posible que en 50 años de actividad petrolera, con unos beneficios superiores a $ 35,000 millones, prácticamente la mitad de los loretanos carezcan de agua potable y saneamiento básico. Es evidente que podemos, y debemos, hacer las cosas mucho mejor. Contaminar el agua es un gravísimo error, pecado diríamos los cristianos. El agua es esencial para la vida humana, es un “derecho eje” que sustenta los derechos “a un ambiente sano, la salud, la alimentación, el territorio y la cultura”.

Más allá de la emergencia, se produce una “violencia lenta” que perdura en el tiempo hiriendo y dañando en profundidad los cuerpos que esperan el agua de lluvia para poder cocinar… Esta alteración del paisaje afectivo produce una “nostalgia y pérdida ecológica” de valor incalculable. Las mujeres sufren más todo este impacto que habitualmente queda relegado e invisibilizado.

Se supone que estamos saliendo de la epidemia de Covid-19, particularmente dura en Loreto. Pues bien, las comunidades indígenas fueron las últimas en ser atendidas, mucho después de haber sido contagiadas. El caso de Cuninico es terrible porque la pandemia vino después del derrame de 2014. Mientras un grupo de investigadoras encontró los medios para acompañar a estas comunidades, en medio de la distancia, no sucedió lo mismo con el Estado, para quien estas comunidades permanecieron invisibilizadas.

 

Resuenan en mí las palabras de Galo Vásquez, presidente de FEDEPCUM (Federación de Pueblos Unidos Cocamas del Marañón), a uno de los representantes que llegaron por Cuninico: “porque no se trata de animales, se trata de gente como usted, de eso se trata”. El dirigente enfatiza su posición como “gente”, no como animales. Toda una lección para quien sepa escuchar.

Concluyo haciéndome eco de las lecturas bíblicas de ayer. El profeta Amós insiste: “escuchen esto los que oprimen al pobre…, disminuyen la medida, aumentan el precio, usan balanzas con trampa” (Am 8,4-7). Y Jesús, en el evangelio, nos indica que no se puede “servir a Dios y al dinero” (Lc 16,1-13). Que Nuestra Señora de la Esperanza nos acompañe a todos.

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1. URTEAGA, Patricia, SEGURA, Frida y SÁNCHEZ, Mayra (2019), El derecho humano al agua, los pueblos indígenas y el petróleo, PUCP, Lima.
2.DELGADO, Deborah y MARTINEZ, Vania (2020), “En un ambiente tóxico”. Ser madres después de un derrame de petróleo, Oxfam – CLACSO, Lima.
3. ULFE, María Eugenia, VERGARA, Roxana y ROMO, Vanessa (2021), “Nuestras historias desde Cuninico”: podcasts, pandemia e investigación antropológica, en LASA FORMUM, Vol. 52, N° 1, pp. 13-18.

16 Sep 2022

Celebrarán la primera fiesta litúrgica de la beata peruana ‘Aguchita’

Del 24 al 27 de septiembre, el Vicariato Apostólico de San Ramón y la Congregación Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor alistan actividades para rescatar la memoria y el testimonio de vida de la mártir María Agustina Rivas, en el marco de su Solemnidad y un aniversario más de su muerte. Un encuentro de fe del que podrán unirse y participar fieles de distintas partes del Perú.

El próximo 26 de septiembre se celebrará la primera fiesta litúrgica de la beata 'Aguchita', religiosa asesinada por el grupo terrorista Sendero Luminoso mientras cumplía con su misión pastoral en la selva central peruana. En el marco de esta celebración, el Vicariato Apostólico de San Ramón y la Congregación Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor alistan la peregrinación vicarial y encuentro juvenil "Caminando con Aguchita al encuentro de Jesús", el cual se llevará a cabo del 24 al 27 de septiembre en la localidad de La Florida, Junín; lugar donde la Mártir de la Misericordia vivió sus últimos años de vida y fue beatificada.

Las actividades iniciarán con una peregrinación hacia el Santuario Santa Rosa y Beata Aguchita, en La Florida. Posteriormente, se realizará la celebración eucarística que será presidida por Mons. Timoteo Solórzano, obispo de Tarma, y una procesión con la reliquia de Aguchita que guarda el Vicariato. De este primer día participarán adolescentes y jóvenes pertenecientes a la Oficina Diocesana de Educación Católica (ODEC) del Vicariato Apostólico de San Ramón. Por la tarde, se desarrollará un encuentro de colegios con conciertos juveniles, juegos, ginkana, y se finalizará con una velada,  indicó la Hna. Karla Bernabé Lamadrid, de la Congregación del Buen Pastor.

Jóvenes indígenas también participaron de la beatifiación de Aguchita. Foto: P. Julio Caldeira - REPAM

El domingo 25 de Setiembre se celebrará la Santa Misa a las 8 de la mañana, seguida por la presentación de la vida de María Agustina Rivas. Para la Solemnidad de la beata, programada para el 26 de septiembre; además de la celebración litúrgica y la Cantata que estará a cargo del Grupo Siembra, se hará el recorrido de la Ruta del Martirio de Aguchita."Hay que recuperar la memoria de los mártires en la Iglesia, y por eso también el vicariato ha elaborado un formato de misa propia para la beata. Esta celebración busca darle la importancia al testimonio de Aguchita hacia el mundo, por su fe y adhesión a Jesús", sostuvo la Hna. María Adela Cabrera Villar, de la Congregación del Buen Pastor.

Finalmente, el martes 27 de septiembre se llevará a cabo una romería al cementerio de La Florida, donde fue enterrada inicialmente Aguchita. "Invitar a toda la población, tanto del vicariato como de las regiones del Perú. Creo "Caminando con Aguchita al encuentro de Jesús" va a marcar nuestro primer encuentro luego de dos años de pandemia. Este es un momento donde Aguchita nos invita a recobrar la esperanza, la emoción, al encuentro de este Jesús buen pastor, que nos espera a cada momento en nuestra familia, Iglesia y pueblo. Con mucha alegría los esperamos en el Santuario Santa Rosa en La Florida", indicó la Hna. Norma Condori Mayta.

Los grupos interesados en unirse a esta celebración pueden contactarse con la Hna. Norma Condori, al +51 985 724 204.

 

14 Sep 2022

Juventud Amazónica comprometida con el cuidado de la Casa Común

Del 26 al 29 de agosto de 2022 se llevó a cabo el Encuentro de la Pastoral de Adolescentes y Jóvenes del Vicariato Apostólico de San José del Amazonas en la ciudad de Indiana, Loreto.

Por Diego Aguiar – Articulação REPAM

La actividad tuvo como tema: “Con Jesús surcando a nuestro encuentro llegando” y contó con la participación de 61 jóvenes de distintos puestos de misión del Vicariato (Santa Clotilde, Tacsha, Mazán, Indiana, El Estrecho, Pevas, San Pablo, Islandia, Francisco de Orellana y Tamshiyacu).

La asistencia del encuentro estuvo a cargo de Diego Aguiar (Articulación REPAM) y del Hermano La Sallista Daniel Niño (Comunidad La Salle – Tabatinga/AM, Brasil). A partir del tema del encuentro, se impulsaron actividades de conocimiento mutuo y reconocimiento de los diferentes rostros juveniles en esta porción del territorio amazónico, la profundización de la Carta Encíclica Laudato Si’ y el Sínodo para la Amazonía.

Cada día ha tenido una línea temática. El primer día fue dedicado a la integración e IDENTIFICACIÓN, pues después de 3 años que los jóvenes no se juntaban, era necesario retomar el caminar de la Pastoral de Adolescentes y Jóvenes. El segundo día fue del ESCUCHAR la realidad, mediante diversas dinámicas, los participantes se dieron cuenta de su realidad juvenil en todas sus dimensiones: de la realidad socio-cultural, de la realidad ecológica y de la realidad eclesial. El tercer día, de ver los HORIZONTES INSPIRADORES, reflexionando 10 ideas clave de la Laudato Si’. Y, el cuarto día, dedicado a poner en marcha mediante la construcción de HERRAMIENTAS a partir de los cuatro sueños de la Exhortación Apostólica Querida Amazonía.

Construcción colectiva

Fruto de este Encuentro Vicarial de Pastoral de Adolescentes y Jóvenes ha sido el compromiso de las-los Jóvenes en el cuidado y defensa de la vida, con líneas de acción muy concreta.

Actualmente la Pastoral de Adolescentes y Jóvenes del Vicariato Apostólico San José del Amazonas están trabajando un sueño por mes en sus puestos de misión con acciones concretas y creativas.

Y, para la vida personal, cada joven asumió para sí mismo, el consejo del Papa: “Vivir con sabiduría, pensar profundamente, amar generosamente”.

En un proceso de construcción colectiva, los jóvenes pudieron identificar sus dificultades y potencialidades de acción dentro de la pastoral y sobre cómo pueden fortalecer procesos de cuidado y defensa de la Casa Común con otros jóvenes. Además, definieron acciones concretas para la realización de los sueños: Social, Cultural, Ecológico y Sinodal, del Papa Francisco presente en Querida Amazonia.

El encuentro busca retomar las articulaciones pastorales a nivel de Vicariato y contribuir a la construcción de una Iglesia con rostro amazónico, a partir de las juventudes.

Núcleo Juventudes y Amazonía

Esta actividad contó con el apoyo del Núcleo Juventudes y Amazonía de la REPAM. El Núcleo tiene como objetivo contribuir a la articulación de los jóvenes de la Panamazonía para los objetivos de trabajo de la REPAM, socializando contenidos y experiencias relacionadas con la Ecología Integral. Una de las principales acciones del Núcleo ha sido apoyar procesos de formación que acerquen a los jóvenes a Laudato Si’, al dinamismo de la REPAM y al proceso de implementación del Sínodo por la Amazonía en sus realidades.

Fuente: Comunicación de la REPAM

 

31 Ago 2022

Violencia en el hogar y carencias nutricionales: una vinculación bastante común

A través de la red de tambos solidarios que el Vicariato Apostólico de Jaén ha trazado en ocho de sus parroquias se constata que, a menudo, las familias con una alimentación deficiente luchan contra varias situaciones difíciles que se entrelazan.

Cuando Pilar visita alguna de las ocho parroquias donde el Vicariato de Jaén tiene instalados sus ‘tambos’, espacios de apoyo social donde, entre otras actividades, se ayuda con víveres y se brindan talleres de hábitos de vida saludable, siempre incide en lo que considera principal: “Les insisto en que lograr una buena nutrición para su familia está en sus propias manos”. Y el por qué es bastante evidente. “Algunos prefieren vender los huevitos que producen sus gallinas y, en lugar de consumirlos, compran fideos, atún o gaseosa; otros incluso venden la leche de su vaquita y al día siguiente van a comprar un tarro de leche en lata”, explica. Es Pilar Tafur, licenciada en Enfermería y coordinadora de la pastoral de salud del Vicariato Apostólico de Jaén.

A raíz de la pandemia, esta institución, como otras, percibió el gran vacío institucional que existe en lo relativo a la alimentación de los más humildes y evidenció lo que, técnicamente, se conoce como ‘grandes brechas sociales’. De inicio con una política asistencial (entregar bolsas y canastas de víveres básicos como arroz, atún, legumbre o aceite), con el paso de estos dos últimos años el enfoque se ha readaptado desde lo que, al inicio, fue una emergencia humanitaria. Ahora se sigue apoyando a familias vulnerables con productos, pero insertando un componente educativo. “A los beneficiarios (más de 550 en total), se les habla sobre las dietas balanceadas y, a partir de un recetario ya elaborado y planificado con productos de la zona, se hacen demostraciones, se cocinan platos saludables y muy nutritivos con ellos”, detalla Tafur. Se pretende, desde la práctica, llevar a la reflexión y en última instancia a una mejora de las costumbres culinarias. Conocimientos que también se intentan afianzar con la emisión de spots y programas en Radio Marañón, propiedad del vicariato, estación radial muy seguida en toda la provincia y especialmente en el ámbito rural.

Como sanitaria, Tafur percibe la situación con una visión integral y asegura que las deficiencias nutricionales van de la mano con ciertas debilidades en salud mental. Deficiencias con raíces muy profundas. “Cuando voy a las casas más alejadas lo que más me impacta es cuánto les afecta, en su forma de alimentarse, su situación afectiva. Vas, hablas, y en la mayoría de los casos empiezan a brotar conversaciones relativas a violencia en el hogar, ya sea entre esposos o de hijos a padres. El hecho de que una familia se desintegre tiene mucha relación con el descuido y la pasividad hacia una buena nutrición”, comenta. Por eso en el ámbito rural muchas de las beneficiaras del proyecto que ejecutan con el apoyo del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), Pórticus y otras instituciones aliadas, son madres solteras y/o abandonadas con varios niños pequeños a cargo. Viven en pueblitos y caseríos alejados, a veces a varias horas de camino a pie, y el trabajo en el campo es su único recurso.

Por eso, tras hacer un diagnóstico de las necesidades y fortalezas, la pastoral de salud del Vicariato de Jaén cree que en los próximos meses habría que dar un paso más: impulsar biohuertos familiares. “Es una voz unánime que nos marca la misma dirección. En todas las zonas que voy manifiestan que quieren que les instruyan bien en cómo sembrar mejor, cómo y qué abonos utilizar y en criar animales con más garantía de éxito”, explica Tafur, “necesitaríamos que nos brinden semillas y también contar con algún personal experto en esos temas, algún ingeniero, agrónomo, forestal… que se integre a nuestro equipo”.

Si difícil es la situación de las madres jóvenes, no es mejor la de cientos de adultos mayores hallados en situación de semi-abandono y con unas enormes carencias nutricionales. Y es que los ancianos son, a menudo, y especialmente en los contextos urbanos, los grandes olvidados. Pareciera que eran invisibles y la Covid-19 nos hubiera hecho abrir los ojos y voltear la mirada hacia ellos. Un fenómeno que se ha dado a nivel mundial y que en Jaén se evidencia en las dos parroquias de la ciudad que están incluidas en los tambos solidarios: San Francisco de Asís y Morro Solar. “El padre Walter Crispín, por ejemplo, reparte cada 15 días canastas a un promedio de 100 adultos mayores que han sido abandonados por sus hijos o que, directamente, no tienen familia”, relata Tafur, “la situación en que los encontró es realmente dura, se merecen todo el apoyo porque ellos sí ya no están en situación de trabajar la tierra”.

Una tierra que, en esta zona, llamada coloquialmente como ‘ceja de selva’ por estar en un punto de entrada a la Amazonía, regala alimentos como la vituca, un tubérculo parecido a la yuca, rico en carbohidratos y fibra y del que se pueden elaborar varios derivados. También está la arrachaca. De ambos se pueden hacer harinas y tortitas muy interesantes desde el punto de vista nutricional. Ideales para combinarse con espinacas, brócoli o cebolla china, que se cultivan con relativa facilidad.

Un proceso que va de lo asistencial (brindar alimentos) a lo productivo (sembrar, cultivar y cocinar) pero que, en el camino, necesita una gran cucharada repleta de sensibilización. Y no es casualidad. La educación es la base para el desarrollo integral que los más vulnerables solicitan. Una petición que ni tan siquiera debería existir porque ya es, de por sí, un derecho reconocido internacionalmente: el derecho a la alimentación.

20 Ago 2022

“Yo estuve contigo”

Deseamos concretar el Sínodo y proyectar el futuro con audacia, respondiendo al desafío del sueño de Dios a través de rutas nuevas. Aportamos, debatimos y matizamos en medio de bromas y risas, muy relajados. Lo que emerge en el diálogo bajo la maloka, después se refuerza en las conversaciones en el comedor o en los descansos, desenfadadas, afectuosas. Y se apuntala con fuertes shungos de cariño y convicción compartida en la jornada de descanso y convivencia o en la “noche cultural”.

Por: P. César Caro.

Cuando pasen algunos años y miremos atrás, recordaremos estos días. Este encuentro será como un fogonazo en la ilusión, el momento en que nos sentimos Iglesia creadora y vivimos la aspiración de lo nuevo, la posibilidad de hacer realidad los sueños.

Indiana es el corazón del Vicariato, donde todo comenzó, el escenario de los esfuerzos de los pioneros, de sus perplejidades ante la realidad y sus primeros descubrimientos. Entre los misioneros de hoy, tan distintos de aquellos, fluye la complicidad y reverberan las sonrisas. Experimentamos que nos queremos.

Por supuesto que, en un grupo humano tan variado en culturas y bagajes formativos y vitales, se dan discrepancias y erosiones, pero la sensación que predomina es la de converger. Somos y deseamos profundamente ser una iglesia sinodal, no piramidal, no clerical. Un colectivo mayoritariamente participativo, femenino, laical, igualitario, circular. Es nuestro ADN desde hace décadas.

Esta mañana hemos puesto a punto el Marco Doctrinal de nuestro Plan Pastoral. Nuestro horizonte inspirador, las ideas fuerza en torno a las cuales vertebrar nuestra misión en los próximos años: Iglesia en salida, inculturada e intercultural, comprometida con la defensa de la vida, identificada con los más vulnerables… Iglesia que escucha, camina y ama entrañablemente nuestra Amazonía.

Aportamos, debatimos y matizamos en medio de bromas y risas, muy relajados. Lo que emerge en el diálogo bajo la maloka, después se refuerza en las conversaciones en el comedor o en los descansos, desenfadadas, afectuosas. Y se apuntala con fuertes shungos de cariño y convicción compartida en la jornada de descanso y convivencia (dinámicas, juegos, deporte, piscina…), en el taller de artesanía y en la “noche cultural”, la fiesta en la que todos salimos a actuar, bailar y cantar. Y comemos torta y canchita.

Hay espacio para tratar de descender de los grandes principios a los programas concretos, y ahí el discernimiento colisiona con los mecanismos acostumbrados y la inseguridad que provoca plantear cambios. En la misión también hay zona de confort y buscamos ensayar fórmulas diferentes ante los nuevos retos soñados por Diosito. Es más lento y más espinoso, pero nunca se ausenta el afecto entre nosotros.

La Eucaristía es el colofón, la hora de ofrecer y agradecer todo lo vivido y trabajado. Cada cual interviene expresando un sentimiento, un deseo, una plegaria. El final es el envío y la bendición, y esta vez lo hicimos con las semillas que en el Evangelio de ese día (San Lorenzo) Jesús usaba como imagen de la entrega total de uno mismo y también de morir a los paradigmas viejos; justo en la oración de la mañana habíamos hecho el gesto de quemar -desaprender- los esquemas, modos de pensar y de hacer que ya no suman para plasmar una Iglesia con rostro amazónico.

De modo que las semillas, cuidadosamente preparadas durante todo aquel día (como hace nuestra gente linda), se pusieron en las manos venerables de los misioneros más experimentados de cada cuenca, los corazones más sabios: Belén por el Amazonas, la madre Socorro por el Napo, Félix por el Putumayo e Ivanês por el Yavarí (dos laicos y dos religiosas). Mientras cantábamos, nos acercábamos y ellos nos entregaban unas pocas semillas; y así se renovó nuestro envío y así nos bendijo Dios: a través de nuestros hermanos, como es su elección y su gusto.

Sí, voltearemos la vista y en nuestra memoria refulgirá este tiempo en que quisimos concretar el Sínodo y proyectar el futuro con audacia, respondiendo al desafío del sueño de Dios a través de rutas nuevas. No sé si lo lograremos (el tiempo lo mostrará), pero podremos decir con orgullo: “Yo estuve allí. Yo estuve contigo”.

11 Ago 2022

“Sembrando juntos”: Iglesia de Iquitos impulsa campaña para sembrar 5 000 plantones

Con el fin de concientizar a la población sobre el cuidado del medio ambiente y la Casa Común, se repartió en las parroquias las semillas que serán sembradas a partir del próximo 4 de septiembre. Una iniciativa que nace a raíz de la creciente deforestación que sufre la capital de Loreto.

El Vicariato Apostólico de Iquitos, a través de su Equipo Vicarial de Animación Pastoral (EVAP), lanzó la campaña "Sembrando juntos", una actividad que busca que la población contribuya con el sembrado de 5000 plantones en la capital de la región Loreto. Para ello, la Iglesia ha entregado a distintas parroquias y grupos de personas las semillas y el abono que deberán utilizar para hacerlas germinar y, porsteriormente, poder sembrar los plantones el próximo 4 de septiembre.

El objetivo es sensibilizar a la ciudadanía para que se puedan sumar a esta iniciativa para el cuidado del medio ambiente, independientemente de sus creencias religiosas, y participar también a través de las redes sociales, compartiendo imágenes del sembrado de cada planta con el hashtag #SembremosJuntosEnLoreto. "Nuestra Casa Común nos está pidendo que intervengamos. En este caso, la Iglesia Católica está planteándoles a todos a sembrar con nosotros", señaló la bióloga Tania Lay, integrante del EVAP.

Esta iniciativa responde a la creciente deforestación que se vive en la ciudades amazónicas como Iquitos. Problema que viene agravando la situación del planeta debido al cambio climático. "Esta planta, al crecer, va a hacer posible que tengamos flores que serán polinizadas por las abejas, aparecerán aves cuando lleguen los frutos, van a tener un lugar y un ecosistema agradable. Y por supuesto nosotros nos beneficiamos con la sombra y el oxígeno", resaltó la representante del Equipo Vicarial de Animación Pastoral.

Finalmente, Lay invitó a la población a sumarse a esta actividad, señalando que todas y todos tienen las puertas abiebrtas. Los que tengan una semilla pueden sumarse, no es necesario tener una huerta para participar, pues con envases de plástico también se pueden germinar estos plantones. "La intención es de que todos a nivel mundial sepan que estamos en la Amazonía sembrando juntos, sembrando vida", puntualizó.

09 Ago 2022

Hacer chacra nueva: ¡manos al machete!

Por: César Luis Caro Puértolas - Vicario general de San José del Amazonas

Cuánto cuesta cambiar… Todos lo experimentamos, las personas y las organizaciones. Podemos verlo claro, acumular motivos y hasta descubrir que es el momento oportuno, pero qué difícil es dar el primer paso, actuar. Porque eso significa romper con lo acostumbrado y adentrarse en el territorio de lo incierto.

Algo de este entumecimiento institucional detecto en nuestro mundo eclesial amazónico, y solo espero que no suponga una desaceleración del entusiasmo que desató el arranque del sínodo. Sí, yo estaba allí, en Puerto Maldonado, cuando el Papa lanzó a los pueblos originarios junto con sus misioneros, el reto de “plasmar una Iglesia con rostro amazónico y una Iglesia con rostro indígena”.

La enorme expectativa generada se fue alimentando con las consultas, reuniones, encuentros… hasta que se llegó al culmen con la asamblea sinodal y los materiales que afloraron del proceso en conjunto: el Documento Final y la exhortación apostólica “Querida Amazonía”. La escucha a los pueblos amazónicos, el discernimiento y el ingenio de los pastores cristalizaron en una llamada al cambio (conversión) formulada en 120 propuestas concretas, retomadas y profundizadas por el Papa en forma de “sueños”: un horizonte con el que inmediatamente la mayoría nos identificamos.

Fue recibir todo ese material y comenzar la pandemia. Tuvimos tiempo para leer y reflexionar, pero no pudimos hacerlo físicamente juntos. Recién desde el año pasado, a trancas y barrancas, vamos volviendo a nuestro ser. En el Perú, la opción por las coordinaciones intervicariales nos ha dado ocasión de compartir perspectivas y ubicar los aspectos de los documentos que más iluminan nuestro día a día. Y han surgido nuevos documentos. Pero eso es casi todo.

Primero hemos discernido, como dicen los manuales, y de pronto llega la hora de deliberar, de tomar decisiones, de cambiar. Pasar de las intenciones a las acciones. La gente del río sabe que, para hacer una chacra nueva y productiva, antes tengo que desmontar la vieja; es decir, cambiar implica afrontar lo que debemos desaprender (Documento Final nº 81), es decir, a lo que hay que renunciar, tal vez enfoques colonialistas de la misión, o reflejos del clericalismo que todos llevamos implantado.

Es irrenunciable descartar lo que no cuadra con los nuevos caminos, aunque “siempre se haya hecho así”. Puede valer como sustrato, como las cenizas que se queman para que la tierra sea fértil, pero nada más. La conversión es lo opuesto al mantenimiento: continuar haciendo las mismas cosas de la misma manera conducirá a los mismos resultados. Como mínimo hay que reaprender: modificar, transformar, corregir, matizar… amazonizar métodos, opciones e instrumentos.

Desaprender, reaprender… pero siento que el acento recae en aprender. ¿Qué sembrar? ¿En qué luna? ¿Quiénes? Es decir, ¿qué hemos de crear, de emprender? ¿Qué es lo nuevo-nuevo que la realidad reclama y la Iglesia pide? Llega el vertiginoso momento de elaborar planes pastorales y programaciones anuales, de recomponer organigramas, revisar itinerarios formativos, replantear estructuras y proponer encargos… ¿Cómo hacemos?

¿Qué decisiones operativas tomar en línea con el sueño de una iglesia sinodal, laical y ministerial? ¿Cómo activar el programa (casi sin estrenar) de la inculturación de forma seria y realista? ¿De qué modo vertebrar una pastoral social con incidencia política, remando en la canoa de los más pobres? ¿Cuáles son los pasos firmes hacia una misión más ecológica, y por tanto intercultural y decididamente inclusiva de las mujeres?

 

“No queremos más documentos”, escuché a alguien en uno de los miles de zooms habituales. Amanece y hay que agarrar el machete, saltar de las intenciones a las resoluciones. Sé que no es fácil y me permito sugerir un par de claves:

- La conversión es a la vez personal e institucional. La resistencia al cambio es cizaña arraigada dentro de nosotros, en concepciones eclesiológicas de otras épocas, incluso en intereses personales y búsqueda de seguridades. Aventarse a hacer es también una experiencia espiritual.

- Interesante que, después de discernir, hay que descalzarse y aprender: al mismo tiempo que estamos convencidos de que hemos de cambiar y desarrollar cosas nuevas, descubrimos que no sabemos cuáles.

- Un paso prudente y humilde es reconocer que “no sabemos cómo se hace, pero, así como estamos haciendo, desde luego que no”. Entonces hemos de ensayar, venciendo el miedo de abandonar terrenos convencionales.

- El aprendizaje y crecimiento por prueba-error, por exploración y tanteo, conlleva valentía, asumir riesgos, salir de los refugios pastorales… y paciencia.

- Estos horizontes serán posibles si se apuesta por liderazgos eclesiales en sintonía con las visiones centrales del Sínodo, hombres y mujeres que amen profundamente la Amazonía y estén dispuestos a dejarse la vida.

Por fortuna, no se puede hacer chacra solo. Construir los cuatro sueños es una minga, un trabajo comunitario, una tarea sinodal. La podremos realizar juntos, “haciéndonos uno”, como dijo también Francisco aquel día; indígenas, misioneros, ribereños, laicos, abuelos, mujeres, extranjeros… Un trago de masato, herramientas listas, carcajadas al aire y manos a la obra antes de que suba más el sol.

05 Ago 2022

Madre de Dios: Alistan gran cruzada por Giulianito, niño que necesita ser operado de urgencia

La sociedad civil, organizaciones e instituciones se han sumado a la causa del menor de 7 años, quien padece de distonía generalizada, un extraño trastorno de movimiento en todo su cuerpo que le produce un intenso dolor.

Por: CAAAP / Radio Madre de Dios

Soportando contracciones involuntarias y dolorosas en todos los músculos de su cuerpo, Giuliano Bogani López, un niño de 7 años que sufre de distonía generalizada, continúa luchando por recuperar la tranquilidad en su vida y la de su familia. El menor, natural del distrito de Iberia, en la provincia de Tahuamanu (Madre de Dios), vio su tratamiento en Lima interrumpido debido a la pandemia de la COVID-19, lo que ha causado que, progresivamente, las contracciones que sufre sean mucho más frecuentes, y por ende, el dolor insoportable.

Tras conocer su caso, la sociedad civil, organizaciones e instituciones decidieron iniciar una gran cruzada solidaria, "Unidos por Giulianito", iniciativa que busca recaudar fondos para que el menor sea intervenido quirúrgicamente en el extranjero y pueda paliar los síntomas que le genera esta enfermad, y así mejorar su calidad de vida. Y es que, según los médicos del niño, esta operación no se puede realizar en el Perú, y solo es posible en países como Brasil y Chile. Es por esa razón que se necesitan al menos 100 mil soles para poder costear la cirugía y los gastos de traslado y tratamiento que necesitaría el menor.

“Giulianito ha nacido con distonía generalizada. Él nunca ha llegado a caminar, pero sí se movía con ayuda de un andador, dentro de sus posibilidades; era un niño alegre, feliz. Se tenían unas crisis de distonía, pero no eran frecuentes”, narró una de las amigas cercanas a la familia. Sin embargo, revló que en abril estas crisis aumentaron porque Giualianito dejó de recibir su medicina desde Lima. Luego, la familia se enteró  que solo una intervención quirúrgica fuera del país podía mantenerlo a salvo.

Es entonces cuando la población, conmovida por el caso, decidió unirse y emprender esta cruzada para recaudar, a través de distintas actividades como rifas, conciertos, y una Teletón, la suma que necesita el menor. La emisora del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, Radio Madre de Dios, no podía faltar en la lista. La difusión del caso llegó también hasta las instituciones del Estado, y municipalidades como la de Iberia y de Tambopata han organizado actividades profondos para el niño, al igual que el Gobierno regional de Madre de Dios, que sumó su apoyo a esta iniciativa ciudadana.

Para aportar económicamente, quedaron a disposición las siguientes cuentas (entre otras):

1) Banco de la Nación: 04-202-819414

CCI: 018-202-004202819414-22

2) Scotiabank: 345-0191048

CCI: 009-345-203450191048-00

3) BCP: 485-71715699066

CCI: 002-485-17171569906613

4) PLIN: 921439543

5) Yape: 921439543

(A nombre de la mamá de Giulianito: Cyntyha Addally Soriano Gonzales)

03 Ago 2022

Alimentación saludable en el Putumayo: una difícil misión, pero no imposible

La lejanía y excesiva dependencia de Iquitos, con lanchas que demoran 10 a 15 días y alimentos como huevos y verduras que deben enviarse en avioneta, y el auge del narcotráfico, la minería y la extracción de madera se suman al desconocimiento general sobre la importancia del cultivo y consumo del producto que la tierra amazónica proporciona.

“Hay esperanza”. Son las últimas palabras que pronuncia Bea Prusinowska, misionera laica, natural de Polonia, del Vicariato de San José del Amazonas, tras una larga conversación sobre su visión sobre la situación alimentaria en donde vive desde hace más de una década. La provincia del Putumayo, bañada por el río del mismo nombre y con capital en El Estrecho, es una zona compleja. Fronteriza con Colombia y cercana a Brasil, pero sobre todo lejana, muy lejana. Y esa distancia, unida al auge del extractivismo voraz (desde 2020 el incremento de la actividad maderera y el aumento de dragas mineras procedentes de Colombia está a la vista de todos) y el narcotráfico determina en buena medida qué productos consumen las familias.

Boras, murui, maijunas, secoyas, kichwas, yaguas, ticunas y ocainas comparten un vasto territorio en el que el río Putumayo serpentea a lo largo de 1.300 kilómetros (solo en la parte peruana, su extensión total supera los 1.800). Se organizan en 74 comunidades donde viven solo 11.000 personas. La baja densidad garantiza, todavía, buena cantidad de recursos alimenticios. Pescado, taricaya, motelo, paiche, venado, huangana o majás se encuentran aún con cierta facilidad, pero el comentario que en zonas como el Bajo Urubamba o Alto Amazonas se escucha desde hace una o dos décadas empieza a oírse, cada vez con más fuerza, en el Putumayo. “Hay animales para cazar y pescar, pero ya comentan eso de que antes era más fácil, estaban más cerca, y ahora deben adentrarse más en el bosque y en las quebradas”, afirma la misionera. Mientras las actividades ilegales prosperan, los animales huyen.

Sin embargo, factores culturales y la geografía entran también en escena. Los primeros meses de pandemia hicieron visible la realidad: “Dependemos muchísimo de los centros urbanos y, en concreto, de Iquitos”. De ahí llegan los víveres. Grandes lanchas que, en el mejor de los casos, tardan 10 a 15 días en cubrir la ruta navegando también por zona colombiana y brasileña. “Verduras como la cebolla, la papa o el ajo aguanta un largo viaje, pero otras se malograrían en el camino, por eso las traen en avionetas con los huevos y los panes, por no hablar de los accidentes que hay en la boca del Putumayo”, relata Prusinowska. Con esta situación, no es extraño que las verduras sean escasas, caras y poco atractivas para una población cada vez más habituada al tallarín, el atún enlatado, el arroz y las bebidas azucaradas.

“No todo es negativo, hay fruta en abundancia como el camu-camu y el aguaje, pero cuando converso con la gente ves que cada vez hay menos hábito de ‘hacer la chacra’ y desde el centro de salud los doctores insisten: los índices de desnutrición siguen altos”, comenta la misionera, “la dieta es muy poco variada”. Y es que en el Putumayo se respira, en parte, desencanto hacia ciertas propuestas alternativas y, sobre todo, sostenibles. Pequeños proyectos de plantación de cacao o caña de azúcar no han tenido éxito, pues el mercado para la venta queda lejos. Falta de organización, altos costes del transporte y definición concreta de a quién y cómo comercializar el producto son, a día de hoy, algunos ‘hándicaps’. Además, puede incluso afirmarse que gran parte de la población se ha ‘rendido’, al punto de que hay zonas completamente dedicadas al narcotráfico donde la producción agrícola es prácticamente nula. “Por el Alto Putumayo, en Soplín Vargas, no encuentras casi nada de verduras, a lo sumo yuca y poco más”, lamenta la misionera.

Misionera que encuentra, entre la dura realidad, signos de ilusión como las ferias gastronómicas que se han realizado tanto en el Estrecho como en Mairidicai, una comunidad indígena cercana. “Se pudo probar comida murui, bora, maijuna, kichwa, secoya… en eventos así nos damos cuenta de qué calidad de comida existe, cómo se cocinan verdaderas delicias con algunas frutas y verduras que no se ven en el día a día”, detalla y lanza una pregunta para la reflexión, “¿por qué teniendo esa riqueza en la tierra, muchas veces, nos dejamos llevar por todo lo que, creemos, significa modernidad?”.

Invertir esos falsos mitos, revalorar lo propio y, sobre todo, apoyar y acompañar alternativas de vida y alimentación más equilibradas para las familias amazónicas debe ser uno de los principales retos a corto plazo. Una alimentación que garantice la seguridad alimentaria en toda la amplitud del término, desde la ‘cantidad’ hasta la ‘calidad’ de lo que se sirve en la mesa. Aportar un granito de arena, tanto desde la Iglesia como desde instituciones públicas, privadas y Ongs es un imperativo moral. Por las familias y por esta ‘tierra bendecida’ llamada Amazonía.